Partida Rol por web

Sarah se quedó mirando extrañada como Juliette parecía recomponerse e incorporándose le pedía a Christian el poder hablar con él. ¿Qué le ocurre? Se preguntó mientras sin ningún disimulo les seguía con la mirada.

En aquel momento el queso escupió el mapa, y éste empezó a hablar, captando su atención. Giró la cabeza y observó como hacía sus indicaciones.

Miró con los ojos completamente abiertos a Jareth y asintió con la cabeza. Su mirada se alternaba entre los ojos del rey de los Goblins y el mapa que automáticamente se había vuelto a enrollar.

- Sí... Vamos a una cueva azul. Entonces es el camino del centro... - Dijo mirando en esa dirección. Por fin tenían un rumbo que seguir.

Christian recordó las palabras de Manca. Quizá ella, en aquel difícil momento, le podría ayudar.

- Lo siento, pero ahora tengo que hacer una cosa a solas- le comentó a Juliette.

Se giró y fua desandando una parte pequeña del camino, y se internó en la espesura  del bosque.

Se ocultó detrás de un tilo cercano al camino, no quería perdese en aquel bosque tan poco amigable. Quería hablar con Manca, quizá ella sí sabía si lo que decía Juleitte era verdad o sólo un producto de su falta de memoria.

 Christian conjuró su magia, esa que le permitía conectarse con sus vasallos donde quiera que esté. El tilo comenzó a brillar y, entre su corteza, apareció una figura que fue adquiriendo forma hasta convertirse en una pantalla por donde se veía a la princesa Manca. Ésta, al ver a su señor, ofrece una leve reverencia y pregunta.

-¿Por qué he sido convocada su Majestad? ¿Está todo bien? He notado que la fusión entre ambos mundos parece pronta a lograrse. Es terrible mi señor. No podemos permitir que el Rey Oscuro venza. Pero, ¿para qué me has llamado?

Manca espera pacientemente la explicación de su rey.

 Juliette se quedó de una sola pieza, era increíble que tuviera que irse justo en ese momento y sin decirle nada pero no iba a juzgar a nadie, porque temía que ella tenía más razones para ser juzgada, así que aguardó pacientemente. Si Christian demoraba más de lo que a ella le pareciera razonable, iría con los demás y les contaría la verdad. Total, las cosas no podían ser peor que con Christian.

Christian pudo palpar la ansiedad en la voz de la Princesa Manca.

- Debemos darnos prisa-pensó.

- ¿Qué sabes de Juliette, la chica que apareció en mi fortaleza? Dice que ha recuperado la memoria y que ella fue la que escondió el corazón de mi padre. El problema es que no sé si fiarme de ella... Asegura que no lo recordaba hasta hace unos instantes... Recuerdo que me dijiste que era una bruja muy poderosa que perdió la memoria, pero... ¿puede haber cambiado tanto como para que podamos confiar en ella? Me gustaría conocer tu opinión.

Dijo todo aquello de forma atropellada, casi sin respirar. No podían perder más tiempo, pero quería asegurarse de no fallar en el último momento.

La mujer escuchó con atención las palabras de su Príncipe.

-Sí, es verdad. Es una hechicera tan poderosa que rivaliza en poder con tu padre, incluso le supera. Es cierto que ha perdido la memoria e incluso su apariencia física ha cambiado. Es una niña ahora.

Manca pone la mano sobre su barbilla, pensativa.

-Mi Señor es posible que algo la hiciese renacer, no creo que haya palabra más correcta. Si nos hubiésemos equivocado estaríamos muertos, la anterior bruja... la que yo conocí, nos hubiera convertido en piedra con un ademán de sus manos. No entiendo qué paso, pero desde que decidió vivir en el mundo humano... y estando tan cambiada... si te ha confesado todo. Creo que es sincera mi príncipe. Pero tened cuidado, al menos hastar estar seguros. No sé deciros al cien por ciento si dice la verdad, pero no veo motivo de confesión. Diciendo ésto se pone en evidencia, ¿qué gana con ello? No, no creo que esté mintiendo aunque no sé qué le había sucedido, por qué dejó de ser para convertirse en Juliette. Pero me animaría a decir que es más Juliette que otra cosa, aunque su poder debe estar allí. Y os serviría en batalla mi señor.

Se rascó la barbilla pensativo.

- Gracias, lo tendré en cuenta...-comentó.- Creo que será mejor que me dé prisa, el tiempo corren en nuestra contra....

Dicho esto, se encaminó hacia donde estaba Juliette, dejando atrás el tilo y a Manca. No sabía por qué, pero tenía la sensación de que no volvería a verla nunca más. Y con ella, todo su mundo.

Christian se acercó lentamente a donde estaba Juliette.

- Vamos, creo que será mejor que ellos también lo sepan, ¿no crees?- susurró.

No sabía muy bien si hacía lo correcto o no, pero era la única opción que se le presentaba, y el tiempo del que disponían era breve.

- No te preocupes por Sarah, creo que te entenderá-comentó, pero él mismo se dio cuenta que su voz no sonaba convincente.

 -Está bien...

Para Juliette no tenía ningún sentido negarse, no sólo porque no lo deseaba sino porque seguramente habría perecido en el intento de huir, ellos eran más. La voz de Christian no le transmitió seguridad pero él tampoco tenía que hacer nada por ella y ahora más que nunca lo sabía. Pero no abriría la boca, tendría que decirlo él.

 Juliette y Christian regresaron con el resto. Recién Sarah le había informado al rey goblin que deberían ir por el camino del centro, el que conducía a la caverna azul.

Entonces vieron a los dos jóvenes.

Ambas caras eran de preocupación, o algo por el estilo, y la de la chica reflejaba una gran pesadumbre.

- Vaya… - no pude más que decir eso al ver aquellos rostros - ¿Todo bien? – No, sin duda no parecía ir todo bien, pero era una manera de preocuparse y dejar libertad por si querían contar algo o no.

- Estábamos diciendo que debíamos tomar el camino del centro – En este mismo lugar era donde yo debía de haber vuelto con una cara similar, bueno, a ver que pasaba, había que centrarse en el objetivo

- Bueno..., pa-parece ser que Juliette... sabe dónde está el corazón, el corazón de mi padre-Christian no sabía muy bien cómo decir aquello.- Es que... ella lo escondió. Lo acaba de... recordar. Creemos, bueno, que... deberíais saberlo...

Se sentía estúpido diciendo eso, y no sabía por qué. Lo único sabía es que había que darse prisa, el tiempo corría en su contra.

Presté atención a Christian que parecía afectado o algo así, fruncí levemente el ceño y miré a Juliette ¿Ella lo escondió? ¿Y cómo se puede olvidar una cosa así? ¿Estaría la magia de por medio?
- Vale, gracias – Respondí al príncipe que al menos había tenía el detalle de decirnos de que se trataba lo que acababa de ocurrir.
Esperé a ver si alguien añadía algo más o ya reemprendíamos el camino

Sarah se giró clavando su mirada en los ojos de Juliette. La joven parecía muy apesadumbrada y no entendía qué le ocurría. Pero las palabras de Christian dieron luz a lo ocurrido. 

Por un momento los ojos de Sarah se abrieron de la sorpresa. Si ella había escondido el corazón del rey, entonces, era la mujer que lo había engañado y convertido en la persona que ahora era. Su rostro se endureció y sus labios formaron una línea recta. Pero, enseguida se suavizó al darse cuenta de lo mal que se sentía, había cambiado y no podía culparla de lo que había hecho en su momento.

- Cielo, no te preocupes. Ya no eres aquella mujer malvada de la que hablan las leyendas. Eres Juliette, y no temas, te conozco, he visto tu bondad y confío en ti - . Le dijo dibujando una dulce sonrisa en sus labios. - Mejor que no perdamos el tiempo, y si nos puedes guiar podremos llegar antes... - Terminó diciéndole dirigiendo su mirada hacia el camino que creía correcto.

-Lo siento, yo...

Las palabras de su amiga le devolvieron un poco el ánimo, pero lo cierto es que no recordaba del todo lo que quisiera. Cerró los ojos un momento, esperando ver más imágenes de esas.

-Voy recordando de a poco y lamento haber sido ese monstruo. En cuanto terminemos esto, me iré... Gracias, Sarah.

Recuerdas haber colocado una caja sellada mágicamente en un rincón de la caverna. La habías puesto detrás de una roca que tiene una muesca en la pared en forma de luna. Recuerdas que cuando estabas saliendo te encontraste con una niña de cabellos plateados y que al sonreírte sentiste una felicidad nunca conocida. Tomaste su mano y todo se puso a girar. Las últimas palabras que salieron de tu boca fueron:

"Muchas gracias"

Luego empezaste tu vida como Juliette. Recuerdas ser pequeña y correr a los brazos de tu mamá y vivir en el mundo de los humanos.

- Bueno... creo que será mejor movernos-comentó.- Juliette ¿recuerdas dónde escondiste el corazón? Hay varios caminos y es mejor ir sobre seguro.

Christian estaba cansado. Quería terminar con esto lo más pronto posible, volver a su casa y dormir hasta hartarse. Ya no soportaba más aventuras, prefería la seguridad y comodidad de su fortaleza que ese oscuro bosque.