Partida Rol por web

Siete en punto de la tarde. Día nublado que amenaza lluvia pero no excesivamente frío. El timbre sonó dos veces y cuando Yukino abrió la puerta se encontró con Tezuka esperando. Llevaba vaqueros, una camiseta de manga larga y un chaleco de tela algo formal. Se acababa de quitar de la boca un bolígrafo mordido y tenía las manos metidas en los bolsillos.

- Buenas. ¿Lo tienes todo?

Habían decidido ir al cine aquella tarde y por supuesto Tezuka invitaría.

Había llegado el día de la cita. En su cabeza había formado una y mil veces una tira de imágenes de lo que sería aquel día pero habían terminado virtualmente arrugadas en un rincón de su cerebro al parecerle imposibles o ridículas de modo que aquel día ya no sabía qué esperar. No le había dicho a su padre que tenía una cita, se había limitado a decir que salía y ya está, suficiente nerviosa estaba como para tener que enfrentarse a un interrogatorio paterno.

Había dado muchas vueltas al tema de la ropa pero al final, sin querer parecer ansiosa y temiendo por la lluvia se había decantado por unos tejanos oscuros, un cinturón de cuero con flecos y una camisa ceñida de color verde pálido que dejaba sus hombros al descubierto. Se había vuelto a hacer una trencita en el primer mechón del lado derecho de su cabello y había obviado el maquillaje, insegura de cómo se vería.

Llevaba media hora de reloj preparada, repiqueteando con las uñas en la mesa de su habitación cuando por fin vislumbró a Tezuka por la ventana. Se puso en pie, respirando profundamente y cogió el bolso. Contó hasta diez antes de bajar las escaleras y abrió la puerta justo cuando el timbre sonaba por segunda vez.

- Hola - saludó risueña, sujetando el bolso entre sus manos, fingiendo no estar lo nerviosa que estaba -. Hai, todo listo, cuando quieras.

Empezaron a caminar en dirección a la zona centro donde se encontraba el mejor cine de la ciudad. Las primeras palabras de Tezuka no se hicieron esperar:

- Estás muy guapa.- comentó con simpatía. Desde que la había visto salir por la puerta había querido decírselo. Al momento sacó el móvil, recordando que tenía guardadas las posibles películas ahí.- Veamos... tenemos una de miedo que se titula " Cierra las ventanas", una de aventura estilo Indiana Jones llamada " Las puertas de Timbuctú", una documental que se llama "La época prehistórica: cuevas y fuego", una romántica llamada " Bajo la luz de las velas", una de fantasía llamada "El mago fénix" y... una comedia llamada " Botellón a las doce". ¿A cuál quieres ir?

Se ruborizó un poco ante el cumplido. Lo cierto es que ella se sentía más tímida que de costumbre aunque hacía esfuerzos por recuperar la confianza en sí misma, que de algún modo desaparecía con Tezuka, dejándola insegura y dudosa. De algún modo que para ella aún era inexplicable, su relación había cambiado y ahora se encontraban en una cita pero, ¿qué hacía la gente en las citas? No sabía demasiado cómo comportarse y en aquellos momentos tenía que recordar cómo actuar con naturalidad.

- Tú también lo estás, boli incluido - bromeó, a fin de relajarse un poco a pesar de que hacía poco que había guardado el bolígrafo que siempre mordisqueaba. Caminó junto a él, echando un vistazo a la pantalla del móvil, leyendo para sí lo que Tezuka iba diciendo en voz alta -. La de miedo no - se negó categóricamente -. Podemos ver la de "Las puertas de Timbuctú", puede estar bien, ¿qué te parece? - lo cierto era que estaba tan acostumbrada a ir al cine con Kotaro que más que gustos propios por un tipo de películas había adoptado los del niño, quien seguro que hubiera escogido la de aventuras antes que las otras.

No quería admitirlo, pero el que se hubiera acercado a él para ver la pantalla del móvil haciendo que pudiera percibir el olor a champú de su cabello le puso algo más nervioso de lo que ya estaba aunque intentara ocultarlo. Asintió a la propuesta de la chica pensando en otra cosa. Lo cierto es que la película le daba igual y desde luego aquella elección era mejor que otras.

Se guardó el móvil en el bolsillo al lado del bolígrafo y comentó que le parecía bastante buena elección.

- Me gustan las películas de aventura. Esta seguro que está bien.- sus brazos iban al mismo compás, cerca el uno del otro, hasta que Tezuka rompió la distancia sujetando de la mano a Yukino.- ¿Te gustan las palomitas?- no sabía si se había precipitado o no, pero él era así de impulsivo. Aunque preguntaba aquello en su interior se estaba debaiendo entre si Yukino consentiría aquella cercanía o alejaría sus manos de nuevo.

Alzó el rostro para sonreirle, conforme con su apreciación cuando sintió el roce de su mano. Al principio pensó que había sido algo involuntario dada la cercanía pero entonces sintió como la mano de Tezuka se cerraba sobre la suya. Su sonrisa disminuyó, ruborizándose un poco hasta que se dio cuenta de que él también estaba nervioso. Bajó la mirada hasta sus manos unidas durante unos segundos, sintiéndose extraña. Pero era algo positivo, si examinaba aquel sentimiento se daba cuenta que predominaba la felicidad.

Sus dedos se cerraron con firmeza, dándole un ligero apretón y para cuando volvió a mirarle sonreía como si nada hubiera sucedido, aunque con aquel delator rubor todavía cubriéndole las mejillas.

- Sí, una buena peli necesita palomitas, ¿y a ti? - de repente su expresión se enturbió un poco hasta volverse azorada -. Ah...¿les has dicho a tus hermanas que habíamos quedado? - en realidad sentía bastante curiosidad sobre aquel punto mezclada con incomodidad. Creía que Mei sospechaba algo pero no sabía el grado de comunicación que tenían entre hermanos.

Si creía que la frecuencia de los latidos disminuiría una vez Yukino decidiera qué hacer con su atrevimiento estaba totalmente equivocado. El verse correspondido aceleró más su corazón aunque sí que disminuyó su nerviosismo. Era una sensación extraña que creía estar compartiendo en esos momentos con la ruborizada chica.

- Claro- comentó a lo de las palomitas.- Invito yo a todo, y no me vale un "no" por respuesta.- después miró algo curioso a Yukino ante la pregunta sobre sus hermanas. ¿Habría hecho mal?-No acostumbro a decirles a donde voy... ¿debería haberlo hecho?- a lo mejor para Yukino era importante y quizás debía haberlo hecho. A veces olvidaba que Hayane y Mei eran amigas suyas.

Abrió la boca para negarse en redondo a lo de las palomitas pero Tezuka se anticipó, impidiéndole rechazar el ofrecimiento. Puso los ojos en blanco, pensando que ya encontraría el modo de devolverle el favor. Fue entonces cuando le preguntó si debería habérselo dicho a sus hermanas. ¡¿Por qué?!, pensó un tanto alarmada.

Alzó las manos para negar, elevando sin darse cuenta la de Tezuka con ella. Se las quedó mirando con un leve parpadeo sorprendido antes de bajarlas sin comentar nada al respecto.

- No, no, ni hablar, era curiosidad. Si Hayane lo supiera... - se calló un segundo, pensando en lo que diría su amiga. Esbozó una sonrisa maliciosa -...creo que o no me creería o me diría que qué he visto en el "insoportable" - entrecomilló la palabra con su mano libre - de su hermano. Simplemente me preguntaba si hablabais de esas cosas. De momento prefiero que no lo sepa nadie - añadió con timidez -, me da no sé qué hablar de este tipo de cosas.

La escuchó sin decir nada, con su típica expresión seria. No sería muy complicado de cumplir si ella no quería hacer pública una cita y así se lo hizo saber:

- Estoy acostumbrado a guardar secretos y no hablar sobre mí. No será la primera vez que me callo.- comentó para hacerle saber que sería discreto.- No te preocupes.

Continuaron caminando mientras el atardecer se aproximaba. Se cruzaban con gente pero nadie conocido. A pesar de que el día estaba nublado, lo cierto es que la temperatura no estaba mal.

Le dirigió una mirada pensativa en cuanto terminó de hablar, mencionando el asunto de los secretos.

- No digo que sea un secreto, sólo... - se encogió de hombros, incómoda, sin saber cómo decirlo, hasta que por fin se sonrojó un poco, abochornada -...no me gusta hablar de mis sentimientos, me da vergüenza y hace que me sienta expuesta, no me gusta - acabó por reconocer. Incluso decir aquello le costaba, la hacía sentirse muy niña y odiaría que Tezuka pensara eso de ella -. Así que guardas muchos secretos, ¿eh?

No podía evitar lo linda que era cuando se sinceraba y sonrojaba, mirándole de aquella manera en una mezcla de fuerte personalidad y timidez. Apretó un poco los labios para no exhibir una sonrisa que podría ser tomada a mal y asintió:

- No hablo mucho así que... unos cuantos sí que guardo.

Continuaron caminando hasta llegar al cine donde se pusieron a la cola. Por suerte la mayoría de personas iba a ver la película de miedo, por lo que sobraban butacas cuando pidieron. Estaban terminando de comprar las palomitas cuando una voz detrás de Yukino la llamó:

???:- ¿Kazehaya-san?

Tezuka se dio un poco la vuelta y si Yukino hicera lo mismo podría encontrarse cara a cara con Momoshiro y Mei, ambos también bastante arreglados.

Momoshiro:- ¡Qué coincidencia! ¿Qué haces aquí? ¿Kunimitsu-sempai?

Decidió no insistir en la cuestión de los secretos aunque el nombre de Alemania pasó por su cabeza. Pero no era momento para preocuparse por aquello así que sencillamente devolvió la sonrisa a su rostro y volvieron a enzarzarse en una conversación trivial mientras compraban las entradas y las palomitas. Sólo entonces se dejaron ir de la mano, pues entre las bebidas, las palomitas, el bolso y las chaquetas no tenían modo de seguir manteniendo la unión.

Estaba explicando una cosa de su último entrenamiento con Fukiyose cuando una voz dijo su nombre en voz alta. Como acto reflejo se giró de forma inmediata para encontrarse con Mei y Momoshiro, que no tardaron en descubrir la presencia de Tezuka junto a ella.

- Mei, Momoshiro-kun - abrió la boca para dar alguna explicación, ruborizándose de nuevo algo que por desgracia escapaba de su control, una pena ahora que llevaba diez minutos con su color de piel natural. Sin embargo ninguna excusa llegó a ella, así que no tuvo más remedio que cuadra hombros y dejarse de mentiras -. Hemos venido a ver la película, tiene buena pinta - tampoco tenía por qué andarse con explicaciones, ¿no? Sonrió, totalmente azorada -. ¿Y vosotros qué tal?

Se habían quedado algo cortados. La escena era algo extraña aunque por suerte eran Mei y Momoshiro y no Hayane. Al menos Mei no gritaba, ni pegaba, ni lo flipaba externamente. Ambos se limitaron a sonreir para aligerar un poco la vergüenza de Yukino.

- ¡Genial! Ya la comentaremos.

Mei:- ¿En qué asiento las tenéis?

Tezuka:- Atrás del todo por el centro.- contestó Tezuka.

Momoshiro:- ¡Anda! ¡Cómo...!

Mei:- ... Nosotros estamos alante del todo. Qué lástima.- le cortó Mei.- Ya nos veremos.

Se fueron a la cola, dejando atrás a Tezuka y Yukino, mientras hablaban de que supuestamente Mei se había confundido de asientos. Dos minutos después pudieron entrar y sentarse. Por suerte no había nadie en aquella fila pegada a la pared, aunque la puerta estaba cerca. Tezuka se acomodó. No le había dado ninguna importancia a encontrarse con esos dos. Además estaba feliz de haberles quitado la zona de atrás.

Tezuka:- Toma, están riquísimas.- le acercó una palomita a la boca.

Con aquello quedó claro que tanto secretismo era inútil. No pudo evitar recordar la conversación que tuvieron al salir del restaurante rival de los Kunimitsu, cuando Yukino le había comentado que al final aquellas cosas siempre se sabían. Por eso ello había dicho que no era un secreto, lo único que no quería hacerlo público y verse avasallada a preguntas o comentarios innecesarios. Por suerte Mei pareció comprender su situación o quizás la de su hermano puesto que decidió no decir nada más, incluso de algún modo dio la sensación de que decía mal sus butacas adrede para no estar cerca de ellos. ¿Por vergüenza de ver a su hermano en semejante situación o por dejarles intimidad? Fuera como fuera, lo agradeció mentalmente pues si hubieran estado sentados cerca se habría pasado toda la película tensa y sintiéndose observada y por una vez quería dejar de atraer la atención por motivos ajenos a su persona.

Tezuka parecía tan tranquilo como antes, al parecer sin que aquella interrupción le hubiera afectado en lo más mínimo. Tampoco es como si Yukino estuviera dándose cabezazos contra la pared por el encuentro así que no tardó en apartarlo a un lado de su mente como asunto de poca importancia. Aquel día, en aquel momento, lo importante era aquella cita.

- Ah, a ver... - disfrutar del momento como con gestos tan atípicos para ella. Al final no le importaba si era lo normal o no en una cita, se sentía feliz, entusiasmada de un modo completamente diferente al que pudiera experimentar en otras situaciones. Abrió la boca antes de cazarla de la mano de Tezuka, intentando ocultar su cohibición por aquel gesto aunque obviamente viéndose traicionada por el tenue rubor. A pesar de aquello sonrió con naturalidad -. Yay, están buenas, ahora tú, ahora tú - cogió una y la acercó a la boca del chico, divertida -. Etto...¿te puedo llamar por tu nombre? No quiero ser inapropiada pero creo que a estas alturas Kunimitsu-sempai empieza a ser demasiado formal.

Sonrió antes de lanzarse a por la palomita que Yukino le ofrecía, despegándose un poco del respaldo del cómodo asiento y luego regresando a su posición cómoda de antes. La miró un rato en silencio mientras masticaba la comida, sin dejar entrever, tal y como solía acostumbrar, sus pensamientos. Segundos más tarde abrió la boca:

- Pero me gusta que me llames "sempai".- cogió un par de palomitas más y se las tendió a ella.- Hagamos una cosa, si tú me llamas por mi nombre yo puedo hacer lo mismo contigo. ¿O te pondrás super colorada y explotarás?- todo lo decía con la misma cara seria. ¿Estaba burlándose de ella sin mala intención?

Le sacó la lengua cuando dijo que le gustaba que le llamara "sempai", algo que desde luego ella no compartía por muchos motivos.

- No sé por qué te gusta - comentó enfurruñada en plan de broma -, no, mentira, sí lo sé, te gusta sentirte mayor, igual que cuando me pones la mano en la cabeza y te ves mucho más alto que yo - levantó los puños ante sí en gesto de protesta, frunciendo el ceño, aunque de nuevo no parecía ni mucho menos enfadada -. No puedo controlar mi piel, se pone roja cuando quiere, pero no es la primera vez que me llamas por mi nombre y prácticamente todo el mundo lo hace, así que no pasará nada - por supuesto, aquel fue el preciso instante que Yukino escogió para dejar de hablar, aunque fuera durante un segundo, para tomar la palomita que le ofrecía Tezuka en aquel gesto íntimo. Pero el chico aprovechó para retirar la comida y en lugar de eso propiciar la unión de sus labios, consiguiendo que Yukino se ruborizara furiosamente por lo inesperado. No era la primera vez que se besaban pero lo cierto era que el factor sorpresa seguía afectándole en demasía -. Ah...ah... - estaba segura de que una chorro de vapor salió de su rostro en aquel momento, haciéndole bajar el rostro -...eres malvado - terminó por decir antes de elevar el rostro con una amplia sonrisa -, Te-zu-ka. ¿Ves? Ya puedes decir mi nombre, no puedo sonrojarme más...

Había permanecido igual mientras ella hablaba, concentrado en cuando se le ocurriría coger la palomita para llevar a cabo su gran obra maestra de poner colorada una vez más a Yukino. ¡Y el plan fue todo un éxito! No pudo más que reír divertido, ahora por fin recaudando toda la información que la chica le había dado momentos antes. Lo cierto es que aunque varias personas le llamaban por su nombre, ninguna de ellas - quitando a Fukiyose- le quitaban el formal "kun", y el escuchar su nombre de boca de Yukino y de forma más personal le gustó mucho. Las siguientes palabras que le dedicó la chica le hicieron alzar una ceja y aproximarse más a ella. Acercó su cara a la de ella pero no la besó, manteniendo el contacto visual mientras una sonrisa divertida le bailaba en la cara:

- Seguro que sí podría ampliar tu sonrojo. Yukino.

¿pasaría lo mismo con ella? ¿La llamarían con un "san" o "chan" a continuación del nombre, o sería cierto que todo el mundo la llamaba de una manera tan cercana? Lo cierto es que para él era especial, porque a nadie, a excepción de sus hermanas y primos, le llamaba de una manera así (obviando a Yui que siempre fue un caso a parte).

A aquellas alturas los latidos de su corazón ya se habían convertido en algo generalizado que podía sentirse en cualquier punto de su piel caliente. Estaba segura de que si se llevara una mano a la mejilla podría sentir su corazón palpitando con fuerza, intentando salirse de su pecho.

La proximidad de Tezuka, sin beso mediante, tampoco ayudaba. Estaba haciendo esfuerzos para que no se le cortara la respiración o se le acelerara de forma obvia pero no era fácil permanecer serena cuando le tenía tan cerca, intentando poner un techo al umbral de su sonrojo.

Lo cierto es que había sabido en todo momento que escuchar su nombre en labios de Tezuka sería especial. Y lo fue. Cercano y familiar y a la vez diferente e intenso. De algún modo le hizo sentirse extremadamente feliz, no porque la llamara sin la formalidad acostumbrada sino porque de algún modo tenía una musicalidad propia y especial cuando era Tezuka quien lo pronunciaba.

- No, no, definitivamente no puedo sonrojarme más, para de intentarlo - aseguró, mirándole a los ojos tan cerca de ella. No podía ruborizarse más de lo que ya estaba pero lo que sí pudo hacer fue eliminar la distancia que les separaba y juntar sus labios en un beso, sin poder aguantar más aquella cercanía provocadora cuando acababa de susurrar su nombre.

Quince filas más adelante, Momoshiro estaba de pie, haciendo sombra con su mano para ver en la lejanía, pero Mei le tiró de la camiseta hacia abajo.

Momoshiro:- Solo estaba...

Pero la mirada de Mei le acalló. Diez segundos más tarde era Mei quien se afanaba por alisar el cabecero de su asiento, de pie y mirando hacia atrás. Se encontró con la mirada de Momoshiro y no le quedó otra que volver a sentarse. Se miraron y dos segundos más tarde ambos estaban asomando hasta la nariz en su asiento mirando hacia atrás para ver si veían a Tezuka y Yukino. Por suerte para estos últimos, no eran conscientes de que pudieran estar intentando espiarles.

Tezuka por su parte devolvió el beso, prolongándolo el máximo tiempo posible, hasta que la voz de la pantalla recién encendida les avisó de que la película comenzaría. El chico miró a la chica unos segundos. Si por él fuera continuaría con aquella actividad toda la película, pero no quería ser empalagoso. Dejaría a Yukino atender y si ella quería que diera ella el paso, como acababa de ocurrir entonces, se volcaría en ello.

- También tengo regalices. Si quieres me los pides.

Desde luego fue una suerte que no se enterara de que les estaban espiando puesto que lo más probable es que su espontaneidad se hubiera ido al traste. De ese modo estaba todo lo relajada que podía estar con Tezuka, disfrutando del momento. ¿Qué podía decir? Era como si nunca tuviera suficiente de Tezuka, aquello la hacía sentir turbada y a la vez feliz al ver que a él parecía sucederle lo mismo.

Ella misma estaba desando continuar con aquella sesión de besos pero tenía la sensación de que tenían todo el tiempo del mundo de modo que se separó de él con una amplia y alegre sonrisa, sin prisas.

- Hai.