Partida Rol por web

Retorno

Capítulo 7. Corazón de mimbre

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27/10/2014, 16:15
Narrador

El reloj del salón era el único sonido que rompía con el inquietante silencio que siempre había caracterizado la casa de Isabella. Uno de sus elfos domésticos te habían dejado entrar hacía algo más de media hora. Habías ido directo hasta la butaca negra en la que tantas veces te habías sentado en ausencia del señor Black. Ni él ni su esposa habían hecho mero acto de presencia, lo que indicaba que no debían estar en el lugar. No era propio de ellos faltar al respeto de esa manera a un invitado, y mucho menos si se trataba de ti.

Había pasado poco más de un mes desde tu salida del Hospital San Mungo. En ese tiempo no te habías puesto en contacto con ninguno de tus compañeros, a excepción del par de visitas a Isabella, y te habías limitado a observar como el Ministerio hacía todos los esfuerzos posibles para restarle importancia a los incidentes ocurridos en Hogsmeade. Habías vuelto a tus pseudoclases y todas tus investigaciones sobre los padres de Rebecca habían quedado en saco roto.

Las únicas noticias candentes que te llegaban eran las escuetas y esporáicas notas de tu tío informándote de los avances en el caso 'Isabella'. Hacía menos de 24 horas que se te había confirmado su marcha. Las primeras noticias de ella fue una invitación a la fiesta de San Valentin que se celebraba como todos los años en Hogsmeade. Ella nunca había sido de ese tipo de eventos pero, ¿acaso podía reprochársele que hiciera lo contrario?

Todavía tenías la nota en tu bolsillo. Por alguna razón habías decidido llevarla contigo, a pesar de ser un mero pergamino con cuatro garabatos rápidos y mal hechos. Su significado, en cambio, valía oro.

Recógeme a las 19.00. Hoy quiero estar contigo.

I.B.

Las manecillas del reloj quedaron ahogadas por el ruido de los tacones. Las pisadas eran firmes y pausadas, típicas de aquellas personas que estaban demasiado acostumbradas a llegar cuando les diera la gana. Te levantaste por inercia para llegar a su encuentro.  Llevaba un vestido negro de tela fina semitransparente. Era corto por delante (por encima de la rodilla) y largo por detrás, haciendo un ligero efecto de 'cola' que estilizaba todavía más su figura. Los zapatos de tacón estarían entre los ocho y diez centímetros.

- ¿Te he hecho esperar? - Sabía perfectamente que sí, pero así era cómo se las gastaban en el mundo mágico las mujeres de buena cuna. Estaba sana e increíblemente cuerda. No quedaba nada (al menos visible) de la Isabella que habías visto un mes atrás.  - Perdóname, ya sabes como son estas cosas. - Al llegar a tu altura se inclino hacia ti, dándote un beso en la mejilla. Por costumbre, pues luego repitió el mismo gesto en tus labios.

Notas de juego

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27/10/2014, 16:56
Narrador

Habían pasado veinte minutos desde que tu madre te avisó de que Isaac estaba en el salón. Para entonces ya llevabas un buen rato arreglada, y estabas sentada en la cama mirando la escueta vista que te ofrecía la ventana desde esa posición. Casi media hora después seguías allí, preguntándote por qué todavía no habías bajado al encuentro de tu amigo.

Había pasado poco más de un mes desde tu salida del Hospital San Mungo. En ese tiempo Isaac era el único de tus compañeros con el que habías mantenido el contacto. Suficiente como para ponerle al día de todo lo que había ocurrido en su ausencia. A parte de eso, y dejando a un lado las clases sustitutorias a Hogwarts, te habías limitado a observar como el Ministerio hacía todos los esfuerzos posibles para restarle importancia a los incidentes ocurridos en Hogsmeade.

- Cariño, Isaac te está esperando.

Las cosas con tus padres habían estado bastante extrañas desde tu llegada. No les habías perdonado que no hubiesen aparecido por el Hospital hasta el momento de marchar. Ni siquiera las explicaciones de tu madre habían bastado. Aunque estabas de espaldas a la puerta sabías que tu madre seguía allí, observándote.

- Vinny... ¿estás segura de que quieres ir a esa fiesta?

No, no querías hacerlo. Pero Isaac había insistido tanto que sentías que se lo debías. Se había convertido en al única persona que estaba a tu lado y, por mucho que no quisieras, pensar en su pérdido hacía que te entrara un miedo atroz. Como ocurría siempre, un escalofrío recorrió tu cuerpo, que se intensificó cuando notaste la mano de tu madre posada sobre tu hombro.

- Vinny...

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27/10/2014, 17:25
Narrador

Hacía un buen rato que estabas a punto, auqnue aun no habías salido de casa. No tenías ninguna prisa. Irías a la fiesta de San Valentin sin pareja. Sabías que mucha gente en tu situación habría preferido quedarse en casa haciendo cualquier otra cosa. Pero en tu caso, cualquier cosa era mejor que estar entre esas cuatro paredes a solo unos metros de tu tio.

- Todo elegancia, ¿eh?

La voz procedía de la puerta del comedor. Necesitaste girarte para mirar a tu primo, para encontrarle de punta en blanco.

- No me mires así, ¿los mayores no tenemos derecho a divertirnos también?

Se adentró en la habitación directo hacia uno de los sillones contiguos al tuyo. Se sentó colocándose la capa de forma estratégica para no arrugársela.

- ¿Estás esperando a alguien? ¿Irás con... Kate?

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27/10/2014, 17:37
Narrador

Llevabas algo más de diez minutos esperando a Clarissa. No era habitual que tardase, pero que lo hiciera en pleno febrero hacía que olvidases ese detalle y sintieras ganas de gritarle en el mismo momento de que llegara. Estabas un poco triste. Que fueras con ella significaba que no habías encontrado una verdadera pareja con la que acudir a la fiesta.

Te mordiste el labio nerviosa mientras ajustabas la ropa alrededor de tu cuello. Te habías puesto uno de los vestidos que te habían regalado para Navidad (*). En otro momento pensar en ello te hubiese traído gratos recuerdos. Ahora solo podías pensar en la escueta nota que esa mañana había llegado a tu dormitorio.

No sabes cuánto siento no estar contigo esta noche.

L.

Estabas tan concentrada que no escuchaste los pasos de Clarissa hasta que prácticamente la tuviste encima. Respiraba fuerte y de manera entrecortada. 

- ¡¡¡¡Lo sieeento!!!! - Estaba inclinada hacia delante con las manos en las rodillas. A pesar de la posición no te pasó desapercibido el increíble vestido que llevaba. - ¿¿¿Llevas mucho rato esperando???

 

Notas de juego

(*) Tu elijes cual. Si prefiere ir más normal ignora el comentario.

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27/10/2014, 22:23
Narrador

Cuando Liam se apareció en la plaza de Hogsmeade Arianna ya estaba allí. Permanecía de pie como una estatua, orientada hacia la zona en la que hacía apenas un mes había comenzado todo... donde había sido atacado John Nathiel y Ryan había visto hacia dónde se dirigían los encapuchados. Ahora estaba impoluta. Como si nada hubiese pasado allí.

No fue hasta que alcanzó su posición que pudo ver las consecuencias de aquel desastre. Arianna ya no tenía los ojos vendados pero sí que contaba con un parche en su ojo izquierdo. Aunque no había perdido la visión por completo, le habían pedido que lo mantuviera tapado mientras le sometían a diversos tratamientos. Liam, por su parte, había conseguido hacerse con una prótesis que disimulaba un poco más su amputación. Quitando esas nuevas 'taras', los dos ibais perfectos para la noche que estaba a punto de comenzar.

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27/10/2014, 23:08
Kate Starks
Sólo para el director

Llevaba un buen rato dando vueltas, nerviosa. El sonido de sus tacones contra el suelo indicaba por donde caminaba, impaciente, con el bolso pequeño colgado en el hombro y la nota de quien suponía que era Lucas en la mano. Lo cierto es que, aunque se esperaba que Lucas no volviera a aparecer para estar con ella, estaba decepcionada. Una parte de ella, aunque fuera la más mínima, se esperaba que el chico apareciera en su puerta, con una rosa en la mano, una cajita de bombones, trajeado y con una espléndida sonrisa. Le pidiera perdón y pasasen la mejor noche que ninguno de los dos pudiera recordar. Pero aquello era una fantasía que no se haría realidad.

Al final Clarissa apareció, pidiendo perdón y casi sin aliento. Kate simplemente suspiró aliviada ante la llevada de Clarissa a pesar de que había querido gritarle escasos minuto atrás. Después de todo lo que habían pasado, aquella noche sería de juerga total. Y no se pondría de mal humor. Aquella noche, a no ser que se encontrase con Derek Malfoy, sería de diversión total. Como nunca antes. Para eso se había puesto super sexy con el vestido rojo que Lucas le regaló en Navidad.

- No importa, anda. A veces llegar tarde hace llamar más la atención. ¿Lista? Pues vamos allá. 

Terminó de abrigarse bien con el abrigo nuevo que se había comprado y en cuanto Clarissa estuvo lista, fueron a la fiesta.

Notas de juego

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27/10/2014, 23:23
Mathew Trial

Me volví a mirar en el espejo, aunque en realidad no lo necesitaba. Estaba ya listo. En realidad no. Dije, encogiéndome de hombros. Ya no pienso en ella como algo más. Confesé. Aquello solo se lo había dicho a Scott. la verdad, me he quitado una gran carga de encima.

Me giré para mirarle a los ojos. Voy sin pareja al baile. La verdad, no era la clase de persona a la que le importase demasiado aquello. Iba a ir al baile de Halloween de Hogwarts solo, lo cual habría sido igual de humillante. Y quedarse en casa no era una opción. Puede que al principio resulte algo incómodo, pero la gente no tarda en mezclarse. Eso de que ir solo a los bailes es vergonzoso no es más que una sarta de chorradas. Lo sabía porque lo había vivido.

Pero daba igual. Iba animado. Estar alejado de mi tío me animaba y pensaba pasármelo bien aquella noche. Quien sabe, tal vez conocería a alguien interesante. Necesitaba un cambio de aires. ¿Y tú? ¿Con quién vas a ir? ¿Me estás ocultando algo? Pregunté, con una medio sonrisa.

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27/10/2014, 23:18
Liam Nathiel

Llegaba tarde.

Habia intentado por todos los medios ser puntual, pero llegaba tarde. La culpa la habia tenido aquella dichosa mano. No llevaba demasiado tiempo con ella. Aquel implante habia llevado su tiempo, y aun me estaba acostumbrando a ella. A cosas tan sencillas como abrocharme un boton, coger las cosas con las dos manos o abrocharme los cordones de las zapatillas.

De hecho, una de aquellas razones, o todas a la par, habian sido las que me habian hecho retrasarme aquel par de minutos. Mi madre de habia empeñado en ayudarme, pero yo me habia negado. Desde que sali del hospital, me habia empeñado en hacerlo todo solo, sin ayuda de ningun tipo. No queria ser un tullido, una carga para nadie. Queria aprender a vivir con aquella carga, con aquello que me habia tocado. A las duras, y a las maduras.

Durante aquellas semanas sin vernos, habia mantenido correspondencia con Ari regularmente. Y fue en una de aquellas cartas en la que acabé por invitarla a ir conmigo a aquella fiesta, aún sin tener muy claro si aceptaria o no. Vale que iriamos como amigos, y nada mas, pero una fiesta de San Valentín era una fiesta de San Valentín y temia que pudiera rechazarla. Sin embargo, me habia sorprendido gratamente, aceptándola. Y he de reconocer que, por alguna razon, aquello me hizo más ilusion y me alegro más de lo que yo mismo habia pensado.

Y ahora estaba alli, recién aparecido en aquella misma plaza en la que se habia desatado el caos y en la que ahora todo parecia tan perfecto como siempre. Ya no habia rastro de la sangre de mi padre, ni de la de ninguno de nosotros. Ni de la sangre de June. Todo parecia normal. Extraña y artificialmente normal. Todo, a excepcion de nosotros dos.

No tardé en ver a Ari, alli, esperandome. Desde lejos, tenia un aspecto estupendo. Se habia arreglado para la fiesta y lo cierto es que, a medida que me acercaba a ella, se me antojó que estaba perfecta para aquella noche. Una sonrisa se dibujo en mis labios y apreté el paso, lo que provoco que, como de costumbre, uno de mis mechones acabara cayendome por el rostro, rompiendo aquel impecable aspecto mio.

Ari...

Estuve a punto de pronunciar su nombre, pero ella se me adelanto, girándose hacia mi. Y, a pesar de aquel parche, aquella vision no hizo mas que ensanchar mi sonrisa. La ultima vez que la habia visto llevaba aquella aparatosa venda y lo cierto era que, con parche o no, la situacion habia mejorado.

-Como mola. Pareces la enfermera macizorra y psicopata de esa peli muggle... ¿Como se llamaba? Ah, si... Kill Bill.. - fue mi saludo, alzando ambas cejas, con una sonrisa sincera, mientras le deja un fugaz beso en la mejilla- Siento haber llegado tarde... Aun me estoy apañando, ya sabes. - dije, mostrandole mi nueva mano, completamente de plata. - ¿Llevas mucho esperando? - le pregunte entonces, mientras la observaba de arriba a abajo, con el habitual descaro que siempre me habia acompañado con ella- Esta usted guapisima, por cierto. Si lo se te invito antes. - bromee, guiñandole un ojo, de un notable buen humor.

Estaba dispuesto a pasar una noche lejos de preocupaciones, despues de mucho, mucho tiempo. Y quien mejor que ella para compartirla conmigo. Al fin y al cabo, creo que los dos necesitabamos un par de docenas de chupitos de Whisky de fuego.

O tres.

 

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27/10/2014, 23:50
-MUERTA- Clarissa Spence

Clarissa te miró de ariba abajo con una amplia sonrisa.

- ¿De verdad crees que habrá alguien en la fiesta que no se dé cuenta de nuestra llegada?

Tenía razón. Estabas despampanente. Ella también, por supuesto. Pero nunca había podido destacar por encima de ti.

Cuando echasteis a andar te agarró del brazo, haciendo que por un momento estuvieses a punto de desequilibrarte. Estaba muy contenta, más de lo normal.

- ¿Crees que habrá chicos guapos en la fiesta? - te dirigió una sonrisita cómplice. - Nos merecemos un poco de diversión. Y si Lucas no quiere aprovechar su oportunidad, él se la pierde.

Pareció sentir que había metido la pata porque enseguida se volvió hacia ti, balbuceando.

- Lo... lo siento - comenzó, visiblemente avergonzada. - Soy una bocazas...

Al menos no había preguntado nada de lo ocurrido en Hogsmeade. Ella no había estado presente en todo aquello aunque se había enterado de lo ocurrido al igual que todo el mundo mágico. Por supuesto, no era plenamente consciente del papel activo que vosotros habíais tenido esa noche.

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27/10/2014, 23:52
Ian Muller

- ¡Di que sí! - la exclamación de Ian fue acompañada por una palmada en el hombro. - Será lo incómodo que tú quieras que sea - se encogió de hombros, dándote la razón. - Yo también voy solo, será cosa de familia.

Esa revelación te sorprendió. Siempre te habías imaginado a tu primo como todo un ligón. Al menos eso era lo que se decían de los aurores.

- No me mires así, hombre... - continuó, echándose a reír. - ¿No sabes que muchas veces las mejores parejas son las que te encuentras allí? - Te pasó el brazo por encima, mientras miraba su reloj - ¿Qué te parece si vamos yendo y te invito a algo? Nos vendrá bien charlar.

Antes de que ni siquiera pudieras decir algo todo comenzó a girar a tu alrededor. Cerraste los ojos y, cuando volviste a abrirlos, la escena había cambiado radicalmente. Te encontrabas en lo que diste por hecho que era las Tres Escobas. Aunque, dada la decoración, parecía un lugar completamente distinto. Los colores pasteles y los corazones inundaban el lugar. Para tu gusto, demasiado recargado.

- Dos cervezas de mantequilla - indicó tu primo marcando el número con los dedos. Por su expresión opinaba lo mismo que tú.

 

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28/10/2014, 00:06
Berenice Blair

Aquel había sido un mes de meditación, aunque no había empezado de ese modo. Su vuelta a casa había sido particular, era como si hubiera regresado al momento de la muerte de Faye pero de un modo mucho más enérgico que nada tenía que ver con el estado de muerta en vida de entonces. Para aquella vez había reservado momentos en los que sucumbía a la más absoluta desesperación en su habitación, llorando y gritando como si estuviera sola en aquella casa para cumplimentarlo con desprecios e ira cuando alguien de su familia se atrevía a preguntar o a intentar consolarla.

Comprendía de un modo mucho más cuerdo del que ellos pudieran pensar que se preocupaban por ella pero estaba cansada de las intenciones, sobre todo porque las suyas propias no habían servido de nada y porque en momentos como aquellos en que sus padres deberían estar más que nunca por su hija nada había cambiado. Y lo peor es que se había dado cuenta de que ya ni siquiera le producía desazón, sólo un apocado desengaño.

Cuando los peores días habían pasado había vuelto a su rutina de asistir a clases, hacer los deberes y mirar por la ventana hasta caer exhausta, buscando en el cielo nocturno una respuesta que no le daba pues ni siquiera contaba con la pregunta. En realidad no era que no tuviera cosas con las que ocupar el tiempo pero simplemente las había ido aplazando por desidia; no había rebuscado aún entre las cosas de Faye en busca de las reveladoras notas del mismo modo que a pesar de contar por fin con información relevante para su hermano no había intentado compartirla con él. El motivo era que estaba cansada, cansada de todo y de recibir continuos desprecios. En toda aquella soledad había descubierto que tenía que empezar a quererse a sí misma y aquello empezaba por no aceptar como ciertos los insultos de su hermano. Últimamente había tenido la autoestima por los suelos y no era algo que le conviniera en absoluto. Ryan había tenido razón en eso: tenía que dejar de compadecerse.

Sin embargo seguía costando, seguía doliendo. Isaac había insistido en llevarla a aquella fiesta aludiendo a que sería bueno para ella y Vinny, tras rezongar un rato había acabado cediendo. No creía que el chico se hubiera dejado engañar, sabía tan bien como ella que el único motivo por el que había accedido era él. Vinny no tenía ganas de fiesta porque consideraba que no había nada que festejar. Pero no quería seguir arrastrando a Isaac a su pozo de depresión; el chico ya había pasado por mil penurias por ella pero dudaba que pasara por mil y una. Todo el mundo tenía un límite y últimamente se había preguntado dónde estaría el de Isaac y si no le habría forzado ya demasiado. La invadía un pánico paralizante cuando se pensaba que podría dejarla de lado, a pesar de que una parte de ella creyera que sería lo mejor para él.

La voz de su madre la sobresaltó, aunque no dio muestras de ello mientras seguía mirando por la ventana enfundada en aquel vestido gris ceniza que le quedaba un poco holgado a pesar de que hacía unos meses le iba perfecto. No dio señales de haberla oído, deseando en su fuero interno que se marchara aún sabiendo que el motivo de su visita era que Isaac llevaba esperando por ella desde hacía casi media hora. Esperando a que venciera sus reticencias y que se obligara a levantarse para marchar.

Esta vez su madre la tocó, produciendo que retrocediera ante el contacto de su mano, a pesar de que su piel era cálida. Fue ese el momento que necesitó para saber que no deseaba seguir en su habitación si con ello iba a tener a su madre intentando ser conciliadora y ejercer en aquel teatrillo su rol.

- Sí, sí quiero ir - mintió descaradamente mientras se ponía en pie y recogía su bolso, en el que había guardado los dos espejos de cristal, sin decidirse aún sobre si se lo daría a Ryan o no. Por pura precaución había metido también el polvo de oscuridad peruano. Se dirigió hacia la puerta e iba a marcharse sin despedirse de su madre cuando algo la detuvo en el quicio de la puerta. Se giró para mirarla con la gravedad que la caracterizaba en los últimos tiempos -. Cuando acabe el curso voy a marcharme de casa - no dijo nada más pues sólo se le ocurrían reproches para cumplimentar aquella frase.

Sin más cruzó la puerta con paso rápido en dirección a la sala de estar, donde sabía que Isaac la estaría esperando.

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28/10/2014, 10:26
Kate Starks

Ya equilibrada, continuó sujeta del brazo de Clarissa mientras caminaban. Así era mucho más fácil caminar con tacones. Sonrió ante la pregunta de su mejor amiga. Esperaba que sí llamase la atención, desde luego.

- Seguro que hay chicos guapos. No lo dudes. Y además, no estamos en Hogwarts. Los encontraremos mayores a nosotras. Así nos dejaremos de tanta infantilidad.

Seguramente a aquella fiesta fueran chicos y chicas de entre dieciocho y veintipocos años, justo la media de edad con la que Kate se sentía cómoda. Lo cierto es que nunca había estado en una fiesta con gente mayor que ella, pero pintaba interesante. Sabía de su potencial. Sus notas eran buenísimas, bailaba bastante bien y desde luego el físico lo tenía mejor que muchas otras chicas.

Ante el comentario de Clarissa, Kate apretó más la mano que sostenía la nota. No sabía por qué, pero seguía llevándola consigo. Estaba preocupada por Lucas de algún modo, pues él no era de los que mentía diciendo lo que los demás querían escuchar. Si no estaba con ella, tal y como hubiera querido, significaba que estaba metido en algún lío. Y conociéndolo, sería bastante peligroso. De alguna manera, llevar la nota consigo la aferraba a la idea de que no debía olvidar a Lucas aún, por mucho que su enfado y su desesperación la inclinasen a enrollarse con el primer mago destacable que pasara por la fiesta. Probablemente aquella nota sería la guía al camino que quería seguir. Un camino duro y difícil, en el que nada estaba seguro y que tenía muchas incógnitas. Lo complicado sería continuar pensando así después de tres copas.

- No te preocupes.- le dijo con amabilidad- Tienes razón. Él se lo pierde.- intentó sonar decidida, como si realmente no le importara que Lucas no la hubiera invitado a salir en tan señalada fecha- ¿Crees que encontraremos a alguien conocido?- La pregunta real de Katherine habría sido "¿Crees que encontraremos a Derek Malfoy?". Pero habría sonado muy extraño y Clarissa podría haberse pensado cosas muy raras.- Después de todo es en las Tres Escobas.
 

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28/10/2014, 10:33
Arianna Weasley

Había sido la primera en llegar. Todavía no estaba segura de por qué había aceptado ir con Liam a la fiesta. Cierto era que iban como amigos, pero no dejaba de ser una fiesta de San Valentín. Había pasado varios días reflexionando sobre si debía acepar o no. Desde que Lucas y Sarah habían desaparecido de la faz de la tierra, Liam era el único amigo que le quedaba. Quería que fuera feliz y además, si había de ir con alguien a aquella fiesta, ¿por qué no con él? La otra opción era ir sola. En cualquier otra ocasión la habría tomado sin dudarlo, pero desde el ataque se sentía más segura en compañía de otra gente. No sabía muy bien por qué, ya que el día del ataque lo que no le faltaban eran acompañantes. Incoherencias de la vida y  de la mente. Pero a pesar de todas las buenas razones para ir con Liam, seguían inquietándole cosas tan estúpidas como, ¿qué reacción tendrá Kate? ¿Estaré perdiendo a una posible aliada y ganándome a una enemiga? Pero lo hecho hecho estaba. Y si tenía que elegir entre Kate, a quien tampoco es que conociese demasiado, y Liam, estaba claro que escogía al segundo. Que hubiera estado del lado de Kate cuando todo el colegio parecía ver mal lo que ambos habían hecho solo había sido una extensión de su apoyo a Liam. 

Arianna observa su alrededor inquieta. Cuando se había enterado de que la fiesta era en Hogsmeade estuvo a punto de preguntar que quién era el sádico que había creído que aquel era un buen lugar. ¿No habían escarmentado? Arianna todavía podía ver el cuerpo del padre de Liam ahí tendido, desangrándose. Imagen que quedaba sustituida por la de su hijo desarmado junto a Vinny y el cadáver de June rodeados de encapuchados. No, definitivamente no era una buena opción. 

En uno de sus barridos visuales del lugar, ve a Liam acercarse con algo de prisa. Inmediatamente su expresión de horror por los recuerdos que estaba reviviendo se ve sustituida por una amplia sonrisa, intensificada por el ligero toque de color que había decidido darle a sus labios. Eso, junto con algo de contorno de ojos, un sencillo vestido negro y un bolso donde guardaba la varita y otros enseres necesarios, era todo lo que llevaba puesto para la ocasión. Bueno, eso y el parche. Se había encargado de modificarlo mágicamente para darle un color negro y colocarle pequeñas bolitas plateadas a lo largo del perímetro del círculo, para que quedase a juego con el vestido. 

Se ríe ante el peculiar saludo de Liam y, de repente, no le parece tan malo llevar un ojo completamente tapado. El zumbido de su oído izquierdo le molesta pero no le dificulta en gran medida la audición.  

Y soy igual de letal.- contesta en tono de broma. Por supuesto que sabe a qué película muggle se refiere. No es una de sus favoritas- demasiada sangre gratuitas.- pero sigue siendo parte del mundo muggle que tanto le gusta. Se lleva una mano, sin pensarlo, a la mejilla. Pero cuando Liam se disculpa, la baja y la posa sobre su mano plateada, en un segundo intento tras tocar solo aire en el primero (todavía no ha terminado de dominar el tema de las profundidades al ver con un solo ojo), acariciándola y sintiendo su suave tacto. 

Cómo mola. ¿Sientes algo?- Era una prótesis. Pero era un prótesis mágica. Quizás tuviese cualidades especiales. - No. Acabo de llegar.- miente. No quiere que se sienta culpable por hacerle esperar. Suficiente tiene con lo suyo. 

Su último comentario, inesperado, le hace enrojecer y permanece con la mirada fija en la mano nueva de Liam esperando que el chico no se haya dado cuenta del rubor de sus mejillas. - Tú también.- dice, desde esa misma posición, todavía algo avergonzada. Aunque no se ha fijado mucho en como iba arreglado el chico, está segura de que irá estupendo. 

Recobrando la compostura, se alisa el vestido y le mira a los ojos. - ¿Vamos?

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28/10/2014, 10:53
Ryan Jackson

"Ahora contamos con tres enemigos: El tiempo, la ignorancia y quien quiere matarnos"

El minutero pasó sobre el horario una vez más, mientras mi vista seguía clavado en aquel antiguo reloj. No recordaba vez que hubiera esperado tanto en aquella casa solo, con el sonido del reloj como única compañía. Me dejé caer hacia atrás, apoyando la espalda en aquel sillón, mientras dejaba mis manos reposar sobre los reposabrazos, alzando la mirada hacia el techo durante unos segundos.

Aquel era el sillón del Señor Black. Un lugar privilegiado y concedido solo con la condición de no ser usado en su presencia. No pude evitar escudriñar el lugar desde aquel sillón, en el más rotundo silencio, sin variar el gesto de mi rostro a pesar de que el tiempo pasaba, e Isabella no bajaba.

Me extraño la ausencia de El Señor y la Señora Black, así como la de Katherine. Me pregunté donde debían estar, que debían estar haciendo, sobre todo teniendo en cuenta que su hija solo hacía 24 horas que había sido "liberada". Era esta una de aquellas clásicas preguntas que deseaba hacer, pero que el tabú social me impedía. Quizás, con algún juego de palabras y rodeos lingüísticos podría hacerme con la información. Solo por el puro placer de controlar mi entorno directo.

Desde que desperté aquel día, en el hospital, aun había necesitado una semana más de cuidados para poder escapar de allí. Después de aquella supuesta preocupación inicial, tan grave e importante, de todo lo que se había liado en mi habitación, ninguno de los presentes volvió a decir o hacer nada por ponerse en contacto conmigo. Lo cierto es que me pareció irrelevante e innecesario preocuparme por ellos. Esperaba lo mismo por su parte, había agradecido la soledad en mi habitación, y el posterior silencio.

No es que les restara importancia a lo sucedido, simplemente mis prioridades habían cambiado. Yo, volvía a estar el primero de la lista, con mucha diferencia. El día anterior estuve a punto de presentarme aquí, y recibirla en su vuelta a casa. Pero la nota que me envió me dejó claro que lo mejor era esperar y acudir a la cita como ella había propuesto. Me extrañó que quisiera acudir a aquel tipo de fiesta, de haber sabido que iba a salir para estas fechas, habría preparado algo mucho mejor para ambos, en un lugar a la altura de su cuna.

Mis dedos de la mano izquierda comenzaron a repiquetear sobre el reposabrazos, al compas de las agujas del reloj. Pensé en ponerme en pie, en ir a buscarla. Pero no habría sido lo apropiado, sin contar que llevaba esperando por ella desde septiembre. ¿Qué eran unos minutos más, comparado lo que ya había esperado?

Finalmente, el sonido de los tacones anunció su llegada. Una delgada sonrisa asomó en mi rostro durante unos segundos, una sonrisa satisfecha y complacida. Una sonrisa que murió en cuanto acabé de pie, girándome hacia ella para recibirla. Después de un mes, mi mirada se cruzó con la de ella. Ambos estábamos en mucha mejor forma y estado que nuestro último encuentro en San Mungo. No esperé a que llegara hasta mi, pues comencé a caminar hacia ella con intención de interceptarla.

Me detuve al quedar delante de ella, a solo un paso de distancia, en silencio. Lo que vi, me gustó. No lo dije, no necesitaba decirlo, ella ya lo sabía. Mi rostro no había variado, pero era la forma de mirarla la que dejaba claro que no solo me gustaba lo que veía, sino que además llevaba meses esperando verla así, en su máxima expresión.

- Solo lo justo y necesario. - Fue mi respuesta a su primera pregunta. Después, se hizo el silencio una vez más donde me limitaba a mirarla a los ojos, sin variar aquella expresión neutra que acabó por desaparecer cuando mi mano alcanzó su mejilla, acariciándolo con el dedo pulgar en una caricia cargada de significado. Dejé que me diera aquel beso, dejé que me besara. Aquella caricia de su mejilla acabó por hacer que mis dedos atraparan su mentón, alzando su rostro para poder devolverle el beso en los labios de una forma más intencionada. Todo para acabar liberándola de aquel gesto, con una diminuta sonrisa.

- ¿Solo hoy? - Le pregunté, en relación a la nota que me había enviado. Tanto había anhelado aquella cercanía, aquella piel, aquellos ojos, aquellos labios. - He esperado mucho tiempo, Isabella. - Mi mirada pasó de sus ojos a sus labios, señal inequívoca del deseo de poseerlos una vez más. Pero aquel gesto no llegó, mi mirada volvió a la suya y mi mano derecha atrapó la suya, solo para dejar algo en su mano.

Su varita.

La había custodiado todo aquel tiempo, pero había llegado el momento de que volviera con su dueña y señora. - Esto no es lo único que te pertenece ahora. - Acabé por decirle, con aquel tono más propio de un adulto, seguro de mi mismo.

Notas de juego

El traje que lleva.

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28/10/2014, 12:38
Liam Nathiel

Lo cierto era que sí, me había arreglado. Había decidido decantarme por unos vaqueros en lugar de por el traje completo para darle un toque algo más desenfadado a mi apariencia, pero aún asi, el Liam que Ari tenia delante distaba mucho del Liam de las zapatillas y las sudaderas con camiseta de manga corta que solía ver a diario. Incluso me habia decidido a cambiar mi peinado para la ocasión. ¿La razón? Me sentia animado. Por primera vez en meses y, a pesar de todo, tenia ganas de pasarlo bien.

Sonreí, ante la respuesta de Ari a mi saludo. -Lo tendré en cuenta, por si te da por cortarme en trocitos en mitad de la fiesta... - bromee, a pesar de todo. Yo tampoco estaba cómodo en aquel lugar. Demasiado dolor. Demasiado perdido en aquel sitio. - ¿Te han dicho ya cuando te lo quitaran? - pregunté entonces, ladeando mi sonrisa, observándola con más detenimiento.

Fue entonces cuando ella llevó su mano hasta la mía, en un gesto que tuvo que intentar un par de veces. Fingi no haberme percatado del detalle, y me limité a observar aquella mano que ahora acariciaba la mia. Ladee mi sonrisa, negando, lentamente. Una triste sonrisa, reflejo de la realidad: que, a pesar de que Ari habia sido la primera persona en todas aquellas semanas que habia acariciado aquella mano, que habia mostrado interés en ella y no la habia convertido en un tema a evitar, yo no sentía nada.

Aquello no era más que lo que se veia, una mano de plata, y nada mas. El primer contacto con una extremidad artificial, carente de vida. Aun era muy pronto, habian dicho, y podia ser peligroso. Habia que ir poco a poco- No, no noto nada... Aun me sigue doliendo a veces, como pinchazos, pero por lo demás es eso... Solo un trozo de metal. - le explique, mirándola a los ojos en aquella ocasion.

Vi como entonces ella se sonrojaba y apartaba la mirada ante mi cumplido, devolviendomelo- Gracias... se hace lo que se puede. Aunque creo que, definitivamente, el cepillo y yo nos hemos divorciado. - dije, camuflando en aquella sonrisa la que se habia formado al ver que se habia sonrojado.

Y entonces le tendi mi brazo, esperando que se cogiera a el, asintiendo ante su pregunta- Si, vamos. Si te soy sincero, esta puta plaza me da escalofrios... - le dije, mientras caminaba con ella por la plaza, en direccion a las tres escobas.- ¿Hacemos apuestas? ¿Quien crees que ira con quien? - le pregunté entonces, mientras caminabamos, mirandola por el rabillo del ojo.

Y fue notable que, desde que llegué a aquella plaza, no me habia encendido aun ni un solo cigarro.

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28/10/2014, 14:34
Mathew Trial

No sé porqué me preguntas. Siempre acabas haciendo lo que quieres. Dije, negando con la cabeza nada más llegar a los tres escobas y asentarme. Me había pillado desprevenido. Me pregunté si mi primo bebería tanto como Scott. De ser así podría haber pedido cuatro, le habría ahorrado tiempo al camarero.

Este lugar es peor que el festín de boda de Margarett y Scopfel*. Comenté, en tono burlón. Bueno, empecemos la fiesta. Dije, mientras le di un largo trago a la cerveza de mantequilla. La iba a necesitar. ¿Seguro que no quieres esa tarta? Señalé la más sobrecargada de todas con una sonrisa maliciosa. Estaba claro que solo alguien loco de amor, sin mucho criterio y mucha hambre podría comprar algo así. Seguro que si se la regalas a cualquier chica la tendrías en el bote.

¿Crees que venderán alguna? Pregunté, mientras me fijaba en las sobrecargadas tartas. Tal vez yo fuese un poco más serio que los demás, pero jamás habría hecho un regalo tan cursi y tan cutre a alguien.

Notas de juego

*Libro de amor entre bruja y brujo aleatorios super meloso que me acabo de inventar XD

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28/10/2014, 16:14
Isaac Fisher

Tu madre se mantuvo a una distancia prudencial mientras cogías tus cosas, sujetando la mano con la que te había tocado con su homóloga, como si el roce con tu piel le hubiese provocado algún tipo de descarga. Dejó que te fueras sin decir nada, segura de que no recibiría ninguna palabra más procedente de tus labios. Pero se equivocaba. Y el desazon y tristeza de su mirada te demostró que solo habías verbalizado la peor de sus pesadillas.

Te encontraste a Isaac sentado con cierta dejadez en uno de los sofás del salón. Era increíble como conseguía ser atractivo incluso en una postura tan poco beneficiosa como aquella. Se levantó con tranquilidad al verte llegar, con una sonrisa en los labios y mirándote de pies a cabeza sin ningún tipo de disimulo.

- Estás preciosa... - se acercó hasta ti rodeándote la muñeca con suavidad e inclinándose para darte un cálido beso en la mejilla. En vez de alejarse tras su gesto acercó su cuerpo a ti unos centímetros más mientras sus labios se movian peligrosamente hacia tu oreja. - Algo delgada, pero preciosa.

Antes de que pudieras reprocharle algo notaste como incrustaba algo en tu semirecogido. Te llevaste la mano enseguida a ese punto para descubrir que se trataba de una flor. Solo esperabas que no fuera excesivamente llamativa.

- ¿Me has hecho esperar para activar mi lado más primitivo? - te miraba a los ojos, visiblemente divertido. - Sabes que hay maneras mucho más satisfactorias de hacerlo.

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28/10/2014, 16:46
Berenice Blair

Era incapaz de entender a sus padres. Era como si su relación rota fuera una espina en su costado y sin embargo no fueran capaces de encontrar los medios para ponerle solución. Y era triste cuando hubiera bastado sólo su cariño sin condiciones en aquellos meses. Eso, en momentos de necesidad, hubiera sido la mejor conciliación, pero era como si no supieran cómo proceder, como si no conocieran a Vinny y aquello sólo aumentaba el abismo entre ellos. Vinny no iba a despreciarlos como bien hubiera podido hacer su hermano pero la habían fallado de tantos modos que no estaba dispuesta a seguir esperando a que milagrosamente la situación se solucionara y sus padres recordaran cómo ejercer, precisamente, como padres.

Apartó aquellos lúgubres pensamientos de su mente en cuanto llegó hasta Isaac, inasequible al desaliento, que se levantó con su sonrisa habitual. Permitió que la escaneara de arriba a abajo con una mirada socarrona hasta que por fin se acercó a darle un beso en la mejilla. Sus palabras al oído le produjeron un escalofrío de placer que ignoró, como venía siendo usual, siempre que se hallaba de frente ante una de aquellas muestras de inequívoca atracción física hacia Isaac.

Entonces sintió cómo colocaba algo en su pelo, una flor. Sus dedos acariciaron los pétalos con duda, para nada convencida con aquel ornamento a pesar de no verlo. Aunque decidió dejarlo pasar.

- Llevándote a un cuarto oculto bajo la escalera, ¿quizás? - no respondió a su acusación de hacerle esperar, lanzándole una pulla por su parte a la vez que ponía los ojos en blanco -. Tenía que hacerte esperar para cumplir con el guión, Isaac - alzó un dedo, dispuesta a enumerar lo imprescindible -. Primero, la impuntualidad de la chica. Segundo, el cumplido del chico - alzó el segundo dedo con una sonrisa sarcástica, aunque podía notarse que consideraba todo aquello una estupidez -. Tercero, ir a una preciosa fiesta donde bailaremos, dirás algo sobre mi sonrisa o sobre mis ojos y me emborracharás puesto que la ocasión lo merece y será el deseo de tu pareja - el tercer dedo llevaba una propuesta interesante, sobre todo viniendo de Vinny, que hasta entonces siempre había deplorado los vicios como el de la bebida. En parte seguía haciéndolo y en parte simplemente quería reencontrarse. Tal vez con aquello redescubriera su odio hacia el alcohol o quizás descubriera que, como se decía, "una vez al año no hace daño" -. Cuarto, sucederá alguna catástrofe que arruine la fiesta - vale, empezaba a salirse del guión establecido pero no podía dejar de mencionar aquello si tenían en cuenta su tónica habitual -. Quinto, me acompañarás hasta casa y me besarás en la puerta con la promesa de un futuro mejor - hizo todo lo posible para que aquella afirmación estuviera cargada de sarcasmo, ridiculizando sus propios sentimientos al respecto. Vale, negar que le gustaría que Isaac la besara era una técnica que estaba perfeccionando bastante, pero la de rechazar el miedo que le provocaba el qué pasaría si aquello sucedía no lo llevaba tan bien. No tenía ni idea de cómo reaccionaría ella en caso de que eso sucediera y la aterraba verse en aquella tesitura en el mismo grado que lo deseaba -. Todo planificado al detalle, como buenos ravenclaw. ¿Nos vamos?

 

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28/10/2014, 20:13
Isabella Black

- Eso está bien - fue su respuesta a las primeras palabras que salieron de tu boca. Sonreía entre complacida y provocadora mientras tu dedo acariciaba su mejilla.

Dejó que le cogieras por la barbilla con la sumisión que solo se permitía tener contigo. Cuanto te apartaste de ella seguisteis mirándoos a los ojos sin las incomodidades que podrían tener el resto de los mortales. Vosotros os conocíais demasiado y erais demasiado parecidos. 

- Hoy y siempre - corrigió con lentitud, dejando que su boca saborease esas palabras. Su voz, tan dura como sensual, les hacía tener todavía más significado. Ahora era su mano la que se posaba en tu mejilla. Sus ojos escrutaban cada centímetro de tu rostro. - Lo sé... y te compensaré por ello. En que me encargue de hacérselo pagar. 

El recuerdo de los últimos meses hizo que rompiera el contacto con tu piel y dejara caer su mano hasta su posición inicial. Justo en el momento en el que dejabas sobre ella su varita. Sus ojos se abrieron de manera excesivamente expresiva para ella, mientras sus pupilas delataban la emoción que sentía en esos momentos. Después de tantos meses había recuperado su varita. Su arma.

Tardó en reaccionar, tanto a tu 'regalo' como tus palabras. Fue elevando la vista poco a poco hasta alcanzar tus ojos. Entonces, sin previo aviso, se lanzó hacia ti, en el beso más apasionado que habías disfrutado en mucho tiempo. Deslizó la varita con habilidad entre sus ropajes, permitiéndose utilizar esa mano para acariciar los marcados abdominales que se escondían bajo ese elegante y caro traje.

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28/10/2014, 22:17
-MUERTA- Clarissa Spence

- ¡Seguro que sí! - afirmó decidida, evitando por todos los medios continuar con el asunto de Lucas. - Si no fuese así mi madre no hubiese tenido tantas reticencias para dejarme venir - continuó, echándose a reír. - Menos mal que mi padre siempre media a mi favor...

Para ser tu mejor amiga habías coincidido muy pocas veces con los padres de Clarissa, aunque sabías de buena mano que él era uno de los miembros más activos en el acercamiento muggle, junto a los padres de Arianna y Liam. La escena que viste a continuación casi hizo que te quedaras quieta en el sitio. Era como si con tu pensamiento los hubieras invocado. A apenas cien metros a vuestra izquierda se encontraban Ari y Liam, caminando cogidos del brazo. Los cuatro andabais en la misma dirección.