Partida Rol por web

El Café-Brasserie Pushkin, a pesar de una entrada aparentemente sencilla, una vez dentro uno comprobaba que el local era enorme. Tenía dos amplias salas y el piso de arriba era el restaurante propiamente dicho. El ambiente era algo ecléctico, mezcla de motivos rusos y europeos, pero era acogedor. Sobretodo las butacas y sillones con cojines alrededor de mesas sólidas de madera. Se vislumbrava al fondo comedores privados. También tenían una parte reservada a pastelería y otra, más al interior, de bar. El vodka tenía un estante para él sólo.

El local debería ser propiedad de unos multimillonarios rusos que pululaban por Nueva Amsterdam.

Entre al lugar de manera despreocupada, era muy temprano, e iba vestida con ropa de trabajo. Simplemente, fingí que eso era lo que me había llevado hasta allí... la necesidad de un café antes de volver a rutina diaria. 

Contoneé mis caderas hasta llegar a la barra, donde me senté cruzando las piernas, con aire de autosuficiencia, y mostrando que era una persona ajetreada. Miré al camarero, y alzando la mano, dije: -

 - Un café muy cargado por favor, hoy me espera una mañana dura. - Suspiré, y eché una ojeada al resto del lugar, buscaba a seth con la mirada, aunque fingí estar observando el sitio, como si fuera la primera vez que entraba en ese café.

Cooper permaneció unos minutos más en la cornisa desde la cual tenia una buena vista de la entrada del Café Brasserie Pushkin. Vió como entraba su preciosa novia y tuvo que contenerse para no bajar de un salto a darle un beso húmedo y apasionado. Pero no podía ser... ahora tocaba ser espía y no amante. De cara a la galería Kate y Cooper no se soportaban demasiado. De hecho eran famosas entre el personal administrativo de la CIA las puyas que se soltaban el uno al otro a diario. Evidentemente era todo fachada.

Tal vez exactamente igual que aquel local. Si el dueño quería dejar bien claro que la mafia rusa estaba detrás de la gerencia de tan opulento establecimiento, lo habían hecho a la perfección; mucho gusto, mucho dinero y ambiente selecto. Si Kingpin estaba relacionado con aquello se estaba codeando con personas peligrosas. Quizá demasiado. Alguien que no oculta algo que a simple vista parece tan evidente debía tener las pelotas muy bien puestas. Incluso antes de abrir el local la publicidad y la rumorología lo configuraban como uno de los importantes enclaves para la alta élite empresarial americana. Y estaba allí... en Nueva Amsterdam. En el centro... bien visible a todos. Bajo la atenta mirada de Cooper tras la protección de vidrio ahumado de su casco.

Durante unos instantes se vio tentado de esperar allí hasta que entrase el botarate de su jefe. Por otro lado... no podía aguantar un segundo más sin ver a Kate. Saltó a la cornisa de al lado y de aquí al andamio que había más allá. Aquí se sacó el casco y abrió un poco el cuello de su traje. De aquel modo podía parecer un motorista de esos que se gastan el sueldo en equipamiento que te hace parecer un... un... un completo imbécil. Pasó los dedos por el pelo para tratar de acomodarlo y bajó discretamente al suelo. La calle no estaba ni mucho menos solitaria pero poco le importó. En apenas unos metros entró en el Pushkin y fue directo a Kate.

- Hola rubia...

Cooper esperó a que Kate se diera la vuelta y a pesar de que sus profundos ojos azules le provocaban una atracción sin par, transformó su cara en una mueca de asco y le espetó de malos modos...

- Uf... ¿has dormido mal? Menuda cara que traes.

El lugar era un remanso de paz que contrastaba con el mundanal ruido que había fuera, un sitio agradable y a pesar de lo precioso del lugar, su atmosfera ayudaba a hacer que te sintieses como en tu casa. Uno se sentía bien en aquel sitio

Uno de los elegantes camareros trajo el café que Kate había pedido, el olor del café recién hecho pronto los envolvió y si bien el reloj ya marcaba las 11:05  No había rastro de John Kiriakou

Miré a Seth, y sentí unas ganas tremendas de besarle apasionadamente... Pero, en cambio, le miré con gesto desafiante, y la tensión se pudo cortar entre nuestra miradas. Enarqué una ceja.

- Tú siempre tan amable... - Suspiré... - He tenido noches mejores, aunque me sorprende ver cómo aún con la peor de mis caras te dejo con la boca abierta... - Sonreí con autosuficiencia, y miré de nuevo el resto del local, como si lo que Seth dijera me importara un cuerno... Tuve que evitar la tentación de no apartar mis ojos de él... - Y... volviendo al trabajo... ¿Como va todo, algo interesante?

Empezaba a preocuparme... Esperaba algo más de acción en el café, y por el momento no veía nada sospechoso...

Santo cielo... ¿acaso aquella mujer no era un auténtico ángel? 

- ¿Interesante...? Supongo que lo único interesante que hay aquí es que sólo somos dos. Y empieza a ser tarde.

Cooper se desperezó de forma grosera y aprovechó para echar un vistazo a todo el local. Parecía tan chic... tan inocente... que le daba una mala espina terrible. La mañana no había hecho más que empezar y sin embargo no estaba a rebosar de apestosos hombres de negocios cerrando tratos multimillonarios a golpe de maletín y raya de coca. Tremendamente sospechoso.

- ¿Por qué no mueves ese culito huesudo que tienes y vas al baño a empolvarte la nariz? No te preocupes... yo te vigilo el café. 

Obviando la reacción de la mujer, como si esta fuera a acatar su indicación sin más reproche se volvió al camarero y le hizo un gesto para llamar su atención.

- ¿Me pondrías una bebida energética... Red Bull o cualquier otra? Es una mañana tranquila, ¿verdad? Me habían hablado de este lugar pero me lo imaginaba más concurrido. Parece algo solitario... apagado.

Sonreí, enarcando una ceja y le di un buen sorbo a mi café. Ir al baño era una buena razón para curiosear por el local... Pero yo era más buena... sacando información, más tratándose de un camarero... así que pensé en darle la vuelta a la tortilla.

- Creo que iré más tarde, aunque te dejo el camino libre, cielo. Ve a divertirte un rato, sé que "este culito" te tienta demasiado. Creo que los baños están por ahí. - Señalé en esa dirección, y le guiñé ojo, y revisé el móvil, esperando que nuestros jefes nos dieran algo de información más... ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué estaba todo tan tranquilo?

Me puse de espaldas a la barra, apoyando los brazos en ella, mientras mantenía las piernas cruzadas.

- La verdad es que si... solitario... - Musité, sin perder detalle del camarero, pues aún no había contestado a la pregunta.

Cooper no pudo evitar una sonrisa maliciosa. 

- Como quieras, rubita. Claro que igual tardo un rato... ir al baño con este traje es complicado y, además... - se acercó al oído de la chica y le dijo en un susurro. - ... el médico me ha dicho que tenga cuidado al manipular maquinaria pesada.

Dicho ésto comenzó a caminar hacia la dirección dónde le había indicado Kate. Esperaba poder encontrar algo sospechoso... alguna pista qué seguir. Por lo pronto todo estaba sospechosamente calmado. Los minutos corrían y Kiriakou seguía sin aparecer.

Aprovechaste tu viaje hacia los baños tanto para comprobar la seguridad del local como  para ver si había algo fuera de lugar y sacaste varias cosas en claro: La primera que el lujo estaba por todas partes, segundo, que la amabilidad y profesionalidad del personal era de lo mejor que había visto nunca y tercero, que la seguridad era discreta pero muy buena

A medida que pasaba el tiempo el local se había ido llenando, la clientela era de los más diverso, desde ejecutivos,  abogados, pasando por algún juez y hasta el famoso Toni Stark, que iba acompañado por dos hombres trajeados  en dirección hacia una de las mesas.

Aun pasaron cinco minutos antes de que John entrara. Se le veía pletórico e iba tan elegante que parecía uno de los habituales del local.  Al llegar a vuestra mesa se sentó 

Kate, Seth.-Dijo esbozando una sonrisa y tomando asiento.

Me alegro de veros-  No era muy habitual en el ser tan amable. John ya había nacido estresado y le importaba una mierda que se le notase o transmitir ese nerviosismo a su entorno

Siento llegar tarde, pero estaba reunido.-Hizo una pausa cuando vio que se acercaba uno de los camareros.

Una coca cola Ligth – Pidió. Cuando el camarero se hubo retirado continuó

Veréis, hemos obtenido una información muy valiosa-Dijo inclinándose sobre la mesa

 Como sabréis Wilson Fisk, famoso filántropo, va a celebrar esta noche una fiesta para recaudar fondos para la campaña electoral de Sam Bullit, seguramente el próximo fiscal- Mientras hablaba os miraba alternativamente al uno y al otro.

Una fiesta a la que acudirán las personas más poderosas del país. Lo interesante es que sabemos de buena tinta que ha esa fiesta va a acudir Kingpin -  Sus ojos se le iluminaron por la emoción.

Quiero que os infiltréis en esa reunión, me da igual como lo hagáis, pero quiero a ese hijo de puta –Su tono subió un poco, pero no lo suficiente como para llamar la atención

El motivo de que os haya hecho venir al Pushkin, es por aquí tenemos a algunas de las personalidades que van a acudir a la fiesta. Como Stark, Katia y Andrei Rostov, hermanos y propietarios de este local entre otros.

Cooper miró todo el rato a su jefe con los ojos como platos. Aquel tipo se emocionaba por una simple llamada de teléfono como un niño lo haría la víspera de Navidad. Vaya personaje para coordinar equipos de operativos de la CIA... se notaba que había llegado al puesto por la vía política a base de lamidas de culo en lugar de currandose "el terreno". Sería gracioso verle con uno de aquellos trajes reglamentarios.

- ¿Y dice que Kingpin irá a esa fiesta...? Bien, si la rubia y yo tenemos que infiltrarnos necesitaremos nuevas identidades. ¿O podemos entrar como "acompañantes del señor Stark"? - estas últimas palabras sonaron cargadas de sarcasmo. Al fin y al cabo a Tony Stark se le conocía de sobra por su asiduidad a los "servicios de acompañantes". - De ser así creo que pediré un aumento. Claro que si ejerzo de acompañante de la tal Katia... - Cooper miró hacia dónde estaba la mujer con deleite. - ... me plantearía hasta hacerlo gratis. - bromeó.

Contení el impulso de soltar algo soez al escuchar a Cooper... Luego sonreí dulcemente. -

 - ¿Tenemos invitación? ¿O nos camelamos a alguno de aquí para que nos lleve? Tu puedes ir a por katia Cooper. - Miré hacia Tony Stark, poniendo una sonrisa coqueta. - A mí Stark siempre me ha parecido uno de los hombres más sexys del país... - Me mordí el labio, mientras le observaba... rico, guaperas, engreído... Desde luego, era mi tipo.

Me encantaban las grandes fiestas... Me encanta infiltrarme... y desde luego el plan mejoraba por momentos.

Su sonrisa se desdibujo y dio paso a su habitual rictus serio y de pocos amigos.

Me da igual como lo hagáis pero quiero a ese tipo. Llevamos años detrás de el y siempre se nos ha escapado. Cuando le detengamos será un logro sin precedentes.- Habló como si la cosa estuviera ya hecha y la sonrisa se volvió a dibujar en su rostro.

Tenéis carta blanca, pedid lo que necesitéis y os lo proporcionaremos, pero tened cuidado, es un tipo muy peligro-  Hizo una pausa, dió un sorbo a se cola ligth y se recostó en la silla.

Por cierto, la fiesta estará llena de peces gordos, por lo que si la cagáis no podre hacer nada por vuestras carreras - Dijo volviéndose a apoyar en la mesa y os miraba fijamente.

Sonreí... Todo un encanto... desde luego...  ¿Por qué siempre tengo a jefes como éste? Suspiré... A fin de cuentas, compostura nunca me ha faltado.

- Bien... Entonces supongo que nos tocará buscarnos la vida para conseguir una invitación a la fiesta...  Eso es lo primero... - Suspiré... Muchos peces gordos... ¿Por qué no me sorprende? - Por el momento, creo que lo mejor tantear al personal... a ver cómo conseguimos infiltrarnos. ¿Te apuntas, seth? ¿Seguimos con el plan de tu a la rubia, y yo a Tony?

Le guiñé un ojo, mientras mantuve mi mirada fija en Tony Stark, sonriendo pícaramente, esperando que se diera cuenta de mi presencia.

Cooper sopesó las posibilidades.

- Todo son ventajas, eh? - comentó con sorna ante la pasividad de su jefe. - Sin invitación lo de "entrarle a alguien" creo que es mejor no hacerlo en masa. Llamaría la atención. Claro que una posibilidad es que te cameles al millonario del bigotillo y luego en la fiesta me ayudes a colarme. Una vez dentro será fácil pasar por un invitado más. No te preocupes... iré en smoking.

De un trago apuró su bebida y continuó hablando.

- Por cierto... cuando dices que "quieres a ese tío" ¿A qué te refieres? ¿Le buscamos por algo en concreto? ¿Quieres algo que le incrimine directamente con el hampa de la ciudad o te vale con un sedante de caballo y que lo saquemos por la ventana del baño? En este último caso... necesito el sedante. Y quizá que agranden las ventanas de los servicio para que quepa esa... morsa. Ahora que caigo, ¿la fiesta va a ser aquí?

Hemos contemplado diversas posibilidades, pero la seguridad en la fiesta va a ser máxima. Van a haber muchos peces gordos y Fisk no quiere arriesgarse a que le pase algo a alguno de sus invitados. 

Una opción es ir como parte de la prensa invitada a la fiesta, pero los pases serán administrados con cuenta gotas, por no hablar que serán comprobados con rigor, eso no debería ser problema para nosotros.

Otra opción sería como parte del personal de seguridad de Sam Bullit, el homenajeado.

Otra aopción que se llego a sugerir es hablar con Fisk y decirle que el gobierno esta preocupado por la seguridad de los invitados y que va a poner a algunos agentes de paisano, para así garantizar la seguridad

Le miré entre confusa y decpecionada...

- Entonces... ¿Aborto el plan ligar con Tony Stark? Vaya fiasco... - musité. Luego sonreí e nuevo mostrando el gesto más alegre que pude encontrar. - Puestos a elegir entre las demás alternativas, me gustaría ser de la prensa... Aspectualmente... doy más el pego ¿no? - Sonreí esperando al confirmación por parte del jefe... Ser de la prensa no sonaba con tanto glamour como ser el ligue de Stark... Pero, podría seguro que podía sacarle partido a ser periodista...

Háganlo como quieran, pero consíganme resultados – dijo en tono seco

Se detuvo y giro la cabeza hasta donde estaba Tony Stark  - Esa mujer que ven ahí es Katia Rostov , la copropietaria del Pushkin

Cuando os giráis veis a una mujer de impresionante belleza y un traje chaqueta que al menos vale un mes de vuestro sueldo.

El Pushkin bullía de actividad.
Estabas pasando revista, asegurándote de que todo iba como debía. El día iba a ser complicado, tenías que leer un voluminoso informe y luego una reunión con recursos humanos para cubrir tres plazas: un ayudante de cocina y dos camareros. Luego tenías que acudir a una de las galas benéficas que patrocinabas y a la noche tenías la cena en las Torres Fisk.
Estabas pensando en eso cuando te diste cuenta que tu amigo Tony Stark estaba en una de las mesas con otros tres caballeros.