Partida Rol por web

Entonces, seguramente, o la siguieron o ya estaba dentro de la casa esperándola, pero como la única persona que posee llaves de la casa es usted, por lo menos que estuviera en el país, sólo nos queda la idea de que la siguieran... - digo bajando un poco la voz y mirando a Travis. ¿pero por que no hacer nada, es decir, por que si lo tiene tan fácil, se quedó sólo en la amenaza? ¿Se tratará de una muestra de poder? - manifiesto en el mismo tono de voz para no resultar rotundo Intrigante...

Es una posibilidad señorita, pero como bien ha dicho mi compañero, no tendría ningún sentido tomarse tantas molestias para nada, intercambio una mirada con la de señor Spellman, que no para de lanzar miradas preocupadas a la joven, Aunque por otra parte es un alivio que no haya hecho nada digo con una sonrisa tranquilizadora a la mujer.

Creo que debería llamar a un compañero para que analice el cuchillo y la bala, por el tema de las huellas, ya sabe le digo con cierta complicidad, mientras esperamos que vengan, me gustaría hablar un momento con usted señor Spellman, a solas si no hay ningún inconveniente, digo mientras regresamos al salón, no me parece bien permanecer en el dormitorio durante más tiempo, tras recibir la confirmación por parte de aquel hombre nos desplazamos ambos a la cocina unos instantes.

Enseguida regresamos a ver si Antoine puede sacar algo más de información.

Creo que debería sentarse, señora. Han sido demasiadas emociones para hoy. Venga, siéntese en el sofá mientras vienen los de la policia científica. - le digo con la más amplia, sin llegar a resultar espeluznante, sonrisa y brindándole el camino con la palma de mi mano. Una vez que ella se sienta, me siento próximo a ella, pero sin llegar a resultar intimidante. Y su marido que le ha dicho al respecto. Vendrá para aquí a toda velocidad, imagino. - le digo mirándola a los ojos con una sonrisa que intenta ser tranquilizadora. La verdad es que estoy casi tan nervioso como ella, pero no se me puede notar. Una de las cosas que nos enseñaron en la academia era a tratar de resultar reconfortante y tranquilizador, pero es bastante más complicado de lo que parecía en un principio, además parece tan indefensa, me recuerda a alguien, pero no sé a quien...

Algo extrañada al verlos salir a ambos hacia la cocina para hablar, la joven asintió a la sugerencia de Antoine y sonrió por educación, tomando asiento...

Se mordió los labios y se los lamió cuando éste preguntó por su marido... - En principio llegaba mañana. Esta de viaje de trabajo... - se frotó los brazos, se encontraba realmente fatigada... - Iba a llamarles yo pero no estoy segura de si han pinchado mi línea de teléfono... Por la voz que escuché, ya sabe...

Ya me imagino... De todos modos no se preocupe por que le proporcionaremos toda la ayuda que necesite. - esbozo una sonrisa. La verdad es que todo es un poco raro, no le parece? Si no tienen enemigos no entiendo que tipo de tarado hace una cosa así, pero siempre la realidad supera la ficción. Además el dinero siempre crea envidias, no cree?

- Sí, bueno... Supongo... - asintió de nuevo - Tal vez ha sido un trastornado... No lo sé. Hay criminales que escogen a sus víctimas al azar... Pero... Es raro... - traga saliva, consternada - Tu compañero lleva razón... Podría haberme matado y, sin embargo... No lo ha hecho...

Al cabo de unos cinco o seis minutos aparezco por la puerta acompañado de Spellman, al entrar en el salón sonrío a la mujer Antoine, bajemos un momento abajo, quiero hablar con los de la científica antes de que suban, me giro a la joven, Nah, tranquila, es que siempre vienen armando un lío, y es mejor que seamos discretos, es lo mejor en estos casos

Sin añadir nada más me dirijo a la puerta de salida, No se moleste, conocemos el camino, enseguida volvemos y apremio a mi compañero para salir del lujosa apartamento.

Suspiro cuando los dos policías abandonan momentáneamente el lugar, y me acerco a Solaine, me acuclillo justo delante de ella, acaricio mi cabello, con calma, ¿Cómo estás? pregunto para iniciar la conversación, Verás… es complicado, en un gesto casi impulsivo tomo su mano, el poli ese, cree, que…en fin, que has sido tú la que has hecho la inscripción, que te has tomado algún tipo de droga, dice que es lo más posible, y que esa siempre suele ser la solución,

Me avergüenzo de estar diciéndole esto, pero mejor yo que ellos, el no recordar nada, el dolor de brazos…

Salimos del apartamento y respondo a la cara de extrañeza de Antoine, No te preocupes, no creo que le pasa nada, he estado hablando con el tal Spellman, en mi opinión un pájaro de cuidado, es obvio que se la tiraría se pudiera, pero creo que le tiene respeto a su marido

Llegamos al ascensor y continúo, Dice que ella ha tenido problemas de depresión alguna vez, aunque de eso hace ya algún tiempo, y que las cosas no le marchan demasiado bien con su marido últimamente, el cual vuelve mañana por cierto, salimos del ascensor.

Resumiendo, me apostaría el cuello a que la inscripción la hizo ella misma, si analizamos el cuchillo seguro que está lleno de sus huellas, lo mismo la bala y la puerta de entrada, y si hacemos una análisis de su sangre seguro que nos da positivo con algún tipo de antidepresivo tomado en gran cantidad, o incluso algo peor, los he dejado solos, porque estoy seguro de que Spellman le contará mi teoría, a ver como reacciona finalmente el aire frío de la ciudad.

Solaine abrió la boca, exasperada:

- ¡¿¿Qué??! - exclamó por lo bajo - Yo... ¡Yo no he sido, Hugh! ¡No tomo drogas! ¿...De dónde iba a sacar una bala? ¿Por qué iba a amenazarme a mi misma en mi propia puerta...? ¡Es absurdo! - negó. La calma se había ido a un lugar muy lejano para, una vez más, dejarle el protagonismo a la angustia de hace unas horas... - ...No recuerdo haber llegado a casa, todo fue bien en el trabajo, como siempre... ¿...Y la voz del teléfono? ¿También me la he inventado yo? - preguntó, algo indignada.

Tranquila, tranquila…yo te creo, no tiene ningún sentido eso que dice, sólo que es la teoría que él tiene, suelto su mano, dice que la voz del teléfono te la inventaste también

Me pongo de pie para sentarme en la esquina de la mesa baja para quedar frente a ella, Sinceramente, lo de la bala es lo que menos entiendo, veo su mirada, no quiero decir que lo otro tenga ningún sentido, pero, no sé, una bala en tu bolsillo calló por un momento, intentando pensar.

Solaine, son muchas horas en blanco, intenta recordar, no sé, no me gustan esos polis, un listillo y un novato, no quiero que se encarguen de esto, y luego sus disparatadas teorías

- No recuerdo nada más, Hugh... - se tapó la cara, apoyando los codos sobre sus rodillas, completamente desganada... - A mí tampoco me gusta que alguien se meta en mi casa y me amenace... Pero algo podrán hacer... Deben de haber dejado huellas en la bala o en la puerta... En algún sitio... Dios, qué asco...

Y lo de la llamada? - le digo antes de que se largue. Suena un pelín raro que la llamarán para decirle algo. pero más raro es, si ella sabe que fue ella, por qué nos llamó. Es una cosa que no me puedo explicar. Si yo la lío, no llamo a los polis para inventarme una película. Hay algo que me descuadra... Lo miro con convicción, esa con la que se mira cuando uno piensa que lleva razón. A lo mejor se me estaba aguzando el instinto...

De repente un intenso dolor de cabeza, el rostro de Hugh se va volviendo cada vez más borroso, una sensación que no es nueva, sabes que ya la has vivido antes, todo se vuelve oscuro, unos segundos y es como si despertaras de nuevo…

Es como si lo estuvieras viendo con los ojos de otra persona, es tu casa, tu salón, y tu caminas por él, con la misma ropa que llevas puesta, pero no entra luz por la ventana, es de noche, un cuchillo de carnicero en tu mano, gotas de sudor se deslizan por tu cara, el terror en tu cara al ver la inscripción, te es familiar.

La escena cambia como en una película, aunque sigues siendo tu, en tu dormitorio, el mismo cuchillo, ahora mellado, tu ropa es diferente, tu peinado también, pero la expresión de angustia es la misma, observas la parte interior de la puerta del armario, y tu rostro se suaviza, miras en “tú” dirección, y luego la imagen desaparece.

Hugh se encuentra a tu lado, oyes su voz y sientes su contacto, abres los ojos, y regresas a la realidad.

A no ser que no sepas que has sido tú, venga tío, no me jodas que nunca has pillado un ciego o has fumado hierba, no te lo crees ni tu, luego no te acuerdas de una mierda de lo que paso me encojo de hombros, La chica despertó, no se acordaba de nada, otra noche acogedora bajo los medicamentos, pero claro, luego ve eso, y se acojona claro está

Un coche aparca cerca de la casa, lleva un sirena de esas que se pegan al techo, de él bajan dos personas, un hombre y una mujer, te suenan de vista, pero no recuerdas sus nombres.

Lo de la llamada lo pudo haber imaginado, y el porqué escribió eso no tengo ni idea, no estoy en su depresiva y preciosa cabecita levanto la mano para saludar a los recién llegados, Vaya capullos, ve subiendo para arriba mientras le cuento la historia a la parejita feliz te doy una palmadita en la espalda.

Aturdida, La-Roux abre los ojos pestañeando debilmente, observando su alrededor...

¿...? ¿Eh...? ¿Hugh? ¿Qué ha sido eso...?

- Aaah... - se queja, incorporándose medio zombie, con una mano en la cabeza - ¿Llevé el cuchillo anoche...? No lo entiendo... ¡No lo entiendo! ¿Por qué...? ¿¿Qué coño ha sido eso?? ¿Qué había en mi...? Armario... - Solaine se levanta rápidamente, con los ojos abiertos, dirigiéndose a su habitación en busca de aquel armario...

No sé. Me da la sensación de que puede haber algo más, pero lo mismo aún no tengo el instinto desarrollado Qué mierda! Que me vas a contar tu a mi de colocones y drogas... Maldito cabrón. Bueno, habrá que obedecer órdenes Me doy la vuelta con una mueca del que se queda con la boca partida, metafóricamente y vuelvo a acercarme al ascensor. Presiono el botón sin ganas. Qué mierda! Qué mierda! Qué mierda! Qué mierda! Cuando llega el ascensor me introduzco en él sin convicción y sin esperar a ver si sube alguien más, presiono el botón para subir de nuevo al piso. Tengo que ser amable, tengo que ser amable, tengo que ser amable y reconfortante... Cuando suena el ding del piso, pongo mi mejor sonrisa, si, esa que no llega a parecer espeluznante y me acerco a la puerta, despacio, por si acaso estuvieran hablando de algo que me pudiera interesar. Me paro, incluso para ver si capto algo.

Sorprendido por tu repentino movimiento Hugh esta a punto de tropezar con la mesita y caerse, pero no te das ni cuenta y sigues tu apresurado camino hacia puerta del armario, al llegar allí la abres y en ella hay otra inscripción…

Y Hugh será quien te mate

Las palabras están grabadas en la madera de la misma forma que en la puerta principal, cuando terminas de leer la inscripción, la figura del hombre, con gesto preocupado, aparece en el umbral de tu dormitorio, la puerta del armario entre ambos, con la inscripción en tu lado, por lo que no ha podido verla.

Un gesto de interrogación en sus ojos.

- ¡Haaaah...! - se horroriza Cavaliê, sin poder evitarlo, ahogando un grito... En aquel momento llega Spellman, a quien observa pálida y ojerosa, con el gesto demudado...

¡¡¿¿¿...QUIÉN HA ESCRITO ESTO???!!

De nuevo aquella sensación de desasosiego y tormento... La joven cierra el armario de un portazo, llevándose las manos a la cabeza, frenética... Aquellas visiones, el verse a ella misma con aquel arma... Las lagunas mentales... Comenzaba a sentirse fuera de lugar, e iba a volverse loca...

- ¡...Vete! - le gritó a Hugh - ¡¡Vete!! ¡¡No quiero a nadie en mi casa!! ¡¡¡¡VETE!!!! - rugió, sujetándose la cabeza como si le doliera, inclinándose sobre sí misma...

¿A dónde iba?, ni siquiera me da tiempo a llamarla, la sigo tras reponerme de estar a punto de irme al suelo, joder, ¿Qué le pasa ahora?, está como una cabra, salgo detrás de ella en su dirección.

¿Solaine? ¿qué me vaya?, ¿Qué te pasa?, cálmate, soy Hugh, su rostro como si hubiera visto un fantasma, doy un paso al interior de la habitación, los brazos alzados a la altura del pecho mostrando las palmas, intentando transmitir tranquilidad.

Dime que te pasa, sólo quiero ayudarte la miro a los ojos, intentando ver algo en ellos.