Partida Rol por web

Directa al asunto. Igual que tu madre, no cabe duda de que eres su hija, sí señora, comenta lord Dagos tras limpiarse pulcramente sus manos con una servilleta.

Hecho esto, mete su mano en uno de sus bolsillos y saca un pequeño pergamino enroscado típico de los que llevan los cuervos. Tras desenroscarlo se lo tiende a Nymeria.

Leed esto, lo recibí hace unos dias procedente de Desembarco del Rey. Me consta que solo a las grandes casas se lo han enviado, por eso la casa Bredford no tenía idea de nada de esto.

El mensaje dice:

A las casas nobles de Poniente: saludos en nombre del rey Robert Baratheon. Su Alteza Real ha declarado que se ha de celebrar un torneo en honor de la Corona en los campos de Desembarco del Rey dentro de cuatro semanas. Todos los vasallos de la Corona están invitados a participar y defender el honor de sus nombres.

Leo el pergamino con voz firme, sin dejar que la intriga por conocer el contenido me lleve a error.

Vaya, un torneo. No está mal pero...pensé que sería algo grave.

-Sois muy amable al informarnos, miLord.- asiento en su dirección tras terminar de leerlo. -¿Sabéis el motivo del torneo? En honor a la corona es...vago, cuanto menos.- Aunque no es que el rey Robert necesite más motivo que el que le de la real gana. -¿Pensáis participar? Sin duda aún podéis enseñar una o dos cosas a los jóvenes caballeros que se presentarán con más ansias que preparación, no me cabe duda.

¿Namir o Ragar se presentarán? Dickon está muy verde aún...

Desconozco el motivo del torneo, quizá el cumpleaños de cualquiera de sus hijos o cualquier excusa como apuntáis.

Y la casa Manwoody no participará en dicho torneo, no directamente. No se si sabeis que al señor de Lanza del Sol le desagradan este tipo de torneos y no desea mucha relación con la capital del reino si no es totalmente necesario, y por mi parte no quisiera incomodarlo asistiendo al torneo. Pero la casa Bredford sí podría participar. Me consta que disponéis de buenos hombres para tal fin, dice mirando a Namir y Ragar sobre todo. Eso sí, deben ser caballeros para participar.

Mi propuesta es que la casa Bredford participe en el torneo como casa independiente y, si ganan algún combate, se presenten a los sucesivos enfrentamientos como casa Bredford vasalla de la casa Manwoody; os cedería el escudo de armas de mi casa, claro.

No tienen nada que perder, y fama y gloria que ganar para vuestra casa, e indirectamente para la mía. Si aceptan os daré 100 dragones de oro por los gastos que ocasione la comitiva. Tendréis que hacer los preparativos y partir en menos de una semana para estar en Desembarco del Rey antes del comienzo del torneo.

¿Alguna duda que pueda contestar?

Ahhh, se me olvidaba, la casa Dannet participará. Les hice la misma oferta que os hago a vos.
 

Escucho las palabras del lord atentamente. No quisiera caer en una trampa.

-Sin duda es una propuesta interesante. Más por desgracia no me corresponde a mi decidir tal cosa, prefiero pecar de precavida. Después de todo en teoría solo venía a escuchar vuestras palabras, no a decidir nada sobre ellas. No obstante, mi maestre ha traido sus cuervos, sin duda podremos tener la respuesta de mi madre sin demasiada demora.

Miro a Gillian para que escriba y mande las palabras de Lord Manwoody a mi madre sin mayor dilación.

Y decidme, lady Nymeria, ¿hay algo que sepáis hacer sin el consentimiento de vuestra madre? En fin, no es de mi incumbencia, sólo pensé que si habeis venido hasta aquí, tendríais poder de decidir por vos misma. Mandar un cuervo si queréis.

Y ahora disculpenme, me retiro a mis aposentos, el dia ha sido largo y duro para mis viejos y fatigados huesos. Señores, lady Nymeria, espero que mañana me puedan dar una respuesta a mi propuesta. Que descansen, y dicho esto se retira, quedando algunos de sus hombres y vosotros apurando vuestras copas.

-Mi señor, con un hombre entre las piernas me porto perfectamente sin la aprobación de mi madre. Por desgracia en lo que se refiere a la casa...aún no es mía sino suya.- respondo al lord mientras se marcha.

Si cree que un desaire así me va a afectar lo más mínimo está muy equivocado, sé cual es mi lugar en mi casa.

De nuevo miro al maestre y enarco una ceja.

¿Qué hace ahí parado todavía?

-Gilliant, quizá no me he expresado claramente....mensaje...cuervo...a mi madre. ¿Mejor?

El escudero escucho con atención la conversación pero no movió ni un musculo ni pronuncio ninguna palabra. Quería ir al torneo y si era posible participar, pero si habría la boca seguramente le tacharan de impertinente y mal educado. Al escuchar la contestación de Nymeria se sonrojo un poco y de forma instintiva busco el rosto de Albian. Rápidamente aparto la mirada y se fijó en el rostro rubicundo del maestre. Seguro que ha bebido tanto que no encuentra los cuervos. ¿Quiere que le acompañe a enviar el mensaje? Maestre.

Ragar había disfrutado de la cena cómo el que más, pero en cuanto empezaron a hablar de temas importantes había estado escuchado muy atento la conversación entre el Lord y Nymeria. La idea de un torneo le agradaba, podría viajar de nuevo y aunque no fuera el mejor caballero en las justas defendería el honor de la família tan bien como supiera. Por otro lado, esperaba poder participar en un torneo de espadas, más acorde a sus habilidades, dónde quizás Namir también pudiera participar e incluso formar equipo con él, desconocía si en ese reino se daban ese tipo de competiciones que en alguna de sus travesias había llegado a ver.
Aún le costaba creer las últimas frases que se dijeron mutuamente el Lord y Nymeria. No pudo evitar que la cara se le descompusiera por la sorpresa ni tampoco que se le escapara una pequeña risotada, sin duda provocada por el efecto del vino, que quedó silenciada por las palabras del escudero.

Espero que Nymeria sepa lo que se hace, nunca es bueno ofender a un Lord siendo sus invitados, sin embargo ha mostrado coraje con sus palabras.

Nymeria le cogió desprevenido. Tuvo que escupir la mitad de lo que estaba bebiendo para no atragantarse ahí mismo. Su risa ahogada se mezcló con la de Ragar, no lo suficiente fuerte como para irritar demasiado a Dagos, pero totalmente perceptible.

Muy bien dicho, sí señor. Espero que ahora a Dagos no le de por desahogarse con nosotros, que no somos de alta cuna.

Namir no era caballero. A no ser que Ragar lo ungiera bajo el consentimiento de su señora no podría participar. Sería una lástima no poder hacer algo de sangre a alguno de esos señoritos, pero su trabajo no era ese. Intentaría no despegarse de Nymeria, por lo que pudiera pasar.

Se inclinó hacia ella y le habló suavemente.

¿Seguro que ha valido la pena? le dijo con una sonrisa. A ver si ahora la visitará cuando no haya luz para comprobar que no era un farol.

Sonrío ante las palabras susurradas de Namir y le respondo también en susurros.

-¿Visitarme el Lord? Bueno...ciertamente no se conserva nada mal. Aunque quizá fuese demasiado para su cadera. A su edad los huesos ya...- guiñé un ojo al Myriense -Ya quisiera mi madre ser joven como yo para algunas cosas.

Ciertamente...no me negaría a acostarme con el lord. No por la diferencia de edad. Pero...quizá sí por que no seamos demasiado compatibles. Creo que los dos "mandariamos" demasiado. Y así no se disfruta...

Namir amplió la sonrisa.

¿Entonces puedo comprobar yo que no era un farol? Mis huesos están estupendamente.

Mientras tanto, Gilliant permanece ajeno a toda la conversación, manteniendo una irrelevante conversación con los caballeros allí presentes y sobre todo ocupandose que su copa no quede vacía. Aún no se había enterado de que tenía que mandar un cuervo con un mensaje a lady Druila al castillo de los Bredford.

Gilliant como siempre parecía prestar mas atención a la copa de cristal frente a el que a la conversación, nada mas alejado de la realidad, era un hábil maestro de la observacion y estaba al tanto de todas las palabras que se hablaban en esa mesa, al margen de que el alcohol comenzara a hacer efecto en su ya no tan rapido para recuperarse sistema lo que lo tenia un poco lento para reaccionar.

Tras las palabras de Nymeria, casi ruborizado, y digo casi porque ya conocia las reacciones de la señorita, termina la ultima copa, toma una pluma y un papel de su tunica y escribe el mensaje para la señora. Luego se acerca a alguna ventana o balcon y manda el respectivo cuervo.

Listo, ahora a esperar - le dice a todos

Tras eso pide indicaciones al guardia y se dirije a dormir, la fatiga se hacia evidente

El cuervo vuela hacia el castillo de los Bredford llegando a su destinatario varias horas más tarde. Es hasta primera hora de la mañana cuando el ayudante del maestre revisa los cuervos y ve uno con un mensaje que rápidamente lleva a lady Druila que aún dormía.

Tras leerlo varias veces pide pluma tinta y pergamino  y escribe un mensaje para que sea enviado en breve. Otro cuervo descansado sale del castillo en direccion a Sepulcro del Rey con las primeras luces del dia.

El joven escudero se acostó pronto quería recorrer el castillo y saludar a sus antiguos amigo y a sus familiares. Contarles lo que había aprendido en su nuevo puesto y las historias que había vivido. Aunque no recordaba mucho del tiempo que había pasado en su anterior casa, aun le sonaban algunas caras. Pero lo que más le decepciono de la visita fue la bienvenida tan fría que le había dado su padre, el siempre había sido el segundón y la actitud fría de su padre era algo normal, pero esperaba algo de ternura después de varios años.

Pero lo que realmente esperaba el escudero era la respuesta afirmativa de lady Druila, quería ir al torneo, quería ver Desembarco del Rey. Estaba ilusionado con el posible viaje.

Sonrío ante la proposición del truhán.

-Oh, me halagáis, Namir. Pero mi madre tiene muy mal genio. No me atrevería a quitarle sus juguetes.

Me levanto de la silla en la que estoy sentada y comienzo a caminar hacia los aposentos que se me han cedido. Me detengo solo para indicar a mi prima Albian que me acompañe. Quiero hablar con ella.

¿Habrá conocido hombre? ¿Y mujer?

Una vez estuvimos algo alejados de la gente le pregunté. - ¿Si prima? ¿Qué quieres?¿Quieres que haga algo? - Le pregunté algo aburrida. Estaba ya harta de estar allí sin saber qué hacer.

-¿Hacer? No, tranquila. Quiero que me cuentes...¿Qué experiencia tienes con los hombres? Creo que Dickon te mira con algo más que amistad...

Sonrío con picardía al mencionarlo.

-¿Sabes complacer a un hombre o a una mujer?