Partida Rol por web

Caroline es trasladada por lo seres a través de la Umbra, ella nunca había viajado a través de ese manto que se oculta tras el velo de la Oscuridad y lo notó frío, gélido y sin vida alguna. No es una forma agradable de viajar pero es la que ellos utilizan, y que pocos seres se atreven por los peligros que conlleva.

Apareces en un edificio en construcción, un edificio gigantesco de Midway. Puedes intuir por la forma y la zona que es el nuevo hotel en forma de pirámide que quiere construir una multinacional estadounidense. Un hotel de más de 120 plantas. "Un faro de esperanza para la ciudad" como lo llamaron en las noticias, aunque aún queda mucho para eso. Desde la cúspide se puede ver todo Midway.

Alguien se acerca a ti por tu espalda, no puedes verlo pero sí sentirlo. Tiemblas sólo con sentir su presencia. Se para a unos metros de ti y te habla:

- Bienvenida Caroline, llevo cientos de años esperando tu aparición...

Permaneces en silencio cerca de media hora mientras observas como Caroline desaparece. Tu sangre hierve y notas como la bestia se revuelve deseosa de acabar con los seres que retienen a tu hermana.

Magnus permanece en silencio a tu lado mientras te calmas y la bestia se tranquiliza. Luego te dice:

- Sígueme, no hay tiempo que perder...

Lo sigues a través de varios pasillos interminables y por fin llegáis hasta una puerta de madera de aspecto vetusto, presenta profundas grietas por el paso de los años. Abre la puerta y accedéis a una sala diáfana y...vacía...es como sólo la luz blanca procedente de un invisible astro la iluminara pero no ves nada de nada.

- Aquí aprenderás lo necesario, debido a que no tenemos mucho tiempo deberemos empezar fuerte...te enfrentarás a tu bestia y también al ser que retiene a tu hermana. No al de realidad, si no a una parte de su maldad que quedó atrapada hace cientos de años en un objeto. Aún así es posible que te destruya pero es necesario que conozcas a tu enemigo...¿alguna pregunta?

Sigo a Magnus a pesar de que aún me siento bastante conmocionado por lo que acaba de ocurrir pero como bien dice no podemos permitirnos perder el tiempo. Lo que en realidad me preocupa es eso de aprender a manejar la espada... porqué eso fue lo que dijo, ¿no? Y yo soy de los que lloraba con tal de no ir a clase de gimnasia.

Entramos en una sala muy extraña y tan iluminada que me veo obligado a entrecerrar un momento los ojos antes de que estos se adapten. Ya hacía días enteros que no estaba bajo un foco tan potente aunque tampoco tengo claro de dónde viene... pero no me lo planteo. Estado en casa de un mago supongo que prácticamente cualquier cosa es posible pero lo que apremia ahora es como salvar a mi hermana así que me focalizo en eso, no puedo distraerme con frikadas esta vez.

-Eh... umm... ¿ya?, ¿sin más? Pero no tengo ni idea de manejar una espada- levanto un poco la espada frunciendo el ceño y me siento dubitativo pero a la vez con evidentes ganas de aprender para poder volver a por mi hermana. La cuestión es, ¿realmente puede aprenderse algo así en poco rato? Lo dudo mucho -Dime que aquí se dilata el tiempo o algo por el estilo- creo que lo vi en alguna serie, sería lo único que nos daría ventaja para prepararnos.

Observo con todo con calma aparente mientras recalco el rostro de Mikey en mi cabeza. Si muero quiero ser lo último que recuerdo.

Tras de mi escuchó la voz de alguien, alguien que hace que los pelos de mis brazos se me ericen sólo con escucharlo o sólo con sentirlo tras de mi. Me giro con miedo a enfrentar mis ojos con los de ese ser que me da miedo descubrir.

Noto mis piernas temblar y mi piel ponerse de gallina.

-¿Quién eres?-digo mientras me giro lentamente.

Notas que no puedes moverte, tu cuerpo no responde a tu mente y la persona que tienes detrás parece ser la culpable. Parece controlarte...

- A lo largo de los siglos he recibido muchos nombres...tantos como lenguas existieron en el mundo...puedes llamarme como prefieras...Satán, Azazel, Saitán, Belial, Belzebú, Semyazza...aunque yo prefiero que me llamen Lucifer. Es mi nombre o el que Dios me puso cuando me creó...

Escuchas sus nombres y te das cuenta de que no estás enfrente de un demonio vulgar como creíais, es el mismísimo Lucifer. ¿Por qué un ser tan poderoso necesita de ti? Esa es la pregunta que más resuena en tu cabeza ahora mismo.

- La espada es fácil de manejar...habrás notado que ya pesa menos en tus brazos ¿no? La espada se está adaptando a ti...

Efectivamente notas que esta es más ligera y te cuesta menos blandirla.

- La espada es un recipiente y debes entenderlo como tal...adoptó la forma de una katana por su último portador pero en tu caso podría adoptar otra forma...es cuestión de voluntad...o como dirían los más creyentes cuestión de fe.

Chasquea los dedos y ante vosotros aparece un tronco de madera de un metro de diámetro aproximadamente y dos metros de altura.

- Primero has de acostumbrarte a blandir el arma y golpear con ella ese tronco...debes golpear de arriba a abajo, así potenciarás tu fuerza...practica un par de horas para que te acostumbres a ese golpe básico...iré buscarte un maestro y me llevará un poco de tiempo encontrar a alguien dispuesto a regresar...

Te mira y te pregunta:

- Antes de irme ¿tienes alguna pregunta?

Cuando hace mención a las propiedades de la espada debo admitir que la miro con otra perspectiva y más interés. Es cierto que parece algo más manejable que la primera vez que la cogí pero estoy convencido de que sus propiedades sobrenaturales no se quedan ahí, seguro que hay mucho más, y poco tiempo para averiguarlo y aprender sobre ello.

Por eso Magnus va directamente al grano y a la información práctica, cosa que ahora mismo agradezco así que voy asintiendo a sus indicaciones y miro el tronco que aparece de la nada con cierta reticencia. Algo me dice que acabaré con los brazos hechos polvo pero da igual, cualquier sacrificio valdrá la pena si es la única manera de salvar a mi hermana aunque procuro no pensar demasiado en el hecho de que teóricamente deberé luchar yo mismo contra ese demonio o sé que la inseguridad empezaría a aflorar... ¡pero no me lo puedo permitir!

-¿Dispuesto a regresar?- pregunto extrañado cuando menciona eso pero a pesar de mi evidente incertidumbre niego con la cabeza -Sólo quiero que te des toda la prisa posible. Cada minuto cuenta- le recuerdo porque incluso aunque la vida de mi hermana no le importe su sacrificio puede suponer un desastre global que seguro que sí le preocupa. Pensándolo así suena hasta épico... pero no me siento precisamente un héroe así que sostengo la espada y comienzo a dar esos golpes que acaba de decirme. Por algo hay que empezar.

Mis ojos se abren tanto que parece que se me vayan a salir de las órbitas. Tengo ganas de llorar de miedo, pero me siento estrañamente fuerte. Separada de Mikey no podrá hacerle daño.

-¿Por qué yo?-logro articular con la garganta tan seca como una lija.

- Te escogí por tu sangre...aunque no lo creas tu sangre es especial -  dice con cierta solemnidad - ...no sé si ese viejo chocho de Magnus te comentó algo pero tu linaje sanguíneo es poderoso, procede del Viejo Mundo, de la mística Irlanda. Pelo rojo como el fuego, típico del linaje real irlandés que a su vez está emparentado con las casas faéricas...por lo tanto tú eres capaz de ver los dos mundos...y también puedes cruzar el Portal...

No entiendes mucho de lo que dice, pero lo último te intriga y te preocupa. Es posible que quiera ir a algún sitio...pero ¿a cúal?

Magnus desaparece en busca de alguien y al poco rato (dos minutos) aparece tu sire, aunque Magnus todavía no regresó. Se le ve excitado, como si su bestia interior se encontrara frenética, notas claramente cierto alivio al ver que estás ahí sin un rasguño.

- ¿Estás bien? ¿Y tu hermana? - pregunta rápidamente - ...acabo de regresa y he visto rastros de combate, hay sangre vampírica en las aceras...¿Gabriel sigue con vida? ¿Bastian? - parece no saber que ha sucedido exactamente y notas esa tensión en su manera de hablar.

Se queda mirando un momento a la espada y con cierta admiración (no fingida) exclama:

- La has conseguido...

Me quedo un tanto perplejo ante la velocidad de reacción de Magnus. Es decir, en un primer instante creo que ya está ahí con mi futuro maestro pero al parecer me equivoco y el que llega resulta ser Frank pero después de todo lo sucedido no es que me fíe mucho de él así que le miro con algo de escepticismo.

-Yo estoy bien pero a ella y Gabriel se los han llevado así que no tenemos demasiado tiempo, me estoy preparando- decido obviar la pregunta sobre Bastian por si acaso, digamos que estoy más paranoico que nunca -Así es... y al parecer ahora es mía- no creo ser el adecuado para tal responsabilidad y aún así tampoco se la pienso ceder. Yo lucharé con todas mis fuerzas por mi hermana, no puedo asegurar que él hiciera lo mismo.

-¿Dónde te habías metido?- pregunto finalmente.

Constantemente sentía como la piel de mis brazos se ponía de gallina.

-¿Portal?-le pregunto a esa voz que hace llamarse Lucifer.

Tengo miedo, no voy a negarlo, pero seré valiente, como Mikey siempre me dijo. De repente se me hizo muy evidente que seguramente no volviera a verle, que seguramente nunca volviera a ver a mi gato, ni nunca volviera a bailar como una loca delante de la televisión viendo ese vídeo tan magnífico que ha creado Michael Jackson...

"¡Oh, Michael, esto si sin monstruos de verdad!" pienso ironizando el vídeo con mi situación actual.

-¡¡¡No te saldrás con la tuya!!!-chillo de repente-. ¡¡Él me salvará!!¡¡Él vendrá a por mi!!-le chillo a la voz sin cara que tengo detrás.

- Estuve buscándoos...la verdad es que me preocupé que no llegarais y menos si vais con Bastian que suele meterse en líos... - te comenta mientras camina alrededor tuya.

Mira la espada y te dice:

- Agárrala bien, con las dos manos... - se acerca mientras imita la forma de cogerla bien - ...nunca usé una espada japonesa, si fuera europea te enseñaría...utilicé bastantes en mis años de mortal... - te mira y pregunta - ...este arma no tiene que ser una espada...¿con qué arma te sientes más cómodo? Podrías transformarla en un arma que te resulte cómoda y engañar a ese maldito demonio con otra espada...

- Sí, un portal. Ahora mismo estamos en un plano...una dimensión...pero hay otras...este plano no me interesa pero sí el plano de donde provienen tus antepasados...porque desde ese plano podré ir al Cielo...y allí me vengaré del maldito que me lanzó al Infierno cuando yo era realmente su servidor más fiel... 

Notas una ira inmensa cuando susurra la última frase. El odio que siente por esa persona es infinito y parece que su venganza es su única meta.

- Si tu hermanito me da la espada...no te mataré...sólo necesito una porción de tu sangre...y no cinco litros...pero si no lo hace...entonces tu alma y la suya arderán en los infiernos durante toda la eternidad...y os aseguro que sufriréis cada segundo de vuestra existencia eterna...así que para acelerar las cosas podemos llamar a cierta tienda de magia y permitirte hablar con tu hermano para hacer un trato...¿qué opinas?

-Teniendo en cuenta la situación actual nos meteríamos en líos incluso sin querer- opino con un resoplido antes de recibir algunas instrucciones por su parte que me hacen plantearme si realmente es el maestro al que fue a buscar Magnus o no. Ahora mismo los detalles me dan un poco igual y como lo primordial es aprender lo más rápido posible opto por hacerle caso, sujetando la espada tal y como me indica.

-No debe de ser tan distinto aunque las europeas sean más grandes, ¿no?- creo que las japonesas se basan más en la velocidad y el corte pero evidentemente yo de armas no tengo demasiada idea, sólo lo que puedo teorizar en base a la ficción -Magnus también me comentó lo del cambio de espada pero no sé... tal vez no cambia de forma porque no me siento convencido, ¿podría ser?- no puedo evitar la duda pero en cuanto menciona que podría ser incluso otra arma me muestro más sorprendido.

-Cualquier arma a distancia sería mejor, me haría sentir más seguro y además son un poco más fáciles de utilizar- no sé exactamente cual pero no puedo evitar pensar en alguna que otra escopeta, influenciado evidentemente por la inmensa cantidad de películas de zombies que he llegado a ver.

Nunca me ha gustado discutir con alguien sin ni siquiera mirarle a los ojos. No es ser valiente, digamos que soy maniática y me gusta mirar a los ojos a la gente cuando tengo tantas ganas de chillarlo y partirle la cara.

-No pienso ayudarte. Mátame, pero no recibirás por mi parte nada de ayuda-le digo con una calma total en la voz.

No seré yo quien atraiga hasta aquí a Mikey, no si puedo evitarlo.

- Debes concentrarte en el arma que realmente desees controlar...y cuando digo concentrarte me refiero a concentrarte...el arma no tiene que ser realmente un arma...podría ser un objeto o algo que puedas utilizar para atacar de algún modo...¿qué es lo que mejor se te da? 

Parece que Frank tiene una idea pero el muy cabrón no quiere compartirla fácilmente contigo aunque te está dando pistas. Ahora debes pensar sobre lo que mejor sabes hacer...

La voz del diablo suena más melosa y suntuosa que nunca...como si quisiera convencerte de que lo llames.

- Pero, no querrías escuchar la voz de tu hermano aunque sea una última vez...¿no quieres expresarle lo que de verdad sientes por él? Declararte antes del fin es algo que ningún enamorado quiere dejar escapar...¿acaso no lo quieres?

Parece que conoce todos tus pensamientos incluso aquellos que nunca has querido que salgan a la luz..

Con la última explicación creo que ya me quedo descolocado del todo porque no es precisamente lo que yo esperaba. ¿Un objeto que se me dé bien?

-Se me dan bien los videojuegos y quizá tocar el bajo pero... ninguna de esas cosas sirve para atacar a nadie, que yo sepa- cierto que mis escasos conocimientos en armas proceden de ahí, de la televisión y de los cómics, pero no deja de ser todo ficción, aunque esté basada en la propia realidad. No, definitivamente dudo que eso sirva de algo y probablemente mi carencia de confianza tampoco ayude en ello.