Partida Rol por web

- Esto... pues.. no mucho la verdad. - ¿Porqué decía eso? En realidad no sabía nada.Yo veía a Dickon como si fuera un chico normal, que me trata igual que los demás chicos... vamos eso pensaba yo, pero ahora me hacía reflexionar ella. Era algo incómodo eso, pero supongo que si no me lo dicen mis padres prefiero que me lo diga ella la verdad.

Asiento, mis sospechas han sido confirmadas.

-Cariño, el sexo es una de las mejores armas que podrás usar para controlar a un hombre. Debes dominarlo cuanto antes. Además...puede ser muy divertido. La castidad y la pureza...no sirven de nada. Dime ¿Sabrías que hacer si te ordenase que te acostases con...no sé...un guardia fuerte y vigoroso? Por ejemplo.

El maestre es viejo y tomo mucho vino, simplemente decide descansar, pero si se aparece alguna jovenzuela por sus apocentos la recibira contento.

Namir se llevó las manos al corazón siguiendo a Nymeria con la mirada conforme se levantaba de la silla y se alejaba a través de la habitación, pero sin perder la sonrisa en ningún momento.

Cambió el semblante rápidamente, como si ya se hubiera olvidado del tema y se giró hacia Ragar.

Estaréis contento Ser, un torneo en Desembarco del Rey no es moco de pavo. Y conociendo a la señora dudo que se niegue.

Mientras tanto no pudo evitar advertir como el resto de comensales iban dejando el salón, pero su copa aún seguía llena y las botellas no se habían acabado.

- La verdad es que sí Namir, no me digáis que no os apetece cambiar de aires... Yo tampoco creo que se niegue, la oferta del Lord fué bastante generosa. ¿No os gustaría participar? No me refiero a las justas, sinó a torneos de espadas. Vuestra habilidad es reconocida.- Ragar dejó un tiempo para que Namir pensara en la propuesta y prosiguió. - El tema de convertiros en caballero no sería un grave problema, almenos para mi, faltaría saber la opinión de nuestra señora, pero eso es algo que un par de cuervos durante el camino podrían arreglar. Ya sabéis que yo tomé los votos recientemente, siempre fuí una espada errante, como vos hasta hace poco, si mal no recuerdo...
 

El caballero esperó pacientemente la respuesta de Namir, sirviéndose otra copa hasta los topes y tomándosela tranquilamente. Tras el último trago decidió retirarse a descansar. Al día siguiente, si Nymeria no le requería, tenía  intención de pasear por el castillo para observar su sala de armas, sus establos, cualquier otra sala de interés y conversar con los guardias y sirvientes, con el fin de conocer un poco más la realidad del castillo. Con suerte podría enterarse de alguna cosa interesante. Por ello, dejó total libertad al escudero para que hiciera lo que quisiera a la mañana siguiente.

- Esto... supongo que me le seguiría el juego a él. Aunque lo primero sería quedarme boquiabierta con su cuerpo y la preciosidad de hombre que tuviera delante. - Dije algo relajada. Poco a poco me iba acomodando a la situación en la que estábamos.

Namir reflexionó sobre lo que Ragar decía.

Bueno, sea como sea creo que aún es pronto para decidirlo. Todo se andará.

Cuando éste también se retiró decidió irse al lugar que les habían cedido y dar la noche por concluída.

A la mañana siguiente recibo el cuervo de contestación que me lo hacen llegar los guardias de los Manwoody. Tras leerlo no me deja en claro si debo aceptar o no. Parece que mi madre me deja toda la responsabilidad de decidir en mí.

Pediré consejo a los demás, pienso.

Maeste Gilliant, sir Ragar, Namir; ¿que pensais de la propuesta de lord Dagos? mi madre no ha dado ninguna orden en concreto, debemos decidirlo nosotros. Bueno, lo he de hacer yo, pero qué opinión os da el asunto, sería una buena idea para la casa.

A mi prima y al joven Dickon no les pregunté, eran demasiado jovenes para tener vela en este entierro, y sería un acto de desconfianza tener en consideración sus opiniones; por lo menos de cara al resto.

Yo opino que la decisión debería depender de ud y de los caballeros en cuestión para el evento. Pero es cierto que sería una gran oportunidad de que nuestra casa ganara un poco de renombre entre las demás familias nobles más importantes. Igualmente queda a su criterio señorita.

El vino le había permitido dormir a pierna suelta. Ahora, medio resacoso, con la boca pastosa y aún no despierto del todo se le pedía su opinión. Se rascó la cabeza, reflexionando mientras le daba un trago a una jarra de cerveza que no estaba del todo  seguro de dónde había salido.

Personalmente creo que no te vendría mal un viaje a la capital, y ésta es una excusa tan buena como cualquier otra. Respecto a lo de participar, yo no soy caballero, y a no ser que eso cambie durante el camino el que realmente debería opinar es Sir Ragar.

Tanto el maestre como Namir estaban bastante conformes con participar en el torneo. ¿donde estará sir Ragar? Ah, por ahí viene.

Sir Ragar, ve entrenando tus habilidades con la espada y con la justa en cuanto lleguemos a casa; pronto participarás en el torneo, espero que para gloria personal y de la casa Bredford.

Voy a informar a lord Dagos de que aceptamos la propuesta. Preparaos para la vuelta a casa, saldremos de inmediato.

Tras la conversación con sus compañeros Gilliant se dispone a mandar un cuervo con la decisión tomada para que vayan preparando todo lo necesario para el entrenamiento y los estandartes de la casa para el torneo.

Ragar llegó un poco tarde a la conversación. Había estado deambuleando por el castillo durante algún tiempo. La resaca era más que notable en su rostro.

- Mi señora, así lo haré. Pondré todo el empeño de estos huesos un poco cansados en dejar bien alto el nombre de la família, ya sea en la justa o en la espada. dijo inclinando la cabeza a modo de reverencia.

Ragar era consciente de que su habilidad en las justas no era demasiado alta, y su cuerpo, curtido en viajes y combates no estaba igual que quince años atrás. Sin embargo, nunca había dejado perder su buen estado físico y la experiencia era un punto a favor. Además, tenía tres o cuatro semanas para pulir su técnica, quizás para entonces fuera un poco más hábil. Realmente las justas no le entusiasmaban por eso, nunca fué un excelente justador, lo suyo siempre había sido la espada.

Excelente noticia, lady Nymeria. Me complace mucho que aceptéis mi propuesta. Mayordomo, trae una bolsa con 100 monedas de oro; lo prometido es deuda. No es gran cantidad, pero podréis comprar una buena armadura, un caballo para justar, así como dinero para gastos de quienes acudáis, no iréis a mandar al pobre sir Ragar sólo, va a parecer un caballero errante, jajaja, rie jocosamente.

Hijo, dice refiriendose por primera vez a Dickon, observa los grandes caballeros que se darán cita en Desembarco del rey. Puede que alguna vez en un futuro seas tú uno de los que triunfen.

Aquí tenéis el escudo de armas de la casa Manwoody, y recordad mostrarlo sólo si sir Ragar gana la primera contienda o si cae honrosamente frente a algún caballero de una gran casa.

Por cierto, dice con una sonrisa, la casa Dannet va a participar en el torneo también, me lo confirmaron hace un par de dias. Quizá tengáis ocasión de limar viejas rencillas en la arena, jajaja.

Buena suerte y que los Siete estén con vuestra causa.

Es mediodía. El sol apunta en lo más alto y las alforjas de los caballos ya tienen comida y arreos necesarios para volver a casa. El camino de vuelta se hace más corto, al dia siguiente por la tarde podríais estar allí si no hay imprevistos.

Si, padre contesto orgulloso el escudero. Que su padre se figara delante en el delante de la corte era suficiente satisfacción para él. Además estaba la idea de ver unas justas en desembarco del rey, vería a los mejores caballeros del reino, los caballeros de la guardia real. El joven estaba emocionado con la idea, deseando partir cuanto antes.

Tras comer un poco y tener los caballos listos, además de la bandera de la casa Manwoody que os cede el mayordomo, emprendeis el camino de regreso.

Ragar organizó la guardia para el camino con la misma disposición que cuando fueron hacia el castillo, repartiendo los soldados en distintos puntos y moviéndose personalmente a través de la comitiva.

Estuvo absorto en sus pensamientos reflexionando sobre lo que había dicho el Lord. Ser un caballero errante no era ninguna deshonra. Pero ahora había jurado lealtad a la família y aunque esta no era una de las grandes familias sabía que de ser el único representante, quizás, daría sensación de debilidad, sobretodo con respecto a la casa Dannet. Por ello se acercó a Lady Nymeria apretando el paso desde la retaguardia y le comentó:

- Mi señora, lo que ha dicho el Lord es cierto. Quizás deberíamos buscar otro caballero que me acompañe en la arena. Es una gran oportunidad para la familia y para mi, pero ante todo debo asegurarme que alguien deje en buena posición a nuestra casa. Sabéis que haré todo lo que esté en mis manos pero siendo dos, las posibilidades aumentarían, sin duda...

Gilliant iba atras en la comitiva, siempre cerca de Lady Nymeria, cuando de pronto Ragar se acerco a plantearle sus dudas y pensamientos, tras escucharlos me dirijo hacia ellos con mi palabra. Perdone Sir Ragar si lo interrumpo - Lo conocia bien pero queria mantener los modos frente a la Lady - MyLady creo que el caballero tiene razon, seria muchisimo mas fructifero tener otro caballero portando nuestro estandarte, si bien tengo fe en Sir Ragar, un par de piernas extras nunca vienen mal cuando de torneos o peleas se trata, y confio en el juicio de nuestro Sir para elegir a su compañero. Tras mis palabras me dedico a escuchar la respuesta de la Lady

El sol naranja del ocaso coloraba la cabellera de Nymeria, tornándola rojiza. En breve deberían parar a descanzar. Su cabeza no dejaba de hacer preparativos hasta que Ragar y Gilliant se acercaron. Los escuchó atentamente.

- Sus palabras son exactamente mis pensamientos. Debemos consegir otro caballero... Pero ¿quien? Aunque Namir fuese ungido ante los Siete, no se si madre lo dejará apartarse de ella. Es muy exigente con sus "servicios". Maestre, se le ocurre algún otro posible caballero. Tenemos la gran oportunidad de aplastar a los Dannet, complacer a las Manwoody, y ganar gloria para nuestra casa. No quisiera desperdiciar esta chance única...