Partida Rol por web

El escudero trato de hablar con otros de su mismo escalafón social, tratando de escuchar los rumores que había por la corte, tanto los que implicaban directamente a su casa como los que implicaban a otras casas. Prestando especial atención a si alguien había oído algo mas acerca del caballero zorro.

Los rulos negros se movieron asintiendo a la palabras de Alan. Sus dientes se cerraron con fuerza, con bronca. Honestamente esperaba que el mercenaria se despertara solo para ahcerlo habalr y luego cortarle la garganta ella misma. Se quedó pensativa mirando el resto del fesfile.

Asiento con la cabeza pensativa, con gesto comprensivo.

-Entiendo... no es una muchacha mucho mayor que yo, y un matrimonio concertado siempre es duro... Aún más cuando es alguien a quien no amas. Pero la decisión de fugarse es arriesgada. Afecta tanto a su familia como a su patria...- comienzo a hacer girar con los dedos el mechón que cae hacia un lado -creo que quería que su padre se diese cuenta de sus sentimientos. También es probable que se fugase porque amaba a otra persona, ¿no sería eso romántico? 

Lo demás parecían bastante concentrados en cualquier indicio sospechoso. Cierto era que habíamos pasado muchas calamidades e injusticias hasta llegar allí. Esta mujer, además de agradable y simpática, parecía la típica tertuliana que bien podía estar informada de cualquier chisme de los alrededores. Quizás podía sacar algo en claro, todo era probar suerte. 

Esbozo mi más encantadora sonrisa mezclada con un tono de verdadero interés en mi voz.  

-También tengo entendido que los Dannett contaban con la ayuda del llamado Caballero Zorro, o algo parecido, para algunos trabajos. Me llamó la atención sobre todo por el nombre. Había oído algunas historia sobre ese personaje, aunque creía que era un joven sin tierra que trabajaba por su cuenta. 

Los Dannett, El Caballero Zorro, Mercenarios, Fugas y Enamoradas. Todo con palabras mayúsculas, ya que todo eran acciones que se orientaban al alguien. Su tensión aumentaba por momento, y seguro que alguna daga habría escamoteado entre sus ropas. Esos anchos ropajes y mangas decoradas daban lugar a muchas volutas, pliegues y demás, así que ... puede ... o no.

Empezaba un matiz paranoico en su mente y no había forma de reprimirlo. Taciturno, seguía a las damas como hasta ahora. Igual un hombre tras ellas, podría ser una barrera para defender las representantes de su casa, pero si no, toda la ira contenida, todo el odio acumulado y la tensión palpitante, sería descargada con una furia asesina, al igual que justiciera, en pro de la defensa de unas hermosas mujeres y lo que estas representaban.

Era su honor. Era su deber y deseaba hacerlo. Más incluso que abrir de piernas a una muchacha o regresar al calor de los pechos de su ama.

La mujer responde a Albian

No creo que el caballero Zorro sea amigo de los Dannett, si eso fuera así y se pudiera demostrar, podrían acusar a los Dannett de traidores, igual que lo es lord Archay, aunque dicen que han conseguido matarlo, cuchichea la mujer.

Bueno, encantada de hablar contigo, voy a mi mesa, parece que el rey está llegando

Casi diría que esto es una emboscada para sonsacarnos. Namir empieza a estar irritado, ya no nervioso, sino enfadado.

Con un tono rasposo interviene - Si, mis señoras, sentémonos.

Una vez entra el rey, se sirve la comida en el gran salón. Las mesas tienen mantelerías finas y están repletas de platos; los criados entran y salen del salón limpiando y trayendo nuevos platos de la comida.

El banquete se compone de:

- Hogazas de pan crujiente recién horneado acompañado de vasijas de mantequilla y ruedas de queso amarillo.

- Abundante sopa de puerros y otros tubérculos.

- Una ensalada de lechugas, frutos secos y queso espolvoreado, aliñada con aceite y vinagre.

- Huevos de codorniz escalfados en una salsa de nata y eneldo.

- Pastel de hojaldre caliente relleno de paloma o anguila en su jugo.

- Asado de ternera con un rebozo de ajo y hierbas, acompañado de tubérculos asados amontonados en platos alrededor del asado.

- Tartaletas de fruta en miniatura, pasteles de limón escarchado y helados de frutas con miel.

- Abundante cerveza y vino, incluyendo vinos diferentes para cada uno de los platos principales de la comida.

El rey Robert es un anfitrión generoso y a todas luces un hombre que disfruta de la comida y la bebida, y espera que sus invitados hagan lo mismo; amén de la cantidad de oro que han recaudado por la inscripcion de los caballeros en el torneo, una cantidad nada despreciable para las arcas del reino.

Cuando partimos de Dorne la expectativa de participar en un torneo tenia activo mi interés no obstante en este preciso momento quería estar lo mas lejos de este acontecimiento, el recibimiento fue pésimo para, cuando vieron los colores de la casa Bredford el populacho estallo en insultos y gritos en contra nuestra, casi como si fuéramos una casa traidora a la corona.
Trate de mantenerme estoico, no debía de ser un mal ejemplo para Dickon y si mostraba mi enojo dejaría mal a la casa, así que opte por hacer de cuenta que no oía nada.
A mi criterio la muerte del maestre era razón suficiente para volver a casa pero no era mi deber dirigir el camino de la casa, a esto le sigue la muerte del caballero, -Excelente noticia para comenzar un torneo.- Pensé mientras me dirigía hacia la mesa.

Me Senté junto a Dickon y tomé una hogaza de pan, solo por reflejo. No tenia hambre ni humor para comer.
-Espero Poder ganar por lo menos dos lides.- Comente al joven escudero. -Así podremos comprar un caballo y tu tendrías uno propio para andar y practicar.- Dije al muchacho tratando de parecer con buen humor.

Namir comía despacio, evitando el pescado y sus temidas espinas. El vino ni mirarlo. Era fácil de edulcorar, trucar o algo peor. La cerveza es muy sensible si se le intenta mezclar algo, así que cerveza y de manera muy comedida. Había mucho que mirar y eran demasiados ojos los que necesitaba como para tener controlada a toda esta alocada concurrencia. Evitaba todo aquello que pudiera tener un fuerte olor o sabor. Eran lo indicado para enmascarar cualquier sustancia. De todas maneras no era su prioridad el hacer de catador, sino el proteger a las damas de su casa, y así actuaba. Perspicaz y observador.

Al escuchar a Ragar lo de comprar el caballo se acordó de las monedas que había capturado de la batalla.

Aún tenía dudas de la participación real del verdadero Caballero Zorro y en su estabilidad emocional se notaba.

El escudero continuaba buscado información y atento a los rumos que había en el corte, tan concentrado estaba en ello que por poco no escucha el comentario de Ragar. Si, me haría falta un buen caballo de guerra, el que tengo solo vale como mula de carga, en caso de combate más me valdría desmontara a tiempo.  Aunque su viejo jamelgo le había servido para practicar en varias ocasiones y le tenía cariño, sabía que no era un caballo preparado para la lucha.

Después del comentario el escudero volvió a centrar la atención en los comensales, estaba nervioso siempre había oído que las fiestas eran tan peligrosas como los campos de batalla, aunque no sabía realmente a que se referían con este comentario. El escudero en su inocencia pensaba que podían referirse a un ataque sorpresa o algo por el estilo.

Asintiendo levemente con la cabeza y con una encantadora sonrisa me despido de la mujer que ha entablado conversación con una servidora, a la cual de normal miraban por encima del hombro sin prestar demasiada atención. 

Siguiendo el movimiento del resto de los invitados me dirijo a sentarme también en la mesa, aunque realmente no tenía demasiada hambre... o eso pensaba al principio. Al ver tal cantidad de comida mi estómago comenzó a gruñir invitando a probar algo de lo que se servía en la mesa. 

Una hogaza de pan con un poco de queso, agua, huevos de codorniz, alguna salsa de variadas verduras, algo de ensalada, un poco de carne... Se oían distintos murmullos, algunas voces por encima de otras, pero por el momento ninguna conversación que resulte interesante, además de entablar conversación con las personas de alrededor con las cordialidades correspondientes. 

Por si acaso mantenía la oreja puesta por si había alguna cosa que llamase mi atención mientras miraba de vez en cuando al rey. Era la primera vez que lo veía en persona y realmente infundía respeto. 

-El rey realmente es una persona muy animada y un gran anfitrión- comento cautelosa con una tímida sonrisa. 

Nymeria mordisqueó un pedacito de queso, sin dejar de observar al Rey y Ser Barristan. Le parecía imposible, pero allí estaban, ante ellos. - Un gran anfitrión y un gran Rey, sin lugar a dudas. Un gran guerrero también. Que los 7 le den un largo reinado!

Durante el banquete, varios artistas actúan ante la familia real y los invitados reunidos. Los trovadores tocan antes y durante la primera parte del banquete, seguidos por juglares, bailarines y bufones.

Los juglares se lanzan bastones, cuchillos en incluso antorchas encendidas de una mano a otra, saltan, dan volteretas y cuentan chistes escandalosos que provocan estruendosas carcajadas en los invitados.

Los comensales rien, comen, beben, al tiempo que van de un lugar a otro para conversar con algun miembro de una casa amiga o simplemente buscando tratos y negocios de conveniencia para ambos.

Orten Lugus, acompañado de su hermana Marita, presenta a ésta a varios caballeros del banquete; todo apunta a que su intencion es buscarle un "buen partido."

Igual la paranóia estaba atacando los nervios de Namir, pero era demasiada gente. ¿Y por qué el tipo ese va vendiendo a su hermana como vulgar baratija en un mercadillo de pescado? Tanto interesa desacerse de la pobre o es que ya no hay sitio para el amor. ¿Está buscando favores o se está intentado deshacer de ella?

A Namir ya no le pasa ni el agua por el gaznate. Desganado pasa su interés a vigilar la zona, a controlar que nadie se les acerque demasiado sin estar controlado, con la intención de proteger a las chicas y nada más lejos de su intención, de controlar al vendedor de mujeres ese. Un traficante de esclavos piensa el Oriental.

El joven escudero quedo fascinado por los juegos de los malabaristas y la música, hacía mucho tiempo que no contemplaba una fiesta tan esplendía, desde que había dejado la casa de su padre para servir como escudero. Seguro que mi hermano tiene fiestas de este tipo cada poco. Pensó con amargura el joven que por el mero hecho de haber nacido más tarde había perdido ese privilegio.

La fiesta de inicio del torneo siguió y pese a mi humor negativo logre disfrutar de los juglares y los trovadores, en mas de una ecuación me encontré tarareando alguna canción que había oído en mis años de caballero. El entretenimiento logro sacarme un poco de mi mal humor.

No actitud mis situación estaba muy lejos de ser divertida y parecía que no era el único, Namir parecía serio y concentrado y Dickon no parecía decir mucho tampoco, pero ¿de que se los puede culpar? lo mejor seria seguir intentando disfrutar de los entretenimientos que ofrecía el rey antes de poder encarar el torneo.

Aplaudo asombrada por los distintos trucos que realizan los juglares. Nunca dejarían de sorprenderme. Como siempre me había pasado, me quedo embelesada con las canciones e historias que cantan o narran, quizás en busca de conocimiento, quizás simplemente por curiosidad. Había que decir que tenían un arte único cuando se trataba de inventar. 

Después de tantos días de viaje era de agradecer ver a tantas personas alrededor. Sentía que había crecido mucho de golpe, puede que por todo lo vivido... Mientras que las voces de los comensales se fundían como si fuera el revoloteo de miles de alas de mosquitos,  busco con la mirada a algunas de las personas más jóvenes que hayan asistido al banquete para intercambiar ideas, algunas bromas... lo que fuese. Sentirme de nuevo en la edad que realmente tengo. 

Cuando el banquete está terminando y la mayoría de los invitados han bebido gran cantidad de copas de vino y cerveza, la paciencia del joven Adham Dannett tanto con la Casa Bredford como con el Rey se agota.

Cuando se propone otro brindis más por el honor y el éxito de los competidores en el Torneo del Rey, Adham se levanta dando bandazos, haciendo que su banco rechine contra la piedra, y señala con un dedo acusador a los miembros de la Casa de Bredford.

“¿Honor?”, exclama con rabia. “¡Algunos de los que se atreven a venir a este torneo y a compartir esta mesa no saben nada del honor! ¡No hay lugar aquí para los llamados caballeros y nobles que masacran a inocentes granjeros y a sus familias, salvo para enfrentarse a la justicia del Rey!

¡Majestad, en nombre de mi padre y de mi casa, os ruego escuchéis mi demanda contra estos asesinos!”

Llegados a este punto, Dannett no está interesado en una argumentación razonada o en un debate, y hace callar a gritos a cualquiera que se oponga a él.

Dada la naturaleza pública de la acusación, el rey Robert no tiene más opción que escuchar lo que Dannett tiene que decir, aunque se muestra claramente disgustado por este giro de los acontecimientos. Aún así asiente serio ante el joven caballero que comienza a gritar su relato:

El joven caballero describe apasionadamente las circunstancias del ataque sin previa provocación sobre los campesinos de la casa Dannett, el brutal asesinato de granjeros desarmados y el hallazgo de un escudo en mitad de la masacre, uno que lleva el blasón de la Casa de Bredford.

Intercala dificultades y disputas ocasionales antiguas con los Bredfords, magnificándolas como si fueran el motivo de este ataque injustificado, y demanda justicia en forma de restitución por parte de los culpables.

Una vez estuvo a punto de terminar el banquete ya estaba preparándome para poder retirarme del lugar cuando un nuevo brindis se propuso, alce mi copa como el resto y sucedió algo fuera de lo común.

 El maldito Adham Dannett nos acusaba frente al rey del Homicidio de los granjeros, deje hablar a ese hijo de serpientes y una vez hubo terminado de decir sus venenosas mentiras me levante del banco. -Esas no son mas que mentiras y falaces cuentos que el señor esta usando para ensuciar el nombre de la buena casa Bradford.- Estallé. -Mi rey no debe escuchar estas acusaciones provenientes de este perjuro y descarado truhán.- no sabia si me había extralimitado pero mi odio hacia el sujeto habían hecho fluir las palabras sin que tuviera tiempo a detenerme.

Mi señora, si nos afrenta, permitidme retarlo aquí y ahora, a resolverse con lo que en la sala hay y así se resuelva la disputa. Comenta susurrando casi en las manos Nymeria.

Acaricia el pomo de su daga por encima de las ropas y desea poder subsanar esto de una vez por todas.