Partida Rol por web

- ¡Bienvenidos al más grande parque de guardamuebles de Las Vegas! Más de cinco mil metros cuadrados de guardamuebles y es que ya se sabe... ¡En América se hace todo a lo grande Ou Yea...!

- Tú fulano o fulana, vengas de donde vengas y sea cual sea tu origen: caucásico, andino, pirenaico, himala... bua, como se diga... Has venido atraído por el olor de la pasta como un perro que busca por el suelo. La tierra de las oportunidades, la ciudad de los casinos, aquí se maneja pasta gansa y la gansa pasta. ¡Pero cuidado, hay gente muy despiadada que tratará de hacerse con tu dinero si no inviertes con sabiduría!

Laura se queda confusa como desconectada ¿Se le habrá acabado la cuerda? - ¿Por donde íbamos? Ah si, las subastas de los guardamuebles.

- Una vez al año se subastan los trasteros de la gente que dejó de pagar. Lo que hay dentro es todo un misterio. Se abre el guardamueble, se le echa un vistazo. Sin tocar ni entrar dentro. Y comienza la puja ¡Así de fácil! Recordad que solo se puede pagar en efectivo, nada de paypal ni de esas mier.. piiiii . ¿A qué esperan? ¡Bienvenidos a subastas a lo bestia! Ah no, ese es otro. ¡Bienvenidos a ¿Quién da más?!

- ¡Me llamo Laura y voy a ser la primera subastadora! Podría haberme presentado antes, pero el director del programa me dijo algo de que así quedaba más dramático. No os veo llorar tampoco, pero él sabrá. 

- El caso es muy cansado eso de estar atenta y sostener la sonrisa aunque sea totalmente falsa, así que más tarde os presentaré a mi compañero que os hará otras subastas

- ¡¿Habéis traído la pasta?! Por cierto no se porqué grito tanto, pero parece lo apropiado ¿No? Dejaros sordos JA, JA, JA ¿No hace gracia? Bueno, que desagradables que sois. Vamos os acompañaré al primero de los guardamuebles de hoy. No os perdáis, seguid el culete del que tengáis delante.

La mujer comienza a andar. El complejo realmente es laberíntico, pasillos y más pasillos, pronto notáis el tremendo calor que hace. El que no haya traído agua, gorra, protector solar puede comenzar a pasarlo mal y acabar como una gamba ¿De fresquita? No, de roja. Tras unos interminables diez minutos de caminata parece que... “a cien metros... ha llegado a su destino”

Laura, la de la sonrisa falsa y algo menos de botox del que usa Brittany, espera a que lleguéis todos.

Ya lo decía mi agüelo: el mejor medio de transporte es un coche americano; ¿y qué hay más americano que un buen John Deere?

Cómo me miraba la gente al llegar... Estaban estupidifactos, patodifusos, atóntitos. Los había impresionado.
Nada más ver mi carroza ya sabían que no tenían nada que hacer en esta cosa de las subastas. Y razón no les faltaba a esos catetos, al menos sabían reconocer a un auténtico hombre de negocios.

En cuanto la subastadora me ve, me hace ojitos; y es que es normal sentirse atraida por un macho ibérico californiano nevadense. Le guiño un ojo aunque, con el grosor de mis gafas, no sé si lo habrá visto bien o pensará que me ha dado algún tipo de tic.
Se pone a hablar... Bla, bla, bla, subastas, bla, bla, pasta, bla, bla, bla, culete... Ajá, culete, otra señal más de que está coladita por mí...

¿Adónde va todo el mundo?
Parece que me he quedado en la parra. He de darme prisa o me quitarán el mejor sitio. - Abrid paso, patanes, yo seré el primero en mirar. ¿Me habéis oído? !SERÉ EL PRIMERO!

Me abro paso a empujones hasta llegar al trastero, puede que incluso haya pisado a un par de esos gañanes. Bien, que sepan quién manda aquí.
Mi indiosincracia siempre ha sido: "quien mira primero, Dios le ayuda", así que ésta es la mía.
 

Huan Cho se entera de que hoy hay subasta porque uno de sus lacayos se lo lee de internet mientras él dedica su tiempo libre a mesarse la barba. Qué gran cosa, esta de los ordenadores.. Y qué gran cosa, ésto de los lacayos. 

Así que hace que le vistan y le acicalen, y llama a algunos de sus parientes que no están trabajando aún en los restaurantes chinos para que le acompañen en discreta procesión hasta el lugar, y así además de llevarle y traerle, si encuentra algún trastero con cosas que le sirvan, pues ya tiene logística de transporte incorporada.

Cómo no, usan el bello y peculiar medio de transporte tradicional chino del palanquín:

Aún no entiende cómo la gente en Las Vegas prefiere esos estrafalarios coches ruidosos. Con lo bonito que es que te lleven los sirvientes.. Tampoco entiende que le piten cuando provocan atascos al pasar por las grandes avenidas. Es lo que hay.

Por fin llega a lugar, abriendo la cortina del palanquín con un poco de curiosidad. Está lleno de gente, y una mujer está hablando a voz en grito. Aún se le resistía un poco el idioma, pero en cuestiones de dinero, no hay fronteras.

- Bizco Cho, por favor, abre camino entre los occidentales para que pueda pasar a ver el almacén -le pidió en chino con su eterna sonrisa a su sobrino nieto, que sufre estrabismo.

Y así se acercó al lugar, inclinándose amablemente ante la mujer gritona y los demás occidentales más gritones aún. Se acordó que a partir de ahora debía hablar inglés. Veremos qué pasaba.

- Pero que co... ?!?!?!?-

- Puta alarma de los cojones... -

...

- APÁGATE COÑO!!! -

Un reloj-alarma barato sale disparado por la ventana de una habitación barata de un hotel barato de un barrio barato de las afueras baratas de Las Vegas.

- Joder, puta resaca... -

Pasos tambaleantes resuenan al compás tacométrico del somier de la habitación contigua, dónde una chica de la calle se gana los primeros $50 del día... o los últimos $50 de la noche según se mire.

- Dios, este agua del grifo está malísima... - alzando la cabeza. - Joder macho, estás hecho un asco. -

- Bueno, nada que una buena ducha y un afeitado no arreglen... -

- MECAGO EN TODOS LOS SANTOS DEL CALENDARIO... A QUIÉN HAY QUE FOLLARSE PARA CONSEGUIR AGUA CALIENTE EN ESTE ANTRO?!?!?!?! -

Quince minutos después.

- ¿Recepción? Quiero que me manden un taxi a nombre de Geoffrey en 10 min. Si. Habitación 217. En efectivo. Gracias. -

10 minutos después.

- ¿A dónde le llevo?-

- A las audiciones de trasteros, gracias -

45 minutos después.

- Serán $19.50, por favor-

- Aquí tienes uno de $20. Quédate el cambio majo -

- Puto tacaño de los cojones... -

5 minutos después.

- ¿Pero qué...? ¿Un tractor? ¿Un palanquín? Joder... Hay que joderse... J-O-D-E-R-S-E... Y yo llegando en puto taxi... Creo que necesito un trago... -

Mirada de soslayo de un lado a otro. En especial a las unidades a punto de subastarse. 

- En fin, a lo importante: sacar pasta -

- A ver que nos traes hoy, guapa - media sonrisa hacia la auditora.

llego en mi Ford...

vengo de una buena racha...

en la ultima subasta encontré una remera, termine vendiendo algo muy antiguo con unos muchachos muy simpáticos... y comprándoles el auto en el que vengo...

y hasta construí una hermosa pecera en mi casa...

con una gente que sabe de peceras...

veamos que nos depara el día...

.

miro a la gente a mi alrededor, seguimos a la guía, y que calor hace, -alguien con una gran botella de agua para convidar?, por favor, muero de sed... gracias... Saludos a todos, buen día, espero sean unas subastas geniales para todos.- esboza una gran sonrisa...

Un clásico coche familiar típico americano se paró delante del edificio repleto de guardamuebles donde estaban a punto de celebrarse las que se rumoreaban que iban a ser las mejores subastas de la semana. Del asiento del copiloto se bajó una rubia hipermaquillada y de piel demasiado estirada, llevando un minivestido ajustado que casi dejaba ver las cicatrices de sus múltiples operaciones estéticas.

Tras estirarse la falda, se asomó a la ventanilla de dicho coche:

 -Gracias por traerme papaíto. Recuerda llevar a Johnny a clase de karate y a Steffany a la de ballet. ¡Y dile a Wendy que estudie mucho, que mami la quiere!

Y tras esa despedida y contoneándose sobre sus tacones de aguja, Brittany Hershel entró en el recinto. Lo primero de todo fue saludar a Laura con dos besitos.

 -¡Mua, mua! ¡Laura, estás fántástica, ya me gustaría estar así a tus años!

Hala, formalidades hechas, ahora ya podía encender el chip de empresaria, que en el caso de Brittanny consistía en retocarse el maquillaje y ponerse unas gafas de sol cantosas para que nadie leyera su expresión. ¡Igual que en la brisca! ¿O era en la ruleta? Bah, daba igual, ¡era día de subastas! Con parsimonia la rubia se acercó al trastero recién abierto abriéndose paso a golpe de trasero siliconado y se levantó las gafas para echar un buen vistazo al interior del guardamuebles.

Variopinta, así era la gente que había acudido a esta sesión de subastas. Cierto que el tema era dado a que se presentara gente de lo más estrafalaria, pero lo de hoy se llevaba la palma. De todos modos era algo que pareció no importarle a Laura. ¿Qué es lo que le importaba a ella? ¡La pasta! Algunos miserables capu..piiiit no habían pagado el alquiler y ahora tocaba sacar tajada o reducir el impacto económico.

Los extraños vehículos quedaron afuera, menos el taxi que no dudó en largarse ni un segundo. Los chinos que llevaron el palanquín también desaparecieron pues... ¿Alguien ha visto alguna vez a algún chino desocupado? ¡Pues hoy tampoco será ese día!

Se hizo la expectación delante del primer guardamueble. Laura tomó la voz de nuevo, tras hacerse la sorprendida (falsamente) por los besos de Brittany, aunque no le hizo un feo y le correspondió - Claro, claro - Respondió sopesando quien en realidad las das dos tenía más años. Pero ya prosiguió con su trabajo como si nada – Ya sabéis las reglas, no se puede tocar ni entrar dentro. Yo abro la puerta y teníes cinco minutos para observar. Allá vamos

Un ayudante encendió la radial y cortó el candado. Laura abrió la puerta del guardamueble, todos tenían un tamaño similar, de unos tres metros de alto, cuatro de ancho y seis de fondo. Contuvisteis el aliento y allí había...

¡Un montonazo de bolsas de basura! Si, tal cual. Debe de haber así a ojo unas cincuenta. Desde fuera no se aprecia que haya nada más, solo las bolsas, al menos es una suerte que no apeste. ¿Alguien se atreverá a pujar algo? ¡Menuda manera de empezar!

- Bueno chicos, lo que hay dentro es una sorpresa hasta para nosotros, pero esto es una puja y quien sabe. El valor iniicial de todas las pujas es de 50 pavos ¿Alguien da esos 50?

-OOOoooHHH!!!!!!! pero si este es el santo grial de los almacenes, sin duda son las bolsas que contienen los tesoros divinos perdidos desde hace miles de años... hasta los tesoros de los "Ming" deben estar aquí sin dudas...- dijo en tono sarcastico pero serio y mirando de reojo a ***Cho mientras levantaba una ceja... haber si alguien se llevaba ese basurero... y para ser mas convincente en su engaño, ofertó... -Voy a ofertar $50 Señorita, vale mil veces ese valor, pero si mis *compañeros no se dan cuenta, me llevo este tesoro por bajo valor...- casi sonriendo termina su interlocución mientras observa la reacción de los demás...

** 

Parece que ya no iba a llegar más gente rara. Dentro de lo peculiar, Huan Cho se consideraba lo más normal del mundo. Sabía que los occidentales eran raros, y ya lo tenía asumido. Todo lo que pasara de la frontera asiática ya apenas podía sorprenderle.

Un señor llegó en un tractor, otro rubio que le resultaba conocido, en un taxi.. Seguro que lo había visto por su casino, al muy truhán. Una señorita que le recordaba a las geishas japonesas pero en peor, y otro llegó en un coche raro y antiguo que se apuntó para comprarse uno igual. No todo iban a ser palanquines.

La atención volvió al trastero. Lástima de altura. Lo único en que los chinos no eran competentes era en los metros de alto. La multitud se arremolinó tanto que solo pudo ver bolsas de basura cuando abrieron la puerta. 

-¡Por Confucio! -masculló, contrariado. A la próxima puja se traería una escalera, o llamaría a su primo Relin Cho para que lo aupase. Y antes de que se diese cuenta de nuevo, la rubia de la subasta empezó la puja. Aquí había que ser veloces, sin duda.

-¡Sincuenta dólares! -ofreció a ciegas con su peculiar acento medio chino, medio "curso de inglés a distancia". Bolsas de basura y su contenido le venían bien para sus negocios de badulaques, y alguien tenía que empezar.

No puedo creerme lo que ven mis ojos. La apertura de la unidad resultó como un momento de iluminación para mí. Como si de pronto un flashazo de luz divina impactase mis ojos.

- Wow, quién enterraría eso entre miserables bolsas de basura. -

Murmuro en voz baja.

Miro a diestra, miro a sinestra. Frunzo el ceño. Sopeso qué habrán sonsacado los demás de su insepcción inicial de la unidad. Espero a ver quién puja primero.

- Por San Patricio que esta va a ser mía -

Pienso mientras el extrafalario asiático hace la puja inicial.

- Cien -

Digo en voz queda, tranquila, serena, fría y calculadora.

¡Menudos globos! Y no me refiero a las bolsas de basura. Me río de mi propio 'chiste', mientras observo el escote de Laura.

Y en ello estoy cuando escucho al chino de pega, vestido con un janfu, decir con su acento también de pega:

- ¡Sincuenta dólares!

Máldito vendedor de todo a un euro. Se va a enterar de quién manda aquí... 

- Cien.

El tipo de la colonia con aroma a güisqui también se me ha adelantado. ¡Por todos los demonios del santoral!

Muy bien, como suelo decir, "No por mucho madrugar amanece más soleado.", de manera que haré valer mi superior visión de negocio y mi superior visión (con mis macníficas gafas) del trastero y me lo llevaré calentito.

- Ciento cincuenta aquí, panda de muertos de hambre. ¿Me habéis oído? ¡CIENTO CINCUENTA!

¿Pero qué demonios? ¿Y la caballerosidad? Ah, donde quedarían esos hombres sureños que sí sabían cederle el paso a una dama de verdad… Porque entre los empujones que había tenido que dar para ver el trastero y lo atropelladamente que habían empezado ya a pujar estaba claro que de galantería americana cero. Ah, pero si ellos no se comportaban como caballeros ella no sería una dama refinada.

Brittany se quitó las gafas de sol para lanzar una mirada de marujona enfurecida a la multitud y luego levantó una mano de larguísimas uñas postizas cargadas de pintura chillona.

 -¡Eh, eh, aquí doscientos para mí!

Ya podían venir todos los chinos, gritones y encoloniados del mundo, que a ella no le iban a quitar ese trastero. Que vale que no se veía nada de valor, pero tampoco se veía nada que no lo fuera. Y eso a ella le bastaba.

musica

 Tras un paneo general, ve a la dama recien llegando que oferta con diligencia y comenta -OH, pero apartaos criaturas, dejad paso a la dama,-abre paso con el brazo a Brittany- lindo auto en el que vino, ¿conducía su esposo? por cierto, un gusto, Miguel Cañeras, de "Cañeras y Haznar" instrumentos musicales, ya sabe, el negocio de instrumentos musicales en libertad al 3000, todo sobre musica lo puedes encontrar ahi-guiña un ojo,- para tus nenes, si tienes, te hago descuentos IMPERDIBLES!- sonrie con una amplia sonrisa. - Asi que $200.-? que opinas de $250,.?- levanta la mano para aumentar la oferta y replica - que sean $300 Laura!.- y tras aumentar la puja se queda mirando a Brittany...

¿Pues no se habían subido a la parra estos occidentales? 300 300.. nananana... Huan Cho negó con la cabeza. Mucho dinero.. Aunque.. últimamente el restaurante chino con eso del wok le había dado muchos beneficios. Es lo que tiene contratar a los parientes: se lo podía permitir.

-¡Tlesiento sincuenta aquí! -levantó el pay-pay. 

-no me arrebataras de las manos estos misteriosos tesoros, ah, no- le hablo al hombre asiático... solo vio basura, pero si el asiático se quería llevar esa basura, que gaste un poco mas... y aumento la puja-me llevo esto por $450 dolares Laura!- y levanto la mano en señal de aumento de puja...

- Y un huevo de pato viudo. Esta unidad es para mí, por la pata de palo del viejo Jimmy O'hara. -

Aún sereno y manteniendo la compostura asiento con la cabeza hacia Laura indicando que hago una nueva puja.

- Mil - digo secamente. Dentro de mí, la sangre sube un par de grados de temperatura. 

Alargo mi mano al bolsillo interno de la americana y toco la petaca de la que en breve comenzaré a beber celebrando mi victoria.

Vaya, vaya… La cosa había cambiado bastante con la aparición de este gentleman de carretera. Sonrió coqueta cuando preguntó si estaba casada.

 -Divorciada a mucha honra. Disfruto de la vida sin ataduras.

Flirtear y trabajar eran dos cosas que siempre casaban bien. Además, el hombre era educado y caballeroso. Bueno, educado y caballeroso excepto cuando le subió la puja cien dólares. Brittany soltó una risilla coqueta para disimular que le fastidiaba un poco y se ahuecó un poco el pelo.

 -Mira cari, los negocios son los negocios y la diversión es… la diversión. -en su cabeza había sonado definitivamente mejor- Cuando gane una fortuna con estos trasteros puede que me pase por tu tienda.

Al fín y al cabo a Wendy le hacían falta actividades extraescolares en su currículum. Pero mientras pensaba estos asuntos de importancia mundial la puja había subido a mil dólares. Con cara de disgusto Brittany miró al trastero y luego a Laura y le hizo un gesto de que lo dejaba.

 -Me retiro aquí caris. No merece la pena.

La puja comienza despacio, quizá como tanteo, o quizá por las dudas que puede suscitar lo que en realidad se ve. Pero claro ¿Corresponde lo que se ve con lo que hay? ¿Oculta algún tesoro este trastero?

Laura sonríe emocionada al ver como en pocos minutos las ofertas se elevan. Parece que hay quien quiere marcar distancia. También hay quienes parecen flirtear ¿O es solo otra táctica más? Próximamente se verá.

Al final uno de los contendientes puja más del doble que el anterior y el resto baja los brazos. La que los levanta emocionada es Laura, parece contenta con el precio final - ¡Adjudicado al rubio apuesto por mil dólares! Es todo tuyo chico, los demás pueden retirarse...

Geoffrey se pone a abrir bolsas: Papeles, cartones carpetas. Esto empieza mal, parece que es basura de una oficina ¿Puede que haya algo de valor? Una bandeja para folios, 5 pavos. Diez libretas sin usar otros 5 pavos. Unos paquetes de folios sin usar 10 más. Buscas y rebuscas. De pronto debajo del montón de la basura sale algo ¡Oh shit!

Repetición de la jugada, al retirar las bolsas de arriba algo aparece abajo. Parece una impresora, si, lo es. ¿Estará bien? ¿Tendrá algún valor? Buscas un enchufe y la enciendes, parece que funciona, imprimes unas hojas, mancha un poco pero es funcional. Puedes usar el comodín del amigo especialista en impresoras que todo el mundo tiene (no podrás volver a usar el comodín hasta la fase final). O intentar venderla en el rastro por diez dólares. Elije ¡Ya!

El rubio se le había adelantado a Huan Cho con una cantidad de dinero de impresión. Y mira tú por dónde, nunca mejor dicho.

-Jijijiji... -rió por lo bajo el chino, aliviado y procurando no ofender. Sin duda ese set lo podía haber vendido en una de sus tiendas en la sección de papelería, pero mil dólares por él no se los hubiera pagado nadie, por desgracia.

Bendito sea Confucio, que lo mantuvo callado en vez de seguir pujando.

-Mala suelte, señor McCoy -comentó al tipo-. ¡Espelo que en otro ir mejor!

El acento de pega del chino iba empeorando por momentos, pero maldita la razón que tenía: la puja se había ido de precio y el tal McCoy había pagado el pato. Ya lo decía el refrán, "Quien mucho abarca, poco gana".

- McCoy, seguro que te pagan 10 dólares en alguna empresa de reciclaje. - Me río de mi propio chiste y lo repito para que todos me escuchen. - Jajaja, le puedes sacar más dinero reciclando que vendiendo.