Partida Rol por web

Después de que Jalabar abriera la puerta nos adentramos con presteza en el interior. El lugar parecía un almacén o una bodega, y los susurros quedos de una conversación eran audibles en la distancia. Estaba dispuesto a seguirle, aunque fuera por alejarme de los lúgubres sótanos, pero antes de avanzar dejé caer una advertencia en un susurro.

- Ten cuidado, Jalabar. No conocemos el lugar, y quien quiera que esté ahí supone un peligro.

Knight apenas pareció escuchar las palabras de sus compañeros. Tocó con suavidad ciertos puntos del extraño objeto que cubría uno de sus ojos, mientras miraba a su alrededor.

-La zona de ese hechizo de ilusión ha quedado atrás parece.-Esbozó una sonrisa satisfecha-Eso lo hace todo más fácil. Creo que voy a podr guiarles a partir de aquí.

Me sorprendió que Julius dijera eso abiertamente después de una búsqueda incomprensible para mí. ¿Sabría algo de magia como para delimitar su presencia? No sabía si de ser así las cosas se ponían mejor o peor...

- Está bien, condúcenos -acepté su guía después de sopesar sus palabras y las de Jacob.

Knight encabezaba la marcha. No avanzaban muy deprisa, cada cierto tiempo, el americano se detenía y llevaba su mano a aquella lente oscura, mirando a su alrededor, como intentando orientarse. Esquivar a los soldados y a las personas que había allí tampoco era fácil. No parecía haber demasiada gente, pero bastaría con que cualquiera de ellos los viera para que diera la voz de alarma, por lo que el simple sonido de unas voces o unos pasos bastaba para hacerles buscar cualquier tipo de refugio.

De esta forma, Knight les hizo subir un par de pisos, y cuando estaban en el extremo de un corredor, les indicó con la mano que esperasen. Sacó su tabaquera del bolsillo, dejando que su extremo asomase un poco por el borde de la pared, y espió lo que había en el pasillo principal en el que desembocaba el corredor.

-Dos guardas.-les susurró-Y detrás de la puerta que guardan está nuesto objetivo.

Fui realmente inocente creyendo que un espía no iba armado de aparatejos útiles para realizar su función. ¡Si incluso nosotros, sin experiencia en el oficio, los teníamos! Cuando todo esto acabara, me gustaría ver lo que Julius se guardaba entre los bolsillos, y su extraño parche del ojo...
Pero por ahora, me conformé con seguirle mientras nos mantiene fuera de peligro. Al llegar ante el último obstáculo, no se me ocurrió nada para sortearlo, y esperé a que o bien Jacob tuviera algo en mente o bien Julius, al ver nuestra incapacidad, tomara la iniciativa.

Julius demostró gran capacidad al guiarnos por el castillo. Al fin y al cabo, era bueno en su oficio, eso se veía. Sin embargo, nos enfrentamos a otro obstáculo al llegar al que parecía nuestro objetivo. Dos guardias armados defendían la puerta, impidiéndonos el paso. Nosotros, en la otra esquina del pasillo, nos tomamos un momento para preparar un plan. Hablé con la voz lo más queda posible, procurando no alertar a los vigías.

- No creo que consiguiéramos engañarlos de ninguna manera. Habrá que noquearlos de algún modo. Quizás la opción más recomendable sean los dardos tranquilizantes. Son silenciosos, pero no sé si el efecto sedante actuará con rapidez... Y todo puede ser que falláramos al disparar.

-Mi querido amigo, de veras que siempre me sorprende-susurró Knight, con un brillo de diversión en sus ojos-¿seguro que no quiere trabajar para nosotros si salimos de esta? Pagamos bastante bien.-deslizó un cuchillo fuera de su manga-Supongo que con eso podrá encargarse de uno, pero no estoy seguro de que el otro no tenga tiempo de dar la voz de alarma. Podría probar si mi puntería no está demasiado oxidada, pero la verdad es que a veces esta gente tiene la molesta costumbre de no morirse fácilmente.-Miró al enano con expresión pícara-O eso me han dicho. Ya saben que no soy un hombre de acción.

Julius demostraba ser un hombre peligroso al enfrentarse a nuestros enemigos. Hablaba sin miramientos de matar a unas personas a las que teníamos frente a nosotros, sin posibilidad de defensa, a traición. Desee con todas mis fuerzas que nuestra alianza no se quebrase, por miedo a que se enfrentara a mí. Pero tenía problemas más graves. Aunque no quisiese acabar con sus vidas, Había que deshacerse de ellos. Me detuve a pensar en los recursos disponibles. Solo podemos dormir a uno... A no ser... Retomé la conversación en susurros con Julius.

- No hace falta ser tan drásticos. Tome uno de los dardos del brazalete. El somnífero es considerablemente potente, y funcionará si se introduce en su cuerpo. Impregne uno de sus cuchillos con él y bastará con que acierte para que se quede durmiendo. Avíseme cuando esté preparado, y actuaremos los dos al tiempo.- A la par, le ofrecí el mencionado dardo.

Con una mirada de aprobación, Knight aceptó el dardo. Abrió la parte posterior, y esparció el contenido sobre la hoja. Jacob tendría que ocuparse del de la derecha y el americano del de la izquierda.

Knight señaló con sus dedos. 3...2...1...

Cuando llegó el momento, Jacob, con una rodilla en el suelo, se asomó para disparar su brazalete. El cuchillo de Knight pasó por encima de su cabeza y se clavó en el costado de uno de los soldados, que se llevó la mano al costado y se desplomó hacia delante. El que recibió el dardo del periodista se tambaleó durante un momento, mirando confuso a su compañero, claramente sin comprender lo que estaba pasando, antes de perder también la conciencia.

El agregado cultural recuperó su cuchillo y lo limpió con un pañuelo.

-Viven, no se preocupe, señor Moreau.- Dijo al periodista, antes de que este tuviera tiempo de decir nada-Está bien que tengan escrúpulos, pero recuerden lo que hay en juego. Les aconsejo que nos arriesguemos a arriesgar más su estado con un resfriado y tomemos sus ropas. Nos hará más fácil movernos aquí dentro. Espero que no se fijen mucho en la mancha de sangre.-Comentó, casi para sí mismo, mientras empezaba a quitarle la chaqueta al que había herido.

Al momento, ambos guardias estaban roncando como lirones en las losas del suelo, tras dos buenos lanzamientos tanto por parte de Julius como por la mía. A continuación, Julius propuso tomar sus ropajes. Y aunque la idea no me parecía muy atractiva, no pude evitar reconocer que tenía su lado práctico. Así pues, tomé las ropas con dificultad del pesado vigilante inconsciente. Era más corpulento que yo, así que pude ponérmelas encima de mi propia ropa. Sin embargo, quedaba un punto por resolver.

- ¿Y Jalabar? Me temo que no nos quedan ropajes con que se pueda disfrazar... Aunque claro, si nos dirigimos a las celdas, podría tomar el papel de prisionero. ¿Que le parece, amigo? ¿Cree que podrá con ello?

No me convencía la propuesta, pero ¿había otra opción?

- Suena muy peligroso, y en el momento en el que alguien nos vea puede dar la alerta en busca de mis cómplices. Pero por otro lado no puedo seguir vuestro ritmo de otra manera, así que adelante...

-O conocen más sobre este castillo que yo, o sobreestiman mis habilidades. Sé que el arma está en esta habitación.-señaló con la cabeza la puerta que habían despejado de guardas, mientras miraba con ojo crítico los zapatos del guarda que acababa de desnudar, antes de decidirse por conservar los suyos.-Pero no tengo manera de saber donde han puesto las celdas. Tendríamos que dedicarnos a deambular por el castillo, lo que llevará tiempo y no sabemos cuanto tiempo más van a estar buscándonos en la caverna antes de que se den cuenta de que hemos conseguido entrar. Preferiría intentar conseguir el arma y salir de aquí cuanto antes.

Asentí con lentitud después de que Julius expusiera su planteamiento. No me había dado cuenta hasta el momento de que el secretismo en nuestros planes nos había llevado a no contarle el motivo por el cual nos habíamos decidido a infiltrarnos en la base del Carro. Bien, tendremos que tomar la decisión, aquí y ahora.

- Señor Knight, es para nosotros indispensable encontrar algún modo de alcanzar las mazmorras, o el lugar en el que pudieran encerrar a un prisionero, bien sea antes o después de destruir el arma. El motivo que nos llevó en un primer momento a encontrar esta localización no era el sabotaje, sino un rescate. Uno de nuestros compañeros está retenido por los prusianos, y usan a un preso, que creemos que esconden aquí, para hacernos chantaje. Si no salimos con él, nuestra misión habrá fracasado, y Prusia, aun sin arma, tendrá una considerable ventaja. Soy consciente de que esto tiene para usted poca relevancia, pero sin embargo hemos llegado hasta aquí juntos. Y le rogaría que nos ayudase también en este último empeño. Casi podríamos decir que nuestras vidas están en sus manos. ¿Se quedará con nosotros?

Escuché a Jacob algo molesto. Llegados a este punto era imprescindible contarle la verdad a Julius, pero seguía sin confiar en él. Me permití intervenir cuando lo vi necesario:

- Señor Moreau, no sabemos el paradero exacto de nuestro objetivo humano. Quizá es mi culpa no aclarar que esa persona es un científico capaz y es posible que este siendo utilizado a la fuerza para completar el carro de Selene, por lo que no estaría preso literalmente. Así es como lo dicen ustedes, ¿no? ¿Literal? Si está siendo obligado a trabajar, bien podría encontrarse con el grupo de científicos que encontremos al otro lado de la puerta junto al carro. Antes de acudir a las prisiones debemos agotar esta vía más cercana, o esa es mi opinión.

Las palabras de Jalabar contenían una opción que no había contemplado. Había imaginado hasta el momento al prometido de Miranda como un joven como otros tantos, pero no había pensado en su interés por la ciencia. Si sus captores preferían la practicidad del trabajo a la seguridad de una celda era posible que si estuviera trabajando.

- No había pensado en ello, Jalabar. Tiene usted razón, es mejor que entremos y veamos si mis palabras han sido innecesarias.

Julius apartó a los dos soldados para evitar que los que estaban dentro los vieran, y abrió la puerta.

En el centro de aquella enorme estancia, un artefacto mecánico más alto que un hombre estaba suspendido por gruesas cadenas de hierro del techo y las paredes. Alrededór de él, tres personas estaban haciendo alguna cosas complicada e ingenieril con unos tubos y una bomba. En un lateral, cerca de donde se veía los extremos de una de las paredes que había sido derribada para ampliar aquella habitacion, otras dos personas discutían sobre  los contenidos de unos papeles que habían colgado en los muros, junto a una pequeña repisa dorada, en el centro de la cual unas piedras brillaban con una dorada luz azul, rodeadas de cristales tallados, unidos por cristales de plata tan finos como cabellos. Los cristales parecían poder orientarse con las pequeñas palancas que había en la base de la repisa, y captaban y orientaban la luz de las gemas, originando bellos aunque extraños diseños.

Al abrirse la puerta y aparecer Knight, los que estaban allí dentro se dieron la vuelta, quizás un poco sorprendido por la interrupción, aunque no parecían alarmados.

-¿Ocurre algo?-Preguntó el de más edad de los presentes.

Knight se adelantó a entrar en la habitación, y al escuchar la voz que salió del interior, tuve que darme prisa en dirigirme a Jalabar.
- Asómese cuando estén concentrados en nosotros e intente localizar al compañero de Miranda.- Sin más dilación, entré en la sala, entornando la puerta a mi espalda. Quedaba espacio suficiente como para que mi compañero enano pudiese mirar. Me di la vuelta con rapidez, pretendiendo que mi acción fuera un gesto de cortesía más que otra cosa. Sin alzar la mirada, me dirigí a los científicos.- Caballeros, disculpen la interrupción. Al parecer, unos intrusos han penetrado en los sótanos del castillo. Se nos ordenó informarles para que se mantuvieran alerta.

Miré a través de la puerta entornada, tal como acordé con Jacob, buscando localizar al joven retenido.

Ante la noticia que les trae el soldado, algunos de los científicos empiezan a murmurar entre sí, pero un gesto y una mirada del mayor entre ellos, que parecía estar al mando, bastó para que se callasen.

-¿Cuales son las órdenes?¿Debemos interrumpir nuestro trabajo y cerrar las puertas?