Partida Rol por web

Los monjes os acompañaron desde vuestro cuarto a través de numerosos pasillos de la basílica de San Pedro, para llegar hasta una habitación tenuamente iluminada por la luz del sol que entraba a través de unas vidrieras que representaban a los arcángeles, en total 7 de ellas. En medio, una mesa redonda donde una persona de muy avanzada edad está sentada esperando...

- Poco a poco los portadores van reuniéndose... aunque llegáis con algo de retraso... vuestros otros 4 compañeros ya han partido a la misión... aunque lo idóneo ahora es presentarme y explicaros un poco la situación.... soy el antiguo Papa, Benedicto XVI... - dice mientras os invita con la mano a sentaros en la mesa.

Feuer observó al hombre moreno de ojos salvajes que estaba de pie ante él.  Desconocía su nombre, pero era fácilmente reconocible que guardaba un poderoso cosmos en su interior.

"¿Quién será ese hombre?", se preguntaba a la vez que observaba como un hombre ataviado de blanco y dorado llegaba ante ellos y se presentaba como el antiguo Papa. Aunque Vreist no supiese mucho del organigrama de la iglesia, sabía que el Papa era el máximo representante de Dios en la tierra.

Adquiriendo un aire formal, enderezó más su espalda, miro al frente con decisión y mientras observaba las vidrieras de la sala se sentó en la mesa con cierto cuidado.

-Santidad. Mi nombre es Vreist Feuer, he venido en nombre de mi maestra Helga- enuncia en alto.

Intimidado un poco por la situacion inclino la cabeza para reacomodarme el cadco de jaguar.
—Mi nombre es Mateo, digo al.santo y venerable padre, a la hora de presentarme. —Vengo de la lejana Chiapas, allá en el territorio antes conocido como México. He luchado contra blasfemos emisarios y ocultistas de los olimpos. Y a la sombra de las pirámides levante la cruz donde antes se sacrificaban inocentes en nombre de Apolo, mi enemigo fue Aristeo, quien ahora purgara sus pecados en el otro mundo. He venido —digo al incarme y extender la carta— a petición del párroco de la iglesia en mi pueblo.

El antiguo Papa recoge vuestras cartas y las ojea por encima... - Vuestros maestros cumplieron bien con su labor... ahora podrán descansar para luego unirse a nuestra cruzada... aunque antes debería poneros algo al día de la situación... - Benedicto se levanta y empieza a explicaros todo según pasea por la sala mirando las vidrieras...

- Como habéis podido ver... criaturas que en otros tiempos nos parecerían de leyenda atacan nuestras ciudades, ya hacía tiempo que nos estábamos preparando, pero el Señor no nos dió la señal hasta ahora, el momento de mayor crisis... los Olímpicos, aquellos que se hacen llamar "dioses" pretenden eliminar a la humanidad, para recrear el mundo a su antojo, y vosotros sois los elegidos para hacerlos frente... - hizo una leve pausa para dejar que hablaseis si tenías alguna duda.

Con las manos apoyadas muy juntas, y la cabeza baja, escucho las palabras del santo padre, mientras espío su figura a través de los colmillos.

"Es el momento de luchar. Aquél para el cual me he preparado tantos años". Un sentimiento de impaciencia surgió de su estomago, casi superando su calmada personalidad. Estuvo a punto de dejar que su rostro impasible reflejase que estaba deseando ajustar cuentas en nombre de la justicia.

-¿Qué es lo que debemos hacer?. No importa el enfrentamiento, aunque si es una misión, tendrá un cometido.

- Vuestra misión es simple... os enfrentaréis a ellos y de ese modo eliminar la amenaza que se cierne sobre la humanidad... Vuestros cuatro compañeros hace ya unos pocos días que tomaron un vuelo hacia la isla de Santorini, donde se encuentra la llave del Olimpo oculta... y a donde me gustaría enviaros loo antes posible a vosotros también para ayudarlos...

Veis en el rostro de Benedicto una clara preocupación... debíais ser un equipo de 7 y de momento solo sois seis y de momento divididos, vulnerables ante un ataque...

-Padre, no se preocupe. Nosotros tomamos el peso de la misión. Y cumpliremos.- Me levanto de la mesa y me inclino ligeramente en señal de respeto. -Entre más rápido partamos, más posibilidades hay de terminar la misión. ¿Cuánto hace ya que partieron, y como llegamos?

"¿Compañeros?, ¿cuatro?, esto semeja ser más complicado de lo que pensé" musitó  Feuer en la bóveda de su mente " y yo que pensaba que  con un par de nosotros podríamos oponernos. Seguramente haya rivales más fuertes de lo que yo crea".

-Perdona eminencia, quisiera saber algo más de nuestros compañeros y sí hay más Santos además de nosotros dos y ellos.

- Vuestros compañeros partieron hará ya dos días... puedo solicitar que os lleven lo antes posible para ayudarlos... - dijo respondiendo a Mateo, para después girarse hacia Vreist... - Vuestros compañeros portan las armaduras de la Zarza Ardiente, Arca de Noé, Arca de la Alianza y Puertas del Edén, mientras que por lo que me han informado vosotros portáis la del Santo Grial y la Lanza de Longinus, aparte quedaría por aparecer el portador de la armadura de las Trompetas de Josué, pero no tenemos noticias suyas todavía...

El pontífice hace un gesto a uno de sus ayudantes y lo manda a que tenga dispuesto cuanto antes un transporte para llevaros hasta la Isla de Santorini... - Siento que no tengáis apenas tiempo para conoceros, pero si tenáis alguna pregunta puedo responderos antes de que partáis...

-Padre- digo tras una pausa -¿Qué significan esos nombres?, ¿Cuál es el sentido de estas armaduras?. Yo... no se ni entiendo todo esto. Pero, se que debemos seguir y salvar a todos. Es nuestra misión, y nuestro deber. Hay quienes opinan, que esto es un castigo, y que el juicio final se acerca. Ahora, Vreist nos ha llamado santos, y no creo que seamos así. No me considero santo, y salvo usted y algunos otros, dudo que haya alguien con este título en el mundo.

- No debes temer, puesto que el término que ha usado Vreist no es referido a los santos de nuestra Fe... posiblemente haya escuchado historias sobre los santos de Atenea... que lucharon en su momento contra los Olímpicos y fueron derrotados... - dijo mirando a Vreist y esperando su confirmación...

- El juicio final... no ha llegado, pues ello solo está en manos de Dios... Entidades como los Olímpicos no son más que falsos dioses que pretenden hacer suya la creación... y mientras nos queden fuerzas, no dejaremos que sea así... - dijo Benedicto ante las preguntas de Mateo.

Vresit observó cuidadosamente el rosario que le había sido entregado en aquellas frías montañas. El relicario, que mostraba a todos los de la sala, portaba un cáliz dibujado en el interior de una cruz.

-Este es el tesoro que me entrego mi maestra, Helga. Porta una copa en el centro. Pero, ¿qué debo de hacer con él?. No sé como un rosario pueda protegerme, Helga me dijo que aquí se solventarían todas mis dudas. Supongo que yo porto el Santo Grial.

Observó al joven moreno que hay ante mí.

-Y tú la lanza de Longinus.

Asiento con la cabeza.

Esta reliquia me fue otorgada para protegerme de todo mal, para ponerla a salvo, y para obtener respuestas. También me han dicho que todo se resolvería aquí.

Benedicto se sorprende al ver que no conocéis el verdadero significado de los rosarios.

- Esas son vuestras armaduras sagradas... con ellas alcanzaréis un nivel de poder que os permitirá pelear en condiciones contra los Olímpicos... y cuanta mayor sea vuestra Fe, más poderosa se hará... - afirmó Benedicto... -... pero no quiero haceros perder más tiempo... el transporte os espera... salvo que tengáis alguna otra pregunta... - dijo mirándoos.

-Yo tengo una, Santidad. ¿Cómo o de qué modo podremos usar este increíble poder?.

Asiento con la cabeza y espero a que mi compañero obtenga sus respuestas antes de partir.

- Veo que sois el único que no ha vestido la armadura aún... con concentrar vuestras energías pensando en el rosario y vuestra fe, la armadura responderá a vuestra llamada... podéis intentarlo aquí si lo deseáis... - dijo el pontífice animado por ver a uno de los portadores ponerse la armadura... algo os decía que nunca había sido testigo directo de ello.

Con decisión doy un paso al frente, animando a mi compañero.

-Para mi fue una sorpresa el verme con ella, reaccionó por si misma ante el peligro, y por eso no sabía que podía activarse voluntariamente. Lo intentare yo también.

Acto seguido empiezo a concentrarme en la reliquia y en mis propias fuerzas.