Partida Rol por web

Estamos en marzo de este mismo año. Han pasado tres meses desde la visita de la división cero y no se ha vuelto a saber nada de ellos, pero tú continúas sin fiarte y no paras de entrenar día y noche sin descanso. Tienes un objetivo y una promesa que cumplir.

Por lo demás todo sigue normal. Los tigres han crecido mucho y requieren más atención y comida, aunque son tan jóvenes y alocados que siempre la arman por todos lados del Seireitei. El más tranquilo pero al mismo tiempo más juguetón es Shihöyu. Siempre pendiente de Soyu y atento a cuidar de ella en un afán protector que llama la atención.

Soyu ha crecido también. Poco a poco te das cuenta de que se va convirtiendo en toda una mujer. Su madurez, su actitud, su fortaleza...

Ahora mismo acabas de terminar de entrenar con Yoruichi y Byakuya a quienes has vencido consecutivamente. Estais los tres tirados en el suelo. Ellos heridos, tú agotada.

Soyu les lleva un poco de agua.

Hoy por lo visto, a la noche, tienes una reunión con el sotaicho aunque te ha anunciado de primera mano que no se trata de nada grave o relacionado con la división cero.

Acabo de vencerlos, relativamente sin problemas, a los dos. Pero no estoy contenta.

-Tsk...no termino de controlar esto.

Se trata de una nueva aura llameante, esta vez de llamas moradas*. Pero aún no la domino. Prueba de que son poderosas es que los he vendcido a los dos, pero no me convencen. Sé que falta...algo.

Me pongo en pie de un salto.

-Bueno, ire a ducharme. El sotaicho quiere verme. ¿Los curas tú enana?- paso una mano por le pelo de Soyu- Pero ten cuidado, son unos debiluchos...

Me voy yendo.

Te encuentras a Mizu en las duchas ya que la tuya está aún sin arreglar desde que a Soyu le dio por practicar una nueva técnica mientras se duchaba.

- Buenas, taicho. ¿Qué tal todo? Lo tengo todo controlado por aquí. Todos están en sus puestos y contentos. Ah... ya es primavera... ¿sabes algo de Kuzuku? Hace tiempo que no la veo.

-Pues no sé...la veo poco desde que la ascendí. ¿Por qué?

Me desnudo sin vergüenza alguna. Comienzo a ducharme.

-Lamento cargarte con tanto papeleo...

Aunque como, si me voy, serás la capitana...tampoco pasa nada. Claro...siempre y cuando Yoruichi rechace el puesto.

- No hay problema, taicho. Para estoy. Además, me gusta mandar. Ya lo sabes.

Te pasa el jabón mientras ella se masajea la cabeza.

- No sé. Hace tiempo que no sé de ella. No viene a las reuniones de la asociación. Creo que está cargada de mucho trabajo, aunque... quizás haya conocido a alguien. Tendré que ir a verla en algún rato que tenga libre. ¿Cómo está Soyu? ¿Ha avanzado en su aprendizaje?

-Sí, está creciendo mucho ahora así que está algo desgarbada...pero ya mismo estará guapísima. Y va a ser muy fuerte, ya lo verás. Ya sabe hacer senkas. Algo que no pueden decir algunos tenientes.

-¿Y tú? ¿Has mejorado?- le saco la lengua -Vencí tu bankai con mi shikai...pero claro, soy yo.

Al acabar y vestirme, voy con el sotaicho.

Mizu te desea buena suerte antes de que te marhes a ver al sotaicho que te recibe en su despacho, sentado en su cómodo asiento.

- Pasa, Shihöin taicho. Tengo una misión para ti. Los demás shinigamis a los que he enviado no han regresado. Y como tu eres la taicho de la novena... te corresponde a ti. ¿Estás lista para partir mañana por la mañana?

-Si, no hay problema. ¿De qué se trata exactamente?

Me siento a atenderle, atenta.

-Si no es demasiado peligroso me llevaré a Soyu, está deseando participar en una misión.

- No sabemos muy bien qué ocurre. Es una zona del Rukongai donde se nos había avisado con anterioridad que desaparecían las personas. Envié a unos cuantos shinigamis y no volvieron. Ni siquiera me llegaron a informar de nada. Lo intenté de nuevo enviando a un grupo más amplio y más experimentado. El resultado fue el mismo. Y así hasta llegar a preocuparme seriamente. No sé qué tiene esa zona del Rukongai, pero está claro que esconde algún secreto extraño. Lo peor es que es una zona a la que acude mucha gente porque existen muchos recursos de subsistencia. Puedes llevarte a tu hija si quieres, eso corre de tu cuenta. Aunque no sé lo peligroso que puede llegar a ser.

-De acuerdo, veré que puedo hacer.

Me despido y me dirijo a mi división para informar de a dónde voy. Y a mi habitación, con Soyu.

-Enana, me tengo que ir a una misión al Rukongai. Desaparecen personas yno han regresado los grupos que han mandado. Así que...ya sé que te lo prometí...pero no sé si deberías venir a esta misión...

Acaricio las cabezas de Shihöyu y Atila.

- ¿Are? ¿Una misión?

Shihöyu mira atento, como entendiendo lo que estáis hablando.

- Si no puedo ir, entrenaré con otto-san, no hay problema oka-san, pero ten cuidado... Aunque no hay nadie que te pueda.

Se encoge de hombros. Realmente quiere ir, pero si te obstruye la misión no es que se vaya a sentir cómoda. Al fin y al cabo aún no es una shinigami oficialmente. Aunque ya le va faltando menos.

- ¿Irás sola?

-Sí. El sotaicho no quiere arriesgar más gente, por eso me ha pedido que vaya. Siendo capitana debería bastar yo sola. Además...si hay problemas serios, es mejor que no haya nadie cerca mío. Así me puedo poner...salvaje.

-Dile a Byakuya que te empiece a enseñar el hanshafu. A ver si eres capaz de hacerlo.- le guiño.

-Aunque...a lo mejor el no sabe, nunca le he visto hacerlo. Bueno, pregúntale.

Le doy un beso en la frente.

-Nos vemos cuando acabe.

No hay porque demorarlo más...así que voy hacia esa zona.

Te pones en marcha sin más demora hacia el lugar que te han indicado. No está excesivamente lejos, pero sí que te lleva un par de horas. Además, te fijas en que te persigue alguien... o algo.

Va detrás de ti, siguiéndote el ritmo sin problemas, dándole igual que lo veas y sin hablarte.

Finalmente llegas a la linde de un bosque que se presenta bastante idílico. Es cierto que ahí podría uno sacar tanto madera, como agua y frutos. Algo que escasea por los alrededores de la zona.

Es un lugar bonito, sin duda. Pero oculta algo siniestro, parece ser. Y "algo" me sigue.

Tras girar un árbol, espero a que mi perseguidor pase, y le tiro del rabo.

-¿Por qué me sigues?

Pega un grito increíble.

- ¡¡YYYAAAAAAAYYYYYY!!

Si bien su tono de voz es excesivamente agudo.

- Digo... ¡Miaw!

Te fijas en que la voz del gato es de mujer. Mientras, el neko pone cara de tristeza e intenta que le sueltes la cola.

-Responde a la pregunta.

Le muestro mi otra mano, y de pronto está rodeada de llamas.

-Puedo hacerlo con las dos manos...

La que le sujeta el rabo comienza a calentarse.

Pone cara de circunstancias.

- Oi, oi, oi, oi... No seas mala. ¡Suéltame! ¡No me estropees el rabo!

Intenta zafarse como puede intentando arañarte la cara.

- ¡Solo soy un gato! ¿Nunca has visto un gato? Hueles bien, así que me dio por perseguirte. ¡Suéltame!

-¿Seguro que eso es lo único por lo que me sigues?

Mi mano aun no quema pero...comienza a estar desagradablemente caliente.

-Mi hermana se transforma en gato y puede hablar, así que no me salgas con que eres solo un gato.

Percibes un atisbo de sorpresa en su mirada. Ha dejado de intentar luchar contra ti y se deja colgar de la cola mientras empieza a arderle tranquilamente.

- Sí... sin duda fue por tu olor.- te mira.- No soy malo. ¿Qué puede hacerte un simple gato? Shihöin, ¿no es así?

Empieza a salir humillo de la cola y empieza a lagrimear. ¿Le chamuscarás?

Lo dejo caer al suelo, suspirando.

-Como si el tamaño importara para representar el poder. Repito. ¿Qué es lo que quieres?

Obviamente no bromeo en absoluto y se nota que se me acaba la paciencia.