Partida Rol por web

Lapidus hizo un gesto a sus compañeros para que no entrasen, y se dispuso a buscar trampas o mecanismos en el suelo desde  la entrada a la estatua.

- Lapidus - Grygory llamo la atencion del picaro - revisa a ver si es una estatua como la que encontramos en la fundicion.

Lapidus examinó con cuidado la estatua y la sala en la que se encontraban. La sala tenía cuatro accesos: al este, por donde habían entrado; oeste, por donde sale un pasillo en el que hay uans escaleras; norte, que termina en una puerta; y sur, que continúa hasta perderse en la oscuridad.
La estatua era toda ella de mármol rojo, excepto el ranseur que además, al tocarlo, le pareció que podía extraerse.

Camlo concentra el foco de su escrudiñamiento mágico sobre la estatua.

No detectas emanaciones mágicas.

-No parece haber nada mágico en esa escultura-comenta en voz queda al resto.-Cojámos el arma, quizás nos sea útil en el futuro.

Tras sacarla de la estatua la guarda a su espalda.

Se acerca a la puerta del norte y pega la oreja mientras se concentra en escuchar algo al otro lado.

Agarras el ranseur sin problemas. Es bastante voluminoso (del tamaño de un ranseur normal, vaya).

Te parece escuchar algunos gruñidos apagados.

-Oigo unos gruñidos tras ésta puerta-susurra al resto el hechicero.

-¿Sabes si es una criatura como la de antes? ¿o no eres capaz de distinguir qué tipo de criatura los emite? -contesta también bajando la voz Kaddok.

-No tengo idea de qué criatura proviene, pero si fueran como la criatura de antes igual me habría dado cuenta-contesta el conjurador.

-Alguien debería abrir esta puerta un poco y con cuidado y echar un vistazo. Puedo ser yo y hechizar a los posibles seres malvados que haya...-dice mientras empieza a sudar copiosamente por la frente.

Dejad a los profesionales, dijo el enano con una amplia sonrisa rodeada de pelos.

Lapidus se acerco y examinó la puerta en busca de trampas.

Lapidus tenía la certeza absulota de que no había trampa alguna en aquella puerta.

Tapad esas luces, dijo el enano con un susurro. Tras esto se aseguró que su ballesta estuviera cargada y abrió con sumo cuidado la puerta, lo justo para poder mirar dentro.

El varisio tuvo la precaucion de hacer caso de su compañero, y apunto con la luz hacia otro lado diferente... sin soltar la ballesta.

Lapidus esperó a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad y abrió la puerta con mucho cuidado, intentando no hacer ruido, algo bastante difícil ya que saben los dioses cuántos años hacía que aquello llevaba cerrado. Se asomó la interior. Era una sala muy grande y de techo muy alto. Su visión en la oscuridad no le permitía ver el final. La puerta se encontraba sobre una plataforma de madera elevada, con escaleras de madera que descendía a izquierda y derecha y una pasarela desvencijada que salía de la plataforma hacia el norte, justo frente a la puerta.

Camlo situado, cual vieja metomentodo, a la espalda del enano le susurra inquisitivo:

-¿ves a alguien?¿quien gruñe?

..espero que no sean las tripas del enano lo que he oído-piensa para si

El enano entrecerró la puerta antes de abrir su apestosa boca.

Para nada, si hay algo esta escondido. Dicho esto describió a sus compañeros lo que había visto, y se apartó de la puerta.

Y bien, ¿quien es nuestro valiente? Un sonrisa se adivinó bajo la barba.