Partida Rol por web

Miro bastante alarmada como Aslam deja estar sus armas a distancia y se lanza contra una escalera espada en mano.... ¿es que este tipo no ha escuchado el plan? Wingnut grazna con fuerza dejando que el eco de su grito resuene entre las paredes, mis manos van desde una pequeña bolsa hasta el aire donde comienzo a soltar un finísimo polvo brillante que forma un velo entre los dos guardias y mis ojos mientras unas palabras arcanas atraviesan el espacio que nos separa para chocar contra ellos

Shhhaasssssarrrr'lack

A medida que empiezan a caer derribados por el efecto de sueño ya estiro la flecha en mi arco apuntando protegida desde la esquina del edificio hacia donde ellos se encuentran por si alguno resiste el conjuro

La flecha de William se queda corta.

El hechicero observó como cargaba el ladrón con una expresión cercana al asombro. Luego comprobó la distancia, y finalmente, se decidió por lanzar una saeta con su ballesta, que fue a clavarse en uno de los bandidos.

Alfrik se acerca a Erika y desenvaina su martillo con impaciencia.
Mientras tanto Maedros demuestra más puntería que su compañero William y clava una flecha en el hombro de uno de los bandidos.

La flecha anterior habia fallado por mucho, pero tampoco era cuestión de martirizarse. Además, por lo menos Maedros había alcanzado a uno de ellos.
Debían aprovechar todavía que tenían oportunidad de cogerles desprevenidos, por lo que William colocó rápidamente una nueva saeta en el arco y disparó al guardía que estaba al lado del que hirió el hechicero.
Esta vez la flecha impactó.

Menos mal. Ahora sólo queda ver si logramos que no den la alarma.

El segundo disparo de William se clava en el muslo del mismo bandido al que disparó Maedros.
Alertados, los hombres de Zamir corren por la muralla al grito de ¡Alarma!
Los dos primeros disparan a Maedros y William, pero el muro les proteje.
En el otro lado los dos se centran en Aslam, una de las flechas falla, pero la otro se clava en el estómago del Andorano.
Mientras tanto Erika continua su conjuro sin ser molestada.

Un repentino escalofrío asalta al pícaro cuando escucha el grito de alarma desde el otro lado del muro.

-¡Mierda!

Casi sin tiempo para reaccionar, Aslam es objeto de un par de flechazos por parte de los guardias. Lamentablemente, uno de los proyectiles lo hiere de gravedad.

Sin embargo, el joven de Absalom parece decidido a servir de alguna utilidad al grupo y recoge la escala de mano que había apoyada en el muro para colocarla a modo de improvisada barricada justo delante de la puerta que hay a su lado. Finalmente, huye hacia sus compañeros con gestos de bastante dolor y una mano ensangrentada sujetando la flecha que tiene clavada a la altura del estómago.

-¿Es esto el fin?

Dejame ver tus heridas. Torag restaña estas heridas como el metal dañado Un calor reconfortante inunda tu herida y te cura parte del daño

Erika termina su conjuro y uno de los bandios cae víctima de un sopor incontrolable.

Con el arco en la mano y la flecha enarcada Erika suspiró cuando vió que el conjuro no habia tenido el efecto deseado, y cuando vió que no tenia tiempo de derribar a aquél que habia aguantado en pie, así que bajo la cobertura de la esquina de la estructura, tan solo pudo esperar a ver como el segundo despertaba al primero, y esta pequeña plaza se llenaba de los guardias de la fortaleza....

Esto iba a convertirse en una batalla en la que teníamos las de perder, debimos pasar en sigilo tal como dijo Aslam... la mayoría no hace la razón, pero ya era tarde, y solo quedaba esperar a ver como saldríamos de esta.

Wingnut sobrevuela nuestras cabezas y desciende hasta mi hombro, en un mudo y siniestro silencio, ¿Acaso él también presentía la muerte? ¿Acaso como todo hijo de cuervo sería mal augurio? Estaba por ver

Maedros, sin mucha fortuna, lanzó un rayo de frio sobre el bandido herido.