Partida Rol por web

Una noche para Halloween 

Abres los ojos al anochecer, el letargo diurno tarda en desaparecer unos minutos. Despertar es como renacer de nuevo, aunque sin tanto dolor. Tienes los músculos algo atrofiados tras descansar unas cuantas horas. Te levantas despacio y escuchas como crujen algunos de tus huesos, la verdad es que en esos momentos te mueves igual que los zombies en el vídeo de Thriller de Michael Jackson, aunque nadie te verá bailar como ellos. Es más si alguien te viera hacer eso lo matarías, no...mejor lo descuartizarías. Tienes una fama que mantener al fin y al cabo.

Caminas hacia la ducha, el calor del agua ayuda a que los efectos del letargo pasen. Abres el agua caliente al máximo y te metes bajo el chorro de agua. Notas como las gotas recorren tu cuerpo y empiezas a sentirte "viva" de nuevo. Tras casi quince minutos bajo la ducha sales fresca y bastante espabilada. Quién le diría a un vampiro que el agua caliente hace casi lo mismo que la preciada Vitae para despertar...
 

Todas las noches repites el mismo ritual ya que te ayuda a afrontar la noche, en tan sólo media hora ya estás preparada para pelear contra moteros y reírte de la vida y la muerte mientras bebes la sangre de algún pobre incauto que caiga en tus manos. Esa es tu no-vida y realmente no la cambiarías por nada ni por nadie...

Esta noche tienes ganas de salir a dar una vuelta en tu "preciosidad", así que te pones ropa cómoda y bajas al garaje. La noche es joven a pesar de tu verdadera edad y te apetece disfrutar de la brisa nocturna de Midway mientras vuelas a más de 90 millas por hora por las Autovías de acceso a la ciudad...

Ni siquiera me fijo en la velocidad mientras recorro la autovía que me lleva directa a Fells Height, no es que me interesen demasiado esos putos clubs nocturnos de pijos, pero es un lugar como cualquier otro para meterse en la ciudad, y quizás echar una carrera con algún gilipollas que se cree que la tiene más grande. El casco me cubre la cabeza, así no pueden ver quien soy, o que soy demasiado joven para llevar esta preciosidad, sobretodo en la ciudad, cuando llegue al centro quizás me lo quite, quizás hasta  consiga que un par de polis me sigan, sólo por el puro placer de darles esquinazo. Sonrío, nadie ve mi sonrisa, pero me importa una mierda, sonrío por el placer de la velocidad, de adelantar a todos los coches que hay a mi alrededor, hay noches que tan sólo conduzco por el placer de hacerlo, de sentir el viento en mi cara, en  mi piel, en el fondo no hay mucho más.

He dejado atrás mi barrio, a mi gente, me he fijado que había un par de motos que no conocía, pero ya preguntaré cuando vuelva, Mike y Seand pueden arreglárselas sin mí, se que no habrá más problemas de los habituales. Eso está bien. Aunque me estoy acomodando demasiado, esta ciudad me ha gustado demasiado, llevo demasiado tiempo aquí, debería plantear cambiar, pero ya lo pensaré mañana, sí, mañana será otra noche, ahora sólo me apetece correr, correr mucho.

Pasas por delante de un par de agentes de policía sentados en su Ford Crown Victoria. Si te decidieran seguir con ese bólido tendrías dificultades hasta que llegases a la autovía, tiene una buena relación entre la potencia y la maniobrabilidad. Además con las modificaciones que le hacen para que pueda superar a los coches de fábrica hace que sea un rival duro de roer. Pero de momento es temprano para jugar al gato y al ratón así que sigues hacia la zona más tranquila de Fells Height, si es que esa zona la tiene. Es una de las zonas más bulliciosas de noche, llena de putas y de adictos en sus calles más oscuras y de pijos con ganas de pasárselo bien en sus calles más tranquilas.

Pasas por delante del barrio rojo y puedes ver que hoy es una noche tranquila. Seguramente mañana con Halloween y miles de adolescentes pajilleros con ganas de pasárselo bien se llene de vírgenes con ganas de pasar una buena noche por veinte dólares la hora. Sonríes maliciosamente porque te encantaría alimentarte de un adolescente, su sangre suele ser pura y tiene un regusto a juventud que no te desagrada para nada.

Por fin encuentras un local que te llama la atención, debe ser nuevo porque puedes ver un cartel de "Gran inauguración esta noche". Se llama "Smog", puede que sea un fumadero o algo parecido. Miras su aparcamiento y ves que hay algunas motos de gran cilindrada. Máquinas japonesas por lo que ves, distingues un par de Hondas y también una Kawasaki. Puede que ese local sea un buen sitio para apostar unos cuantos dólares con esos pijos con motos...

Es una lástima que sea tan pronto, esquivar a los polis ya se ha convertido en todo un reto, sobretodo en las calles de Midway. Pero hay otras cosas más interesantes, aunque sea una noche tranquila, puedo verlo cuando salgo de la autovía y las calles de Fells Height me rodean. No, esto no es como mi barrio, en absoluto, aquí está lo mejor y lo peor de todo, los pijos con las putas, las mamadas de cinco dólares con los típicos carteles de Happy Hour para los adolescentes. Sonrío. Sí, quizás estaría bien uno de esos, aún es pronto, estarán por las calles.

Algo llama mi atención, un local, nuevo, sí, entrecierro los ojos, freno la moto, sí, podría ser, veo las que hay aparcadas, japonesas, estos críos no saben lo que es bueno, sólo lo que la puta televisión les enseña, y lo que es más barato, mucha potencia, pero se queman demasiado rápido, eso lo se, lo he comprobado bastantes veces. Entro en el aparcamiento y dejo mi preciosidad al lado de esas japonesas, que se note la diferencia, sí. Me quito el casco, mi cabello cae hasta casi llegar a mi cintura, miro a mi alrededor, hay gente, sí, apoyo el casco en el sillín para recogermelo en un gesto rápido, una sencilla cola de caballo, sólo para que no me moleste, no necesito más. Bajo la cremallera de mi chupa de cuero, hoy no llevo la habitual, con el escudo de los Angeles a la espalda, aunque mi Harley sí lo lleva, espero que sea suficiente para que ningún niñato tenga ganas de tocarla.

Cojo de nuevo el casco, camino sin prisa hacia el local, Smog, me gusta el nombre, me recuerda a Londres, ¿hace cuánto que me fui? Casi un siglo, creo, ya no cuento el tiempo, ¿para qué?

Veamos qué nos depara la noche.

Entras en el local pero nadie mira para la puerta para ver a la recién llegada. Es un local bastante oscuro con la barra y una mesa de billar al fondo bien iluminadas. Decoración sobria y sin pijerías típicas de los locales nuevos. La verdad no está mal del todo aunque claro prefieres el tuyo sin lugar a dudas.

En la mesa de billar están los moteros, sus chupas de cuero deportivas lo indican. Son asiáticos, al igual que las motos que llevan. Seguramente formen parte de alguno de los tongs o mismo de la yakuza que empieza a poblar las calles de Midway. La verdad te importa poco quiénes sean o qué hagan...lo único que realmente importa es si tienen dinero y sobre todo si son capaces de correr. La vida a veces es así de sencilla...una moto y una larga recta...no necesitas nada más.

Uno de ellos te divisa y al verte con ropas de motera se queda mirándote fijamente. No esquivas la mirada y entonces sonríe. Tiene una pinta afeminada sinceramente pero al verlo rodeada de chicas asiáticas y viendo como les mete mano...puede que no sea pájaro el tío. 

Puede que ya hayas llamado su atención y eso te gusta, el juego del ratón y del gato está a punto de comenzar.
 ¿Quién será el gato y quién el ratón?

Enarco las cejas ligeramente como respuesta a la sonrisa del chico, media sonrisa en mis labios, sólo media, un ligero subir, nada más, es parte del juego, como es parte del juego no acercarme, todavía, me gusta observarles así, de lejos, por lo menos un rato, quizás hagan un primer movimiento, quizás lo haga yo, veremos, esto es lo más interesante, como terminar en una larga recta de las múltiples que hay en la ciudad para decidir quien se llevará toda la pasta.

Joder, como si me importara el dinero, les hago creer que sí, pero no, lo que importa es la velocidad, el correr más rápido, el ser más hábil, el tener alguien contra quien demostrarlo, y quizás, sólo quizás, probar su sangre todavía con adrenalina.

Apoyo un codo en la barra, miro al camarero, ¿qué tomar? Da igual.

Birra.

Sí, algo suave, no la beberé, pero siempre da la impresión que tener algo en las manos hace que no me miren extraño. Mi atención vuelve a la mesa de billar, al fondo, a los moteros.

El camarero te sirve una cerveza nacional, amarga...una cerveza que te pega sin lugar a dudas. Los moteros del fondo se fijan en tu indumentaria aunque crees sinceramente que se fijan porque no eres cliente habitual. Uno de ellos parece mirar a través de una ventana al aparcamiento y ve tu moto. Se lo comenta al resto y puedes ver como más ojos admiran a tu preciosidad. Si son auténticos moteros se acercarán a ti en breve.

Dicho y hecho. Al minuto escaso se te acerca uno de ellos y en un inglés con claro acento asiático te pregunta:

- ¿Has venido montada en esa preciosidad?

Le hace un gesto al camarero para que no te cobre. Al pareces ya has llamado su atención, y ahora empieza el juego. Tu segundo juego favorito tras la caza. El de quién es más veloz.

Sonrío de medio lado, giro lentamente la cabeza para mirar al chico, examinándolo de cerca.
¿Te refieres a mi Harley?
Miro por la ventana hacia donde han estado mirando todos ellos, con la botella de cerveza en la mano, hago un gesto haciendo ver que bebo de ella.
Bonita ¿eh?
Entrecierro los ojos ligeramente, quizás va a ser más fácil de lo que parecía en un primer momento, pero me gusta jugar a este juego, el gato y el ratón.
Esas motos vuestras no están nada mal tampoco, pero claro, no son como las nacionales, je.

El asiático sonríe ante tu última afirmación.

- Las motos americanas son buenas sí, pero las japonesas son mejores...tecnología punta, potencia con control... - dice y parece que te esté intentando vender la moto. Así son los japoneses.- Pero bueno el piloto también cuenta... - añade - ...¿te consideras buena piloto?

Esa pregunta te encanta. Aunque tendrías que picarlo un poco más para que acepte correr, lo ves demasiado cómodo en este bar.

Sonrío de medio lado, sí, ya casi está, pero aún queda la parte más delicada.
Cualquiera puede llevar una de esas japonesas.
Le miro de reojo, un momento, para volver la mirada a la ventana.
Como bien dices, potencia con control.
Levanto de nuevo el botellín para llevármelo a los labios, dejando ese tiempo para que piense en lo que he dicho y en lo que he dejado caer.
Por eso me gustan las nacionales, son como esos caballos fogosos de las películas, bien domados serán los mejores pero mal domados serán tan sólo una bonita estampa para enseñar de lejos y tal vez hacer un par de fotografías.

Parece que has logrado lo que querías. El japonés se ha picado, y parece que quiere un poco de acción. Se acerca a ti y te reta:

- Espero que sepas manejarla tan bien como hablas guapa...

Saca un par de billetes de cien dólares y los pone sobre el tapete de billar.

- Me juego doscientos dólares americanos a que no eres capaz de ganarme en una carrera... - señala a tu harley - ...tú moto nacional contra la mía...tú y yo solos en una carrera con tráfico...¿qué dices?

Levanto la vista cuando se acerca, es normal, no soy demasiado alta, es algo a lo que estoy acostumbrada, la media sonrisa sigue en mis labios, bajo la mirada para ver los dos billetes recortados en el verde de la mesa de billar. Me encojo de hombros como única respuesta. Dejo el botellín en la barra y saco del bolsillo trasero de mis vaqueros una cartera de cuero negro un tanto ajada, rebusco en ella para sacar cuatro billetes de cincuenta. Avanzo el par de pasos hasta la mesa de billar y los dejo caer en ella.
Ahora sí sonrío de verdad, no es por la pasta, no es por eso, el chico no lo sabe, pero pronto lo sabrá, sí, quizás le deje vivir cuando terminemos la carrera, quizás no, lo decidiré tal como venga.
¿Hasta dónde?
Vuelvo a guardar la cartera en el bolsillo.

Una chica asiática lleva la voz cantante de la carrera, por lo que logras entender ya que hablan en su idioma parece que ella dará la salida. Se acerca a ti y te indica la ruta:

- La carrera será hasta el puerto Newcastle junto a las grandes grúas...utilizaréis las freeways de la ciudad y nada de juego sucio...

Lo último no te lo crees, los corredores tienen muy mal perder y fijo que estos niñatos  van armados. Así que deberás hacer una buena carrera y no dejar que se te acerque. Su moto parece poseer mejor aerodinámica pero la tuya tiene más potencia.

- Yo daré la salida.. - indica la chica - ...en cuanto estés preparada asiente y saldréis al soltar yo el pañuelo...

La gente sale del bar para ver la salida. Incluso se acerca gente que pasa por la calle. La carrera es todo un acontecimiento. La chica se pone entre las dos motos. El chico japonés sonríe antes de colocarse el casco. Va a ser una carrera divertida, la verdad es que esta noche puede que te diviertas.

La chica le hace un gesto al japonés y este asiente; luego mira para ti esperando a que le digas que puede dar la salida. Lleva un pañuelo de color rojo para dar el inicio.

Siento el ronroneo contínuo del motor bajo mí mientras observo a la niña, le doy un poco más de gas, sólo para que suene, sonrío de medio lado, sí, claro, nada de juego sucio, estos niños creen que nací ayer. Suelto el manillar un momento, mirando al chaval, sí, puede que esté armado, pero eso no le salvará si lo usa contra mí, pero eso no tiene por qué saberlo. Me recojo el pelo en una cola para que no me moleste y me pongo el casco, tranquilamente, que sea él el que se ponga nervioso. Sólo entonces sujeto con mis dos manos el manillar, doy de nuevo gas sin más que eso, entrecierro los ojos.

Hasta el puerto, bien, por las freeways, conozco cómo es el tráfico de cualquiera de ellas, a cualquier hora de la noche, sea verano o invierno.

Sonrío aunque no se ve mi sonrisa, una buena carrera es una gran manera de empezar la noche. Doy gas de nuevo, miro a la chica, ya, suficiente espera, asiento mientras veo cómo abre la mano y el pañuelo empieza a caer, rojo como la sangre, interesante. Suelto el embrague y acelero.

No miro al asiatico, ni siquiera a la carretera, la conozco demasiado bien, miro el pañuelo cuando paso a su lado, ya en el suelo, observo cómo cae, je, lo cogería, pero me haría perder velocidad durante un segundo. Vuelvo mi mirada a la carretera, no he bajado el protector del casco para sentir el aire en mis ojos, en mi piel, para sentir la velocidad, sí, definitivamente esto es lo mejor, casi más que ganar o perder la carrera, al final dará igual, el asiático tiene sus horas contadas.

La asiática tira el pañuelo y empieza la carrera. Tu moto posee más potencia y logras sacarle unos metros de ventaja tras los primeros cien metros. El problema es que la suya presenta mejor aerodinámica y al parecer el chico sabe correr. Arquea su cuerpo y parece ganar velocidad. Pronto estáis los dos en paralelo. En la primera curva la cierra mucho y te adelanta, el cabrón se debe creer que esto es la categoría de 250 centímetros cúbicos.

Ahora es el japonés quien marcha por delante, en realidad te da igual. Eres mujer de últimos metros. En breve estaréis en la autovía de Midway y allí su moto puede tener ventaja en las largas rectas y curvas suaves que tiene la carretera.

Entrecierro los ojos cuando me adelanta, pero se que aún queda mucha carrera por delante, me gusta dónde terminaremos, en el puerto, fácil deshacerse de un cadáver, no sería la primera vez. Aunque tengo que admitir que sabe correr y podría ser interesante tener la revancha, tanto si gana como si lo hago yo, en realidad me da igual, es uno de los pocos placeres que me quedan, la velocidad. El otro es demasiado obvio, la sangre.
Doy un poco más de gas, ¿cuál de los dos podrá más cuando lleguemos al puerto? Aún no lo se, pero tendré que decidirlo una vez allí. Esquivo un coche, con el asiático aún delante mío, debería adelantarle antes de llegar a la autovía, allí me será más difícil si no hay demasiado tráfico. 
Acelero, le paso, aprovecho para levantarle mi dedo corazón para picarle un poco, je, si intenta alguna jugarreta estaré preparada, mi moto pesa más, es más compacta aunque la suya sea más aerodinámica, eso también puede ser malo, un simple roce haría que cayera, y si cae, entonce ssí que no tendrá salvación, habrá perdido la oportunidad de vivir un día más.
Sí, si juega limpio o juega sucio.
Buena elección.
Ya puedo seguir disfrutando de la carrera.

Te decides a adelantarle y lo haces sin ningún problema, realmente el adelantamiento lo tienes tan refinado que parece coser y cantar...salvando la excepción que manejas una moto de gran cilindrada a más de 90 millas por hora y en continuo aceleramiento.

El japonés se debe quedar a cuadros cuando te ve pasar a su lado sin apenas esfuerzo. Intuyes que le dará gas a partir de ahora y apretará al máximo. De todas formas tienes ventaja aunque en las rectas de la autovía puede que te recorte algo.

El chico adopta una posición más aerodinámica, y puedes intuir que ha corrido en alguna categoría de motociclismo seguramente en su Japón natal. Notas un estallido en su escape...una pequeña llamarada sale de el...su moto guarda algún as bajo la manga. En unos segundos se pone a tu altura. No te llega a sobrepasar pero hará que tu victoria peligre. El puerto está a sólo un par de Kilómetros ahora y puede pasar de todo...sobre todo si su moto tiene nitro...