Partida Rol por web

DIARIO DE MISIONES

AVISOS PERSONALES

Agarro el vaso de cerveza, agradecido al tabernero. Pego un sorbo a la cerveza y la dejo en la barra. Miro al tabernero y le pregunto: Señor, ¿tendriaís alojamiento para mí? Vengo de bastante lejos y me gustaría pasar aqui una temporada, asi que será para bastante tiempo. Si pudiera ser algo intimo, aunque no quiero tampoco excesiva soledad, algo que esté en término medio.

Vuelvo a cojer el vaso y doy otro sorbo a la cerveza.

Sigue aqui con la charla con Ham Torrente (el posadero) por favor, que si no me lio.

Ok todo el equipo bien.

me sonrojo ante la verguenza, llevas razón, me he equivocado. El alojamiento son 2 monedillas de cobre.

he cambiado tu post mira a ver si lo ves ahora.

Ok, ahora si que lo veo. Por cierto, tambien me he dado cuenta que el precio de las armas, accesorios, etc. de la escena de creacion de pjs, son distintos de los que pones en la escena de bree.

Otra cosita la cuenta del dinero, ¿la llevas tu o restamos nosotros??

Si puedes conectate al msn y hablamos mejor. Gracias.

Tras escuchar los precios que me dice el tabernero, decido aceptar su oferta.

Está bien, considéreme a partir de ahora como huésped suyo. Espero tener una estancia agradable.

Por cierto, sabe usted ¿dónde podría encontrar caballos por esta zona? O, ¿podría decirme de alguien que lo supiera? Sería de gran ayuda. Es que me dedico a domesticarlos y adiestrarlos para luego poder venderlos y así ganar un poco de dinero.

- Muy bien señor, a buen seguro quedará usted satisfecho.-

-En verdad le digo que no hay muchos caballos en Bree, que venga ahora a mi mente.. pues alguno de la Guardia de la ciudad, algún poney... ¿esos no cuentan verdad?.- te mira un poco perdido

-Lo mejor es que pregunte usted al herrero, Bernard Musgoso. Tiene la herrería justo al lado.- señala por la ventana a un edificio colindante

Luego de pasado un rato, se vuelve a acercar a donde estas. Con cara pensativa dice:

-¿Se está usted refirirndo a caballos salvajes verdad?.-

Por supuesto, tienen que ser caballos salvajes. De lo contrario, no tendría ningún mérito adiestrar un caballo doméstico y luego venderlo. No creo que pagase nadie por ello. Jejeje.

Miro por la ventana hacia donde me indica el tabernero.

¿Usted cree que el herrero podría servirme de ayuda? Bueno, al menos lo intentaré, nunca se sabe.

Apuro mi cerveza y me dispongo a abandonar la posada en dirección a la herrería.
No se ve mucha gente por la calle. El frío empieza a apretar y lo más seguro es que la gente esté en su casa al calorcito que proporciona una buena hoguera.
Llego a la herrería y con voz segura, digo:

-Bueno días. Estaba buscando al señor herrero Bernard Musgoso, ¿está por aqui? Quería hacerle una consulta sobre caballos.

Me mantengo a la espera lo más cerca posible de la fragua, para que me llegue algo de calor.

- Pues aqui lo tiene.- te dice un hombretón con los brazos en jarra. Por su frente se resbala una gota de sudor fruto del esfuerzo y del calor del fuego.

-¿Con quien tengo el gusto de hablar?.- dice mientras agarra un martillo con la mano derecha

Me quedo un momento impresionado ante la talla del hombre y tras unos segundos me presento.

- Mi nombre es Eaoden, hijo de Eaomuth. Vengo de bastante lejos y me gustaría preguntarle por los caballos de esta zona. El posadero, el señor Ham Torrente, me ha enviado aqui para que hablara con usted. ¿Sabe si hay caballos salvajes por estos lares? O ¿conoce a alguien que me pueda acompañar para buscarlos? Como le he dicho soy nuevo por aqui y no conozco la zona.

Bernar se seca el sudor de su frente con su antebrazo.

- Bueno señor, la verdad es que hay pocos caballos salvajes por aquí. - dice justo después de jadear por el esfurzo.

- Dicen que hay alguna manada al sur, en el reino de Cardolan.- Bernar recoge una herradura de un cubo de hojalata y lo introduce en el horno asiendolo con unas pinzas que sujeta con un trapo para no quemarse.

- Yo nunca he salido de Bree y ..- se detiene y aprieta los dientes

- TAM TAM TAM.-Bernar golpea con fuerza el hierro candente.

- ... y creo que en ese aspecto puedo serle de poca ayuda. Yo lo he escuchado de la boca de Helvorn. Me refiero a lo de las mánadas libres de caballos en el sur, claro.-

-TAM TAM TAM-

Decepcionado por una parte al comprobar que el herrero no sabe nada, pero esperanzado al saber que hay otra persona que puede ayudarme.

-Digame buen hombre, ¿donde puedo encontrar al llamado Helvorn? Le agradecería toda la información que me pueda facilitar.

Me mantengo de pie, expectante ante la información que me pueda dar el enorme herrero.

-Uff.- dice rascandose la cabeza.

-Helvorn es uno de esos montaraces del Norte, ya sabe usted que esa gente parece no tener residencia fija, y que suelen tener siempre bastante prisa.- sonrie brevemente

-Para de vez en cuando en la Posada. Pero no creo que nadie salvo el mismo sepa donde está en estos instantes en que nosotros estamos aquí charlando.-

Desilusionado ante la respuesta del herrero, me despido de él cortesmente.

-Esta bien. Muchas gracias por todo, señor. Siento haberle hecho perder el tiempo con mis preguntas. Me acercaré de nuevo a la posada y preguntaré allí de nuevo. No obstante, si oye alguna noticia sobre el montaraz, le ruego que me lo haga saber. De nuevo, gracias y que tenga buen día.

Me doy la vuelta y salgo de la herrería.Cruzo la calle y entro de nuevo en la posada. Como intercambie unas palabras con el posadero anteriormente, creo que él es el más indicado para darme información.

Me dirijo a la barra y llamo al posadero:
- Señor Ham. Buenos días tenga de nuevo. Vengo de la herrería y me han dicho que pregunte por un tal Helvorn, un montaraz por lo visto. Creo que viene de vez en cuando por aqui y quisiera saber si usted sabe donde le podría encontrar.

Miró por toda la taberna, esperando encontrar alguien que me llame la atención por su aspecto. Hay muchas personas bebiendo y charlando amigablemente, se ríen y brindan por unos y otros, pero nadie parece actuar de forma extraña y no consigo señalar a nadie como posible candidato.