Partida Rol por web

Alfrik está indeciso. ¿Y si subimos arriba y les damos lo suyo?

Maedros, visto lo visto, se concentra en disparos con la ballesta, con la que prueba ser mas util de lo que en un primer momento hubiera podido pensarse. Sin embargo a pesar de ir bien dirigida la saeta se ve desviada por parte de la armadura de su adversario, haciendole tan solo un nuevo corte, que se suma a las diversas heridas que ha sufrido el bandido

El disparo de Maedros hace que uno de los bandidos se tambalee.

William apenas le hizo caso a su herida de lo furioso que estaba. La maga había eliminado a uno de los bandidos, y el hechicero estaba haciedo un colador con otro de ellos. En cambio el explorador apenas había acertado un par de disparos.
Pero como siempre se dice, la furia es mala consejera. Una nueva flecha de William se quedó corta otra vez.

Será posible. Estos tipos deben estar bendecidos por Desna. Si no, no me lo explico.

Escuchó como en la lejania el comentario de Aslam sobre marcharse, pero no estaba por la labor la verdad.

De aquí no me  marcho hasta que no mate a esos desgraciados. Aunque me tenga que quedar yo solo.

El tiro de William se pierde tras la muralla, pero el disparo del bandido la da en el hombro. El otro guardia está demasiado herido.
Al otro lado del castillo una flecha hiere de gravedad a Erika.
Erika, ven aquí grita Alfrik

-¡Maldita sea! ¿Acaso no veis que nos están cosiendo a flechazos?--farfulla un enojado Aslam después de que dos de sus compañeros sufran serias heridas.

-Insisto en que deberíamos largarnos y replantearnos el asunto antes de que sea demasiado tarde.

Erika observó el flechazo, había calado hondo en su ropa que ahora se empezaba a teñir de rojo mientras el cálido maná empapaba su piel, con una mueca de horrible dolor arrojé la flecha al suelo y encajándola en mi propio arco la clavé en el cuello del bandido, que tambaleándose, aún  deseaba dar guerra.

Viendo que aún se mantenía en pie, retrocedo hacia Alfrik sin perder de vista la lluvia de saetas

Alfrik, ayúdame, por favor

Me acercaba con el gesto de dolor, encogida por la mortal herida que habia sufrido

La flecha de Erika hiere a uno de los bandidos.
Un estallido de luz sale del martillo de Alfrik sanando vuestras heridas. Luego, el enano corre a cubrir a Erika.

La cosa ya era personal. William estaba bastante herido, aunque Alfrik había curado un poco y ya no le dolia tanto. Pero el explorador estaba decidido a matar o morir.

Vosotros marchaos si quereis, yo me quedaré. Tengo un asunto pendiente con esos tipos.

Esta vez la flecha se acercó un poco más, pero aun así falló su objetivo.

Maedros disparó nuevamente con su ballesta. Pero sin éxito

Maedros, William y los dos bandidos intercambian disparos sin mucho éxito

-Pues, en ese caso, al menos hay que probar otro método más eficiente, ¿no?

Sin dar tiempo a que nadie responda, el pícaro de Absalom vuelve a salir a campo abierto para llegar hasta la escalerilla que había cruzado a modo de barricada frente a una de las entradas a la estructura central.

-¡Vamos, venga! ¡Deprisa!--apremia a sus compañeros Aslam Musa al tiempo que retira la escalera--¡Todos adentro!

No entiendo el porqué quiere Aslam que entremos, podría ser buen plan, retirar la escalera para que no nos sigan, pero dudo que no se les ocurra nada para bajar, y yo que iba a proponer subir a por ellos, el malherido bandido que me disparaba abre de manera exagerada los ojos cuando uniendo los dedos de mi mano derecha emito un fulgor azulado en mis ojos, una energía que se desliza por mi cuerpo hasta salir proyectada por mi mano impactando en él, espero que esto sirva para arrebatarle la vida

El proyectil mágico alcanza a uno de los bandidos, que se lleva la mano al pecho. Alfrik aguara a ver que hacen sus compañeros.

Uso una accion de movimiento para pasarle mi ballesta a Aslam

- Deja de hacer el tonto y usa esto

Acto seguido el hechicero lanzó un nuevo rayo de frio que no acertó a ninguno de los bandidos

Una vez más la flecha de William quedó corta. Ya estaba resignandose al hecho de que quienes los derribarían serían sus compañeros, porque si es por él podrían pasarse días. Bueno, no. Seguramente le matarían antes.

Lo que más le preocupaba era que los guardias habían dado la alarma. Con lo que en cualquier momento aparecerían más bandidos por algún lado.

Los bandidos disparan a William y a Aslam pero ambos son muy ágiles y esquivan las flechas.

-¿Hacer el tonto? No fui yo el que se encabezonó para que viniéramos al concurso de tiro--espeta Aslam al hechicero mientras recoge la ballesta de éste mostrando una sarcástica sonrisa--¡Ah, gracias!

Apuntando al bandido que queda en su lado, el pícaro deja escapar una bala sin demasiada fortuna.

-¡Mierda! Estamos gafados.

Finalmente, el cerrajero busca refugio introduciéndose en el cubículo central.

-¿Alguien tiene virotes de sobra?

El fulgor había desaparecido, pero la energía aún emanaba de la bruja Erika, solo hacía que forzarla a salir, sin  tiempo a recargar su energía, Erika empezó a chasquear frenéticamente los dedos hasta que se formó una pequeña esfera azul, cuando las chispas de energía rodeaban los dedos de su mano los empujó adquiriendo estos una velocidad imposible de seguir e impactando de nuevo en el ya maltrecho bandido que ahora incaba una rodilla.

¿Por fin? ¿Había caído? ¿Era posible?

Distraída, celebrando una victoria prematura, llamo con alegría a William y Maedros izando mi propio arco en señal de victoria

Arquero, mago.... ¡ Llevo dos !

Vuelvo a dar un último vistazo para asegurarme que el bandido cae muerto muro abajo

Ahora habrá que ayudar a los dos compañeros, una elfa jamás se queda atrás