Partida Rol por web

Miguel te lleva por detrás de un grupo de cortinas de terciopelo rojo.

-Tranquila, tenemos muchas salidas de emergencia. Las cloacas huelen mal, pero es mejor eso que disfrutar de las explosiones.- te dice.

Te lleva de la mano por un pasillo estrecho con paredes de ladrillo rojo, que va descendiendo. Al llegar a final, levanta una pequeña trampilla de madera situada en el suelo.

-Señorita, su via de escape.- bromea -Yo bajaré primero. Es una salida segura, pero es mejor tomar precauciones. Baja en cuanto te avise.- dice mientras empiza a descender por unas pequeñas escaleras de metal.

Esperas a que te de la señal, pero esta no da llegado. Pasan los minutos, pero no sabes nada de el.

Una mueca de asco aparece en mi rostro al ver la "vía de escape", sin embargo él lleva razón, mejor eso que esperar aquí arriba una nueva explosión.

Espero impaciente su señal, pero tarda demasiado. Comienzo a ponerme más nerviosa aún, me impaciento... incluso me preocupo por Miguel a pesar de todas mis dudas acerca de él y Xisela.

Finalmente no aguanto más y decido bajar tras él, descendiendo por las mismas escaleras por las que hace unos minutos había bajado. Bajo cautelosa tratando de vislumbrar a Miguel.

Desciendes por la escalera intentando hacer el menor ruído posible. Cuando llegas al suelo, te das cuenta de que Miguel tenía razón, es una posible vía de escape, pero huele realmente mal. Charcos de agua estancada cubren el suelo, mientras que las pareces parecen cubiertas de un liquen fosforescente que te permite ver mas o menos bien.

Es un tunel semicircular, con unos dos metros de altura. Se extiende en los dos sentidos más allá de lo que puedes ver.

Das un par de pasos y chocas con algo que está en el suelo. No sabes como no lo habías visto antes. Miguel está tumbado en el suelo, con los ojos muy abiertos, con la mirada fija. Tiene una estaca de madera clavada en el pecho.

Te parece escuchar algo a  lo lejos, desde el lado contrario del pasillo. Pero podría ser perfectamente el sonido de las goteras.

Sobresaltada al ver a Miguel en el suelo de esa manera, doy un salto hacia atrás contenido un grito con mis manos. Asustada como nunca no puedo dejar de mirarle. Trato de escuchar ese ruido... quien le haya hecho esto a Miguel podría hacérmelo a mi con mucha más facilidad... No se que hacer, indecisa miro hacia el pasillo de donde viene el ruido. Podría estar allí...  no se que hacer, si intentar salir de allí por el pasillo contrario, o si volver a subir al Eliseo con los demás. Contengo las ganas de llorar, no es el momento. Finalmente decido intentar salir por ese tunel. Me encamino hacia el pasillo contrario al del que parece venir el ruido.

Caminas por el pasillo alejándote de los extraños sonidos y del cuerpo de Miguel.  Por suerte, el camino gira a la derecha y dejas de ver el cadaver. Tambien dejas de oir nada que no sean simples gotas de agua. Te queda claro que no estás sola en este lugar.

Notas como un aire fresco viene del pasillo por el que has ido. Además, el suelo empieza a ascender. Mientras caminas, te parece escuchar algo, un susurro lejano. Te detienes mirando hacia atrás.

Por la esquina que has doblado hace escasos segundos, se asoma un rostro que no llegas a ver. Por alguna extraña razón, parece no verte. Sin duda, te has detenido en el momento adecuado, en el lugar idóneo.

Tras un par de minutos en los que no escuchas nada, te das cuenta de que es el momento de seguir.

Tras esa pausa en la que permanezco inmóvil esperando que quien allí estuviese no llegase a verme, me armo de valor para seguir adelante. Continúo ascendiendo por el pasillo en dirección a donde viene ese aire fresco, la salida no puede estar lejos, tengo que salir de allí cuanto antes. Sin apenas darme cuenta he pasado de caminar, a correr, por la angustia de alcanzar cuanto antes la salida.

Tras unos angustiosos y claustrofóbicos minutos, consigues salir a la calle. Te das cuenta de que aún estás en el barrio rico de la ciudad. Al mirar hacia atrás, ves que la entrada al tunel está pefectamente camuflada entre dos edificios.

Un par de manzanas a tu derecha, ves el edificio del Elíseo. A pesar de las explosiones, no ves nada raro. No hay humo ni puedes apreciar desperfectos en la extructura.

Cuando estás pensando en lo raro que te parece todo, empiezas a escuchar voces que vienen del túnel.

Aguardo fuera unos segundos para prestar atención a las voces, intentando saber lo que dicen y tratar de reconocerlas, haciéndome a un lado de la entrada, para evitar que me puedan ver desde dentro.

Escuchas dos voces, pero solo los pasos de una persona. Una de las voces parece la de una mujer joven; la otra es gutural y cavernosa. Dentro de tí, la Bestia se remueve indicándote que lo que se acerca es un ser sobrenatural.

-¿Qué hacemos aqui?.... estamos buscando, puede haber más.... ¿no deberíamos dejarlo ya?... silencio, pueden estar cerca...-

Las dos voces se entremezcla de una manera muy curiosa... y se acercan, cada vez más.

No tengo ni idea de qué es lo que está pasando ahí dentro, pero tampoco quiero quedarme a averiguarlo, así que salgo de allí y trato de dirigirme a casa por los lugares menos transitados. Solo pienso en llegar a casa y hablar con Aleixandre, junto a él me siento más segura. Camino acelerando mi paso cada vez más, mientras en mi cabeza le doy vueltas a esas extrañas voces. Por un momento me viene a la cabeza Xisela y aquella sombra que le acompañaba... ¿podría ser ella? No tiene sentido... ella estaba arriba cuando Miguel y yo bajamos... no pudo ser ella...  ¿o tal vez sí? Solo considerar esa idea me aterraba. Casi sin darme cuenta estoy corriendo, en lugar de andando, hacia casa.