Partida Rol por web

Después de pasar gran parte de la noche trabajando, y cansado que estaba, me levanto pasado el mediodia. Busco a mis padres...para saludarles y comentarles lo sucedido estos últimos días.

Me parece una fantastica idea. Alguna recomendación en el tema hierbas.. vamos a ver .. Nikolau mira su equipaje..seguro que encuentro algo dentro de mi bolsa que convertira un plato excelente en un plato unico.

Pero primero un buen baño y  ropa limpia.

Seguire tu consejo, intentare mantenerme alejado de las espadas, pero era la única forma de detenerlos, cuando estemos limpios a lo mejor te esplico la batallita.

- si claro, jajja nos damos un buen baño y me explicas.

Violant avanza con decisión, alegre, casi sin acordarse de los malos momentos.

 Desde donde estaís y por donde os llevan los pies los oídos no os traen los sonidos de un martillo repicar sobre un yunque, ni los ojos os permiten ver un taller abierto. Tampoco era algo muy raro pues Lunil tampoco era un lugar muy grande podría ser que no contara con más de un herrero.

 No obstante, de camino al la Casa de la Naturaleza, el hogar de Madre Bruna, Tarien hace un alto ante una sastrería para salir varios minutos más tarde y encontrarse con su hermano con cara de aburrido y pocos amigos esperando de mala gana.

 Finalmente el grupo llega ante la Casa de la Naturaleza donde con una afable sonrisa al verles, pero con un deje de preocupación, Madre Bruna os recibe.

 La sacerdotisa saca la cabeza con la esperanza de ver a alguno más de los jovenes que partieron con vosotros, como Nikolau o Gustarson. Al no verlos y ver vuestro desastroso aspecto una mueca de pesar y preocupación aflora en su rostro.

 - Entrad, entrad... ¿contadme, dónde están los demás?- A pesar de la congoja que parece asfixiarla ahora.

 La pareja aventurera llega sin incidentes a la Posa del Norte. Es a primera hora de la tarde y el establecimineto está muy vacío.

 Al legar Albert os recibe con efusión, especialmente a Violant. Nada más haberos saludados os comenta que os tomeís un baño y os cambieís para bajar a comer algo y de paso (o mejor dicho, sobre todo) le pongaís al día de lo ocurrido.

***

 En cosa de una hora más tarde estaís ya sentados a mesa, comiendo un guiso de cabra con patatas, cebolla y zanahaoria preparado por Janin que huele a paraiso, ahora que os sentís limpios y relajados...

 - ¿Y por cierto, donde están los demás? ¿Ha ido todo bien?

 Cuando estaís sentados en la mesa, empezandoa comer ya, veís como entra por la puerta un joven alto, rondando el metro ochenta, delgado pero con el cuerpo en buena forma, con brazos de venas perfiladas. Viste ropas coloridas y vistosas, completadas con pulseras y colgantes vistosos. Tiene el pelo largo, suelto las más de las veces de color rubio oscuro, tirando acastaño con ojos verdes claro. De facciones aquilinas. Querelar, quien Violant ya tuvo la ocasión de conocerle hace bien poco.

 - O benditos sean los dioses por devolvernos nuestro ángel celestial.- Dice mientras se acerca galán desprendiéndose de una flor de tonos morados y tendiéndoles a la pelirroja muchacha.- Mi corazón se ha mantenido apagado triste desde la última vez en que nuestras miradas se cruzaron, Violant de Bar. Celebro de que mi penitencia hay aterminado con vuestra llegada.

 Parece que lo único que son capces de ver sus ojos son la figura de la menuda muchacha, ignorando a cualquier otro de los presentes.

La voz de Tarien resonó molestamente en sus oídos. -¿Violant? ¿Que tiene que ver esa chica aquí y ahora? Hermano deliras. Esta claro que ese combate recibiste más de lo que dices.- Escupió irritado antes de levantarse y andar sin mirarle.

***

Varias veces estuvo por largarse mientras su hermanito se probaba y se ajustaba vestiditos pero tampoco tenía donde ir así que como hemos leído se quedó allí sentado mirando las nubes y los pájaros que surcaban el cielo azul ocasionalmente hasta que terminó el desfile y se dispusieron a proseguir el camino hacía "el templo".

Al llegar donde Madre Bruna, contemplando la escena y casi adivinando su expresión de preocupación, de haber sido más atrevido, o más malcarado, Ulrien le hubiese contestado –Muertos.- Al menos antes de ser sincero y explicarle que estaban sanos, y "estalvios", al menos tanto como pudieran estar en semejante y aburrida aldea. Eso habría dicho aunque solo fuera para ver el efecto de su broma, pero en el fondo el joven no era tan cabrón y ni siquiera era tan gallito como para abrir boca frente aquella mujer, más grande si, pero que tanto le intimidaba, y que tanta dignidad le inspiraba.

Así que dejó al sr. Caballero rosa andante aspirante a rojo, hablara mientras el curioseaba con la vista una vez más el lugar y la mujer que lo gobernaba.

Sin embargo, algo inexplicable le había pasado en estos dos días pues ya no la veía ni la sentía de la misma forma.

Violant entra en la posada y al ver a Albert con un salto se lanza en sus brazos.

- Albert!! todo bien! por fin aquí! Estamos todos aquí pero los demás tardaran en llegar, de momento estamos Nikolau y yo para ayudar en buena cena en la mejor posada del mundo!!  Violant da una vuelta con pequeños saltos por todo el comedor como recordando algo.. cuando escucha a Querelar... - Ooo! Querelar! se acerca él y le abraza. - Que bién verte por aquí!

Aunque al abrazarle de repente se percata que no lleva su mejor aspecto, - Ups que pelos.. - así que en un segundo la veis subir por las escaleras mientras añade - me aseo y estoy con ustedes en un momento.

 .- Como he podido escuchar vuestro nombre es Quereralt ,mi nombre es Nikolau  y no, no soy de aqui, mi cara no te es familiar, estoy de viaje, recorriendo el reino recogiendo plantas.

.- Habeis cenado? si no es caso, seria un place compartir la mesa con vos

Tarien hizo las compras pertinentes en el sastre, al que hizo un encargo. Al salir de la tienda lucía una capa nueva, y un pequeño fardo que no abrió.

                                                  *      *      *

- Saludos Madre Bruna.  Viendo en los ojos de la sacerdotisa la preocupación por los otros no tardó en sacarla de dudas. - No os preocupeis, están todos bien y recobrandose en la posada. No os puedo decir mucho de lo sucedido, pero esta misma noche partiremos de nuevo hacia la mina... y desearía rezar en vuestra capilla, para agradecer a la Madre todo cuanto ha hecho por nosotros. Buscó en sus ropas un saquito que había separado de monedas, y lo entregó tambien. - Por favor, aceptad estas monedas, para lo que el templo precise en estos tiempos aciagos. Seguro que habrá muchos que necesiten de vuestro servicio.

 Nada más la rebelación de que el resto del grupo se encuentra bien el peso que se quita de encima Madre Bruna es ostensible. El pesar que ha mostrado os resulta significativo, significativo junto al nombre como todo el mundo en Lunil la conoce, con ese sobrenombre ten natural de madre.

 Una vez anunciado que los demás están bien una sonrisa aflora en su rostro.

 - Celebro que no todo sean noticias tan aciagas y tristes.

 La mujer asiente ante la petición del mayor de los Falx para poder tomar un tiempo para reflexionar y recluirse en un lugar de paz y tranquilidad. Cuando este le tiende la cuantiosa donación, la clériga queda sorprendida.

 - Muchas gracias Tarien Falx, soys muy generoso, me ocuparé de que esta donación sea administrada de forma adecuada para ayudar a todo aquel que necesite y acepte la bondad de los dioses.

 Cuando Tarien se retira a meditar y pregar, la sacerdotisa se acerca a Ulrien con quien habla con tono quedo par ano perturbar las reflexiones de su hermano.

 La joven conduce al menor de los Falx hacia el exterior un lugar donde hay un huerto exhuberante y lleno de vida, cuidado con mimo, tal es la vitalidad y encanto del lugar que resulta un pequeño jardín paradisíaco.

 - ¿Puedo preguntarte cómo ha ido la visita a las minas, joven Ulrien? El hecho de que tengaís decidido ir otra vez allí me da indicios de que puede ser algo preocupante lo que encontrastreís allí en el norte.

 El joven rubio abraza con estrechez a la alegre y hermosa Violant, para su propio contento. Cuando esta se aparta el joven se la queda mirando unos instantes hasta que el joven Nikolau comenta.

Cita:

- Querelar el Místico, se pronuncia Querelar y no Quereralt.- Dice con una sonrisa a la par que alarga la mano para que la estreche el druida.- Así que maese Nikolau soys un peregrino como yo. En efecto, yo también soy de otras tierras, pero en lugar de recolectar plantas, recolecto relatos e historias... aunque si las flores fueran la mitad de hermosas que nuestra grácil Violant, seguramente me lo plantearía... ¡seguro que sí! Jejeje.

El muchacho es alegre y risueño, a la vez que bien parecido, sin duda.

 - Y gustosamente aceptaré vuestra invitación de unirme a vuestra mesa.

Tarien oró en la capilla de la diosa Dadora de Vida, la Madre de todos. Buscó la paz en su interior para meditar sobre los actos de estos días.

Tras encontrar el sosiego necesario y agradecido con la Madre, se retiró, no sin antes prometer en sus oraciones que haría todo cuanto estuviera en su mano para librar Lunil de la presencia de los no-muertos.

                                                         *     *    *

Salió de la capilla unos minutos más tarde, para enconrarse a su hermano conversando con Madre Bruna.

- Muchas gracias, Madre Bruna, necesitaba estos momentos de reflexión para afrontar lo que venga a continuación. Le dijo amablemente, por su hospitalidad.

- Bien, Ulrien, si no estas cansado de conversar o aburrido de esperar, podemos ir al armero a que adecente nuestras armas. Mañana quisiera darle un buen uso a la espada de padre. Añadió orgulloso de portar el arma que antes había servido a su progenitor. - Después podremos ir a la posada, a reunirnos con el resto, acabar de planificar y retirarnos a descansar antes de que nos vengan a buscar para partir. Era en estos momentos de preparación y anticipación a lo que iba a ocurrir que la mente de Tarien estaba más despierta, y se notava en su caracter. Buscaba maneras de mejorar el plan o prever posibles alternativas: - Ya se sabe, ningún plan de batalla sobrevive al contacto con el enemigo...

 La sacerdotisa asiente con una radiante sonrisa.

 - Es mi deber el aportar solaz y calma a los espíritus, noble joven, y estoy encantada de que lo hayas logrado encontrar en la reflexión. Que Kaunthea os guarde y os socorra en los momentos de debilidad. Espero poder compartir de nuevo unos momentos con vosotros a la vuelta, jovenes Falx.

 Tras despediros de Madre Bruna, vais de nuvo hacia el taller del padre de Gustarson, más cuandao llegaís parece que sigue igual de cerrado que antes.

 Parece que no esté presente. Con cierta sensación de desilusión, avanzaís hacia la Posada del Norte. Pronto oleís un apetitoso olor a guiso y a pan que os hace rugir de hambre el estómago.

 -Perdonarme por el error, no os queria cambiar el nombre. Mucho gusto en conocerte Querelar, me encantan las historias, no se si tus historias podra competir con la belleza de Violant.

.-Sera una gran noche, buena comida, buenas historias y mejor compañia.

Nikolau, ahora con ropa  y cuerpo limpio, se prepara para disfrutar de la un gran velada

 Estaís comiendo cunado de repente entran por la puerta Cromvar y Ulrien, el mayor de los Falx viene cargando con un pequeño fardo.

 Os adentraís a la Posada del Norte cuando en el firmamento ya se adivinan los colores cárdenos que anuncian el anochecer.

 En su interior os encontraís con Violan y Nikolau, compartiendo mesa con un joven rubio y apuesto con indumentaria extravagante. En la mesa hay comida suficiente y platos para vosotros.