Partida Rol por web

Y allí queda Ray en medio de aquella cafetería mientras te diriges hacia tu amigo, alcanzas a ver una sonrisa resignada en sus labios.

El joven se vuelve algo sobresaltado al sentir el contacto en su hombro, pero luego te sonríe y corresponde a tu abrazo algo apurado quitándose los auriculares, de los cuales sale una música del tipo que a él le gustan, algunos de los estudiantes miran la escena, e incluso parecen haberte reconocido, y bueno, ver a una modelo famosa, ex actriz de Hollywood dando un abrazo al tipo marginal, pues como que se les hace raro, por lo que algunos murmullos empiezan a oírse.

El chico no hace ni caso de ellos y por fin te devuelve el abrazo de verdad, Liel, ¿Qué tal?, ¿qué haces aquí?, siéntate guapa, joe, hace tiempo que no te veía, se te echa de menos, ¿lo sabes no? dice apagando el reproductor que descansaba sobre la mesa.

Liesel no se sienta aunque apoya las manos sobre la mesa, sonriéndole algo melancólica aún.

- Ya sabes que me estoy liadísima... Los niños y el trabajo - ríe un poco - No puedo sentarme, acabo de firmar un contrato y... Bufff... Tengo problemillas... Pero aquí no puedo hablarlo - se pone colorada mirando a la gente. Todo el rato hablaba en voz bajita - Nada demasiado grave, lo solucionaré. Está ahí mi agente, vamos con el tiempo pegado para un café, pero te lo presentaré - mira a Ray y le hace gestos para que se acerque. Liesel se siente orgullosa tanto de su amigo como de su agente, y no ve el motivo por el que no deba presentarlos. Mientras su agente se acerca, ella sigue hablándole - No sé nada de tí desde hace dos semanas, Hein, ¿cómo te ha ido?

Reprocharle que no llamase o contestara a los sms sería una pérdida de tiempo, a él no le gustaban esas cosas, era del tipo hermitaño y, como él decía: "me gusta hablar con personas, no con cacharros".

En el momento en que la palabra problemas aparece en sus labios levanto la mirada para buscar la suya, mierda Liel, no me gusta ese tono que has empleado, miro hacia la persona que a la que gesticula Liel, su agente era fácilmente reconocible en este juvenil mar.

Pues yo he tenido unas noches muy intensas con estos mamones señalo a los libros, O apruebo el examen de dentro de tres días o me tendré que quedar un año más con ellos, y creo que ya ha llegado el momento de que nuestra relación termine, intento bromear.

Finalmente llega el hombre que me es presentado como Ray, he oído hablar de él en alguna ocasión, no tengo un mal concepto de este tipo, partiendo de la base de que no me gustan los de su condición claro esta. Un saludo educado y luego vuelvo a centrarme en mi amiga, ¿Quieres que vayamos a otro lugar? pregunto con la preocupación en mi mirada.

Ray se acerca a la mesa y saluda con frialdad a aquel chico que estaba junto a su representada, no es que le cayera mal, es simplemente una forma mecánica de comportarse ante los posibles pretendientes de Liesel, por más que ella negara que sólo eran amigos desde pequeños, no podía evitarlo.

¿A otro lugar?, que clase de pregunta era que le hacía como si él no existiese, suspirando espera la respuesta de la joven.

Observó la tensión entre Ray y Hein.

Jo... Claro... Son dos polos totalmente opuestos... Qué pena...

- Qué va, no tengo tiempo ninguno, me voy a tomar un café para espabilarme y luego tengo que comer y llevarme a los niños, se lo he prometido ésta mañana... Oye, si quieres vienes a mi casa después de comer y vienes con nosotros, ¿te apetece?

Pues si que vas forzada tía, bueno, pues venga, sentaros y que os lo pongan rápido, yo os invito anda, digo con una sonrisa, luego esta tarde me invitas tú a lo que sea miro los libros con ciertas dudas, pero es mucho mejor ir con Liel, además hace tiempo que no veo a los críos, joder, dos críos, si es que todavía no me lo acabo de creer.

Usted también siéntese hombre, que hay de pies parece su guardaespaldas hago un gesto con la mano al representante. Llamo al camarero para que pidan lo que quieran, ¿A qué hora esta tarde Liel?

Ray se sienta en la mesa y pide un café sólo, su rostro se ha suavizado.

- Me voy a dar un capricho... Un chocolate - pide al camarero, para luego mirar a Hein y a Ray de nuevo. Escucha a su amigo y le responde: - Pues si a las cuatro te va bien, estupendo... ¿Estás de exámenes o algo así? Siempre has sido el responsable, el único que ha hecho carrera, es un fiera - le dice a Ray, cogiéndole la mano fraternalmente a Heinrich - Se lo toma con calma pero nunca se rinde. Es muy grande, lo ha sido siempre - sonríe a ambos. Es importante que Ray asuma que Heinrich no es ningún "peligro" con lo fuese Ethan. Ella no lo consideró nunca un peligro... Pero había quien le veía como un tropiezo en la vida de Liesel, mientras para ella, él y sus hijos habían sido lo que más feliz la habían hecho...

Ray no cambia el gesto cuando pides el chocolate, que engordes un poco es lo que quiere, pero teme que luego te de por “regurgitar”, pero gira la cabeza como si acabara de descubrir algo muy importante en la parte trasera de su asiento cuando coges la mano del chico.

Luego vuelve a mirarte, Si, se lo nota que se lo toma muy en serio, no lo dice con ironía, bueno, por lo menos no lo parece, sino que sigue con el mismo gesto impávido bebiendo un poco del café que el camarero ha servido con celeridad.

¿A las cuatro?, estupendo, no hay problema, allí estaré luego escucho, primero ruborizado cuando dices esas cosas buenas, nunca me he considerado demasiado listo, ni un buen estudiante, pero Liesel es tan dulce, le devuelvo el apretón, je, y sabe como camuflar que prefiero ir a conciertos y escuchar música que estudiar, joe, parece que estoy pasando un examen con este Ray.

Luego miro con el ceño fruncido a este hombre cuando hace su comentario, uhm, Bueno, ya sólo me quedan cinco asignaturas para terminar, más el proyecto claro, a ver si finalmente termino digo con cierto orgullo.

- ¡Oye, pues con veintitrés años es más de lo que muchos pueden decir...! ¡Está super bien, Hein! - se admira sincera y orgullosamente de su amigo - Cuando termines la carrera nos vamos a un concierto de Rammstein a celebrarlo, ¿vale? - rió - ¡Me pondré pinchos y todo!

Si, si, está muy bien chico, cuando termines yo os conseguiré las entradas para ese concierto dice mirando a Liesel con una sonrisa, por eso la quiere tanto, porque no olvida quienes son sus amigos, no ha olvidado de donde viene, ha visto a muchas jóvenes como ella desaparecer en una vorágine de drogas y vida fácil, demasiadas.

Date prisa con el chocolate, a esta hora el centro está a tope de tráfico y tenemos que cruzarlo con delicadeza, para no incomodarla, se la ve relajada con el chico y aún recuerdo sus lágrimas de no hace mucho tiempo.

Venga Liel, no quiero que te retrases por mi culpa, está tarde nos vemos después del ofrecimiento de las entradas por parte de aquel tipo, ha subido mi estima por él, aunque también puede que sea una especie de soborno para caer bien.

Si es que por eso te cuesta tanto estar con la gente, siempre pensando lo peor de cada uno, al diablo, cuando era pequeño siempre acertaba con lo más cabrones.

Liesel apura el chocolate y y se levanta luego de darle un fuerte abrazo y un montón de besitos en la mejilla a Heinrich.

- Me alegro de verte, tesoro, nos vemos a las cuatro - se despide agitando una mano en el aire, con renovados ánimos y paga la cuenta de todos sin decir ni pio y dando un - Shhh - sonriente y llevándose el índice a los labios si rechistan ante la invitación - Vamos, Ray - coge el bolso sale apresuradamente con su agente.

Heinrich recibe los abrazos y los besos un poco azorado, a pesar de que debería estar acostumbrado a este trato tan peculiar y agradable por parte de la joven modelo es difícil asimilarlo, y más en un lugar público, pero sonríe sinceramente

Ray se despide dando el trato más cordial al chico desde que los presentasteis, y ambos salís a la calle, Te llevo a casa, y no te olvides de llamar a Alma, y de ir al médico, y saluda a tus abuelos y un beso a los niños de mi parte

Durante el camino en coche, Lies da conversación a Ray mientras mira por la ventanilla. Chemnitz... Cuántos recuerdos tenía en aquel lugar... No quería volver a Estados Unidos y sin embargo había conservado el apartamento que compró ahí...

Venderlo habría sido un pecado. Recuerda que fué ahí donde hizo el amor por primera vez, que Ethan la había perseguido jugueteando por toda la casa, que se habían bañado juntos en aquella bañera, quedándose ahí hasta que el agua se enfriaba, viendo por la ventana, abrazados, cómo nevaba en Nueva York... Él solía decir: "Cuando nos casemos conservaremos ésta casa... Tendremos otra, porque aquí no caben niños, pero vendremos aquí cuando sea temporada de nieve..."

Fué sólo una vez que le llevó consigo a Chemnitz.

"Adoro éste lugar... Quisiera quedarme aquí siempre... En cuanto termines ese rodaje, nos mudaremos aquí, a Europa, a la ciudad que es tu hogar" las cajas de la mudanza ya estában hechas cuando le encontraron muerto en el colchón... Todas esas cajas fueron a parar a aquel apartamento suyo primero, y ahora estaban entre aquella y ésta de Chemnitz...

Un escalofrío le recorrió la espalda a Liesel. Siempre que se ensimismaba recordaba a Ethan y a los niños... Por eso le gustaba ver las cosas de forma que sus pensamientos la condujeran inconscientemente hacia los niños, buscando cosas que enseñarles o que les pudieran parecer interesantes.

Cita:

Ray la sacó de su ensimismamiento y ella le miró asintiendo con una sonrisa cordial.

- No te preocupes, me acordaré de todo, Ray.

De vuelta a casa, mañana tienes una gran oportunidad, un contrato con D&G, para toda Europa, pero también es volver a la primera plana de que te retiraste hace un tiempo, tras todo lo sucedido, menos tiempo con tus hijos, pero la carrera de las modelos es mucho más corta que la de las actrices, y con este trabajo podrías solucionar tu ya más que holgada situación financiera, con la veintena apenas superada, es un privilegio al alcance de muy pocos.

Supones que tu abuela te habrá preparado la comida, así que, dudas por unos instantes si entrar en tu casa o ir directamente a la de ellos.

Liesel saca su engordado juego de llaves y abre la puerta de la casa de sus abuelos.

- ¡Abuelooos! - canturrea a modo de saludo - ¡Ethan, Johanna, mami está aquí!

Los niños aparecen corriendo en cuanto entras en casa gritando, una sonrisa en el rostro y los brazos extendidos para abrazarte, sus alegres voces se empeñan en contarte todo lo que han hecho durante la mañana, pero hablan a la vez, y todo queda en una ininteligible algarabía.

Llegas al salón con alguna dificultad debido a la continua interferencia de tus hijos, en él está tu abuela sola, cosiendo alguna cosa, en la alfombra justo delante de la chimenea, varios juguetes esparcidos por el suelo, vívidos recuerdos de tu infancia no tan lejana en el tiempo.

¿Qué tal ha ido todo? pregunta mirando con una sonrisa a los pequeños, ¿Te vas a quedar a comer?, tu abuelo ha ido a comprar algo de pan.

Liesel hizo cuanto pudo para escuchar los relatos de sus hijos alternando la mirada entre Ethan y Johanna, poniendo caras de verdadero asombro ante las cosas que le contaban y llegaba a entender, haciéndose más o menos una idea global de lo que intentaban transmitirle, con ambos cogidos, uno en cada brazo. Desde luego, si algo había firme en el cuerpo de Liesel por aquel ejercicio, eran sobre todo el pecho y los brazos.

- Hola abuela, pues... Ha ido bien, pero toca viajar - se inclina, niños en brazos y todo, para darle un beso en la frente a Gretel -... Me quedo, sí - sonrió, dejando a los niños en el suelo y adquiriendo una postura estúpidamente terrorífica, con las manos en forma de garra y diciéndole a los pequeños - ¿Quién soyyy? ¡El coco, que viene a comerooos! - aquel juego les encantaba. La cosa consistía en que corretearan, les capturaba y después les hacía cosquillas un rato. No había nada que reconfortase más el espíritu de Liesel que las risas de sus pequeños.

La verdad es que te encuentras a gusto en esa casa, con tus abuelos, con tus hijos, es tu hogar, lo has sentido siempre y ahora no es una excepción, tu abuela no le gusta que viajes, dice que ya está muy mayor para hacerse cargo de los crios, pero en el fondo sabes que le costaría pasar si su compañía, sólo son excusas para recibir algún cariñito por parte de su nieta.

Tu abuelo llega y las cosas se ponen en marcha, tu abuela se levanta y entre los tres, bueno, los cinco, pues si no están por medio no serían Ethan y Johanna, conseguís que la comida transcurra con normalidad, las nuevas noticias de tu trabajo, las disertaciones sobre política de Rutger, las cosas han cambiado poco desde que regresaste, aquel día…ojalá las cosas hubieran sido diferentes, nunca has entendido el porqué de su muerte, ¿realmente fue un error al tomar la medicación?.

El recuerdo anterior de Ethan se ha abierto paso hoy al venir a la casa, como si algo no fuera bien. La hora de salir al parque se acerca, pronto llegará Heinrich.