Partida Rol por web

-¿La vieron ayer?-dijo sorprendido Dunoyer-Tendrán que explicarme su encuentro con detalle, y decirme cómo era ese tal Seagal del que hablan, pero es mejor que vayamos por orden. Esta es la carta que encontramos en la habitación de la señorita cuando la registramos.

Dunoyer sacó de una carpeta un papel plegado, que colocó delante de los presentes para que pudieran leerlo.

Mi querido padre:
Lo que tengo que decirte te partirá el corazón, sin embargo te ruego que perdones mis actos. Hace unas semanas  supe que Wilfred es retenido como prisionero en Prusia. El mismo hombre que me dijo esto, me advirtió que la única manera de garantizar su seguridad era colaborar con ellos, y proporcionarles los secretos de tu amado proyecto, el “Halcón Etéreo”. Se lo mucho que has trabajado y sacrificado por esto, y sé lo que significa para nuestro país el proyecto, y sin embargo, no pude resistir la idea de perder al hombre al que amo, a Wilfred.
Cuando encuentres esta carta yo me habré ido, y descubrirás que la falta de varios documentos. Ambas cosas van a partenecer ahora a Prusia, adonde voy ahora, y donde trabajaré en su proyecto espacial. Me he convertido a una traidora a mi sangre y a mi patria. Sé que no merezco tu perdón, y aún así, puesto que sé que eres un hombre generoso y amable, me lo darás. Sólo quiero que sepas que has sido un padre excepcional, y que no es culpa tuya si yo no he sido ser una hija digna del afecto que me has mostrado.
Con todo mi amor
Miranda

El vizconde de Morcef siente una puñalada al corazón, seguida de un instante de revelación, y después ira 

...esos....esos desgraciados!!!.

¿Como es posible que puedan caer tan bajo?. malditos, malditos...

Juro en nombre de mi familia, de mi honor y del Imperio al que pertenezco que no dejare ir se impune a quien osa usar artimañas tan baratas para ... sembrar la traición... la desconfianza... Malditos perros sin honor. Un caballero no puede soportar tal infamia y quedarse sin hacer nada... no tienen la mas minima decencia... NO merecen vivir...

Escuche las noticias pálido y con ojos como platos, en silencio. Estaba claro porque Miranda no nos pidió ayuda, iba a Prusia por voluntad propia para salvar a su amado, que vileza

Bebi la copita de coñac que me ha servido Rene de un trago y estudie las posibilidades, si habían partido a toda velocidad hacia Prusia sería imposible alcanzarlos. Seguramente empezarían el viaje a caballo, para seguramente subir a algún tren durante la noche, o incluso este mismo dia. Necesitaríamos magia o volar para alcanzarlos

-Dama Tsubasa, ¿hay algún modo en que sus artes nos puedan ayudar a alcanzar a la señorita Miranda?-

Pese a la situación mantuve la calma, solo eso nos daba alguna posibilidad

"¿Es John Seagal mi enemigo o son dos los que conspiran contra el proyecto?, lo mas lógico es que lo sea, pero no puedo descartar la posibilidad de dos agentes enemigos"

Con esto en mente vigilo atentamente las reacciones de mis compañeros, no puedo descuidar mi misión aunque parezca que el Fantasma se ha desvelado

-No, la magia que yo practico es de otro tipo de la que usted me está pidiendo. No puedo hacer que un vehículo vaya más rápido, o transportarlos a otro lugar instantaneamente.

-René, creo que es el momento de que les cuente a estos caballeros lo mismo que nos ha contado a nosotros.

El tabernero, hace sólo unas horas alegre y parlachín, era ahora el rostro mismo del abatimiento. Mal como pudo arrastró los pies detrás de la barra, con el rostro sombrío, apuró una buena copa de licor, y habló.

--- Vi por última vez a mademoiselle Wenning ayer al mediodía, algo antes de que ustedes llegasen. Se-se reunió en los reservados con un caballero. Había en el algo extraño, perturbador, pero no le concedí importancia, ya que mademoiselle Wenning es una muchacha muy cabal y confiaba en todo momento en su criterio. Si llego a saberlo... ---se lleva una mano al rostro, dejándola caer luego--- Además su aspecto no era tampoco, "peligroso", al contrario, iba vestido de punta en blanco, con un traje gris, creo, con chistera, muy lustroso. No me fijé demasiado en su cara, pero me quedé con sus lentes, oscuras, recuerdo que tenía el pelo largo, muy aseado y cuidado. Si me lo permiten iba hecho un pincel...Como les dije se reunieron en los reservados, lo cual me llamó la atención, pues la señorita nunca lo había hecho antes. Sin embargo, una muchacha tan hermosa y buena no dejará nunca de contar con pretendientes, y pensé que pudiera ser uno, sobre todo con ese aspecto tan cuidado. Sin embargo, hubo un momento, cuando les llevé los cafés que habían pedido, en el que el rostro de mademoiselle Wenning mostraba una gran preocupación. Sin embargo mi trabajo requiere discrección, y no quise meterme en los asuntos de la señorita, por lo que no le presté atención. ¡Oh, monsieur Wenning, por favor, perdóneme, si-si sólo le hubiera preguntado qué le ocurría...!

-si, la descripción corresponde sin lugar a dudas con el señor Seagal- digo quedamente y cierro los ojos intentando recordar las rutas ferroviarias, alguna forma de interceptarlos en su camino a prusia, parece imposible, pero he de buscar un modo de hacerlo

-lamentarse no sirve de nada ahora, hemos de actuar con celeridad, ha de haber algún modo-

¿Era realmente una carta de la señorita Miranda? Suponía que el profesor ya había verificado la letra: ¡maldita sean la juventud y sus promesas de amor! Aunque aún cabía la posibilidad de que la hubieran obligado a escribirla, y no fuera del todo veraz.

De todas formas los motivos reales de lo sucedido me importaban bien poco. Mi querida amiga estaba presa de los rufianes prusianos: se imponía actuar antes que analizar, pues todo tiempo de reflexión alejan a la señorita Wenning de las instalaciones del Halcón Etéreo y la acercaba a Prusia. Apoyé a Charles solicitando alguna medida inmediata:

- Señor Dunoyer, como máximo responsable de la seguridad de este proyecto, debo suponer que nos ha reunido por algún motivo específico. Porque podemos ayudar a la señorita y espera que lo hagamos, ¿verdad? Si no estaría dirigiendo la persecución en persona... -y no escuchando al camarero diciendo que él veía cosas sospechosas pero que no hizo nada, pensé con amargura mirando de reojo al tal René. Pocos motivos tenía para salir de mi taller en busca de la calma de un café, y aunque parezca arrepentido, tampoco vendría con alegría a dejar parte de mi sueldo al señor Artois tras habernos conocido de aquella manera.

 Permanezco de pie un momento y comienzo a dar vueltas alrededor para tranquilizarme.

Malditos desgraciados. Actuar tan rastreros. Si llegan a hacerle el mas mínimo daño, yo... Y ese imbécil ¿Como pudo dejarse atrapar, como pudo ponerse en riesgo? ¿es que acaso no pensaba en su felicidad mutua?

-Señores, Señores, por favor, cálmense y piense en lo que están diciendo.-los amonestó Dunoyer- ¿Persecución?¿Cómo? No sabemos qué ruta tomaron o cómo viajan. Salieron de Nouvion a caballo, y después de eso les perdimos la pista. Puudieron haberse dirigido a cualquier punto de la frontera, incluso a España, y luego ir a Prusia. O pudieron tener un barco esperándolos. Si los barcos de contrabandistas pueden cargar y descargar sus mercancías y eludir a las autoridades, estoy seguro de que pueden hacerlo con dos pasajeros. No, no habrá persecución. Se vigilarán las fronteras, y se ha dado aviso para que la policía vigile los puertos y estaciones, pero no creo que haya muchas esperanzas. La única razón por la que los hemos llamado es porque por su posición en el proyecto debía estar al tanto de lo que ocurre. Y espero que en cuanto empiecen a surgir los rumores estén preparados para contenerlos.

El Comandante se volvió hacia el periodista.

-Señor Moreau, espero que sea consciente de que lo que hoy aquí se está hablando no puede ser publicado, y ejerceremos nuestro derecho de evaluación de sus escritos para evitarlo. Sin embargo, tampoco pretendemos silenciarlo por completo, ya que sería inutil. Prusianos e ingleses podrán ahora presumir de que han logrado convencer a uno de nuestros científicos de trabajar para ellos, e incluso si esgrimimos la carta que dejó la Señorita Wenning detrás para decir que se trata de un chantaje, mientras tengan al muchacho en su poder, ella seguramente lo negaría todo y entonces los gobiernos de Prusia e Inglaterra nos acusarían de inventar mentiras para ocultar nuestros errores. A todos los efectos, para la opinión pública, la señorita Wenning habrá desertado por voluntad propia. Espero que sepa tratar el tema en sus artículos con delicadeza.

Pierre tenía razón, pero yo no iba a dejar de insistir: no quería abandonar a la señorita para diseñar motores y montar maquetas (aunque fuera lo que me apasionaba en la vida), no señor.

- ¿Y quiere que sigamos como si tal cosa? Señores, ¡han chantajeado y secuestrado a la hija del señor Wenning, el padre del proyecto, y una amiga muy preciada para mí! Las mentiras de Prusia e Inglaterra no nos conciernen; sigo abogando porque tomemos un papel más activo ante este ruin acto de nuestros enemigos...

Pensé incluso en avisar a mi padre para que boicoteara la entrega de materiales industriales a ambos estados hasta que no liberarán a la señorita. Pero aunque consiguiera su apoyo eso no ayudaría a Wilfred y metería a la señorita Miranda en un conflicto internacional. Daría muchos más problemas de los que solucionaría, sin duda.

Sven se indignó como todos los demás al oír las nefastas noticias, pero esperó con respeto a que hablaran los miembros más importantes del proyecto. Asintió con la cabeza a lo que decía su jefe, y finalmente intervino. - Lo que yo no entiendo es qué pinta en todo ésto la nación de la bandera del oso. ¿Estarán apoyando bajo mano a los malditos prusianos, o quizá ellos tengan también intereses en hacer su propia nave para surcar el éter. Una vez que se tiene prisionera a una persona se le puede hacer escribir cualquier cosa, tanto si se ajusta a la realidad como si no. Aquí hay personas mucho más eminentes que un servidor en temas de relaciones internacionales, pero creo que debemos valorar toda la información que tenemos y su fiabilidad.

 Ya más tranquilo me vuelvo a sentar y escucho atentamente a Dunoyer. Los codos sobre la mesa y los dedos cruzados enfrente mio (a lo Gendo Ikari) 

...Entonces tal vez lo mas prudente sera decir que se a enfermado de repente, y por eso no ha podido continuar en sus trabajos en el nido. Por otra parte señor Dunoyer, tal vez debería enviar a algunos de sus hombres a las ruinas, para ver si encuentran alguna pista que nos  indique que dirección tomaron; para esto claro, tendrán que ir de paisano para no agrandar mas este asunto y levanta sospechas por parte de la prensa -miro al señor Moreau- ...oficial claro esta...

-Al parecer sabemos dos cosas. Uno es que están lo suficientemente desesperados como para jugar sucio, lo cual confirma lso rumores de que su rigidez y falta de imaginación les impide concretar el proyecto. Y el segundo, es que la señorita Miranda se llevo algunos  de los planos del proyecto, y que, hasta que ella llegue, se encuentran perdidos.

Profesor, ¿que contenían los planes que se llevaron?¿tenia algún problema en su realización, o estaban incompletos?¿queda alguna copia, o eran únicos?

-Yo no he dicho que no vayamos a hacer nada, señor Jalabar. Lejos de mi intención dejar a la señorita abandonada. Pero ya hemos hecho todo lo que podiamos hacer por el momento. Por lo que tenemos que planear lo que haremos en caso de que logren abandonar Francia, lo que, como les he dicho, es lo más probable.

Dunoyer asintió ante las palabras de su subordinado.

-Capitán tiene razón, no me parece probable que unos aliados de Bavaria intenten sabotearnos y se alíen con Inglaterra y Prusia. Puede que el tal John Seagal fuera un agente libre, o puede que intentase despistarles con una mentira. Pero no podemos saberlo por ahora. Si recuerdan algo más de ese encuentro, algo que pudiera servir como pista, puede que fuera de ayuda. Sería util que usted nos ayudara en la investigación pero tendré que prescidir de su ayuda en eso, tengo otra tarea que encomendarle. En cuanto a las preguntas de su Excelencia...Herr Wenning...¿Podría hablarnos de los planos?

Wenning que se había mantenido hasta ahora callado y al parecer absorto en sus propios pensamientos, levantó la cabeza al oír su nombre.

-¿Eh? Oh, sí. -tras un momento para intentar darse cuenta de lo que se le estaba preguntando, contestó a Dunoyer-Los planos. Los planos correspondían a los motores del Halcón. Son por ahora un prototipo, pero son completos y funcionales. No impedirán que continúe el trabajo, ya que tenemos copia de todos los documentos, pero significa que ahora hemos perdido algunas de nuestras principales ventajas.

-Gracias Herr Wenning. Excelencia, no creo que sea posible ocultar la desaparición de la Señorita, probablemente en el Carro de Selene intentarán sacar el mayor partido publicitario posible de su cambio de bando. Aunque sugiero que la desaparición de los documentos permanezca en secreto.

Dunoyer volvió a sentarse, y recogió la carta de Miranda, que se guardó en la chaqueta.

-Pero como les dije, no pensamos dejar abandonada a la señorita. Enviaremos una delegación a Prusia con el fin de enterarnos de si se encuentra segura y, de ser posible, traerla de vuelta. No podemos enviar un destacamento militar, eso se consideraría un acto hostil y en el actual ambiente, es mejor no darles una razón para un nuevo enfrentamiento. Sin embargo, no podrán decir nada contra una delegación civil actuando en nombre del Halcón Etéreo que vaya bajo el pretexto de fortalecer relaciones con algunos de nuestros apoyos en su país, y la de establecer nuevas alianzas.

-Capitán Hochner, cuento con usted para que vaya en esa delegación y la proteja. Su experiencia en misiones de escolta será muy valiosa. También me gustaría contar con su ayuda, señor du Lapin. Como secretario del proyecto puede actuar como representante del mismo, y necesitaremos a alguien que cumpla esa función para que nuestra excusa tenga alguna verosimilitud. Por supuesto, aunque no le pido que haga nada más que viajar allí y entrevistarse con alguna persona para demostrar que realmente están allí para lo que dicen, puede ser peligroso si sospechan de sus verdaderos motivos. No le obligaré a ir. Si acepta, usted, el Capitán Hochner y yo tendremos que encontrar algunas personas para acompañarlos en este viaje.

 -En ese caso díganme. ¿Cual ha de ser el parte del que informe a su Majestad Imperial, o a mi superior el Ilustre señor Verne.

Supongo que debemos prevenir todos los posibles escenarios sobre el filtrado dela información

-Su alteza ya ha sido informada, y también lo ha sido el Señor Verne, Vizconde. Que no queramos que todos los detalles salgan en el periódico no significa que nos atrevamos a intentar engañar al propio Emperador. Sin embargo, otros funcionarios del Ministerio con un rango más bajo no tienen por qué conocerlo todo. Los secretos son más fáciles de guardar cuanta menos gente los conoce.