Partida Rol por web

Salvadores Salvados

Salvadores Salvados - Amanece con Napalm - Escena Cuatro.

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09/09/2013, 22:35
Padre Jürguen

Jürguen buscó en la casa algo a lo que pegar bocado. Nada de cocinar, si no algo de picar. Alguna lata, galletas o algo así. Mientras lo hacía, su mente no paraba de pensar...

A ver ¿Cómo llegar allí? Está apartado, claro. En mapa en realidad no parece muy lejos, pero es un pedazo espigón. Una buena caminata. Hora y media desde aquí. A ver.

Buena vista, descampado. Andando, aún de noche, me van a ver. Me van a ver seguro.

Parece como un espigón. Hummm... Veo vias de tren en el mapa. Claro, como que van a los muelles. Carga y descarga de mercancías desde el puerto. El tren de mercancías me llevaría al muelle ¿Y donde subo? ¿Y donde bajo? Un tren no para donde uno quiere. Aunque consiguiera subir a un vagón, me llevaría hasta al muelle, más allá de donde voy. Luego volver atrás, igual tanta distancia como tengo que recorrer hasta allí. Y la entrada o salida de los muelles estára controlada por agentes de aduanas, por los posibles contrabandistas y eso. Una vez en el puerto de allí no salgo. No, no. Entonces tren no. Espera... ¿qué narices? ¿Y encima cómo se que el tren va al muelle y en vez de cambiar de agujas y tomar una vía que me lleve... vete tú a saber. Idea estúpida. Fuera.

Vale. Puedo robar una pequeña embarcación. No es mala opción. Una cualquiera aparcada en un canal pequeño, aquí al lado de la iglesia. Y luego me acerco usando los canales al amparo de la oscuridad, hasta estar cerca de la discoteca.

Puff. Dos horas remando. Qué matada. ¿Me dará tiempo? Podría usar el motor. Una lancha a motor. Pero hace mucho ruido. Una motora en la noche hace mucho ruido. Y no voy a remar un kilómetro y medio. Para eso me acerco andando.

Bueno, podría acercarme usando el motor, y a una distancia prudencial de la discoteca, detener el motor e ir remando.

Bueno, pero ahora que lo pienso es que igual las patrullas alemanas que controlan el toque de queda oyen el motor, me paran y me hacen preguntas. Tampoco...

A ver. Aunque llegara allí sin ser visto ¿Cómo me cuelo sin ser visto? ¿A lo Hoidini? Aquello tendría guardias, si es que era un cuartel de los mercenarios. O perros. O una alarma mínimo. Gente armada y atenta a que no las den por el saco. Y no es que yo sea un experto en infiltración. Pues vaya. Y encima ¿Cómo encuentro al tipo ese, al tal Dieter, en aquél lugar? Si hay varias personas allí entrar, hablar con él y salir sin que nadie se entere es trabajo de un ladrón de guante blanco.

Imposible.

Y encima la posibilidad que me pille una patrulla de alemanes y me detengan por saltarme el toque de queda, teniendo aún como tengo el tema de mi tapadera.

Jurguen decidió en ese momento que a Ambroos no le pasaría nada por esperar una noche. Una cosa es que le tuviera por los huevos, y otra hacer las cosas sin pararse a pensar un poco, a lo loco, prácticamente en plan sucida. No. Mejor echarse en la cama y descansar lo que quedaba de noche. Estaba destrozado y agotado.

Se acercaría al Panamá al día siguiente. En pleno día, a la vista de todos. Así no tendría problema alguno con las patrullas alemanas. Incluso podría ir en bicicleta, dando un paseo tranquilamente. Llegaría allí, llamaría a la puerta y preguntaría por el tal Dieter. Si había alguien más que el tal Dieter, insistiría en hablar con él a solas, por un asunto de negocios.

Suponía que alguien de su edad, desarmado, no supondría una amenaza aparente para los mercenarios. Que le darían algo de cancha y le dejarían entrar a hablar con Dieter. No había otra.

Y si conseguía estar a solas con el tal Dieter, esperaba que una vez le contara por qué estaba allí, el tal Dieter no ordenara a los tipos armados que le retuvieran y le torturaran... o algo así. No estando en juego la vida de su hija.

Bueno. Eso esperaba. Luego vete tú a saber. Después de lo que había visto ultimamente, cualquier cosa. Estaba todo el mundo loco. ¡Loco de remate!

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10/09/2013, 11:58
Administrador

Amaneció en Ámsterdam. Sin embargo, algo en Jürguen no dejaba de quitarse el frío de los huesos. Sí, era algo un tanto absurdo, pero aquella sensación gélida que sintió al entrar en la Oude Kerk por la noche seguía acompañándole de forma un tanto más sosegada y pasiva. Como si tuviese un trozo de ectoplasma atravesado en el cuerpo y le estuviese torturando la tranquilidad emocional. No dejaba de sentir una incipiente paranoia persecutoria progresiva.

No pudo evitar mirar por la ventana al desayunar para ver si había algún coche en la calle como hacía dos noches, y tampoco mirar por la mirilla antes de abrir la puerta, sólo por si había alguien esperando. Pero no, nada. Fuese lo que fuese que estaba provocando aquella opresión cerebral no daba señales de manifestarse.

Una vez en la calle, sin embargo, desapareció. Un lugar abierto, que vale, no estaba lleno de pájaros sino de águilas, el enemigo, pero no dejaban de haber ciudadanos corrientes y molinetes navegando a pie o en bicicleta. Algunos, los más adinerados y que aún conservaban cierto capital y bienes en aquella época, iban en coche. Para muestra Ambroos Janssen y su monovolumen negro para secuestrar a sacerdotes y meterlos en un sótano para jugar a los médicos.

Cuanto daño había hecho convertirse en quien te solía hacía daño. En eso iba pensando el bueno de Jürguen cuando llegó a Panama. De día, allí no había ni un alma. La discoteca era como la pintaban, cerrada a cal y canto, con aspecto de desuso y con las ventanas selladas en negro. Ahí dentro parecía que sólo vivirían una colonia de ratas, y ni un alma pasaba por delante. El científico alemán no pudo evitar sentirse solo y expirar vaho con las manos en los bolsillos mirando el lugar. Aun temeroso y sin confianzas, se acercó a la puerta principal y llamó tras comprobar el estado desértico.

Sin respuesta. Volvió a llamar. Sin respuesta. O Ambroos se había cachondeado de él y ahí dentro no había nada, o habían salido, o estaban y sencillamente no respondían. Tampoco es que si estuviesen dentro fuesen a abrir la puerta siempre y para cualquiera, eso también era cierto. Hubiese sido muy descuidado por su parte, y bien vio Jürguen que el doble portón seguía estando en perfecto estado. Parecía claramente descuidado y sucio, pero era totalmente funcional, y aquellas puertas que lo componían estaban cerradas hasta el punto en que abrirlas significaría dejar salir aire viciado.

No, llamar a la puerta no bastaría. Si quería algo, debía de probar otra cosa. Si tenían santo y seña, por supuesto, Jürguen no lo sabía, pero tenía que haber otros modos. Sino, si estaban dentro de verdad, no podrían ignorarle eternamente si tan seguro estaba de que era el sitio. Y las piezas apuntaban a que, efectivamente, ahí debían de estar los Mercs.

Venga, Jürguen, Drink Me, Eat Me. Se tenía que poder entrar a la madriguera de conejos.

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11/09/2013, 00:25
Ambroos Janssen
Sólo para el director

- Esos cabrones tiene cosas interesantes de vez en cuando. El proxeneta sonrió satisfecho con la idea de que pronto tendría al padre de Gretchen entre manos. No sabía de arte moderno más allá de la metáfora, pero algo estaba claro: el sotano iba a convertirse en una particular obra maestra de Bacon. La bestia de odio del judio aún se removía inquieta por la liberación inexperada de Jurguen, y era algo especial para poder calmarla: o bien el cuerpo de un pederasta hijo de puta...o el viejo cuerpo marchito del falso sacerdote sufriría siete veces siete su ira infinita. He oido que tienen una pieza alemana a la que tengo muchas ganas de echar el guante, pero ya sabes que nunca he sido un buen negociador.

Ambros leyó la nota que le tendió Stille intentado disimular. Residuos radioactivos y crias japonesas muertas.

- Sabes que nunca he sido de trajes. replicó con falsa desidia antes de arrugar el papel. No quería armas, pero efectivamente había asiáticas muertas. La grabación del Arquero era real, aunque nunca lo había dudado. Sin embargo seguía sin ser información suficiente. Demasiada distancia con el público. Además, he oido que los chinos hacen imitaciones más buenas y mucho más baratas. Si me comprase algo sería eso: no quiero gastarme dinero en una prenda ocasional.

"Las japo, Stille. Me interesan las japo. Y los putos residuos, pero no veo metafora para eso, joder".

- Mejor si no es Liselot. se limitó a puntualizar Ambroos a Stille al reconocer a la figura de Novak en la distancia. Ya ha tenido algún encontronazo con el viejo y lo último que quiero es que por evitar problemas salgan otros nuevos. Y podía ser problemas muy gordos. Necesitaba a Jurguen para conseguir a Dieter, y quizás Liselot consideraba que su venganza tenía que llevarse acabo antes del trabajo para Ambroos...solo para descubrir el bonito secreto vitalista del sacerdote.  Por lo demás no te preocupes, tendré el oido puesto.

Sacar a Gretchen. Quizás era lo mejor. ¿Pero que haría entonces Ambroos? No es que no supiese vivir sin una cría que había conocido hace dos semanas, pero tenía que reconocer que la maldita cría grillada era el verdadero motor de la locura de existencia que llevaba en esos momentos.

El proxeneta tenía un hogar. Un hogar que defender y limpiar. Pero había sido la llegada de Gretchen la que había iniciado aquellos acontecimientos. Novak. Arjen. La torre de comunicaciones y ese tal Heller, y el Gobernador y Viktor. Sin ella Ambroos hubiera seguido contagiendo a nazis del SIDA y purgando hijos de puta en el sotano. Nada de gestas épicas. Solo una continua y destructiva cacería.

Quizás era lo mejor...

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11/09/2013, 01:20
Arjen Wolfzahn

"Con una puta loca de la mano, joder. Quién me ha visto y quién me ve."

Arjen se encontraba deambulando por entre el mercado floral, admirando los especímenes con verdadero ojo crítico, con ese ojo que sólo alguien con extensos conocimientos de botánica podría tener. Ya que tenía que hacer el paripé de un modo estúpido, al menos lo haría como se debe.

"Una Alstroemeria... hmmm. ¿Alstroemeria pelegrina más blanca que púrpura? Joder, no sé. Seguro que Mark sabría decirme exactamente qué cojones es".

Claro que seguía siendo bonita. A Kat le encantaban los Lilium. No era momento para ponerse moñas, pero no obstante tenía que hacerlo.

"Creí que la jodida hijaputa ésta era un ratoncito tísico... pero parece ser que bajo esa piel habitaba todo el puto rato una tigresa de acero".

Arjen se acercó al tendero y le señaló uno de los especímenes.

-No, sin envolver, gracias -ordenó con seriedad, pagando el precio que le pedían. Con la misma seriedad le tendió la flor a Gretchen-. Toma -dijo, susurrando, mientras se separaban del puesto y continuaban su deambular hasta el marcado con el número 17-. Dicen que los lirios incas son símbolos de amistad, chica. Por mí te has ganado la mía.

Ceño fruncido, una ceja enarcada y una media sonrisa fiera bailándole en la boca al decirle a la muchacha aquellas palabras. Arjen no era un hombre delicado, pero tenía sus momentos. Era un hombre pasados los cuarenta, estatura ligeramente baja y una complexión más fibrosa que musculada y que escondía una potencia difícil de imaginar. Paseando por los puestos, entre las fragancias de cientos de especímenes de flores, a Arjen le seguía envolviendo otro aroma posiblemente indefinible pero ciertamente perceptible. Y no sólo por el olfato. Todo él lo proclamaba a los cuatro vientos de una forma tan terminante que nadie lo dudaba. Era un aura de dominio, de poder, de autoridad tan primal que conectaba exactamente con el córtex más antiguo. Era un quieres-ser-mía, un yo-ordeno-tú-obedeces, un no-quieres-oponerte y un sométete-o-muere. Era el líder de la manada, el alfa. Que se pusieran todas las capas que se quisiesen de civilización, contrato social y demás polleces... y Arjen seguiría siendo lo que era.

El hombre, contrario a su vestimenta habitual, llevaba un polo negro de hilo grueso y unos pantalones negros. Iba con el pelo engominado pero, una vez más, se había negado a afeitarse. La barba rubio rojiza de una semana le tapizaba la cara de un modo indudablemente atractivo. No era un hombre guapo ni con la más benévola de las clasificaciones, pero sí tenía cierto sex-appeal de hombre duro de violencia contenida. Echaba de menos su chupa y sus botas militares.

Disimulando ir de un lado a otro, se acabó acercando con Gretchen de la mano hasta el puesto 17. Allí estaba Eugenius Novák, el puto cerebrín al que iban a echar mano, rescatar, secuestrar... lo que fuera. Se acercó a las flores, casi junto al genio, y susurró.

-SilkShade le parece una mujer atractiva, ¿verdad? -dijo con seriedad. "Vaya mierda de contraseña, joder. ¿Dónde está el obligatorio 'pez espada'? ¡Siempre hay un pez espada!".

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11/09/2013, 10:10
Eugenius Novák

Eugenius enarcó una ceja altamente sorprendido. ¿El tipo corpulento que parecía un obrero y que llevaba de la mano a una niña andrógina y desnutrida? ¿Esos eran el famoso contacto de Silk Shade? No es que esperara un coche de gala, una limusina o algo similar dada su categoría… cierto que en otras circunstancias sí lo habría imaginado así. Pero escapando de los nazis imperaba el sigilo y la discreción, y ahí tenía que admitir que Silk Shade había triunfado. Nadie sospecharía jamás de aquellos dos.

- Por supuesto. Tiene una mano preciosa. – respondió en tono bajo tras un segundo en el que su cerebro procesó toda la información.

Dudo si estrechar la mano a modo de saludo con su interlocutor, pero dedujo con facilidad que no era algo inteligente. Si le estaban vigilando pondría a los nazis sobre aviso y saltarían todas las alarmas.

Los ojos de Eugenius se detuvieron por un momento en la flor que tenía la muchacha… una especie nativa de Suramérica. Deseó que no fueran unos fervientes defensores del planeta, con toda esa chorrada de Gaia y demás. Le traía malos recuerdos.

Bonita Alstroemeria. – dijo a la niña con una sonrisa. Se le había pasado por la cabeza usar una expresión más coloquial, como ‘Ulster Mary’¹, pero luego cayó en que Ámsterdam no era un país de habla inglesa, y además desconocía la procedencia de la niña. Acabado el saludo, se giró y mientras fingía distraerse contemplando uno de los puestos florales cercanos, se dirigió al hombre que apenas le sacaba un par de centímetros de altura, aunque el parecido físico entre él y Novák era nulo.

- ¿Está mi familia a salvo? – añadió en un susurro sin mirar al hombre. Era lo único que importaba a Eugenius en ese instante. Todo su trato con la hacker se basaba en esa premisa, si no habían puesto a su familia a salvo no iría con aquél hombre y la niña.

En cualquier caso, esperaba que tuvieran algún tipo de plan… una forma de sacarle de ahí que no llamara la atención, algún medio de transporte quizá. Un barco, un coche, lo que fuera. Ahora venía la parte difícil, sobretodo si tenían a Novák vigilado.

Le faltó preguntar un… ¿y ahora qué? No lo consideró apropiado por el momento. Tenía que fiarse de que Silk Shade sabía lo que hacía y había enviado a profesionales, aunque desde luego sus dotes como hacker dejaban mucho que desear… Pero había sido una agradable conversación con aquella mujer, si es que era una mujer. Le había divertido e incluso llamado la atención, así que Eugenius decidió darle un voto de confianza. Tenía ganas de conocerla en persona.

Los ojos de Eugenius regresaron un instante al puesto 16, donde había visto a aquel hombre que seguía sus movimientos. Estaba seguro de que no era un nazi por lo que a un noventa por ciento trabajaría con Silk Shade y probablemente con los dos nuevos acompañantes de Novák. Pero quedaba ese diez por ciento restante… la remota posibilidad de que fuera un agente de otra facción y por tanto otra complicación más en la vida del genio. Sin señalar con la mano, cabeza o mirada, Eugenius preguntó al hombre que venía con la niña: - ¿Ese tipo² es de los suyos? El que está sentado leyendo una nota junto a otro hombre un puesto más allá, – se refería claramente al puesto 16 – el que tiene pintas de – chuloputas iba a decir pero se contuvo al darse cuenta de la presencia de la niña – proxeneta. – finalizó intentando buscar una palabra adecuada y que no fuera moralmente tachable en presencia de un menor.


1* Wikipedia: La Alstroemeria en los países de habla inglesa suele llamarse ‘Ulster Mary’.
2* Eugenius Novák está haciendo referencia a Ambroos Janssen, sentado enfrente de Stille.

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11/09/2013, 14:53
Gretchen

Gretchen caminaba incómodamente junto al emisor de feromonas, el animal, como lo había llamado Alice. Y hasta la propia Alice quedó sorprendida cuando el hombre tosco y primal le entregó un lirio, o algo parecido.

Se quedó desconcertada, con la flor en las manos, mirándola y obviando el resto del entorno. Diéter sólo regalaba cosas después de; y desde que su madre murió, nadie - salvo Stille o la chica de la tarta- le había regalado nada. No esperaba un regalo de un hombre, esa especie dentro de su propia especie a la que tanto miedo tenía.

Sus ojos desenfocados se centraron en la flor, recorriéndola con avidez, tratando de encontrar un significado al gesto. Amistad, había dicho la voz del hombre. Eso era... nuevo. Bueno.

Mientras Gretchen observaba fascinada el lirio, Alice echó una mirada por encima de esta, al nuevo visitante.  Por ahora, sus cábalas sobre él iban encajando. Hubiera matado -¿literalmente?-por tener la fuerza suficiente como para controlar a Gretchen y soltar por su boca una mentira divertida y maliciosa, un "Sí, es mi amante", pero estaba cansada y volvió a retraerse, contentándose con esperar.

Y Gretchen, comprendido por fin el verdadero significado de la flor, sonrió a la misma. Su mano, enlazada en los dedos de Arjen, se relajó.

 

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11/09/2013, 15:07
Arjen Wolfzahn

Arjen echó una leve mirada atrás mientras olisqueaba una rosa de un bonito color amelocotonado. "Janssen y el gorila anarca", pensó. Se supone que tenían cosas de las que hablar. El ecoterrorista no se fiaba de los anarquistas, no plenamente. Lo único que le importaba de ellos es que resistían a los nazis, pero nada más tenían en común.

-Es exactamente lo que parece -contestó Arjen a la pregunta sobre Ambroos. No pudo evitar dibujar media sonrisa en su boca al decirlo-. Tenemos un... entendimiento y algunos asuntos en común. No te preocupes.

Volvió a examinar las flores como quien está decidiendo si comprar o no. Enarcó una ceja al ver unos bultitos verdes junto a uno de los sépalos de un espécimen. "¡Joder, no me digas que tienen áfidos!". Se apartó con molestia y frunciendo el ceño.

-Tengo a tu familia completamente a salvo, estate tranquilo -siguió diciendo con absoluta confianza. Acercó su cuerpo un poco más al del científico, quedando a su lado y separado de él nada más que unos centímetros, inclinó su rostro y bajó aún más la voz-. Ahora, en breve, empezará una diversión que atraerá la atención de los agentes que te andan siguiendo -le instruyó-. Entre los gritos de alarma y de miedo, la chica, tú y yo nos iremos tranquilamente. Espero que debajo de ese abrigo lleves ropa gruesa, Novák, porque te lo vas a quitar nada más torcer esa esquina -señaló con la cabeza el edificio-. Pasearemos como quien no quiere la cosa como ciudadanos preocupados por seguir con nuestros asuntos y no curiosear por donde no nos llaman.

Suspiró, y el suspiro era grave y lento. Empezaba otro juego más, y ya era el tercero en lo que llevaba de semana. Arjen tenía la sensación de que llevaba demasiados años jugando al gato y al ratón con quien fuera. Demasiados años así y muy pocos tranquilamente sentado en su refugio y disfrutando de la vida.

-Soy un hombre al que no le gustan los malentendidos, Novák -comentó después con el mismo tono bajo y grave-. Me gusta dejar las cosas bien claras desde el principio. Me he partido el culo por tu familia y por ti, así que espero un comportamiento similar por tu parte. Tu madre y tu hermana son inocentes, así que por lo que a mí respecta y pase lo que pase seguirán tan a salvo como cualquiera de mis chicos o sus familias, pero tú, amigo, algo me dice que estás metido en todo esto hasta el cuello... así que eres tan inocente como yo o como el gorila ése con gafas de motero de los setenta -dijo, refiriéndose a Stille. El tono usado era grave, sí, pero también tranquilo-. Miénteme y te arranco las tripas, engáñame y te arranco las tripas, trátame por tonto y te arranco las tripas, traicióname y te arranco las tripas. Soy un hombre simple, Novák, pero no soy un hombre fácil. No te confundas y consideres mis palabras como una amenaza -añadió, y ahora sí miró hacia el genio, clavando sus ojos en los de él. Esos ojos eran duros, penetrantes y muy muy seguros de sí mismos-. Llevo décadas luchando contra gente que se parece demasiado a ti, así que me conozco todos los trucos.

Esperó hasta que supo que su mensaje había quedado bien grabado en la mente del científico. Arjen entendía que el progreso era necesario, y que había males que eran imposibles de evitar pero no de minimizar. La gente como Eugenius Novák no parecía pensar a largo plazo... y era tarea de la gente como Arjen Wolfzahn el asegurarse de que lo hicieran.

-Bien, espero que estéis preparados -dijo después, metiendo la mano en el bolsillo de sus pantalones hasta encontrar el radiotransmisor que llevaba-, porque la jodida fiesta va a empezar.

Y apretó el botón.

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11/09/2013, 20:28
Administrador

Novák compuso una mueca de ego insultado al oír las palabras de Wolfzahn, pero no le dio tiempo a mucho más. Antes de que quisiese darse cuenta, el sonido de un estruendo cual explosivo en una habitación vacía, con eco, sacudió el aire. Giró el rostro ceñudo y vio cómo una columna de humo ascendía en géiser por detrás de un edificio al otro lado del común. Seguidamente, cual espectáculo de fuegos artificiales sincronizado, una serie de columnas iguales lo secundaron sumiendo la zona en una vorágine de ruido, humo, y caos. Sorprendentemente, no parecía haber cosas en llamas ni miembros humanos volando por los aires. Los daños materiales eran mínimos, no letales.

Aquello era una distracción "pacífica", entre comillas, para los posibles nazis que debían de estar vigilando a Novák. El estruendo de la gente gritando se hizo eco en el lugar y Arjen y Gretchen comenzaron a moverse esperando que Novák hiciese lo propio. Un tanto anónito, este se movió en tercer lugar para emprender la marcha con ellos. Un sonido bajo, de aspersión, sacudió el puesto 17 mientras la dependienta huía despavorida. De las faldas del estanco comenzó a salir humo gris de igual modo en forma de racimo. Rápidamente, una Gretchen poco estoica comenzó a toser mientras se le humedecían los ojos. Novák, después, la siguió intentando mantener la compostura con una mano delante. A Arjen no parecía afectarle demasiado, y lo más que hizo fue taparse con el cuello de la camisa y un pañuelo.

Al doblar la esquina, Novák se quitó su abrigo y lo tiró dentro de una papelera cogiendo una chaqueta gris abandonada, con ribetes, que había colgada en una de las sillas de las cafeterías abiertas. Una silla envejecida y oxidada, pero blanca y funcional. Dos mesas más adelante recogió un sombrero y siguió caminando. Por su lado, Gretchen divisó con éxito a un velado Stille levantándose entero de su silla y animando a Ambroos a cambiar de lugar. Luego el humo les envolvió, pero cogido el paquete, Novák, era un tanto trivial su presencia allí. Un Arjen con una niña y un Novák era discreto. Un Arjen, un Stille y un Ambroos era de todo menos discreto. Tres armarios roperos asesinos, muy discreto.

Y entonces, entre el humo y el sonido de petardazos sumiendo el lugar en el caos, voces en las alturas. Bueno, más bien en las farolas. Estábamos hablando del sistema de megafonía en construcción, todavía sin implantar pero llegado el caso en algunos lugares y momentos, funcional. La voz era mecánica y distorsionada, pero aún así pertenecía a un hombre y tenía acento alemán. Era la voz de su Gran Hermano particular.

Ciudadanos, mantengan la calma. Los explosivos son sensorialmente alarmantes, pero no letales.
Esto no es un simulacro, es un ataque ecoterrorista para intentar sembrar el pánico en la ciudad.
La Regencia ha enviado refuerzos a la zona para restaurar el orden y capturar a los responsables.
Hasta entonces, se ruega permanezcan en sus hogares o actúen de forma pacífica y ordenada.
Cualquier acto bélico, delictivo o incoherente será castigado. Mantenga, la, calma. Es una orden.

La voz del sistema de megafonía comenzó a repetir el mensaje en alemán, y mientras tanto podía verse cómo en algunas farolas aleatorias las cámaras de seguridad instalaban comenzaban a encenderse por control remoto. No deberían estar así, y menos con el grave problema de energía tenían y los tres protagonistas sabían, pero sin lugar a dudas, aquello estaba así por Novák. No querían perderle, y daba igual si tenían que inventarse que habían sido los ecoterroristas, pues les costaba muy poco aunque no tuviesen pruebas.

Aquello merecía salir de allí cagando leches.

Sin embargo, no habían andado ni dos calles cuando, a espaldas del variopinto trío sonaron tres voces alemanas. Vestidos de paisanos, tres hombres de aspecto germano comenzaron a esprintar a máxima velocidad hacia el otro trío. Entre el humo, las explosiones, y la gente que corría o huía despavorida, ellos se lanzaron cual misil teledirigido que acababa de fijar su objetivo. No era más que un sendo grupo de vigilancia, pero no dejaban de ser una notable molestia si habían alertado a sus superiores y amenazaban con destapar aquel pastel. Quizá matarlos no, o sí, pero despistarlos quizá fuese un tanto difícil. Neutralizarlos discretamente, sin lugar a dudas, sería lo más productivo.

Adicionalmente, bien debía de asegurarse Novák de que no le localizaban. Conociendo las capacidades de cada uno, para Arjen no debía de ser especialmente difícil deshacerse del equipo físico de vigilancia. Para Novák las cámaras de seguridad no eran sino una carcajada en su fuero más interno. Gretchen... fuego cruzado, que se diría.

El problema adicional era que los puentes levadizos que conectaban el distrito sur con la zona centro, y por tanto, con Begijnhof y el barrio rojo amenazaban en aquel instante entre pitidos de luces rojas con levantarse. Y con ello, prohibiendo la salida y entrada de nadie. Estaban sitiando la zona en lo que llegaban los refuerzos y, por tanto, estaban sitiando a Novák y sus dos acompañantes. Algún oficial de policía se acercaba al extremo centro del puente, para evitar que nadie intentase saltar en lo que se terminaba de levantar, y para mantener el punto de extracción controlado, pero poco más. Apenas habían, por el momento, fuerzas de seguridad, y entre tanto caos era imposible organizarse.

Sí, como dijo Arjen en su colofón final, "la jodida fiesta va a empezar".


Ruta de Huída: El camino más corto andando entre el Barrio Floral y Begijnhof. Cinco minutos andando.

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12/09/2013, 14:36
Gretchen

Nos siguen. Espero que este cabrón merezca la pena.

Pero... yo pensaba que era necesario para El Plan.

Útil, Gretch, pero no imprescindible. Nunca hagas planes que necesiten de una pieza insustituíble. Tienden a fallar.

Y ahora qué?

Creo que deberías prepararte para correr, Gretch. Arjen no va a arreglar las cosas de un modo sutil. Quizá se deje seguir hasta un callejón y les corte el cuello. Es ese tipo de hombre... pese a la flor.

Gretchen todavía llevaba el lirio en la mano, apretado como si le fuera la vida en ello.  Corría agarrada a Arjen, como un padre preocupado que intenta sacar de una explosión a su hija. 

Lo importante no es saber siempre cómo se hacen las cosas, sino saber siempre quién sabe cómo se hacen las cosas. Pregunta a los chicos qué piensan hacer.

Gretchen, con el aliento en vilo, iba a preguntar, pero de pronto Alice la interrumpió. La nazi llevaba tiempo rumiando cómo era posible que todas las distracciones hubieran sido esquivadas con tanta rapidez, como el plan había servido de tan poco, y la conclusión que llegó era inquietante, por sus consecuencias.

¡Espera un momento! ¿Estamos seguros de que Novak no tiene ningún localizador encima?  ¡Pregúntale si le han hecho una revisión médica!  Como lo tenga implantado bajo la piel, o se lo sacáis a hostias o estamos muertos. ¿Cómo no se nos ha ocurrido? Si este tipo es tan importante para los nazis, le habrán puesto un chip, joder.

Gretchen asintió, hablando consigo misma. Mientras caminaba, trotaba o corría junto a los dos hombres, pronunció las primeras palabras delante de Novak:

- ¿Localizador? ¿Bajo la piel? ¿En una revisión médica? -su voz era tan pequeña y flaca como ella misma, tan tímida y asustada como toda ella. Su discurso era tan errático y roto como su propia mente. Destrozado, piezas de un puzzle que hay que esforzarse para encajar.

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12/09/2013, 23:29
Niki Neill

Agradecí a Gabriel todo su apoyo y su ayuda. La verdad es que se había mostrado mil veces más servicial de lo que yo esperaba. Supongo que fruto de erróneas concepciones había pensado que los anarquistas serían gente peligrosa, pero al menos por el momento, parecían buena gente, algo que obviamente resultaba una sorpresa para mí. Quizá debí hablar con Drike hace tiempo... En todo caso... Ahora daba igual.

Y... Finalmente, tras toda la tensión, estaba allí... El sitio donde los anarquistas descubrieron el AAK2. Observé cada rincón, cada esquina, cada pequeño trozo de vía, buscando despertar mis recuerdos. Pero parece que solo era capaz de encontrar frustración. ¿Cómo podía no recordar nada?

Cuando Gabriel se marchó hice una lista mental. Acabaría lo que tuviera que acabar aquí. Luego llamaría a Izan le pediría que investigara las letras chinas u orientales de los bidones, y luego iría a casa a ver a Maggie, a ver si podía descubrir quién coño provocaba esas molestas tormentas... Debía ser alguien recién llegado, o que llevara poco tiempo, y quizá en eso Maggie o Drike pudieran darme información.

Agité la cabeza, me estaba anticipando. Ahora no tocaba planificar mis siguientes movimientos, tocaba centrarse en el presente.  Observé la estación. De algún modo, en mi cabeza comenzó a establecerse una estructura de lo que debía hacer, quizá no era la primera vez que allanaba un lugar como aquel. De manera casi automática comencé a realizar todo un ritual paso por paso, como si una voz interior me indicara cada movimiento a seguir.

"Sin huellas"... La primera parte era la más simple, la búsqueda de cámaras o sistemas de vigilancia evidentes, así como estirar las mangas de mi jersey para tapar mis manos.

"Estudia la zona" El siguiente paso era un poco más complejo, rodeé el lugar, despacio, tomando nota mental de cada ventana, puerta o salida, y tratando de trazar un mapa de cómo podría ser el interior de la estación.

"Sin testigos" Seguidamente miré a mi alrededor asegurándome de que no había nadie en las cercanías, y ningún indeseable o curioso pudiera estar observándome.

Tras un estudio preliminar estaba lista para entrar en el edificio, salvo que haya grandes huecos de seguridad en alguna de las puertas o ventanas la experiencia, que desconocía cómo había adquirido, indicaba que lo más recomendable era buscar alguna puerta trasera o alguna ventana disimulada, realizar el menor ruido o daño posible, y entrar sin ser visto. Cabe citarse que es indispensable tener siempre en mente una vía de escape.

No tenía ni idea de cómo todas esas ideas se agolpaban en mi mente, pero mi corazón latía deprisa, y no podía evitar tener una sensación que me resultaba difícil admitir... aquello me gustaba. Emocionada, intrigada y curiosamente contenta, me dispuse a entrar en aquel siniestro lugar.

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12/09/2013, 23:35
Eugenius Novák

¿Localizador? ¿Bajo la piel? ¿En una revisión médica?... la sucesión de preguntas incoherentes y mal expresadas gramaticalmente golpeó a Novák en plena carrera.

No pudo evitarlo y se detuvo casi por completo. Miró incrédulo a la cría, luego a Arjen y por último echó un vistazo hacia atrás y luego hacia adelante.

No he tenido ninguna revisión médica desde que llegué. He dormido en sitios seguros y no he pasado por manos de los alemanes sin estar consciente de todo lo que me hacían. – dijo para mostrar su absoluta certeza de que no existía tal dispositivo.

El genio se ajustó su nuevo sombrero y echó a correr de nuevo mientras sacaba su móvil del bolsillo. – Por si acaso pudieran rastrearlo… - lo desmontó sin mirarlo, sacó la tarjeta SIM y la arrojó a un lado mientras seguía corriendo.

Aunque dudo que lo lograran… podría pararles si quisiera. – añadió con cierto deje de orgullo en la voz.

El científico echó un vistazo a las cámaras que seguían su recorrido y luego hacia los puentes que tenían cada vez más cerca.

- Yo puedo encargarme de las cámaras y del puente… son pan comido si no me entretiene ningún descerebrado. – el comentario parecía dirigido a los nazis que les perseguían o incluso al oficial de policía que trataba de impedir que la gente saltara por el puente que estaba levantándose. Aunque algún mal pensado podía incluir en ese comentario a los dos nuevos acompañantes de Novák. – Pero querría saber hacia dónde nos dirigimos… por si tuviera la oportunidad de estropear más cámaras de vigilancia o cualquier cosa que pueda echarnos una mano. -

Sí, Silk Shade tenía contactos… y éstos habían logrado poner a salvo a la familia de Novák. Pero poner a salvo al propio científico iba a ser harina de otro costal.

No, si al final además de salvar el mundo iba a tener que perder el tiempo en salvar a un obrero y su hija que supuestamente venían a rescatarlo… Eugenius resopló mientras corría.

No estaba hecho para el ejercicio. De todas formas tenía que quitarse esas ideas de la cabeza, ni el obrero ni la creía eran malas personas. Por tanto Eugenius les ayudaría. Ellos no tenían la culpa de ser simples, al igual que Novák no tenía la culpa de ser listo. Simplemente era así… no había nadie que pudiera comparársele.

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13/09/2013, 01:15
Arjen Wolfzahn

"¿Un atentado ecoterrorista? ¿De verdad creéis que alguien se lo va a tragar?", pensó Arjen. "Los ecoterroristas habríamos usado humo verde. Gilipollas...". Y no sólo eso, sino que habría habido víctimas nazis. Bueno, quizá las acabara habiendo...

-Han estado avispados, eso hay que admitírselo -susurró el ecoterrorista cuando escuchó las voces alemanas tras ellos-. Pensé que tendríamos algo más de tiempo. Jodidos eimer-kopf1...

Arjen miró con asombro a la chica al disparar la batería de preguntas en su peculiar estilo deshilvanado. No se le había que efectivamente el genio podía levar un localizador implantado... aunque por suerte el mismo Novák se encargó de tranquilizarles al respecto. Un puñetero localizador les jodería vivos a todos. Claro que luego el genio -sí, bien, el tipo pensaba rápido. Eso a Arjen le gustaba- hasta desmontó su móvil y sacó la tarjeta, por si acaso. Eso le recordó el garrafal error de la joven Ruth. El ecoterrorista empezaba a ver a Novák como a alguien con recursos y con iniciativa, lo cual se mereció un gesto de reconocimiento con la cabeza.

No obstante había que andarse con cuidado.

-¿Sabes dónde están las ruinas de la Engelse Kerk2? -respondió el ecoterrorista-. Pues por allí, más o menos. Si tú puedes encargarte del puente y de las cámaras, yo puedo encargarme de que no nos sigan y de que nos franqueen el paso.

Miró a su izquierda, al callejón que se abría allí perpendicular al paseo junto al canal. Un callejón estrecho, entre dos edificios, superviviente de algún tipo de plan de urbanismo que no se llegó a completar por razones luciendo cruces gamadas.

-A la izquierda, ya -ordenó mientras tanteaba bajo su polo para liberar el cierre que mantenía sujeto su cuchillo-. Si no me equivoco una verja que da a una trasera se abre justo cinco o seis metros después. Meteos allí. Lo suyo sería que incluso llegasen a ver cómo entráis allí, sí -sus ojos se achicaron y una sonrisa de satisfacción anticipada empezó a surgir en su rostro-. No tardaré más de unos segundos...

Girar, dejar que el genio y la chica se adelantasen, agazaparse tras el sempiterno contenedor, los tres nazis llegarían corriendo y Arjej surgiría para uno, dos y tres rápidos golpes con su arma. Tres cadáveres, una alcantarilla y pista. Suerte que iba de negro. En el negro las manchas no se notaban apenas.

-Después nos acercamos al puente, una rápida pero cordial charla entre el policía de allí y mi amigo Solingen3... y creo que podremos continuar como quien no quiere la cosa, ¿hmmm? -comentó con seguridad en su voz-. Por allí no hay cámaras... y con el puto lío con Avalon seguro que tienen la mayoría apagadas.

1: Literalmente "cabeza cubos".

2: La Iglesia Inglesa, junto al Begijnhof, el parque rodeado de casas al lado de la Universiteit. Técnicamente hablando, en los tiempos que corren son unas ruinas.

3: Solingen es una ciudad alemana famosa por su acero. Las armas blancas de "acero Solingen" son muy famosas.

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13/09/2013, 01:30
Padre Jürguen

Esto en realidad no era tan complicado. Podía sentarse allí a esperar pacientemente, intentar entrar...

O darse la vuelta y largarse.

Estaba muy tentado de hacer esto último. Pero alargar más la cosa no iba a ayudarle con Ambroos, y cuando le recordaba en el sótano... Oh, mierda, vuelvo a encontarme mal.

Se sentó en un par de escalones frente a la entrada, y siguió allí con la espalda apollada contra las puertas de entrada del Pánama, y sudores fríos bajo la ropa. Se mantuvo allí temblando, con las rodillas contra el rostro durante un tiempo indefinido. Cuando el ataque pasó, se sintió exausto, como si le hubieran dado una paliza.

Levantó la vista, aún con las piernas flexionadas contra el plexo, y los brazos abrazándolas, cuando vió la bicicleta en la que había venido. Se quedó mirándola con sus fríos ojos azules unos segundos.

Se incorporó despacio, y se aproximó a la bicicleta. Una vez junto a ella se agachó de nuevo, esta vez para coger el hinchador que había bajo la barra principal del cuadro. Era alargado... algún material plástico o sintético por fuera, pero con un tubo metálico extensible de algún tipo interior.

Lo tomó entre sus manos: ...podría servir.... Se acercó a la puerta con la bomba hinchadora en la mano, ni corto no perezoso. Ante situaciones desesperadas, medidas desesperadas.. ¡qué demonios!

Se imaginaba que la puerta estaba cerrada con llave, así que buscó alguna de las muchas cristaleras tintadas de la planta baja, rodeando el edificio. Cuando estuvo ante una, quizás donde estuviera la manilla de apertura, sin pensarlo demasiado, golpeó con la punta de la alargada bomba hinchadora contra la cristalera, con fuerza, intentando romperla.

No consiguió nada la primera vez, pero siguió intentándolo hasta que consiguiera romper uno de los muchos pequeños cristales ahumados que componían la cristalera. Luego, con mucho cuidado, intentaría limpiar con el extremo de la misma bomba los restos de cristales que quedaran en los bordes del marco. Si había alguien dentro, sin duda el ruido de los cristales le habría alertado del intento de irrupción de Jürguen.

Se agachó y echó un vistazo por el hueco que acababa de realizar. Aunque estaba algo oscuro, debido a los cristales ahumados y que las luces estaban apagadas, había algo que le pareció extraño. Vió mirando en el interior una enorme cristalera circular, a la altura de la segunda planta. ¿Qué coño es eso?

Jürguen retrocedió unos pasos entonces para mirar la estructura del edificio, y entonces se dió cuenta que... el edificio tenía la estructura de una antigua iglesia. La enorme cristalera circular estaba en la parte superior frontal de la misma.

Seré idiota... si había fotos del edificio en Internet. Mira que no darme cuenta antes de que era una antigua iglesia. Lástima que su propia falta de pericia con esos aparatos modernos le hubiera apartado de andar curioseando más en las fotos de la web.

¿Significaba eso algo? Posiblemente no. Una simple casualidad. Se dijo. ¿Vas a empezar a pensar ahora en señales divinas? Sin duda, su cercanía al puerto indicaba una iglesia de pescadores, algo muy típico de épocas antiguas, cuando se perdían muchas vidas en el mar, y los marinos se consagraban antes de embarcar.

La escena era cuanto menos irónica. Un falso sacerdote "profanando" una ex-iglesia reconvertida en discoteca. Dios tenía sentido del humor.

Jürguen siguió a lo suyo, e introdujo con cuidado el brazo por el hueco de la cristalera que había abierto. Aunque había quitado la mayoría, aún quedaban pequeños y afilados fragmentos de cristal en los bordes del marco. Jürguen tanteó con cuidado a ciegas, con el brazo metido hasta el codo, intentando buscar una manilla que le permitiera abrir la cristalera.

Una vez dentro, si lograba entrar, iba a registrar el lugar palmo a palmo. Si no había nadie, al menos quizás encontrase una pista de donde se encontrara aquél... ¿Como se llamaba?... Dieter

Siguió, con mucho cuidado, tanteando más allá del hueco, y deseando tener la suficiente pericia como para encontrar la manilla que abriera el ventanal... si es que había alguna, claro.

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13/09/2013, 02:01
Gretchen

La niña imaginó un rayo de luz arrancando un destello al arma de acero de Arjen.

Alice sonrió. 

Gretchen tragó saliva. Detestaba la violencia.

Espabila, niña. Quieres a Novak, así que asegúrate de que sobrevive. Tiene cosas que hacer. 

Gretchen se asintió a sí misma, giró a la izquierda como ordenaba Arjen, soltándole la mano y asegurándose de que Novak seguía el ritmo. El pobre estaba cada vez más cansado. Gretchen ni sudaba. Obligándose -sintió una náusea- a tocarle, le agarró de la manga para asegurarse de que no caía en su loca huída.

- Corre, corre -trató de animarle. Dicho por su boca, con su voz inexpresiva y tan aguda como la de una cría de diez años, más que animar daban ganas de salir en dirección contraria.

No quiso pensar en que estaba tocando a un hombre desconocido y agresivo. Alice la mantuvo pensando en otras cosas mientras ella y Novak corrían para dejar a Arjen que se encargara de... sus asuntos.

- Quiero volver a casa -susurró, y "casa" era el Boulevard. Anhelaba espantosamente el olor a perfume, la seguridad, su buhardilla, Ambroos, Natasha. Anhelaba su ejemplar del Principito y la cafetera tan complicada de limpiar y desmontar. Anhelaba estar a salvo.

No obstante, se aseguró de esconderse junto a Novak en la trasera que Arjen había dicho. Esto no era peor que cuando venía Diéter.

Mientras aguardaban en silencio, en la penumbra, Alice se asomó por los ojos de Gretchen. Observó de arriba abajo al científico. ¿Podían fiarse de él? Esperaba que sí. Dyrk estaba bien jodido, y a la nazi dentro de Gretchen le había costado un triunfo convencer a los demás de que hicieran caso a su plan. Y a Gretchen le había costado un triunfo convencer a su nazi interior de que debía preocuparse un poco por los demás. 

Alice pensó en Viktor. Quizá tendría que conseguir un arma. Sólo por si... por si acaso. 

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13/09/2013, 09:57
Eugenius Novák

¿Corre, corre? – Eugenius escuchó las palabras salir de la boca de la niña. ¿Pero qué se creía que estaba haciendo? Sí, vale, no se le daba bien. Pero corría por su vida, demonios. El genio ahogó una réplica mordaz dirigida a la niña. Por un lado no merecía la pena y no iba a ningún lado, y por otro hablar le restaría energías que eran más útiles si las empleaba para correr.

Escuchó las palabras de Arjen y acompañó a la niña en dirección a aquel callejón, obedeciendo sin rechistar. A pesar de lo que había vivido las últimas noches Eugenius aún sentía cierta repulsa o remordimiento ante la mera idea de un asesinato. Como siempre era una acción incivilizada y el mero hecho de que Arjen lo sugiriera podría haberle hecho parecer como un ser simple y primitivo a ojos de Novák. Pero no, Eugenius había aprendido algo que en lo más profundo de su interior había tenido claro desde el principio. La supervivencia era también cosa de inteligencia, y en este mundo para sobrevivir en ocasiones había que matar. Tanto daba si era nazis o no, quizás Arjen se justificara moralmente con el hecho de que fueran nazis. Pero a Eugenius le daba igual… si era necesario para sobrevivir, era necesario. Era, en cierto modo, un tipo de inteligencia.

De momento parecía que el tipo con pintas de obrero que se creía Rambo y pretendía cargarse a tres soldados alemanes, era inteligente. A su modo, y desde luego ni de lejos se acercaba al potencial de Novák, pero era inteligente.

Eugenius continuó corriendo sin parar. Las palabras de la niña queriendo volver a casa le devolvieron a la realidad.

- Oye, - comenzó sin saber muy bien por dónde empezar. Nunca se le habían dado bien las relaciones sociales, y hablar corriendo no ayudaba. – No sé ni cómo te llamas chica, pero… tranquila. Saldremos de ésta y te ayudaré a llegar a casa. ¿Vale? Estoy seguro de que tu amigo el gorila es capaz de acabar con cualquier “problema” que nos topemos. – finalizó guiñándole un ojo y señalando con el pulgar hacia atrás, en dirección a Arjen.

Sólo rezaba porque la casa de la chica no estuviera algún punto en el interior de Ámsterdam. Con todo lo que se venía encima dudaba que cualquier punto de la ciudad fuera seguro.

- No sé qué sabes de mí, pero soy muy listo. Nunca me equivoco. – dijo como para asegurarle que sus palabras anteriores eran totalmente ciertas. Lo más raro es que la sonrisa forzada del genio quedaba extraña en su rostro. Eugenius no acostumbraba a sonreír y casi ni sabía cómo se hacía.

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13/09/2013, 13:01
Gretchen

Gretchen, una vez escondidos, soltó el puño del genio. Cuando él le dirigió una frase tan larga, la chica se le quedó mirando.

Le miró durante lo que pareció una eternidad, en silencio, con unos ojos azules, acuosos, inexpresivos, como los de una muñeca de porcelana siniestra.

Está intentando ser amable.

Me pregunto porqué.

Desconfías. 

Por supuesto, Gretch. Diéter también es amable, al menos cuando hay gente mirando.

- Gretchen- añadió finalmente.

No dijo más. Podría haber dicho "Hola, soy Gretchen Strasburguer, campeona olímpica de patinaje. Mi padre me follaba y mi madre está muerta. ¿Qué tal?", y Alice, con su vena maliciosamente perversa, quizá lo hubiera dicho. Pero sólo estaba Gretchen.

"Soy muy listo. Nunca me equivoco."

- Bien. Nosotros no. Tengo planes.

En cualquier momento, de la dirección donde habían dejado a Arjen saldría un sonido ahogado y gorgoteante, de muerte y sangre. Gretchen deseaba no escucharlo, así que volvió a forzarse a hablar con Novak. Le provocaba pánico la mera idea de escuchar el dolor ajeno. Había experimentado en carne propia demasiadas veces qué se siente como para deseárselo a otros. Aún así, hasta para el no excesivamente social científico debería estar claro que a la niña le hacía sentirse muy incómoda el trato con hombres adultos.

- Avalon es un problema - escuchar a una niña rubia de ojos azules hablando entrecortadamente de ideas y caminos de acción para alterar el régimen resultaba perturbador-. No el mayor. Arjen quiere matar a Avalon -cabeceó, negándolo-. No debe. Usarlo, sí. Matarlo no. Controlarlo sin que lo sepan. Sobrecargar sistemas de seguridad. Cuando no lo esperen. Delicado. Arjen no es delicado. 

Se quedó observando a Novak, fijamente, enganchada en sus ojos, mirando sin ver. Quién sabe qué estaba viendo, en realidad.

- Eres un genio. Bien -asintió finalmente despertando de su ensueño, reconociéndolo como útil y terminando de encajarlo en su plan. Quizá fuera capaz de encontrar un patrón en los datos de Heller-. Alice es astuta, pero no habla mucho. Y no les gusta. 

Como siempre que hablaba, su discurso podía -o no- ser entendido por los que la rodeaban. Quizá el genio de Novak fuera más efectivo a ese respecto que las mentes de Arjen o Ambroos.

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13/09/2013, 13:57
Eugenius Novák

Bien, al menos la niña tenía nombre. Gretchen. Hablaba con frases cortas, de dos o tres palabras máximo, e incluso omitía el verbo en la mayor parte de las ocasiones. O estaba acostumbrada al trato con gente muy simple o tenía algún trastorno del habla o la personalidad.

Viendo al gorila con el que caminaba por las calles de Ámsterdam podría ser cualquiera de las opciones.
Tenía planes. Planes para Avalon. Avalon es un problema. Y tanto, ni te imaginas cuánto. Bueno, no. Estrictamente hablando el problema no era Avalon sino aquella maldita IA que controlaba la central.

¿Usarlo? ¿Usar a Avalon? Esa fue la gota que colmó el vaso... Eugenius estuvo a punto de explotar pero se recordó que estaba hablando con una niña. Aunque a su edad, Novák ya había completado cuatro carreras universitarias.

- Espera un momento. No tan rápida. – imprecó a la joven. - ¿Usar a Avalon? Eso va a ser más complicado de lo que crees. Arjen quiere matar a Avalon, y ahora mismo es la opción más sensata. Yo votaría por ello también… aunque no estaría mal poder usar a Avalon…– repuso meditando las opciones. Controlar la central nuclear sin que los alemanes lo supieran supondría una enorme ventaja para cualquier enemigo de los nazis. Lo que proponía la niña no era descabellado. O no lo sería de no ser por las otras circunstancias que la joven desconocía, y que Eugenius dudaba que pudiera comprender si tuviera tiempo para explicárselas.

La conversación parecía haberse parado hasta que de pronto la cría soltó un nombre que Eugenius no había escuchado hasta el momento. - ¿Quién es Alice y por qué no les gusta? – no preguntó a quienes, resultaba obvio, se refería al obrero, al proxeneta y a todos los gorilas que seguramente acompañaban a la cría y trabajaban con o para Silk Shade.

Todo aquello era peor que intentar demostrar que las ecuaciones de Yang-Mills¹ tenían soluciones compatibles con la mecánica cuántica. No podía adivinar quién era Alice sin más datos, ¿de quién se trataba? ¿Era la madre de Gretchen? Seguramente no, pues si yo fuera la madre de la cría no dejaría que fuera sóla por ahí acompañada de semejante tipo (Arjen). La madre lamentablemente debía llevar muerta un tiempo.

Eugenius observó a Gretchen, no con curiosidad, sino esperando una respuesta más clara.


1* Ecuaciones de Yang-Mills: Un problema pendiente de las matemáticas. Ver artículo anterior. Punto 3

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13/09/2013, 14:34
Gretchen

¿Usar a Avalon? Eso va a ser más complicado de lo que crees. 

- Por eso estás aquí. Eres un genio. 

Y esa es toda la explicación que dio, que en realidad, estaba muy clara. Si las cosas fueran sencillas no habríamos ido a buscarte. 

-Alice tiene planes. Como un castillo de naipes. Avalon es necesario. Para lo demás. Hay mucho demás. 

Y entonces, Novak metió el dedo en la llaga. ¿Quién es Alice? Buena pregunta, genio. Lamentablemente, no tiene respuesta.

-Alice... sabe. Cosas. Es. El futuro.  El Verdugo y el Ario. Son... el Mal - Gretchen trató de responder a la pregunta, pero ni ella misma lo entendía. Probablemente, ni Alice lo supiera-. El tiempo... ¿es inevitable? La Historia. Siempre Nazis. Una y otra vez. La Historia. Como un... motor. Funciona. Siempre hacia adelante. Hasta que buscas una pieza. Crucial. Una pieza crucial. Y la quitas. Y se para. Tengo que... encontrarla. 

Una mente errática llena de pensamientos confusos y expresiones incomprensibles y extrañas. ¿Sería suficiente la mente del genio para comprender lo que la pobre Gretchen trataba de expresar? Gretchen creía -lo cual no implica que tuviera razón- que el Tiempo era una cuerda llena de nudos. Cada nudo, un evento crucial; y alterarlos es lo que cambia el Tiempo. Matar a Hitler no hubiera servido de nada, tal vez Goebbels sí era un nudo, o quizá un evento lo era. La chica estaba demasiado loca como para comprenderse. 

Menos mal que tenía a Alice.

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15/09/2013, 03:13
Administrador

Fin de Escena.