- Me parece bien lo que propone señor, me haré cargo de la mula. Yo necesitaré un abrigo y una buena capa gruesa.- Duncan habla mientras registra sus bolsillos
-Tome, creo que con esto bastará.- en su mano abierta y extendida hacia ti aparecen nueve monedas de bronce.
Muy bien duncan, por cierto tienes algún color favorito???. Bueno pues yo voy a ir tirando a comprar la ropa, nos vemos a la hora de la cena aqui en la taberna. Hasta luego compañero.
eriüm se levanta de su silla y sale de la taberna despidiendose de Han, camina por el puelo un rato sin ninguna dirección en concreto en busca de la tienda de Rosa (creo que se llamaba asi).
- Adios señor. Vuelva cuando guste.- dice amablemente el posadero
Eriun, sigue en tu escena individual para buscar las ropas de abrigo.
Duncan, sigue en la escena de Erium Duim.
Es un poco más de media tarde, pero el avanzado otoño ha hecho acortar las horas de luz, y el sol se debilita en el horizonte, haciendo más intenso el frío aún.
Duncan, es media tarde, te queda bastante hasta la noche, para llegar al bosque al alba deberiais salir sobre las 4 de la mañana.
Tu mismo, si quieres ir a algun sitio...
Además no tienes un alojamiento aún. tendrás que buscarte algo.
Master las ropas de abrigo ya fui a comprarlas a la tienda de Rosa la hobbit, incluso le di las suyas a Duncan, y tambien el alquilo la mula.
Ahora me hayo en mi habitación descansando hasta la hora de partir.
Duncan se dirigio a la posada para pedir una habitacion individual para pasar lo que quedaba del dia descansando.
Cada uno a su escena a partir de ahora.
Cuando la puerta de El Descanso real
se abre un amable calor sale por ella. Dentro varias personas entonan alguna canción antigua y brindan felizmente.
- Bienvenido de nuevo señor a esta que no es sino su casa.- Ham tan amable como siempre te saluda al verte entrar
-¿Que deseaba?.-
-Necesito una habitacion individual donde ospedarme, buen hombre.
-¿Una habitación?. Dejeme pensar porque creo que la demanda de esas habitaciones ha crecido estos días.-dice pensativo el señor Torrente
- Cora!.-
-Cora...- dice cuando la mujer y esposa llega a su altura proviniente de la cocina
- Cora, ¿quedan libres habitaciones individuales?.-añade finalmente rescandose la barbilla
-Sí, Ham, si que quedan habitaciones libres.- dice Cora resigandose a la poca memoria de su marido
-Señor acompañeme, le llevaré a su habitación. Espero que le guste.-
-Muchas gracias bella dama- dice el dunlendino con una media sonrisa mientras sigue a la camarera.
La mujer sube las escaleras con alegría y rapidez.
-Es una buena habitación señor. Espero que sea de su agrado.-Cora gira el cuello hacía atrás para hablarte mientras sube los peldaños.
a habitación es bastante acogedora y se nota el esfuerzo de loposaderos y sus criados para mantenerla limpia y en orden.
Preside la misma una gran cama, que bien podría dar cabida a dos personas. Es tan alta que casi hay que dar un salto para subirse a ella. Al sentarse uno se hunde, debe haber tres o cuatro mantas gruesas, todas ellas cubiertas por una colcha de impoluto blanco.
Aunque no hay chimenea, la habitación se mantiene caliente gracias a un conducto de metal que seguramente esté conectado al fogón de la cocina o a la chimenea central.
En mitad de la noche un llamar a la puerta te despierta de tus sueños desde detrás de la puerta de madera de tu habitación la voz del posader se escucha en tono bajo
-Señorrr, señorr es la hora.- ahora lo recuerdas, por un momento y en mitad de tus sueños olvidaste que habías pedido a Ham Torrente que te despertara a esta hora. Un viaje al bosque de Chet te espera.
Por favor postea como describiendo te despiertas y bajas al comedor, allí te estará esperando tu compañero de misión Eriun Duim
Duncan despierta sobresaltado. El corazon parece que le va a saltar del pecho. Como ha podido dormirse tan profundamente teniendo en cuenta donde se va a meter?
-Voy, ya voy.
Se equipa rapidamente (habia dormido vestido, como casi siempre) y baja al comedor.
El comedor está desierto, no hay nadie puesto que las horas son del todo incompatibles con la vida de un granjero, despues de todo son los principales clientes de Ham y Cora Torrente. Las mesas está apiladas en un rincón y los taburetes de madera recia están colocados encima. Una debil luz ilumina la sala proveniente de un par de candiles colgados de dos de las vigas principales, la luz se refleja calidamente en un suelo aún húmedo a causa de la labor limpiadora de los criados.
Seguimos en la escena UN POCO DE LEÑA
Perdon pero los enlaces no van