Partida Rol por web

La chica se sentó en la mesa, sin importarle las súplicas de Yukino por no levantar la voz.

- ¡Una cita con los padres!- Otoya seguía durmiendo sin ser interrumpido.- Mira la página. Es la entrevista que le han hecho a Otoya-kun, ¡y dice que está enamorado de una chica! No dice de quien pero le consiguieron sonsacar que es una chica de clase, ¿y quién es la que está casi siempre con él? ¿Quienes se van juntos a casa? ¿Quiénes quedan entre ellos y después llaman al resto? ¿Eh? ¿Quién? ¿Quién? ¿Quién?- mientras preguntaba, le iba dado zarandeando ligeramente.

Haruka:- Oi... Hayane-san... que hoy no está en forma...

Hayane hablaba precipitadamente como si todo aquello fuera una verdad innegable pero sencillamente Yukino estaba convencida de que no era tal y como la chica pensaba. Para empezar porque en tal caso el día anterior se hubiera puesto celoso y hubiera insistido en ir con ellos en lugar de cubrirla con su padre. Obviamente, aquello no podía decírselo a Hayane pues sabría que Yukino había estado con su hermano y en qué circunstancias se habían encontrado.

- Ne, ne, Hayane-chan, Otoya-kun y yo somos como hermanos - Yukino movió una mano por delante de su cara, restándole importancia y sin cambiar la expresión medio dormida, claro que era complicado mientras Hayane la zarandeaba como si de aquella manera quisiera hacer entrar la verdad en su cabeza. Lo cierto es que lo único que entraba era el dolor y el sueño -. Creo que me iré a la enfermería, no me acabo de encontrar bien...

Aquella era una verdad como un templo. Era cierto que quizás estuviera resfriada pero en realidad esperaba que al ir ahí y decirle a la enfermera que no se encontraba bien, le dejara una cama para dormir, lo hacían muchas personas en su antiguo colegio. Estaba segura de que si dormía una hora se levantaría mucho mejor.

Hayane continuaba con su especie de interrogatorio como una gran periodista del corazón, pero se cayó al comprobar que era cierto que Yukino no estaba muy católica. Haruka se levantó también del sitio:

- Te acompaño.

Salieron afuera donde el aire estaba menos cargado. Los estudiantes, al ser cambio de hora, caminaban por allí o simplemente charlaban frente a la puerta de sus respectivas aulas. Nadie reparó en las dos chicas. Entre que una parecía un zombie y la otra siempre había logrado pasasr desapercibida, fue fácil que ningún alumno las interrumpiera.

Finalmente llegaron a la enfermería donde la señora examinó a Yukino, estando de acuerdo en que lo que necesitaba era echar un buen sueñecito. Le preparó una de las camas y la instó a que durmiera aunque fuera un par de horas.

- Luego te cuento qué tal las clases y los deberes. Si no te veo te llamo esta tarde al móvil, si te parece bien...

Haruka era una santa enviada para protegerla. Le sonrió agradecida cuando la ayudó a escapar de las zarpas de Hayane, acompañándola a la enfermería y evitando que se extraviara por el camino. Lo cierto es que no había dormido tan poco pero Yukino necesitaba sus horas de descanso.

Tal y como esperaba aquello fue lo que confirmó la enfermera, un alivio pues tener fiebre hubiera supuesto una pizca de culpa y una gran parte de vergüenza, más si estaba en la enfermería pues Yukino tendía a llorar dormida y a llamar a su madre cuando estaba con fiebre.

- Eres mi ángel de la guarda, Haruka-chan - le sonrió, ya estirada en la cama -. Hablamos luego, pues. Gracias por todo, lamento ser una molestia.

Haruka se despidió de ella, feliz de ser capaz de continuar ayudando a Yukino en cualquier cosa. En cuanto Yukino se quedó sola y se echó, cayó rendida en un profundo sueño.

Por suerte no necesitaba dormir mucho y a la hora se despertó sola y con mucho mejor cuerpo. Continuaba sola en aquella sala. La enfermera se había ido, dejando las persianas bastante bajadas.

Las clases ya se habían acabado, pero si se esfozaba llegaría al club de teatro. Aquel día iban a dar los papeles por fin y empezarían a ensayar.

Aquella hora más de sueño le sentó maravillosamente y aunque hubiera dormido más por lo menos al despertar se sentía más persona. Se desperezó en su cama, frotándose los ojos, tras lo cuál se levantó y se recolocó la ropa, que ahora lucía un poco arrugada.

Las clases ya habían terminado así que no debería requerirle mucho esfuerzo ir a teatro, además le apetecía. Sin embargo, antes de marcharse sacó su móvil con una sonrisa y tecleó rápidamente un mensaje para Tezuka.

"¿Te has dormido?¿cómo aguantas cada lunes trabajando los domingos hasta tan tarde?"

La respuesta al mensaje no se hizo esperar. El móvil vibró dos veces avisando de la llegada:

"¿Recuerdas donde dejé a Kiri-kun? Perfecto lugar para dormir sin que te molesten."

Sonrió al ver lo rápido que le contestó Kunimitsu y aunque quiso esperar para no parecer tan ansiosa no fue capaz y medio minuto más tarde ya le estaba escribiendo la respuesta.

"¡Brrr, qué frío! En la enfermería se estaba mucho mejor :) Me voy a teatro, ¿quieres apuntarte? Nos faltan actores masculinos, me veo haciendo un papel de chico. Si conoces a alguien a quien le pueda interesar, envíanoslo (¡nunca es mal momento para reclutar socios!). Bye, que pases buena tarde."

No hubo más respuesta por parte del chico y Yukino terminó por llegar al aula donde se daba el taller de teatro. Algo llamativo que ocurrió al entrar fue que Otoya estaba medio discutiendo con las tres chicas a la vez. Haruka también estaba allí. ¿Se habría apuntado sin decírselo a nadie o estaba ahí para luego poner al día a Yukino?

Otoya:- ...Solo digo que no le va a gustar. No creo que quede realista.

Chica 1:- ¿Por qué? Yo creo que quedaría como si fuera incluso real.

Chica 2:- ¡Hai, hai!

Al parecer esas chicas también estaban al día de la entrevista ofrecida por Otoya. Cuando vieron a la chica, Ittoki parecía aliviado por su llegada.

Otoya:- Menos mal que estás aquí. Estoy demasiado cansado para discutir por qué no podemos ser tú y yo protagonistas de la obra.

Tendría que haberse quedado más en la enfermería. Sí, definitivamente, eso habría sido lo mejor teniendo en cuenta que seguían con la tontería de que Otoya estaba enamorado de ella. Entendía por qué lo pensaban, por supuesto, pero Yukino sabía a ciencia cierta que no era así.

Se llevó una mano a la cara con cierto fastidio antes de plantarse ante las chicas, con los brazos en jarras y una actitud que no admitía réplica.

- A ver, no, Otoya-kun y yo no estamos saliendo, no está enamorado de mí, somos casi como hermanos así que si es por eso por lo que queréis que los dos seamos protagonistas, no es buena idea. Pero Haruka-chan sería perfecta para el papel - concluyó con una amplia sonrisa.

Justo la que menos tenía que ver allí, la que estaba a punto de abrirse una bolsa de palomitas para presenciar todo aquel espectáculo en el club de teatro, se vio metida en aquel lío sin comerlo ni beberlo. Otoya puso cara de total desconcierto, quedándose callado pero claramente pensando que Yukino estaba majara.

Chica:- No os hemos dado los papeles protagonistas porque creamos que seáis pareja.

Chica 3:- Aunque habrá que creeros si no es así.

Chica 1:- Pero está claro que Aoi-san no puede ejercer de ese papel, Kazehaya-san. Suficiente tímida es ya como para tener que besar públicamente a Otoya-kun, ¿no crees?

Chica 2:- Sois los más adecuados, y no vemos el problema para que actuéis como actores. Al fin y al cabo... os habéis apuntado. ¡Tenemos que hacer la mejor obra!

Otoya:- A mí nadie me avisó de tener que besar a una chica. Y no puedo chicas... mi popularidad no me lo permite.

Chica 1:- ¿Preferís que una chica haga de chico cuando tenemos a un chico popular en el club de teatro?

Chica 3:- Y aunque no fuera popular es el único chico...

Le dieron el guión a Yukino. "Romeo y Julieta".

Le había echado el marrón encima a Haruka pensando que estaba deseando actuar pero la chica no parecía muy por la labor y las miradas de "ésta se ha vuelto loca" que le dirigieron, la hizo desistir. Sin embargo, cuando ya estaba a punto de resignarse, el escuchar lo del beso la hizo sonrojarse hasta las raíces del pelo, dando un paso hacia atrás y agitando las manos ante sí.

- No, no, no, no, no, no, lo siento pero no, no puedo - tragó saliva, visiblemente tensa -. No va a haber beso, ni a chico ni a chica. Pensaba que queríais a Otoya-kun para que cantara, ¡no para que besara! - acusó a las tres de teatro, señalándolas con el dedo, sin darse cuenta de lo ridícula que sonaba.

La verdad es que parecía un gato a punto de atacar. Yukino nunca había besado a nadie pero ni que lo hubiera hecho no quería besar a alguien que no le gustaba. Y lo de hacerlo con público tampoco acababa de tenerlo claro.

Otoya asentía y miraba la escena cruzado de brazos, admirando cómo había tenido razón desde el principio. Yukino no iba a aceptar una escena de beso entre él y ella. Las chicas se quejaban de que había que meterle algo de morbo al asunto y que eran tan sumamente compatibles como para hacer de la obra un estupendo espectáculo.

Chica 1:- ¡Si no triunfamos este año cerrarán el club!

Chica 2:- ¡Sois actores! Solo es un besito...

Chica 3:- Y palabras de amor delante de mucha gente.

Chica 2:- ¡No es un graaan esfuerzo!

Entonces una voz se sumó a la de todo el mundo hablando, proveniente de la puerta. Una voz masculina y familiar:

Tezuka:- Yo lo haré.

Todo el mundo se quedó helado. Desde luego aquel no era el desenlace previsto y la inesperada aparición de un sempai hacía de aquello algo aún más extraño al mismo tiempo que extraordinario. El chico se acercó recogiendo uno de los guiones para ojearlo al lado de todos.

Estaba empezando a agobiarse con tanta insistencia, a agobiarse mucho. Le dirigió una mirada de socorro a Otoya y a Haruka pero el primero parecía demasiado pagado de sí mismo por llevar la razón y Haruka simplemente intentaba que se la tragara la tierra para evitar verse involucrada en aquello. Mientras, las chicas de teatro seguían insistiendo en besos, declaraciones de amor y no sé qué cosas más, presionándola como si el cierre del club dependiera de Yukino.

Fue entonces cuando llegó Tezuka, que al parecer había hecho caso de su mensaje y se ofreció para hacerlo. No, no era un ofrecimiento, sencillamente dijo que lo haría. Yukino se sonrojó más si cabía pero en lugar de dar su brazo a torcer siguió negando enfáticamente.

- Que no, que no, que no.

En aquel momento ya se había dejado de razonar, se limitaba a negarse, ofuscada.

La gente continuaba congelada. ¿Estaba diciendo Kunimitsu Tezuka que iba a participar en la obra de teatro? Y no solo eso, si no que además se ofrecía para el papel protagonista. El chico solo apartó la mirada del libro que iba ojeando para decirle a Yukino como quien hablara del tiempo:

- ¿No decías que me querías besar?

A Otoya se le abrió la boca, las chicas gritaron al unísono - incluída Haruka- "¡¡¿¿EEH??!!"

Su boca se abrió a la vez que la de los demás, demasiado sorprendida durante varios segundos para reaccionar. Luego la sorpresa dio paso a la vergüenza y ésta al enfado. P​orque Yukino le había dicho a ÉL que le gustaba, a nadie más y eso era por algo. Podría habérselo contado por lo menos a Haruka, siendo que no era familia como el caso de Hayane, pero si no lo había hecho era porque no quería. Sus sentimientos eran suyos y de nadie más. Pero no sólo los había aireado sino que dicho así parecía una fresca o algo similar, más cuando había varias personas que pensaban que estaba saliendo con Otoya. Se sentía ridícula.

- No digas cosas innecesarias - no, definitivamente aquello no le gustaba. No podía evitar sentirse un tanto ofendida -. No lo voy a hacer, lo siento mucho pero no - se quedó un momento en silencio, tensa y sin mirar a nadie -. Creo que será mejor que me vaya a casa.

- Oi, oi...- le puso una mano en el hombro.- Que era broma, Kazehaya-san. Como estaban diciendo lo de Otoya-kun, solo quise hacer la broma.

Lo cierto es que lo había dicho sin mal ninguno. Quizás al intentar hacer una broma había terminado ofendiendo a la chica. Hacer bromas no era lo suyo ni mucho menos. Se rascó la nuca, algo nervioso.

- Gomé.- se disculpó ante todos.- No era mi intención crear mal ambiente. Yo... aun así quiero participar.- a continuación le puso la mano en la cabeza a Yukino como si fuera su hermanita pequeña- Kazehaya-san me dijo que necesitábais chicos, ¿qué me dices, Otoya-kun? Hagamos los dos papeles protagonistas.

Otoya:- ¡¿Eh?!- aquello se estaba yendo totalmente de sentido.- Oi, oi, Yukino-san, no me dejes solo con estos locos. Actúan todos demasiado bien...

Con la oferta de Tezuka, todas quedaron claro que el chico estaba bromeando antes con Yukino y regresaron a su estado habitual, el de intentar hablar todas a la vez con ideas para que no se las entendiera.

Seguía acalorada e incómoda pero, para bien o para mal, Tezuka le importaba demasiado como para no aceptar su disculpa. Aún así se sentía desnuda. Había arreglado la situación diciendo que era broma pero ella todavía se sentía expuesta, vulnerable y demasiado consciente de él, de su proximidad, sus gestos, sus palabras y de aquel "me gustas" no correspondido.

Les escuchó "discutir" entre todos nuevamente sobre la obra de teatro, cómo lo realizarían, quién lo haría, cómo se haría. Yukino sólo escuchaba a medias mientras el sonrojo que la había superado hacía unos minutos iba a menos y su estado de ánimo alterado se relajaba poco a poco.

- ¿Por qué no hacemos que parezca que hay beso pero sin beso? - acabó por sugerir algo tímidamente -. Así no me importaría tanto. Si se guarda una separación de centímetros entre los labios...o según la posición... - se acercó a Tezuka y con bastante atrevimiento le tapo la boca con su mano y se besó los nudillos. Cuando se separó volvía a sentirse incómoda -. Depende de la posición en el escenario podría parecer un beso de verdad.

La actitud de Yukino y sus sorprendentes movimientos volvió a dejarles a todos con la boca abierta y en silencio. ¡Y dejar en silencio a la gente del club de teatro no era nada sencillo! Al principio Tezuka pensó en apartarle la mano de su boca pensando que era una especie de castigo por la broma de supuesto mal gusto que había hecho, pero el ver a Yukino de pronto tan cerca de él, a tan solo una separación de una palma de mano, le dejó completamente en el sitio. Otoya alzó ambas cejas, totalmente confuso. ¿Qué debía hacer?

Otoya: ¿¿¡¡Qué quieres que haga, Yukino-san!!??

Haruka se puso aún más colorada que la propia protagonista de la escena y bajó la mirada a sus pies. Solo Tezuka terminó de hablar y lo hizo mucho más bajo y serio que antes:

- Hai.

Aceptó que fuera así si de ese modo ella iba a ser protagonista. Al fin y al cabo había ido solo porque ella se lo había pedido y estaba aburrido.

Chicas:- ¡¡Bien!! ¡Ya tenemos protagonistas! Seguro que se puede hacer un apaño para que no quede cutre esa escena. Cada dos tardes aquí, chicos. Nos han dejado dos aulas para que podamos ir ensayando partes diferentes antes de ponerlas en orden.- sonó la campana- ¡Tiempo! ¡Buen trabajo!

Estaban entusiasmadas. ¡Otro chico y encima mayor! La obra sería un auténtico éxito.

Chicas:- ¡Hora de marchar!

Otoya miró la hora y se fue pitando porque tenía que ir al club de música, dejando a solas a Tezuka, Haruka - que no sabía si estaba sobrando o debía quedarse- y Yukino. Tezuka se colocó el cuadernillo entre el brazo y el tronco con la mano metida en el bolsillo.

Tezuka:- Me... me lo aprenderé pronto.

De algún modo se sentía como cuando había cantado, estirada en la cama de Tezuka, embargada por una extraña timidez que la obligaba a apartar la mirada del chico. Se quedó callada y cabizbaja mientras todos a su alrededor empezaban a reaccionar, sin atreverse a mirarle, asintiendo cuando comentaron lo de verse dos tardes a la semana. Tendría que ensayar con Tezuka y nada más y nada menos que Romeo y Julieta, una obra dramática de dos enamorados cuyo amor es irrealizable. Estaba segura de que a parte del beso habría otras escenas difíciles e íntimas.

Los labios le ardían y ni siquiera se habían besado.

Antes de darse cuenta se quedaron solos con Haruka, quien hubiera sido mucho mejor que ante la incomodidad arrancara a hablar con absurdidades en lugar de quedarse silenciosa y violentada. Quizás estaba pensando que Yukino se había pasado de la ralla. Pero es que si lo pensaba, ¿por qué lo había hecho? Podría haberlo explicado o incluso haberlo demostrado con Otoya.

Todavía sentía el tacto de sus labios contra la palma de su mano.

Le daban ganas de desordenarse el pelo por pura frustración. Ahora era ella la que había hecho algo innecesario. Y sabía que a Tezuka no le había disgustado pero aquello sólo le hacía preguntarse si le gustaba a Tezuka o sólo era mera atracción física.

Tuvo que hacer un gran esfuerzo para cuadrar los hombros y alzar la mirada hacia Tezuka, pensando sin cesar en lo que estaría pasando por su rubia cabeza.

- Yo también me lo aprenderé pronto - aseguró con seriedad antes de dirigir una mirada de reojo a Haruka -. Creo que debería ir a casa...¿Nos vamos?