Partida Rol por web

El tiempo pasa tranquilamente, Álvaro continua acariciando el cabello de Silvia sin que pase nada más. Creo que ambos agradecen en parte que no suceda nada ahora aunque la atracción mutua es innegable.

Álvaro mira el reloj y ve que son ya las doce de la mañana. Ha pasado el tiempo demasiado rápido para lo bien que estabais, ahora empezáis a tener algo de hambre y va siendo hora de empezar a preparar algo de comer ya que quedasteis en ver a Xabier y Diego en poco más de una hora.

Se había dormido acariciando el pelo de Silvia, al principio le había resultado imposible debido a la excitación de su cuerpo, pero al cabo del rato la respiración acompasada de la chica y la perspectiva de estarse quieto acabaron por adormilarlo, por suerte miró el reloj a tiempo, eran las doce, tenían poco más de una hora para comer e ir hasta casa de Diego. Alvaro habla con dulzura -Silvia ... tenemos que levantarnos- lamentaba tener que irse, pero no tenían más remedio. El chico se levanta perezosamente y va hacía la cocina, donde comienza a preparar la comida -¿Has conseguido dormir algo? ... ¿Te gusta la pasta?- le pregunta desde allí

Silvia se despierta escuchando las dulces palabras que Alvaro susurra en su oido. - Ummmhhh... Hola... - Le mira mientras éste se levanta. Al principio siente su cuerpo abotargado, debido a la falta de sueño... Pero se levanta y va tras él dirigiéndose a la cocina.

- Sí, he podido dormir... Y la pasta me encanta. - Le responde desde la puerta, mirando como el joven coge un cazo y lo llena de agua. Una sonrisa asoma a sus labios, no siempre un joven apuesto cocina para una...

- Menos mal que te has despertado... No creía que pudiera dormirme, pero me quedé completamente cao. - No tiene ganas de que el tiempo pase, ahora se siente como en una burbuja... Como si lo que hubiera pasado no fuera verdad. Pero cuando salgan, toda la realidad la golpeará nuevamente de frente...

-Me alegro de que hayas descansado, aunque sea un poquito- Era verdad, la situación en la que se encontraba Silvia le daba algo de pena, parecia una chica sensible y, aquello podía sacar de sus cabales a cualquiera, no sabía la fortaleza mental que tenía.
El chico seguía preparando la comida, haciendo el sofrito, sacando la nata ... en un cuarto de hora lo tenía todo preparado y se disponían a comer -Espaguetis a la carbonara, rápido, sencillo y ... ¿bueno?- bromea mientras lo planta encima de la mesa -Nos espera una tarde bastante larga, ojala no hubiera pasado todo esto y no nos tuvieramos que mover de aquí... ¿Tienes que pasar por casa a decirle algo a tus padres antes de ir a casa de Diego?-

Silvia se queda en la puerta, observando como Alvaro se desenvuelve en la cocina. El olor del sofrito, hace que la boca se le haga agua.

- Gracias, la verdad es que se duerme muy bien en tu sofá - O entre tus brazos... Piensa la joven, cosa que no se atreve a decir. Cuando ve que la pasta está casi terminada entra en la cocina, y preguntándole a Alvaro donde se encuentran los utensilios, empieza a preparar la mesa.

Una vez los platos están servidos, Silvia los mira sorprendida... - Ummhh... Qué buena pinta tienen... - Comenta con una sonrisa y se sienta en la mesa, dispuesta a devorar el plato. La pregunta de Alvaro la pilla con la guardia baja... ¿Mis padres? Le mira por un momento extrañada... ¿Por qué me extraño tanto? Él no conoce nada de mi...

- No te preocupes, mi padre no estará en casa... - Dice con una mueca, consciente de que seguro que está en el bar de la esquina, bebiendo su ya 5ª cerveza...

Coméis tranquilamente y disfrutáis de la rica pasta que ha preparado Álvaro. Tras comer y descansar unos minutos más os pasáis por casa de Silvia a recoger algo de abrigo. Luego marcháis a casa de Diego. Veis el coche de Xabier aparcado en la entrada así que ya sabéis que está allí.  

La casa es preciosa, seguramente tendrá bastante años pero está completamente renovada y muy bien cuidada. Timbráis y Diego sale a recibiros, tiene los ojos rojos y está bastante pálido. Os abre la puerta y os invita a su inmensa habitación en el primer piso. Allí está Xabier tirado sobre la cama de Diego, tiene pinta de haberse despertado hace poco pero se le ve de mejor humor que por la mañana.

Os hace de guía hasta su habitación aunque ya sabes donde queda ya que has venido algunas veces a jugar a MERP con ellos. Diego es un fanático de los juegos de rol y de los ordenadores.

- Aquí tenéis al oso... - dice señalando a Xabier e intentando bromear algo. Cosa que se agradece.

Delante de él tiene bastantes fotocopias de carteles con la foto de Silvia y los datos de contacto. Aparecen los teléfonos de los padres y de la policía local de Santiago. Ha hecho un trabajo muy bueno.

Se levanta y de estira un poco para ver si despierta del todo.

- Bueno tocará moverse por la ciudad...

En ese momento cae que Diego y Silvia apenas se conocen, salvo de oídas.

- Álvaro preséntalos mientras voy lavarme la cara... - dice mientras sale de la habitación rumbo al cuarto de baño.

Alvaro saluda a Diego menos efusivamente de lo que podría hacerlo con Xabier, pues tiene menos confianza y sólo lo ve de vez en cuando, cuando su compañero sale de la habitación procede a presentarselo a Silvia -Diego ... esta es silvia, seguro que has oído alguna vez hablar de ella ... es muy amiga de la otra Silvia- a pesar de no conocerlo demasiado, Alvaro sabía que estaba coladito por Silvia y que en esos momentos lo estaría pasando fatal.

- Hola... - Saluda Silvia, y tras las presentaciones de Alvaro le da dos besos a Diego. - Ya tenía ganas de conocerte, aunque lamento que estas circunstancias sean las que lo han propiciado. - Le dice la joven, con la mirada triste. Ahora que ya han llegado, ver al pobre Diego, y los carteles... Son como un golpe de realidad, como si algo que la Silvia ha intentado todo el rato evadir, de repente te golpeara demostrándote que no hay escapatoria.

Se acerca a la mesa y cogiendo uno de los carteles lo observa detenidamente. - Has hecho un gran trabajo. - Tiene ganas de darle ánimos, decirle que tranquilo, que la encontrarán... Pero son unas palabras que se le atraviesan. Y se queda con la mirada baja, observando el cartel...

Diego le da dos besos a Silvia y la saluda de manera afectuosa. Se le ve bastante apagado y cuando Silvia lo felicita se sienta en una de las sillas y contesta:

- Gracias...aunque ojalá nunca tuviera que haberlos hecho...

Os mira y se da cuenta que no es el único que debe estar jodido así que os pregunta:

- ¿Qué tal lo lleváis vosotros? 

Silvia se muerde el labio, ha intentado ser amable, pero la respuesta de Diego, que por un lado es lógica, le molesta un poco. Claro que ella también desearía que no hubiera tenido que hacer ese trabajo...

Levanta la mirada ante la pregunta del joven. ¿Cómo quiere que lo llevemos? Se pregunta la joven, pero mordiéndose el labio suspira. Ha desaparecido su novia, suficientemente mal lo debe estar llevando como para que venga ella a joderle... Además, tiene que hacerlo por Silvia.

- Es duro... Pero no quiero perder la esperanza de que la encontraremos... - Aunque es una esperanza efímera, allí está, como un hilo plateado al que se agarra con todas sus fuerzas.

- Espero que la encuentren cuanto antes...ya me contó Xabi el estado de Paula y espero que no le suceda lo mismo a Silvia... - se estremece al notar un escalofrío - ...que no le suceda lo mismo... 

En ese momento se escucha la cisterna del baño y el grifo del lavabo.

- Eso oso terminó de acicalarse...

Dicho esto se levanta y empieza a coger carteles.

- Toca empezar a pegar carteles..

Xabier entra en la habitación y ve que Diego ya está cogiendo los carteles. Así que recoge su jersey y os dice:

- Mejor será que vayamos todos en mi coche...no se si con la moto os irá bien llevar los carteles...¿qué me dices Álvaro? 

En parte tiene razón, hay que llevar también algo para pegarlos (celo o cola de carteles) e incluso algo para clavarlos en postes de madera (grapadora o similar).

-Casi mejor ... yo decía de hacer dos grupos por cubrir más terreno ... no sabía que los carteles fueran tan grandes ...- En el fondo agradece tener que ir en el coche, la moto es incomoda cuando se tiene que llevar cualquier cosa y además hace mucho frío. Alvaro se encuentra en esos momentos bastante desanimado, no confía en que la pegada de carteles sirva para demasiado... -¿nos vamos?- pregunta a sus amigos para que traten de salir de allí cuanto antes.

 Cogéis los carteles y lo que usaréis para pegarlos/clavarlos y os metéis en el Seta Ibiza de Xabier. El coche tiene seis años como mínimo pero funciona perfectamente.

Es de gasolina y de 90 caballos. Suficiente para un chico de 18 años y que lo usa sobre todo para ir a clase o para hacer viajes cortos con la novia. Ahora le dará seguramente el uso más importante de su vida, buscar a una de sus mejores amigas.

Os montáis en el coche y os dirigís hacia Milladoiro. Es un pueblo o ciudad-dormitorio de Santiago. Está al Sur de la ciudad y está en proceso de expansión al igual que casi todo el concello de Ames. Os paráis en la entrada del pueblo y os bajáis del coche dispuestos a pegar carteles.

Se baja del coche tras dejarlo bien aparcado.

- Nos encargamos del lado izquierdo...vosotros del derecho...¿vale?

Mira el reloj. Pasa ya de la una y media.

- Nos vemos aquí en media hora...creo que da tiempo suficiente para pegar carteles por todo el pueblo...luego iremos a picar algo que Diego y yo no comimos nada...

Silvia y Alvaro se alejarón de sus dos amigos para pegar los carteles por su lado, la verdad es que ver constantemente la cara de la desaparecida hacía aumentar la desazón del joven, que hacía el trabajo mecanicamente, como un autómata. El estado en el que había dejado el autor de aquello a Paula no hacía ser demasiado optimista... Una vez más el chico se encontró con el cuerpo de Silvia, que pegaba de puntillas uno de los cartes, ahora podía estar con ella divirtiendose por ahí pero no importaba, sin duda lo primero era hacer todo lo posible por encontra a su amiga, es lo único que importa. Alvaro no sabe muy bien de que hablar y la tarea se torna tediosa y aburrida durante un rato ...

Silvia no opina sobre la mejor forma de ir. Ella no tiene vehículo propio así que es la menos indicada para dar su opinión. Pero en el fondo agradece que vayan en el coche, ya que todavía siente sus músculos atheridos tras el viajecito en la moto.

Llegan a una zona y deciden separarse para abarcar mas territorio. La joven coge las cintas adhesivas y una de las grapadoras.

- ¿Coges tú los carteles? - Le pregunta a Alvaro deteniéndose un momento a mirarlo. Hace rato que lo ve desanimado, pero no se ha atrevido a hacer nada para intentar animarlo... - Chicos, nos vemos luego... - Se despide de los otros dos, y empiezan a dirigirse hacia la zona que les toca. Al alejarse del coche, la joven mira nuevamente de reojo a Alvaro... - Anímate... Verás como alguien ve los carteles y llama diciendo que la ha visto... - Le dice dibujando una sonrisa en sus labios. Son palabras que ni ella cree, pero el escudo que ha creado a su alrededor durante tantos años hace su función. El día anterior la había pillado con la guardia baja, y ver el estado de Paula casi lo derrumbó... Pero tras unas horas, el escudo vuelve a hacer sus funciones...

Durante media hora pegáis carteles durante todo Milladoiro. Tras esa media hora volvéis al sitio de reunión, Xabi y Diego os esperan sentados sobre el capó del coche. Os saludan con la mano al llegar y os preguntan que tal os fue. La respuesta es sencilla, nadie la ha visto.

Montáis en el coche y Xabier dice de ir comer algo ya que ellos dos todavía no han probado bocado.