Partida Rol por web

El escudero espero pacientemente mientras vigilaba al nuevo integrante de la comitiva, sabía que no tenia nada que hacer en el torneo, ya se lo había demostrado sir Ragar en el entrenamiento desmontándolo con facilidad.

Volvió a mirar a Neil Ríos, no se fiaba un pelo del chico, parecía astuto.

Nymeria acamodó su cabello y se dirigió con tono firme al escriba.

- Ser Ragar Sílox represantará a la Casa Bredford en las justas... - dudo un segundo, pero luego agregó - Y Namir Ahooris lo hará en espada.

El hombre moja su pluma en la tinta y apunta,

- Ser Ragar de la casa Bredford en las justas y Namir Ahooris en espada. Muy bien, son 55 monedas de oro. Mañana al atardecer el rey inaugurará el torneo con un banquete. ¿Cuántos de la casa Bredford asistiran?

El torneo de justas comienza al dia siguiente al alba, y el de espadas por la tarde.

Por el camino había recuperado la bolsa con el dinero y me mantuve callada, mirando de tanto en tanto al niño con cierta pena.
Cuando llegamos a la inscripción me dediqué a sacar de manera cautelosa y discreta el dinero y depositarlo en la mano del hombre. No sabía si el chiquillo estaría incluído o no en el pack de la casa Bredford por lo que prefiero guardar silencio y esperar a que mi prima o alguno de los que tenían más labia hablasen.

Uno de los escribientes con mal humor os grita.

Vamos, contestad, no tengo todo el dia para ustedes y hay más gente esperando!! Y no es obligatorio asistir al banquete; cuantos menos seáis menos gasto.
 

Nymeria miró fijo al hombre. De haber sido otra la situación lo hubiera hecho comer sus palabras. - Seremos 6... - Sin esperar mas dió media vuelta y se encaminó hacia la ciudad.

Una vez habéis pagado el costo de la inscripcion de ser Ragar para las justas y de Namir para el torneo de espada, os encamináis de nuevo a la posada.

Una vez allí os recibe con una sonrisa el tabernero, quien le da un paquete a lady Nymeria. Se trata de una daga de buena manufactura con una empuñadura de huesodragón, envuelta en tela y atada con una cuerda. Sujeto a esta cuerda hay un trozo doblado de pergamino en el que está escrito con letra muy limpia y clara el nombre de Nymeria Bredford.

Por lo visto el tabernero la encontró, junto con la nota, en la puerta de la posada esa misma mañana, poco despues de partir a rendir el ultimo homenaje al difunto maestre.

Tiempo después, ser Joris se acerca a vosotros con asombrosas noticias. Sujeta con fuerza un documento en su mano, y anuncia que ha recibido un desafío escrito de su antiguo enemigo, el ““Caballero Zorro””

Os pide que actueis como sus segundos y que le ayudeis a llevar a este traidor ante la justicia del Rey.

La carta no la ha falsificado ser Joris, de hecho, un chiquillo del servicio llamado Pim la encontró dirigida a ser Joris y se la entregó.

Ser Gennady y algunos otros rien sin parar, entendiendo que alguien le está gastando una broma al bueno de ser Joris.

En ese momento Brian Telson y Orten Lugus deciden acompañar a ser Joris, argumentando que si es cierto, debería tener una oportunidad para resarsirse de ese malhechor.

El escudero le dio órdenes al chico de que empezara a cepillar los caballos y que ayudara al mozo de cuadras, quería tenerlo alejado mientras pensaba que hacer con él. Luego miro con curiosidad la daga y el pergamino, intento comparar las letras de los pergaminos en busca de alguna coincidencia. La daga de gran calidad, seguro que el herrero que la hizo se acuerda quien se la compro. ¿Podríamos ir a preguntar a la calle de los herreros? Luego se dirigió al posadero, ¿que gente de esta calle pudo ver quien dejo el paquete, y es de confianza?

Me acerco con curiosidad hacia la daga, acariciándola con sumo cuidado, como si se fuese a romper en cualquier momento. 

Por su parte, parecía que Dickon lo tenía todo pensado, pues ha pensado con rapidez, uniendo ambas cartas, la del niño que no sabía leer y la que le han dado a ser Joris, lo que hace que esboce una pequeña sonrisa aprobadora. 

Después de todo lo que estaba pasando no era de más ser todo lo previsor posible.

-Quizás la daga no la hayan comprado aquí...- bastantes preguntas se arremolinaban en mi cabeza. Quería realizarlas todas a la vez, pero no quería ser descortés y maleducada, por lo que aclarándome la garganta miro a ser Joris -disculpe... ¿ha pasado algo mientras estábamos inscribiéndonos? Alguien herido o... malherido...- me giro hacia mi prima con gesto de disculpa -quiero decir... No sabemos si nos está tendiendo alguien una trampa, ¿verdad?

La impotencia que me causaba no poder convencer a ese chiquillo de que yo no era su padre me causaba dolor de cabeza.

Sin lugar a dudas alguien nos la estaba jugando, y bien jugada...

Cuando el  viejo Joris se acercó a nosotros vociferando sobre la carta del Caballero Zorro me limité a lanzar una mirada a Nymeria,quería saber que pensaba sobre ayudarlo, no sabía cuanto de aquello era de la manera que se planteaba, ¿Y quien sabe si eso no era un plan para hundir aun mas nuestro nombre? 

Sin lugar a dudas, si supiera que no se trata de alguna jugarreta, estaría encantado de ayudar a Joris, pero no volvería discutir con Nymeria, ya había probado tener su carácter, y no estaba para discutir en este instante.

Al observar la daga miles de ideas pasaron por mi mente, o bien aquella hoja sería la utilizada en un crimen de renombre en la que los presentes solo recordarían la hoja, olvidándose o no habiendo visto el rostro de quien la portaba, o resultaba ser una daga robada de una persona distinguida.

Me situé junto a Albian, observando junto a ella la hoja.

Aquello solo me olía a mas problemas, y ya estaba harto de tener que sospechar de cada copa de vino.

En una rápida inspección os dais cuenta que la daga es bastante antigua y no muy común, por lo que quien fuera el artesano o herrero que la forjara, no se encontraría ya en el reino de los vivos.

De repente Dickon, mientras investiga el bonito obsequio, descubre como la empuñadura hace un leve chasquiedo, quedando un hueco dentro de ella donde encuentra un pequeño frasco que contiene un líquido que desconocéis.

Observé la daga con mucho cuidado, algo en su manufactura me decía que quien quiera que fuese su creador estaba muerto ahora.

-Sería inútil buscar su herrero-Exclamé compartiendo lo que había notado con los demás-Parece muy antigua como para que su creador le sobreviva- agregue con tono pensativo. Sin la menor de las dudas era una trampa. Pero... ¿De quien?

A medida que Dickon pasaba sus hábiles manos por sobre el "Obsequio" escuché un sonido extraño, como si de un mecanismo  se tratase.

Mi joven aprendiz sacó de un agujero oculto un extraño vial, lo observé con detenimiento, tal vez había visto aquella sustancia en algún lugar.

Esto es cada vez más raro,  dice cuando extrae el frasco de la daga, si el maestre aun viviera podría decirnos que es esto y para qué sirve. Pero de poco servía ahora lamentarse, estaban metidos hasta el cuello, si la daga era robada les acusarían de robo y si la habían usada en un asesinato de asesinos. Había que descubrir quien la había dejado. 

Los músculos de la cara de Nymeria se contrajeron en una enigmñatica sonrisa. Siempre había querido llegar a Desembarco Del Rey, una ciudad que prometía muchas aventuras. Y por lo pronto no los decepcionaría.

- Umm... necesitaremos hallar un Maestre para preguntarle por el vial. Pero primero quiero que nuestro amigo vea la daga, si es que ha logrado despertar...

Se encaminó hacia la habitación donde esperaba el comerciante y el asesino, pensativa. De repente frenó y pareció recordar las palabras de Ser Joris.

- Namir. Tú y Dickon podéis colaborar con Ser Joris. Llevaos también al... hijo de Ser Ragar. Ser Joris, os deseo éxitos en vuestra empresa. Que se haga justicia!