Partida Rol por web

Si conoces esa entrada por tierra, entonces conducenos a ella, eso nos dará una ventaja sobre esa rata. Daré las ordenes precisas y conducire el barco hasta un sitio cercano donde no pueda ser visto, desde ahí empezaremos la incursión por tierra ¿Todos estáis de acuerdo?

Bueno, yo tengo un pequeño punto que continúo discrepando. Me niego a ir a tierra envuelta en niebla. Creo que eso es un suicidio. Si quereis ir vosotros hacedlo, pero si continuais con la idea de ir envueltos en la niebla me quedo en el barco.

Me mantengo en mis trece, cruzada de brazos y observando a cada uno de mis compañeros.

Varyan asiente con la cabeza, dando su conformidad al plan trazado. Espera que Vanthus no conozca esa via de acceso desde tierra, porque si fuese así, el grupo iba a encontrar problemas bien pronto. En caso de no ser así, seguro que no imaginaría que nadie pudiese alcanzar la entrada de la cueva a sus espaldas.

- ¡De acuerdo, hagámoslo!. - espero que Uldrich no nos falle, ahora veremos que tan buenos son sus conjuros, y por nuestro bien, deseo que sean lo suficientemente buenos -.

 Súbitamente Jazzmine da la voz discordante, negándose a participar en el plan, alegando que es demasiado arriesgado - no será facil convencerla, se dice a si mismo -.  La mira con el ceño levemente fruncido, y espera que los demás digan la suya.

Mi idea solo es una distracción y lo que estábamos hablando es de como hacerlo.

Miro a Jazzmine intentando que comprenda que mi idea es modificable y solo es un recurso de distracción.

Parece que el único que conoce la estrategia militar soy yo, en fin... intentare explicarme.

Jazzmine mi idea no es la de suicidarnos ni muchísimo menos, pero tampoco pretendo que tengamos un comité de bienvenida.

Mi idea es que nos acerquemos con un bote bordeando la costa con lo cual nos ocultaremos y cuando estemos lo mas cerca sin ser vistos, lanzare la niebla sobre la entada de la cueva, eso evitara que se nos vea y que vean le Blue Nixie. En ningún momento pretendía que navegásemos en un bote a ciegas.

Lanzare el conjuro en el ultimo instante, pero insisto nuevamente, seguramente el hechizo me dejara debilitado y necesitare reponerme y que alguien me ayude o no podre subir por las rocas y acabaría agotado y en el agua.

Dicho esto me quedo mirando por si alguien aun tiene dudas.

Dia sexto de Nigthal, primera decana de 1374. Año de la Tormenta de Rayos, 12:00 del mediodia.
 

Se hacía tarde, ya no quedaba tiempo para discutir. Cada minuto que pasaban podían estar más lejos de Vanthus y de la chica que buscaba el cazarrecompensas. Así embarcaron a pesar de que Jazzminne lo hizo a regañadientes pese a las promesas del elfo de no crear niebla mientras se acercasen a la costa. El Blue Nixie se detuvo a una distancia prudencial, la suficiente como para no ser vistos desde la columna de humo que suponían marcaba la entrada a la Cueva del Kraken.

El sol de medio día sin una sola nube para protegerles golpeaba con fuerza sobre sus cabezas, hizaron el bote de salvamente desde el barco y empezaron a remar hacia la costa. Al cabo de pocos minutos todos chorreaban sudor sin el más leve hilo de brisa marina que se apiadase de ellos. Vayran calculaba que tardarían unos veinte minutos desde aquella posición hasta la costa y desde allí una media hora andando. Un tiempo bastante largo pero el mínimo para poder acercarse a la cueva sin peligro.

Poco a poco el bote con sus ocupantes fue acercandose a la orilla, allí encontraron los primeros bancos de peces muertos, igual de horribles que los que habían trepado por el casco pero que al parecer se habían deborado los unos a los otros. Remando con cuidado de no agitar demasiado el agua se acercaron con cuidado a la orilla, una sombra se acercó directamente a uno de los remos, sera uno de aquellos perces de gran tamaño que embistió la barca casi volcandola. Luego furiosa mordió uno de los remos hasta arrancar un buen trozo de la pala, luego se perdió en aguas profundas.

Con mano experta el capitán condujo el bote hasta la orilla, al tiempo que el batir de las olas movia el pequeño bote al igual que si fuera una rama seca. antes de saltar del bote al agua para empujar el bote los ultimos metros, pero antes de hacerlo miro que no hubieran mas cosas de esas nadando en el agua.

Seguro que Vanthus tiene algo que ver con esto.- Dijo para si el capitán, observando a la horrible criatura que habían observado. -Cuanto mas conozco a ese tipo peor me cae, Este tipo cada vez es mas osado y tiene menos principios, si es que le queda alguno.

Cuando el Capitán ha puesto los pies en el agua y las cosas esas no le han atacado, Cornelius baja de la barca y le ayuda a empujarla hacia la orilla.

Bien... tierra firme. Esto me gusta más.

Dirije la mirada a Khunder,

Anda, baja y vigila un rato mientras nos preparamos.

Señor Ulrich, ¿Estais bien?¿Necesitais ayuda?

Después de ayudar a bajar a quien lo necesite, hace unos ejercicios físicos para desentumecerse y después hace una ronda por las inmediaciones para reconocer el terreno.

Durante el camino en el bote hice lo que ya les había dicho, concentrarme al máximo, ni siquiera el paisaje de los peces muertos o el ataque de uno de ellos al remo perturbo mi concentración.

En cuanto llegamos a tierra empezamos a desembarcar y ya que Cornelius me tendió la mano para ayudarme a desembarcar, acepte su ayuda para no tener que perder mi concentración, en cuanto baje del bote le dije a Sparrow: Capitán estoy listo cuando me indique me acercare un poco mas a la entrada de la cueva y lanzare el hechizo.

Espero sus indicaciones y que alguien me ayude.

A regañadientes finalmente he subido al bote. Una vez estamos remando y somos embestidos por uno de esos peces miro a mis compañeros con aires de .... Ya os dije que no era buen plan. Me cojo fuertemente al borde del bote, intentando no perder el equilibrio y mantenerme sobre la superficie. Una vez llegamos a la costa, no me bajo del bote hasta que éste no está seguro y no corro el riesgo de meter los pies en el agua. Desafiante les miro a los ojos...

Cita :

Cuanto durará vuestro conjuro? y a plena luz del día no será sospechoso que empiece a haber una niebla? Joder que no hay ni una nube. Y el Vanthus este no creo que sea tan gilipollas como para crearse que con este tiempo, sin mas aparece una tonelada de niebla... Termino diciendo nuevamente mirando directamente a Jack, plantada delante de él y cruzando mis brazos.

Dia sexto de Nigthal, primera decana de 1374. Año de la Tormenta de Rayos, 12:40 del mediodia.

El desembarco en la playa no teajo más problemas, a pesar de ello manchas sangrientas en la arena pronosticaban que se había sucedido un espectáculo grotesco parecido al que habían contemplado desde el Blue Nixie. Jazzminne fue la última en desembarcar despúes de comprobar que alrededor del bóte no había peligro alguno. Khunder correteaba un poco por los alrededores a la vez que Adler se estiraba los músculos agarrotados por el trayecto. Despúes de que los dos marinos pusieran el bote a salvo bajo un sol de justícia que castigaba sus nucas y espaldas sin compasión emprendieron el viaje, según Vayran duraría al menos media hora tras abandonar la playa de arena ardiente. Recorrieron unos centenar de yardas por la playa hasta que esta terminaba y empezaban a surgir acantilados serrados casi verticales que mostraban el principio de la zona peligrosa para los barcos. Había que internarse en la húmeda selva para llegar a la Cueva. Con el humo siempre al este empezaron el periplo.

Jazzminne tras empapada y molesta por como las ropas se pegaban a su piel y viendo que a el sol se colaba por las frondosas ramas de las palmeras para castigar y enrojecer la piel que no cubría la camisa empezó a dudar de la sabiduría de lanzar un conjuro de niebla de día y donde no había rastro alguno de esta. Sus quejas fueron interrumpidas por unos gritos ensordecedores en la selva, más sonido de animales despedazándose los unos a los otros. Por desgracia les señaló Vayran los gritos venían directamente de la dirección que debían seguir.

Khunder fue el primero en encontrarlos, trozos de animales, vida salvaje despedazada. Desde loros hasta las diminutas serpientes del cima yacían muertas en el suelo completamente podrído de hojarasca y sotobosque, sus cuerpos horriblemente distorsionados y deformados. Khunder cerca de Adler y en cabeza de la expedición gruñó a los pocos animales vivos con los que se cruzaron, deformados similarmente y lo suficientemente agresivos como para acercarse a pocos metros del gran perro. A medida que avanzaban Jazzminne se detuvo durante unos segundos, algo la había mojado la camisa. Observaron que era sangre. Unos loros de colores chillones,  ahora con protuberancias oseas el las alas y los picos curvados como dagas se despedazaban los unos a los otros. A medida que avanzaron fueron encontrando más y más animales como aquellos matandose los unos a los otros con una violencia jamás vista en aquellas razas, cada vez más osados hicieron falta palos y gritos en más de un momento para poder apartar a las salvajes alimañas de su camino.

Según Vayran ya quedaban pocos centenares de metros para la llegada a la cueva cuando empezaron a sentirse observados desde diferentes puntos de entre las espesas palmeras, el numero de animales muertos y depedazados empezó a aumentar cada vez en mayor proporción. Se hizo el silencio. Ni siquiera un viento que meciese las ramas para romper el bochorno. Adler fue el primero en verlo, dos ojillos rojos. Observando entre las palmeras. Luego más pequeños simios esqueléticos y albinos con caras deformes y largos dedos retorcidos, la mayoría con todo o casi todo el pelaje empapado en sangre, visceras y otros restos de animales la selva. Alguno de ellos juetaba restos de huesos de forma amenazadora. Poco a poco empezaron a aparecer más monos como aquellos, ninguno levantaba más de un pie o un pie y medio de alto pero todos miraban al grupo de abajo con cara de fuiria y hambre.

Cornelius observa la escena con una mezcla de preocupación y repulsión.

Esto no es normal. Estos animales deberían ser simios normales, con sus peleas habituales por el dominio y las hembras... no con esta carnicería... ¿qué demonios provocará este estado? ¿y esas deformaciones?¿qué serán? El mundo está cambiando. Sólo espero que Vanthus no esté implicado en esto, también... y yo sin pasar por un templo...

Mientras medito lo que puede estar pasando, voy desenfundando las cimitarras.

Señores... estas cosas ya no son simios. Ni siquiera son animales naturales. Y esa mirada sólo puede decir una cosa: somos su siguiente aperitivo... Estad alerta y desenfundad. No creo que nos dejen solucionarlo de otro modo...

Dicho esto, busco al lider con la mirada.

Si hay suerte, aún les quedará algo de natural...

Finalmente descarte el lanzar el hechizo de la niebla, en parte porque Jazzmine tenia algo de razón en el hecho que podía ser muy sospechoso que apareciese niebla de repente, con el sol luciendo y sin una nube y por otra parte el no estar cerca de la entrada por el mar dejaba sin demasiado sentido el utilizar un hechizo que nos podía ser útil en otra ocasión, pero eso no significaba que rompiera mi concentración aun intente concentrarme mas cuando empezamos a caminar buscando la entrada que Varyan nos había comentado, solo encontrábamos animales deformes, muertos que de natural tenían mas bien poco.

Mas animales deformes, ¿pero que demonios hace que se comporten de forma tan agresiva y con ese horrendo aspecto?

Desenvaine a Kwaden y me prepare para repeler a esas malditas abominaciones.

Empezamos a caminar por la húmeda selva. El calor empieza a ser asfixiante y un sol de justicia cae sobre nosotros. Siento como la ropa húmeda se me va pegando molestamente al cuerpo. Gotas de sudor empiezan a caer por mi sien, cuando horrorizada veo mas restos de animales... Pero... Qué ha pasando aquí? Mi voz sale como un susurro, temiendo alzarla para no romper el silencio que reina. Observo fascinada la lucha a muerte que ejercen dos loros... Venga, apretemos el paso, no me gusta nada todo esto. Digo expresando en voz alta lo que seguro son los pensamientos del resto de mis compañeros.

Seguimos caminando, empiezo a sentirme observada y mirando alrededor veo unos cuantos monos... Bah... Solo son monos. Pasa por mi cabeza, cuando siento un escalofrío por mi espalda al poder observar como empezamos a ser rodeados por cada vez mas de estos monos sedientos de sangre... Mierda... Pero que es esto... No termino de hablar, cada vez son mas, y sin pensarlo dos veces empiezo a correr en dirección a la cueva... Jazzminne, no os separeis... Una mierda me voy a quedar de aperitivo de esos bichos...

Viendo la elfa que empieza a correr, dejo por un momento de buscar al lider de los monos.

Pues tampoco es una mala idea... y yo no estoy muy en mi sitio últimamente...

Señores, creo que la opción de Jazzminne, aunque alocada, no es una mala idea... ¡¡corramos!!

Dicho esto, emprendo la marcha, sin prisas pero sin pausas, sin dejar de buscar al líder.

Igual si paramos al líder paramos la manada...

El silencio y la tensión en aquella parte de la jungla se fue concentrando cada vez más hasta que cualquiera de los allí reunidos podía casi masticarla, ningún ruido rasgaba el antinatural silencio que parecía provenir de los cientos de ojillos rojizos que les observaban fijamente desde las copas de los árboles más altos.

Empezarón a avanzar lentamente todos ellos con las miradas fijas en las criaturitas de pelo blanco ensangrentado que como si de depredadores se tratasen enseñaban diminutos colmillos afilados como agujas cada vez que se cruzaban las miradas. Uldrich desenfundó a Kwaden mientras Adler hacía lo mismo con sus cimitarras gemelas lentamente y buscando al jefe de la manada si es que había alguno.

Jazzminne lo precipitó todo, sin pensarselo más empezó a correr entre la exuberante vegetación sin mirar atrás en la dirección que Vayran había señalado conforme se encontraba la cueva. Su carrera y el grito de Adler para que el resto de los compañeros hiciera lo mismo precipitó a todas aquellas pequeñas aberraciones albinas con velocidad endiablada hacía el suelo en medio de gritos demasiado humanos y guturales para provenir de cuerpos tan pequeños. Algunos de ellos golpearon ramas en su caida y se partieron el espiazo contra el suelo, a pesar de ello continuaban arrastrandose ecupiendo sangre Uno de los simios cayó sobre el hombro de Jack. el capitán observó sobrecogido como las mandibulas del animal se desencajaban en medio de espumarajos sanguinolentos al partirse la carne hasta adquir un tamaño casi el doble del natural. De un codazo el capitán se desizo de aquella cosa pero vió como del cielo caía un enjambre de decenas de criaturas más.

Cornelius miró el espectáculo dantesco de esas pequeñas criaturas aparecer de la nada para atacarles.

Maldición... esas cosas no nos van a perdonar tan fácilmente...

Intentando esquivar como sea la marabunta, los ojos avezados de Cornelius no dejan de buscar al lider.

Si lo encuentro lo mato, igual así se largan.... mientras no sería una mala idea hacer como la elfa...

¡¡Maldita sea!! ¡¡Corred!!!

Observo como los monos se nos van acercando lentamente dispuestos a que seamos parte de su dieta, a pesar de la situación intento mantener la calma tal y como S'har me había repetido centenares de veces en los duros entrenamientos, en los bosques de Evermeet. De repente viene a mi cabeza, ¡las piedras del trueno!, en mi bolsa tengo dos piedras , quizás eso funcione...

De pronto todo estalla, Jazzmine empieza a correr y eso hace que los monos que antes se acercaban lentamente, ahora se lanzaban contra nosotros, pues no parecían estar dispuestos a renunciar al bocado que les podíamos proporcionar.

¡Jazzmine que diablos haces!

Viendo que Jazzmine sale corriendo la imito y empiezo a correr ya que no quiero ser los entrantes en este menu, pero no ha toda velocidad, si no que simplemente pretendo apartarme mientras que busco en mi bolsa una de las piedras del trueno, para lanzar la y esperar que eso espante a esos malditos monos deformes lo suficiente para que se alejen de nosotros.

Una vez en tierra firme, Varyan intenta guiar a sus compañeros hasta la Cueva del Kraken, encontrándose en el camino con un espectáculo absolutamente infernal. Todos los animales parecen haberse vuelto locos y se dan caza los unos a los otros, sin cuartel y con una voracidad sobrehumana. Acelera su paso lo máximo que puede mientras ve que la elfa, Jazzmine,  apremia a los demás para que hagan lo mismo. La contempla, tan bella e indómita, pero ahora gotas de sudor le recorren el rostro y su expresión es de franco nerviosismo y de congoja.

De golpe, algo llama su atención, un numeroso grupo de pequeños simios, de aspecto grotesco y actitud muy amenazante, parece estar intentando rodearlos. Jazzmine tenia motivos para estar nerviosa, al fin y al cabo - piensa. La elfa, por su parte, ya ha decidido que hacer, ante la amenaza que se cierne contra ellos. Echa a correr tan rápido como sus piernas se lo permiten. Varyan, por su parte, Tras unos instantes de duda, considerando la iniciativa de Jazzmine como la más inteligente, emprende también carrera dirección hacia donde parece estar ubicada la entrada de la cueva. Aunque se da cuenta de que el resto de sus compañéros han sido más rapidos que él y le han tomado un poco de ventaja.

- ¡Vamos vamos, corred!  ¡No mireis atrás! - los apremia para que no se detengan. El terreno está lleno de vegetación, raices que sobresalen del suelo y algunas rocas que les impiden avanzar con toda la premura que quisieran.

- Esto va ser complicado, ¡malditos monos! - maldice entre dientes.