Partida Rol por web

Barrio Jefferson. 21:00.

Hace una noche agradable aunque el sol se esté marchando, facilitando un paseo por el barrio. Habéis estado absortos realizando unas tareas importantes y qué mejor forma que despejarse que dar una vuelta. No obstante el silencio es dueño de la manzana, qué extraño...

Comenzáis a notar una sensación extraña...Faltan coches, hay ventanas rotas y no se ve ni un alma por la calle. La inquietud se hace presente y los nervios os hacen mirar detrás vuestro más de una vez. Tras unos metros por fin ves a alguien.

Hay una persona tumbada al lado de un jardín que parece estar en apuros, pues otro hombre esta medio arrodillado ante él y parece estar haciéndole algo. ¿Quizá un masaje cardíaco?

- Oiga, ¿pasa algo? ¿necesita ayuda?

Entonces te das cuenta de que en realidad se está cenando al otro hombre y la decisión de salir corriendo te parece la mejor opción. Huyes en dirección contraria tan rápido como puedes, encontrándote con otras personas igual de aterrorizadas. Acabáis cerca de la casa de Bree Van de Kamp, la cual está en la puerta avisando de la presencia de otros zombies cazando a vecinos suyos. Os pide que entréis en su casa para protegeros del ataque, idea bastante buena teniendo en cuenta las circunstancias que os rodean.

Pero no todo iba a ser tan fácil. Uno de esos monstruos agarra a Samuel por el brazo antes de que pueda alcanzar la puerta de la casa de Bree; mientras Matthew y Mac intentan alcanzarle para ayudarle. Pero un fuerte disparo les sorprende, a la vez que libera a Samuel de su agresor una vez que la cabeza del zombi se ha desparramado por el porche.

Una vecino de Bree aparece por un lateral de la casa, escopeta en mano.

- Arg...Estos malditos están por todas partes.- Os asegura.

El Viejo Harry es más duro que una alcayata, forjado en el campo y con tan malas pulgas que ni la Muerte quiere acercarse, aunque a veces se le vaya la cabeza.

- Más os vale que os larguéis de este pueblo cagando leches.- Os advierte.- Aquí sólo queda horror y destrucción. Estos malditos se han comido a mi perro...Hijos de puta. ¿Y sabéis quién tiene la culpa? ¡Los transgénicos! Siempre dije que los transgénicos nos afectarían al cerebro.

Se da media vuelta observando a su alrededor, en busca de algún zombi al que disparar nuevamente.

Dios mío...¿Tú casa será segura? No lo sabes, pero al menos tienes algunos objetos que te pueden servir. No tienes armas en casa, pero le compraste a tu hijo un buen bate de béisbol que debe estar en su habitación; además de tu querido juego de cuchillos en la cocina. Y como esto sea duradero quizá haya que comer aquellas barritas energéticas que guardas en la despensa del sótano.

Pero lo que tienes claro es que hay que buscar las llaves de tu coche en el salón, por si es necesario huir. Aunque ahora recuerdas que tenías poca gasolina, pero al menos lo suficiente para alejarte de Jefferson.

Hay muchas cosas que hacer y poco tiempo. Buscar cada objeto te puede llevar unos minutos, pero ahora sois cuatro personas que os podéis separar para conseguirlo todo cuanto antes.

Como si de una película de esas que le gustan a su hijo, parece que todo el mundo de Bree se desmorona. Su perfecto jardín cuidado y mimado con todas las fuerzas de la mujer es la primera víctima de ese nuevo mundo en el que le va tocar vivir ahora. El disparo de su vecino al ser que intentaba atacar a uno de los hombres que quería ayudar cayo en medio del camino de piedra de su jardín y la sangre que salió disparada de su cuerpo mancho sus rosales blancos y en ese momento Bree se dio cuenta que este año quizá ya no podría ganar el premio al mejor jardín del barrio.

Bree escucho las palabras de su vecino e intentando mantener la compostura, indico a los tres hombres que pasaran al interior de su casa. - Rápido pasar dentro, estaremos mas seguros aquí dentro que fuera.  Cuando entran Bree hecha un ultimo vistazo a ese cuerpo que estaba hechando a perder su precioso jardín. - Esta claro que no va ser un buen día.

Tras cerrar la puerta Bree mira a los tres hombres. - ¿Estáis bien? Bree sonríe. -Quizá tengamos que hacer caso al viejo Harry. Es un tipo con falta de saber estar, se creo en el campo. Bree sonríe de nuevo. - Pero es listo y nunca se equivoca en lo que dice.

 Bree da unos pasos hacia delante y los mira de nuevo  antes de hablarles -Si quereis podemos coger unas cuantas cosas que quizá podamos necesitar y nos marchamos del barrio. Creo que ya no es tan seguro como antes. Bree guarda silencio y niega con la cabeza. - Dios mío esta situación me esta volviendo una maleducada. Sonríe y estira su brazo a los hombres para estrecharles la mano uno a uno. - Mi nombre es Bree Van De Kamp y aunque la situación no sea la mas idónea, es un placer conoceros.

- Saludos a todos. Me alegra que nos hayas invitado a pasar, Bree, la cosa se estaba poniendo fea ahí fuera. - Estrecho manos rápidamente mientras echo un vistazo al exterior por si se aproximan más criaturas. - Coged todo lo que pueda resultar de utilidad y vayamos a algún sitio más seguro... ¿qué os parece la comisaría?

Bree sonríe a Matthew cuando le estrecha la mano. -¿Matthew verdad? Disculpa soy muy despistada con los nombres.

-Quizá yo tenga unas cuantas cosas en casa que nos puedan ser útiles, no son armas como tales pero nos serán de ayuda.  Bree da unos pasos hacia delante y se apoya en la mesa del centro del recibidor de la casa. - Por desgracia hace dos días lleve mis armas a limpiar a la tienda de armas del pueblo, pero podríamos defendernos con el bate de beisbol de mi hijo y con mis cuchillos profesionales que tengo en la cocina. Los compre el año pasado en Japón en la tienda de un maestro de esa clase de cuchillos, están hechos a mano y son mágicos. 

​Bree se gira y mira en dirección al salón. - Creo que anoche deje las llaves del coche en el salón, podríamos cogerlo, no tiene demasiada gasolina, pero tiene mas que suficiente como para salir de la ciudad y si podríamos ir a la comisaría ya que seria un buen lugar donde encontrar armas, pero antes... Bree respira profundamente. Necesito que me ayudéis a  ir al colegio ya que mi hijo se encuentra allí.  

​Si quereis podemos coger lo que os dije y salir de aquí sin perder mas tiempo. Después de eso Bree guarda silencio y espera a que lo hombres digan algo mientras los observa con una sonrisilla en su cara.

- Me parece muy buena idea. Bree, acompaña a este joven, ¿Samuel?, para reunir los cuchillos. Yo subiré al dormitorio de tu hijo para coger el bate mientras este otro caballero busca las llaves; después nos reunimos en el garaje. Ahí trazaremos una ruta antes de coger el coche por si hay algo que nos pille de camino al colegio y la comisaría. - Hago una pequeña pausa para tomar aliento. - Salvaremos a nuestras familias y lo que quede del pueblo.

Mac se había quedado un poco atrás en la acción, quizás fue porque la misma lo había aturdido. Para cuando reaccionó todo un plan ya estaba en marcha y el no quería quedarse afuera. 

-Perfecto yo me encargo de conseguir las llaves. Los espero en el garaje- Dijo Mac de buen grado- Por cierto mi nombre es Mac Giver, un placer conocerlos. 

Entráis a la cocina y Bree no tarda nada en sacar el juego de cuchillos de uno de los cajones. Están muy afilados demostrando su excelente calidad y hay al menos unos tres que pueden servir para defenderse.

Entras en la habitación del crío, algo revuelta. No obstante te resulta fácil localizar el bate de beisbol en su zona de juguetes.

Todo parece tranquilo.

¿Dónde estarán las llaves?

Sí, está todo muy limpio y recogido, pero entre tanto cajón, mesita y mueble te resulta dificil localizarlas.

-Estos son los cuchillos de los que os hable.  Comenta Bree mientras los saca. - Son tres así que si no te importa me quedare yo uno de ello y tu quédate los otros dos. Bree le da dos de ellos, después coge el suyo, le pone su funda y se lo guarda en su delantal de cocina. 

Bree camina al fondo de la cocina y se aproxima a la puerta que baja al sótano. -Si no te importa acompáñame al sótano, necesito coger una cosa de abajo. Comenta sonriente. - Me da miedo bajar sola visto lo visto ahí fuera.

Perfecto. Regreso al garaje a paso ligero pero prestando atención por si se escucha algo raro, ya sea dentro de la casa o procedente del exterior.

Samuel cogió los cuchillos, y con una mirada notó que eran de una gran calidad. Realiza el mismo gesto de la mujer de enfundarse los cuchillos en el cinturón. Poco a poco su respiración se hacía más calmada, pues aún se encontraba agitado por el encuentro con la criatura. Tanto, que hasta que la mujer le pide ayuda con algo en el sótano, no se había fijado en ella. Sus ojos se clavaron en ella por unos instantes, notando lo bien parecida y guapa que era, mas sin en la observación. 

Asintió con la cabeza, mientras enfilaba hacía la puerta que ella, disponiendose a bajar primero.

- Soy Samuel, por cierto.- Mencionó al pasar junto a ella, tras caer en cuenta que no se había presentado antes

Aparecéis en el garaje en el lado izquierdo de la casa. Está recogido y ordenado y en el centro está un sedane europeo de gama media, entendiendo que es el vehículo de Bree.

Por cierto, ¿Y Bree? No ha vuelto con el tal Samuel.

Entre la cocina y la recepción aparece unas escaleras tras una puerta; éstas bajan al sótano y Bree enciende la luz para iniciar el descenso. Con paso firme pero algo asustados, bajáis escalón a escalón.

El sótano está recogido y es el lugar donde hay electrodomésticos como la lavadora y secadora, trastos viejos aunque colocados, cajas de cartón identificadas y una estanteria tanto con productos de limpieza, en su parte inferior, como alimentos grandes o de larga duración.

Bree se afana en buscar algo que debe saber que está por la zona cuando un ruido os sorprende. El cristal de un pequeño tragaluz del sótano se rompe violentamente y de él cae un cuerpo a plomo, sin intención de amortigar el golpe. Durante unos segundos nada se mueve, por lo que juraríais que es una persona muerta.

...

...

Ojalá.

Lentamente se levanta y descubrís un rostro monstruoso y lleno de sangre. Bree cree reconocer a su vecino de al lado, aunque ya no parece tan simpático como de costumbre. No dice una palabra, solo emite sonidos guturales mientras os mira fijamente con unos ojos llenos de ira y avidez.

- Mac, ¿has visto u oído algo extraño? No parece normal que tarden tanto en coger unos cuchillos, sobre todo teniendo en cuenta que es la casa de Bree y ella sabe dónde está todo.
¿Deberíamos ir a la cocina a buscarlos?