Hablaré con Eric afirmó pese a saber que le costaría bastante hacerlo. Desde su vuelta a la ciudad todos e había complicado. Quizás ahora se daba cuenta que no se había atrevido a enfrentarse a los problemas y que éstos, sin darse cuenta, habían aumentado hasta distorsionarse.
Bien, pues creo que es hora de dormir....
- La clase de loco que quiere acabar con un hombre sin importarle las consecuencias, que quiere asesinar a alguien pero carece de las habilidades para hacerlo sin ser detectado. La clase de loco que yo no dejaría actuar aquí.
Durante un rato la voz se mantiene en silencio y casi te sobresalta al volver a aparecer.
- Y ahora dime, maestra - notas el tono de sarcasmo al añadir el título. - ¿Por qué buscas aquí a la acompañante del hechicero? ¿No sería más lógico pensar que, si alguien quiere acabar con los magos que han vuelto de la frontera, continuará su trabajo en otro sitio? ¿Por qué acabar con el acompañante cuando el contrato incluye tan solo a una hechicera en particular? - Calla por un momento. - ¿Por qué hacerlo cuando hay otros dos objetivos que no están lo suficientemente protegidos?
Veamos, efectivamente, el Sol sigue brillando en el cielo, aunque su intensidad ha disminuído hasta prácticamente extinguirse. Aún así, puedes suponer que está igual de iluminado que una noche con luna llena. Además, en los barrios centrales, las calles están iluminadas. Aunque las lámparas y antorchas no alcancen a alumbrar el tejado del edificio, dan suficiente luz. Entonces, efectivamente, el hecho de que no veas a nadie no tiene nada que ver con la iluminación.
Respecto al idioma, Ilsa sólo entiende el Uldish, así que no podéis estar utilizando ninguna otra lengua.
Aprovechas que Mark te muestra la espalda en su ataque al sirviente para golpearle con tu espada. El desesperado ataque le golpea el craneo, causándole una fea herida en la nuca.
El dindavara se tambalea, malherido, apoyándose en la pared junto a la puerta. - ¡Maldita zorra! ¡Sabía que no lucharías limpio! - Por un momento está a punto de desvanecerse pero consigue recobrar el equilibrio apoyándose sobre su hoja dindavara. Ves un reflejo en su otra mano y, una vez más, un cuchillo sale despedido hacia ti.
Notas un dolor agudo en tu pata trasera y te vuelves para mirar. La hoja se ha clavado prácticamente hasta la empuñadura y a duras penas puedes sostener tu peso. Miras otra vez a Mark, dispuesta a acabar con él de una vez por todas, pero tan sólo ves su túnica mientras abandona rápidamente la habitación.
- La próxima vez seremos tú y yo solos. Y acabaré contigo... ¡Lo juro! - Su voz se aleja por el pasillo e intentas salir corriendo tras él, pero la herida en la pierna y los estrechos pasillos de una casa te ralentizan demasiado. Cuando llegas junto a Irina te das cuenta de lo futil de tu persecución.
Motivo: Cuchillo arrojadizo
Tirada: 7d10
Resultado: 1, 1, 7, 5, 9, 1, 8
¡Has tenido suerte! Ganas 1PX por enfrentarte a tus Enemigo Mortal. Ambos habéis sobrevivido por la mínima (y él además por cabezón, literalmente), pero ¿habrá un próximo encuentro?
Al ver que no sirve de nada perseguir a Mark, Diana se acerca a Irina. Ignorando el dolor que siente de la frente y de la pierna, mira la herida de la cabeza. Quiere saber si esta muerta, o si todavia puede sanar.
-¡Ayuda! ¡Necesito ayuda!-empieza a gritar, intentando que algun criado, o los propietarios de la casa se despierten.
Motivo: Curar
Tirada: 2d10
Resultado: 9, 5
Yo ya veia a Diana muerta U.U
Ya me he apuntado el PX en la ficha
Te despides de Rowan y sales a la calle. Estás cansada de todo el día y te planteas utilizar un conjuro de vuelo para llegar rápidamente a tu casa. Sin embargo, la temperatura es algo más agradable después de la tormenta de ayer por la noche y la de esta misma tarde, así que decides ir caminando para pensar en la conversación que te espera con tu cuñado.
Sabes que Rowan tiene razón. Es importante evaluar a los Soles, aunque sea a través de Eric, y últimamente Kiba no parece la persona apropiada para hacerlo. Tras vuestro enfrentamiento de esta mañana no habías vuelto a pensar en ella. Vuestra relación no es buena. Nunca lo había sido, pero empeoró aún más tras la muerte de tu padre y tu regreso a casa. Sin embargo nunca habíais tenido una discusión semejante. Parecía como si hubiese enloquecido y no llegas a entender la razón. "A menos que...".
Tus pensamientos se ven interrumpidos por los pasos rápidos de una patrulla de guardia. Pasan junto a ti a la carrera y no tardas en escuchar silbatos llamando a otros guardias. Intrigada, les sigues durante un par de calles hasta poder ver hacia dónde se dirigen... La casa de Ilsa.
Siento el retraso. Esperaba a un post de perenzal para ver qué ocurría, pero me dijo que ayer no podría postear. Ya no importa, la historia ha continuado por otro lado.
¿Que ha sucedido? pensó en voz alta al ver el paso de la guardia en dirección a la casa de Ilsa. Biza aceleró el paso hasta llegar al edificio temiendo que algo grave hubiera ocurrido.
- ¿Más lógico? Hay dos buenos motivos para proteger a ese hombre -dice Ilsa señalando hacia el otro lado del patio- uno es que como testigo de lo sucedido puede dar información sobre lo ocurrido, y su testimonio podría ser valioso. El segundo es mucho más prosaico: los gremios deben asegurar la seguridad de sus miembros, incluso del vuestro, me supongo. Pero no hacéis más que preguntar por mis motivos, pero ¿y los vuestros? Nadie hablaría con tanta claridad de un contrato referido a una acción de esta clase si no conociera bien ese negocio. Además mencionáis a otros 'objetivos'. Bien, maestro del gremio secreto, dejad las preguntas y decidme qué queréis a cambio de lo que tenéis.
Ilsa empieza a temblar ante la posibilidad de haber sido demasiado atrevida. Sus pensamientos son especialmente oscuros, así que la idea de lanzarse al vacío le va resultando más y más atractiva.
Uff. El asunto era si su contrincante hablaba con acento, pero supongo que me lo habría notado. Espero que no sea como el Joker de El Caballero Oscuro. Sus anteriores palabras me lo han recordado demasiado.
Tus gritos parecen pasar desapercibidos, por lo que tú misma tratas de hacerle los primeros auxilios a Irina. Sin embargo, aún estás algo mareada por el corte en la cabeza, y la cuchillada en la pierna te molesta más de lo que te gustaría, por lo que eres incapaz de concentrarte para intentar ayudarla.
Vuelves a pedir auxilio y esta vez no tardas en escuchar unos gritos en la calle. Te aproximas hacia el fondo del pasillo y ves una habitación de servicio vacía, con una de las ventanas abiertas. Sin duda Mark se coló en la casa por allí. Te acercas cuando escuchas que llaman a la puerta con fuertes golpes.
- ¡Guardia de la ciudad! ¿Hay alguien? - escuchas.
No llegas a asomarte por la ventana. Al menos tres guardias armados están fuera, pidiendo refuerzos con toques de silbato y gritos. Se escuchan pasos a lo lejos, y no es difícil deducir que otra patrulla de guardias viene en camino.
Un guardia se frena en su carrera para contestarte y aprovechar a tomar un respiro.
- Un hombre armado y herido ha salido por una de las ventanas de la mansión Svetlan. - Explica respirando fuertemente tras la carrera. - Le dieron el alto y escapó corriendo. No sabemos aún si hay heridos... o muertos.
Sofocado, vuelve a echarse a correr en dirección a la casa de Ilsa.
Las palabras del guardia no hicieron más que agrandar la preocupación de Biza. Su corazón se aceleró y la mujer notó que la respiración se le entrecortaba. ¿Heridos? ¿Muertos? No podía ser. Le fue inevitable pensar en Diana y si aquella centauro podría ser la responsable de aquella situación. Corrió hasta la mansión de Ilsa dispuesta a despejar todas sus dudas.
- ¿Mi gremio? ¿Secreto? ¿Maestro? - El tono irónico aumenta en cada pregunta. - ¿Qué te hace pensar que pertenezco a esta sociedad corrupta de la que tu formas parte? ¿Que necesito un gremio que me respalde porque mis capacidades no son suficientes? ¡Qué gran error!
Durante un rato guarda silencio, unos segundos en los que las palabras de tu maestro resuenan en tu cabeza, "lo que estoy a punto de contaros es completamente confidencial"... ¿Habrás cometido un error?
- ¿Mis motivos para estar aquí? Ya te los he dicho... Evitar que alguien cometa una masacre. ¿Quieres algo que tengo, información? No puedes pagarla - sentencia con rotundidad. - ¿Quieres saber quiénes son los otros objetivos? ¡Piensalo! ¿Por qué atacaron a esa hechicera? Te lo acabo de decir... Información. ¿Cómo has llegado a maestra sin saber qué eso es lo que mueve el mundo? Y, ¿qué dos personas pueden disponer de la misma información que los que fueron atacados?
La pregunta se queda en el aire y la voz vuelve a esfumarse en la nada.
Corres a casa de Ilsa y ves a un par de guardias golpeando la puerta.
- ¡Guardia de la Ciudad! ¿Hay alguien?
Por lo que ves, nadie contesta en el interior. Es posible que Ilsa haya salido, pero te sorprende que Irina o Stepjan, sus sirvientes de confianza no contesten.
Te paras un momento al darte cuenta de que has visto a muchos más guardias correr hacia aquí. No tardas en descubrir dónde han ido al detenerte a mirar con más calma. Ves movimiento en una de las calles laterales de la mansión y, cuando te acercas, ves otros guardias junto a una ventana abierta.
Vas hacia ellos y les escuchas discutir, dudando si entrar o no.
Los guardias hablan entre ellos, cuando uno parece notar un movimiento en el interior de la casa. Se vuelve bruscamente y su rostro muestra no poca sorpresa.
- ¡Alto ahí! - grita desenvainando una espada corta. El resto de los guardias le imitan rápidamente. - Chicos, ahí hay alguien... o algo. ¡Una especie de monstruo!
Su rostro demuestra su sobresalto, pero frunce el ceño, decidido a enfrentarse a lo que sea que está dentro de la casa.
Ilsa se ríe un largo, largo rato con una risa mortecina y apagada. Resopla y relaja algo más sus alas.
-Lo siento maestro, lo siento. Veo que os creéis muy por encima de mi estatus, e incluso del propio orden de Uldholm. Algo propio de reyes o de sediciosos, pero en fin, al menos aquí estáis para evitar masacres. En efecto, pero disculpadme, no pretendía ser descortés -Ilsa no deja de pensar en la maldita centaura y en su misterioso acompañante.
- Me habéis hecho muchas preguntas, dejadme recapitular: decís que no tiene sentido esperar a que alguien ataque a ese hombre porque sus atacantes puede continuar su trabajo en otro sitio, mejor dicho, con otras personas. Es decir, atacando a aquellos otros que comparten la información de la hechicera. Pero vos estáis aquí, no protegiendo a esos dos que decís están desprotegidos, lo cual es absurdo si gozáis de las extraordinarias capacidades de las que hacéis gala. Decís, además, que no puedo pagar por la información, que es lo único interesante que podéis aportarme. Si asumo que sois depositario de esa información de la que adolezco, según decís, sabréis perfectamente dónde se encuentran aquellos dos. De lo contrario no indicaríais que están 'desprotegidos'. Y si es así, también debo asumir que sabéis quién soy y con quién me encuentro. Por tanto, entiendo que solo estáis aquí para advertirme de un peligro terrible que por otro lado sois reticente a revelar, al igual que vuestra identidad (lo cual es comprensible, según sus últimas palabras) -Ilsa respira el aire nocturno y observa el vacío. Resultaba difícil mantener una conversación como ésta sin poder examinar las reacciones del contrincante, pero no había otra solución.
Mi buen señor, ahora no puedo sino pensar, según vuestras palabras, que sois vos mismo ese peligro, así que dadme, si no os importa, un motivo para creeros en algo.
-¡No soy un monstruo!-grita Diana asomandose a la ventana con cuidado, para que la vean los guardias con claridad. Alza los brazos demostrando que esta desarmada.-¡Y necesitamos un medico rapido! Hay dos personas muy graves.
Luego se echo hacia atras, y volvio a su habitacion, con Stepjan, lo mas rapido que pudo.
¿Pongo tambien de destinataria a Biza?
Sí. Edito el mensaje para añadirla.
Sin saber de dónde viene, vuelves a escuchar el sonido de la voz.
- Vuestro ego está únicamente a la altura de vuestra insolencia, maestra... No tengo ningún interés en proteger a los hechiceros que han vuelto de la frontera, ni en descubrir cuál de los gremios o sociedades secretas quiere acabar con ellos. Si queréis pensar que yo soy un peligro, estáis en vuestro derecho. De alguna forma tenéis razón. Y, sin embargo, aunque lo fuera tampoco podrías hacer nada al respecto...
Durante un momento, te da la impresión de que una neuva tormente de verano está a punto de desatarse. Con el calor que está haciendo parece natural que lo haga. Sin embargo, las nubes empiezan a alejarse, empujadas por un ligero viento del sur. Por un instante, cierras los ojos, dejando que la corriente de aire te despeje ligeramente, deseando que se lleve todos los problemas que asolan la ciudad.
Ilsa disfrutaba la única victoria posible ante un individuo tan claramente superior a sus capacidades: la ofensa. No obstante, parecía que el objetivo de su ubicuo invitado consistía en mantener el orden, o al menos la paz, lo cual Ilsa compartía como una de sus más firmes convicciones. Pero esas palabras referentes a su sociedad corrupta y el desprecio a los gremios que transmitía le desconcertaban. En efecto los gremios sufrían lacras execrables, pero ello no justificaba, a su juicio, de ningún modo el completo rechazo que parecía sentir su convidado invisible. Ilsa se sentía incapaz de comprender las verdaderas intenciones de ese poderoso ángel. Sólo alguien que amase a Uldholm como a su patría, pero despreciase su forma de organización política podría decir tales palabras. Necesariamente esa curiosa combinación solo podía conducir a la soledad, la marginación o la autonomía. Algo que solo los muy poderosos podían permitirse. Y este hombre transmitía ese poder.
-Hasta el rey más humilde necesita súbditos para conservar su reino. Hasta el guerrero más poderoso necesita paz para sembrar sus tierras y abastecer su ejército. Hasta el más sabio de los hombres necesita un necio que le descubra alguna nueva verdad que encumbre su sabiduría.
Sin esperar respuesta, y sintiéndose ya completamente ridícula en el tejado con ese poderoso observador, Ilsa se acercó al borde dispuesta a saltar. Extendió sus alas y se giró hacia el vacío de donde emergía esa voz.
-Yo solo quiero saber dónde está una de nuestras Alas y el chico de fuego. Por eso estoy aquí, y nada más. Puede que sea maestra de los gremios, en efecto, mas comparto vuestro deseo de evitar una masacre que se producirá si no los encontramos a tiempo. Espero que a vuestro modo, podáis ayudarme.
Las palabra de la centauro acabaron por llevarla a la desesperacion. Algo terrible había sucedido dentro de la mansión de Ilsa. ¿Dos heridos muy graves? ¿Quienes serían? No podia soportar la incertidumbre.
¿A que esperais? gritó a los guardias mientras correteaba en busca de alguna entrada. Quizás hubiera una ventana abierta por algún sitio.
Hay algun sitio por el que pueda entrar?
Edito para añadir a Diana, y, de paso, te contesto... Sí, la ventana junto a la que están todos los guardias está abierta:
ves otros guardias junto a una ventana abierta.
Vas hacia ellos y les escuchas discutir, dudando si entrar o no.
Asumo que entras y continúo con otro post.
Ante el asombro de los guardias, Biza entra por la ventana y sale detrás de Diana.
Atraviesa una habitación de servicio y entra en un pasillo del ala sur de la casa. La centauro avanza, cojeando, delante de la hechicera y bordea con cuidado un cuerpo en el suelo. Irina está inconsciente y tiene un golpe en la sien. Sin embargo su pecho se mueve al respirar, por lo que se puede ver que sigue viva, pese a que Diana no consiguiese aplicarle los primeros auxilios con éxito.
Las dos mujeres avanzan hasta la habitación que Stepjan había preparado para la dindavara. Hay sangre por todos lados y Biza se da cuenta de que no poca de esa sangre fluye de dos heridas de Diana, un profundo tajo en la cabeza y una cuchillada en una pata, que hace cojear a la mujer-caballo.
Stepjan está inconsciente en el suelo. Su estado parece bastante peor que el de Irina, ya que tiene un profundo corte en la frente. A penas respira, pero la sangre sale a borbotones de su herida, lo que permite ver que su corazón sigue latiendo. Junto a él, yace una espada corta, con su hoja teñida de rojo, al igual que la mayor parte del dormitorio.
¿Qué ha sucedido? por un momento no pudo reaccionar ante la escena teñida de rojo sangre.
¿Que ha sucedido? repitió mientras se agachaba donde yacía un Stepjan al borde de la muerte. Biza intentó socorrerlo como pudo. Auqnue los nervios atenazaban sus movimientos hasta convertirlos en torpes.
No tengo muy claro si puedo hacer algo por socorrerle. No tengo la habilidad de primeros auxilios.