Partida Rol por web

Fendor empieza a cruzar el puente. Primero con cautela, pues no sabéis si es seguro. Al llegar al centro, parece que se comba un poco, pero puede soportar su peso y bastante más. 

Llega al otro lado sin ningún problema con el puente

Pero, al llegar al otro lado del puente, ves algo que te llama la atención. Lo que te parecen dos cadáveres de dos enanos, se empiezan a mover, y poco a poco se levantan, mirándote con furia

El puente soporta de buena manera mi peso y me parece que es más que capaz de soportar el de mis compañeros. Una vez que llego al otro lado, me dispongo a dar alguna señal a mis compañeros, cuando veo los cadáveres de dos enanos que se ponen de pie, en similares condiciones que los encontrados antes. Me miran con la furia que antes había divisado en sus ojos, la de muertos que no encuentran la paz y que odian toda la vida que envidian.

Sin pensarlo dos veces, saco mi arco y, tensando una flecha, disparo en contra del enano más cercano.

Tras ver pasar a Fendor, espero impaciente a que asegure la cuerda al otro lado del puente, una vez lo haya hecho susurro nerviosamente:

- Rápido, el tiempo apremia, que pasen primero los menos ágiles para que podamos ayudarles los que quedamos detrás.

 Argos no lo duda y cruza aferrándose a la cuerda.

 - Lunnaris, pasa lá última y antes de hacerlo desata la cuerda, no nos interesa dejar testigos de nuestra presencia. Siendo tan menuda, si no cede al pasar nosotros no lo hará bajo tu peso.- Y tas una pausa.- Y no sabemos si podremos necesitar la cuerda más tarde.

 Dice mientras cruza el puente.

Suelto una risilla cuando el elfo dice esa pomposidad de "dama". ¿Qué se cree, que ella no caga?

Yo... Yo no peso demasiado, y soy bastante ágil. Es lo único bueno de no llevar nada encima. Creo que puedo pasar el penúltimo sin dificultades.

Miro hacia Gorrión que hasta ese momento había estado algo silencioso.

- Bueno chico tú o la gnoma da lo mismo....en cuanto hayamos cruzado el último que desate la cuerda. 

Dicho esto, una vez haya terminado de pasar Argos empiezo a cruzar yo.

Gorrión, pasa tú el último porque si alguien viene por aquí detrás y me ataca yo no tendré que hacer nada sola. Es mejor que pase yo la penúltima. ¡Venga, avanzad vosotros!

La flecha parece que está dirigida por la mano de algún dios, pues va con fuerza y velocidad hasta la cabeza de uno de los enanos. Atraviesa su cuello y hace que la cabeza caiga al suelo, seguido del cuerpo.

El otro enano se acerca a ti lentamente

Cruzáis el puente sin ningún tipo de problema. El viento en algún momento hace que parezca que os va a tirar sobre la ciénaga, pero no ocurre nada.

Al llegar al otro lado, veis cómo Fendor tiene el arco en la mano y busca otra flecha. A pocos pasos, el cuerpo de un enano está en el suelo, con la cabeza a pocos pasos, y otro enano se acerca hacia vosotros, con la mirada llena de furia

Saqué una de mis dagas y se la lancé a la criatura. 

La cabeza del Caído se ha desprendido de su cuerpo gracias a mi disparo y solo queda uno de los muertos vivientes mancillados enfrente de mí. El otrora enano se dirige a mí con furia cuando me parece que cambia de trayectoria.

Mis compañeros han terminado de cruzar hacía acá cuando el no-muerto los ve y decide que ellos eran las presas que realmente desea. Rápidamente saco una segunda flecha de mi carcaj y la disparo con determinación a la criatura, esperando poner fin y su existencia de un vez y para siempre.

Una vez cruzado el puente y visto la dantesca escena, desenvaino mi acero colocandome a unos pasos por delante y a la derecha de Fendor para no interferir en su lanzamiento.

- ¿Es que vosotros no os rendis nunca?.

Ya en el otro lado del puente, veo que se ha iniciado otra escaramuza contra seres muertos, esta vez no quiero perderme el combate así que apartándome de la línea de fuego de mis compañeros saco mi honda y decido estrenarla contra la cabeza de ese enano. Quiero ver cuanto daño puedo causar.

Me mantengo en posición de combate, cerca de los compañeros con armas a distancia, listo para propinar un buen golpe a esos caídos en cuanto se acerquen.

-¿Por qué luchan después de muertos? ¿No encuentran el descanso? 

El flechazo de Fendor vuelve a derrumbar al Caído, dejándoos el paso libre.

Al cabo de media milla trsa dejar atrás la cíenaga, a unos cientos de pies delante vuestro hay una cueva cubierta de musgo y liquenes, como si fuese la indecisa mandíbula de un depredador que no está seguro de qué desesa comer. El suelo y el aire circundante están llenos de humedad. La humedad en la cueva es bastante mayor que antes, y podéis sentir cómo las ropas se os pegan a la piel.

Pero, de fondo, escucháis unos pasos. El legado y sus orcos se acercan

¡Corramos! Fijaos bien y permaneced atentos, a mitad de camino, hay un estrecho túnel lateral que se bifurca para dar a la cámara, está protegida por una trampa de dardos envenenados que se activan por un alambre situado en la entrada, a la altura del tobillo. 

Así que permaneced atentos y con los ojos bien abiertos.

El último de los Caídos es derribado, esta vez espero que para siempre. Separo su cabeza de su cuerpo, la que tiro al pantano junto con la del otro, para luego recuperar mis flechas y continuar.

El camino se hace corto mientras avanzamos, dejando atrás la ciénaga y el peligro que conlleva. Finalmente, después de un buen camino, llegamos a lo que parece ser la caverna. La apariencia que esta tiene es amenazadora y por un momento me parece ver una gran mandíbula en lo que debiese ser la entrada. Mis pensamientos son interrumpidos por los ruidos que nos indican la proximidad del Legado con su comitiva.

Las palabras de Lunnaris son apropiadas y me dispongo a entrar en ella, utilizando el conocimiento obtenido para no morir, y así cumplir nuestra misión un paso adelante que el sirviente oscuro.

Me parece que pierdo demasiado tiempo envaiando y desenvainando la espada.

Una vez Fendor acaba con el último de los atacantes me acerco a ellos y les registro los bolsillos de sus ropas. Terminado el registro me dedico a cortarles las ropas en tiras y a buscar alguna rama seca por los alrededores.

Conseguido esto empiezo a envolver la rama con las tiras mientras me encamino a la entrada de la cueva.