Partida Rol por web

Instintivamente rodeo su cuello con mis brazos, quizá para no caer porque siento como se me doblan las rodillas.

Me acerca más a él, temblando en sus brazos al sentir nuestro contacto sin ropa, intensificado por el agua. Gimo en sus labios, dejando que me transmita su seguridad, dejándome llevar más. Por un segundo siento que todo da vueltas mientras el calor regresa, mientras la parte de mi espalda baja donde tiene su mano vuelve a arder junto al centro de mi cuerpo.

- Dick… - murmuro en su labios, con la voz temblorosa a causa de mi respiración agitada.

Me aparto de él un poco, mirandolo directamente a los ojos, aun sintiendo el calor de su cuerpo a pocos centimetros del mío. Bajo mis manos hasta la cremallera de su pantalon, desabrochando el boton y bajándolo a tientas, cerrando los ojos para disfrutar del momento, sonriendo pícaramente justo sobre sus labios.

-Casa de Andy-

Todos estaban un poco cansados ya, pero Andy y Nick sentían quienes eran probablemente los más afectados. Y en parte era cierto, todo lo que los demás hacían recaía contra ellos. Nick siempre intentaba solucionarlo, aunque no siempre podía, mientras que Andy se mantenía al margen de todo, y probablemente lo afectaba en mayor medida.

Caminaron por las frías calles de Bristol, donde habían varios adolescentes que volvían a sus casas después de una larga noche de juerga mientras que había adultos que salían de sus casas rumbo al trabajo, continuando con sus normales y aburridas vidas. 

Pax había preferido irse con Dick, por lo que secretamente Andy se sintió algo alegre de que no vaya. Sentía que necesitaba... estar a solas con Nick. Tal vez para conocerlo mejor, aunque sea como amigo...

Llegaron a la casa de Andy, que estaba a varias cuadras de la de Nick, vivían relativamente cerca.

Me estremezco ligeramente mientras me baja los pantalones, la ayudo y me deshago de tenis y vaqueros, me quedo completamente desnudo. La imagen es graciosa, pues el agua dibuja siluetas a causa de la pintura, y nuestros mismos cuerpos parecen extrañas obras de arte moderno, el agua y la pintura nos resbalan por el cuerpo acabando en el plato de la ducha.

Entonces no aguanto más, se la mejor forma de que realmente se tranquilice, es tímida, vergonzosa, casi una niña, pero cuando muestro mi verdadera esencia ella es juguetona, divertida, picante...
Así que me abalanzo sobre ella, casi resbalamos, pero consigo mantener el equilibrio y solo la miro entre risas. Arremeto otra ves aprisionándola contra la pared, haciendo que nuestros cuerpos entren en contacto y comenzando a besarla apasionadamente.

Por primera vez admiro bien su cuerpo, a detalle, incluso con algo de curiosidad, hasta que siento como me arrincona contra la pared. El frio de las baldosas y lo cálido de su cuerpo hacen magnífico contraste, levanto una pierna rodeando su cintura y acercándolo más a mí, queriendo conocerlo más, aun más de lo que hice en mi primera, en nuestra primera vez.

Tengo que aferrarme más a él, no solo para no caer, sino por la excitación, por la sensación de nuestros cuerpos mojados, haciendo más profundo el beso, pasando una de mis manos por su torso y su cintura, hasta que me atrevo a tocar más abajo.

Algo se anima aun más en mi cuando su mano se atreve a bajar más allá de mi cadera. Ahora mismo el mundo no existe más allá de aquella habitación, solo agua, pintura y Paxie. Cierro los ojos y muerdo su cuello, mis manos masajean su pecho y es el mismo roce el que hace que la pintura se vaya disolviendo.

Intercambio mordiscos ligeros como plumas con auténticos bocados llenos de pasión, intentando en todo momento que se estremezca tanto como yo, pues cada vez que escucho sus suspiros o sus gemidos algo arde dentro de mi tan fuerte que podría evaporar el agua.

Entonces mi mano derecha de desliza entre su pecho haciendo círculos en su ombligo, hasta que llega hasta su sexo...

La sensación fue tan intensa y sorpresiva que me aprieto más con él, terminando de descontrolándome. Aprieto los ojos, abandonándome a las sensaciones, derritiéndome con su toque más allá de toda cordura.

Me sostengo de sus hombros, manteniéndome como puedo en pie, apoyando la cabeza en su pecho donde gimo con mayor fuerza, viendo en un punto estrellas. Quiero decir “mas” pero la palabra se atora en mi garganta, todo es demasiado, estoy en un punto en el que hablar es cada vez más difícil.

Quito una de mis manos de su pecho y la pongo en su cintura, justo en la base de la espalda, imitando su toque e inconscientemente invitándolo a más.

Mi sexo estaba demasiado cerca del suyo y cobró vida propia, había pensado en agacharme, pero cuando su pierna me aprisionó no me lo pensé más.
Mi sexo se adentró en ella, explorando la parte más intima de su cuerpo, haciendo que nuestros cuerpos se fusionaran en uno, agarrando con fuerza su espalda, y sin dejar de morderle el cuello.

Sus gemidos marcaban mi ritmo, como si de un baile se tratara, yo ponía los pasos, ella la hermosa melodía.

-¿Te gusta?- Le susurré al oído con algo de maldad, en aquel momento si quería que la Paxie vergonzosa se encontrara con la rebelde.

¡Y todavía lo pregunta!

Me rio un poco antes de sentir como vuelve a entrar en mi, arrancándome casi un grito. La primera vez el dolor me había eclipsado ese momento, pero ahora sentirlo a plenitud desde el inicio, poder sentir como entra, como me invade y sube y baja… me arqueo contra la pared, cada vez más al límite, contorsionándome del puro placer.

Abro los ojos, buscando los suyos, ambas miradas cargadas de erotismo y juego.  Busco sus labios, deteniéndome apasionadamente en ellos, antes de bajar por su barbilla y morder su cuello, como el acaba de hacer con el mío, mientras muevo la cadera profundizando aun más el contacto.

La llevo algo más alejada de la ducha, aunque el baño no es demasiado grande, y mi pie se lía con la alcachofa de la ducha, haciendo que quede colgando y el agua salga en la dirección que ella misma decida. Pero esto no me detiene. Mi cerebro hace rato que se despidió, ahora solo queda pasión, como si de un animal salvaje se tratara.

La subo en el lavabo, aunque este se tambalea levemente, como quejándose de que no está diseñado para el uso que le pretendo dar, pero no me importa, la tomo allí mismo, el lavabo sigue chirriando con leves quejas, creando una canción que se una a mi respiración agitada y a los sonidos que emite Paxie. Si me tuviera que morir, aquel sería un buen momento, pero aun no, un poco más, quiero disfrutar un poco más...

Mis gemidos aumentan con cada movimiento de su cadera, hasta ser casi gritos. Me estremezco, siento que es demasiado, que voy a fallecer en sus brazos, al ritmo de su respiración y del mismo lavabo que crea un fondo que apenas alcanzo a percibir. Me sostengo como puedo aunque al principio mis dedos resbalan por la porcelana o cerámica o de lo que sea que esté hecho, sonrío en medio de un beso, en este momento no me importa más que las manos, los movimientos o Dick mismo. Podría caerse el lavabo, podríamos caernos y aun así el mundo sería Dick, y presiento que comparte el mismo pensamiento.

Busco nuevamente apoyo pasando un brazo por su cuello, pero también paso una mano en medio de su espalda, clavándole las uñas en medio de una oleada mientras me estremezco cada vez más del placer.  Aprieto su cintura con mis piernas, intentando no solo ganar más apoyo sino ofrecerme más a él, terminar de enloquecer y alcanzar una vez más las estrellas. Y eso es lo que veo en este momento cuando cierro los ojos: estrellas. Abro los ojos y aun las veo, sintiendo ese choque de miradas que hacen que me vuelva a perder.

Llegué al punto de no retorno, algo dentro de mí se contrae y los sonidos y la respiración mueren en mi garganta mientras siento que agonizo de placer.

El ritmo se intensificaba, los gemidos de Paxie me aguijoneaban el cerebro para recorrer después el resto del cuerpo como una droga, la mejor droga del mundo.
Llevado por la euforia el lavabo cedió, pero Paxie no cayó, estaba bien sujeta a mi, y yo la agarré con más fuerza. Un chorro de agua empezó a emerger de algún lugar donde antes estaba el lavabo, y el suelo empezaba a ser peligrosamente resbaladizo, di un paso atrás y lo que temía sucedió, mi pie se deshizo, pero yo seguía concentrado solo en ella, caí sobre el water, lo cual me ayudó a actuar con más fuerza.

Una vez en esa superficie más segura arremetí con todo lo que me quedaba, notaba que estaba apunto de terminar, así que no paré, solo le di cada vez con más fuerza, mientras nuestros torsos estaban totalmente fundidos.
Solo entonces noté fuegos artificiales, deje irlo todo y mi ritmo empezó a disminuir hasta que solo quedaron dos chicos empapados sentados sobre un water, fundidos en un tierno abrazo y jadeando como si acabaran de correr una maratón.

Respiro agitadamente, con la cabeza recargada en su hombro, aun recuperándome de la experiencia. Fue aun mejor que antes. Descanso en sus brazos, sin pensar mucho en el desastre que de alguna forma tendré que explicar.

Sonrío aun con todo, sintiéndome auténticamente feliz.

Antes de darme cuenta estoy cabeceando. Supongo que con drogas, alcohol, un susto de muerte, una noche completa sin dormir y haber hecho nuevamente el amor terminaron de drenar toda la energía que me quedaba. Aprieto los ojos, intentando no dormirme, algo especialmente difícil por el abrazo que me hace sentirme tan cómoda.

Tras pasar unos minutos abrazado a Paxie empiezo a ser consciente del desastre de alrededor y es como "vaaaaaya...", pero sonrío, sin apartarla veo que la llave del paso del agua no está muy lejos, por lo que estiro el brazo y corto el agua antes de inundar la casa...

No ha sido un lavado corriente, pero la gran mayoría de la pintura se ha ido, las toallas están algo mojadas, pero aun así servirán, así que cojo una y cubro a Paxie con ella, esto de que el baño sea pequeño empieza a tener unas ventajas que nunca había pensado. Me río yo solo de mi idea y después me dirijo a Paxie mientras le froto con la toalla.

-Vaya desastre...- Digo con una sonrisa picara.

En circunstancias normales me iría a mi casa, pero mi ropa esta llena de pintura y empapada y con Paxie me siento bien, además estoy tan cansado, no me había dado cuenta hasta ahora, entre el sexo, la movida con los narcos, la fiesta... Así que decido aceptar la idea primera de Paxie y quedarme a dormir. No me molesto en recoger nada, solo la cojo en brazos envuelta en la toalla y la llevo para intentar buscar su cuarto...

Casi entre sueños estoy sonriendo mientras siento la fricción de la toalla. Apenas escucho sus palabras, y aun así suelto una risa cansada. Me dejo cargar, sintiendo su contacto aun más reconfortante que antes.

- Tu lo limpias… - le respondo tardíamente, casi en voz baja.

Apenas puedo alzar la cabeza, y menos abrir los ojos. Adormilada le señalo al primer cuarto al que nos iba a llevar, agradeciendo en el poco juicio que me queda haber armado ya la cama individual, perfectamente tendida después de toda una noche de abandono. Me acurruco más en los brazos de Dick, en verdad se siente tan reconfortante…

La verdad es que no tenía nada claro lo de que me tocara limpiar, pero en aquel momento era lo de menos, estaba a gusto, mucho.
La metí en su cama, y yo me metí detrás, tapándonos enseguida con la sábana, la cama era algo estrecha, porque obviamente estaba pensada para una persona, pero esto solo hizo que estuviéramos más cerca el uno del otro, abrazados.

Deje que la calma y la tranquilidad invadieran mi mente y relajaran mi agotado cuerpo, el olor de su cabello era reconfortante, y no tardé que caer en un profundo sueño...

Caminaba por las calles sin ganas. Aún seguía conmocionado por los sucesos anteriores. El disparo, ver a mis compañeros y amigos en peligro, saber que Dick estuvo en peligro y no como antes, esta vez de muerte y que teníamos una deuda inmensa de dinero; todo junto me tenía un poco pensativo, caminaba como si estuviera ido de mi cuerpo, como si apenas mi vista que se movía de lado a lado mirando a los adolescentes y la gente mayor pasar fuera lo único vivo y presente de mi cuerpo en ese momento.

Ya estábamos en la casa de Andy. Esperé a que me invitara a pasar para seguir de forma cuidadosa, detalle cada centímetro de la entrada, era una persona analítica por naturaleza, en la forma en que vives demuestra un poco del desarrollo psicológico de la persona y la verdad es que estaba intrigado por saber mas de Andy, sentía que había un algo mas en el que no comprendía... todo con el en momentos pasaba del absurdo,a lo extraño, a lo totalmente cuerdo. La prueba de su ser era ver su cuarto, eso diría mucho de él.

- Aún sigo un poco pensativo. Digo mientras me siento en la sala, me comienzo a quitar la chaqueta dejando a la vista esos brazos tonificados, luego me quito sin medida la camiseta sin mangas dejándome el torso al aire, exhibiendo un cuerpo trabajado y bello. Como acto reflejo alzo el brazo y me huelo la axila, no lo olía mal, pero sentía la necesidad de un baño. Dejo mi chaqueta y mi camiseta en el sofá y me pongo de pie.

Yo es que... no entiendo. Dije afirmándolo con la cabeza. En momentos se vuelve un imán de problemas y yo ya me estoy cansando de toda esa mierda, de toda su mierda. Dije con fuerza y un poco de ira, para el final de la frase Andy ya sabía a que me refería. Richard.

Ahora está el problema del dinero. De eso no estamos libres ninguno, no eran maleantes comunes, atentaron contra la vida y eso les da otro status. ¡Mierda!. Me tomé la cabeza aún pensativo, no tenía mucha idea de como conseguir ese dinero.

Tomé mi cinturón y lo desabroche y es que era común para mi cambiarme en frente de mis compañeros, lo hacia comúnmente con los del equipo de fútbol, era algo normal. Desabroche el botón del pantalón y luego baje la cremallera para bajarlo de golpe. Me senté de nuevo y me quité de los zapatos y las medias y terminé de bajar mi pantalón.

- No te molesta, ¿verdad?. Dije casi ya desnudo, solo en una ropa interior boxer corto, ajustado, negro. ¿Dónde puedo dejar mi ropa? ¿acá o en otro lugar?. Luego lo miré de frente, a los ojos. Espero no estar abusando de tu confianza.

Al sentirse abrazada, suspira con lentitud.
Aquel gesto le hacía sentirse completa, llena de una felicidad incontenible. Lo único que puede acertar a hacer es a rodearla con sus brazos y a invitarla a sentarse sobre una de sus piernas, para que no se separase demasiado.

Se mantiene quieta, escuchando todo lo que le dice. Y dejando escapar unas lágrimas que por seguro ella no podía ver desde esa posición.
Aquello era un amor incondicional. Por mucho que tuviera que sufrir por ella, Alma nunca la abandonaría. Y por muchas penurias que atravesara Alma, jamás la apartaría de su lado.

Te quiero demasiado... Y ni siquiera soy capaz de decirmelo a mi misma en alta voz... Te quiero demasiado.

La deja marchar para atender que no se provocara un incendio en su casa, aprovechando para secarse las lágrimas. Y sonríe, siguiendola hacia su cuarto.
La idea del baño era una tentación, quizás una mala idea, pero conocía los límites.

- Te sigo, voy a registrar un poco tu armario... - le dice bromeando, no sin antes tomarle apenas con sus dedos su delicado cuello y besarla en la mejilla.

Sonrie por el beso que le estaba dando, ella cerró los ojos y le desordenó los cabellos, para reconfortarla más. Jenna necesitaba cariño y Alma estaba dispuesta a darsela. Tomó la mano  y la jaló a carreras hasta la habitación de la chica, abriéndola, era su nido, su espacio de protección, y era un espacio muy pulcro, de paredes blancas en donde lo que más llama la atención era el teclado que tenía en una esquina de la habitación.

Alma se sacó los botines que llevana y fue al armario que estaba en la otra puerta que estaba en la habitación, ahí suspira, y queda mirando a su amiga sacando una polera y un jeans para que los usara, era casi de la misma talla, asi que no habría problemas, ella sacó algo similar,  y la quedó mirando.

- ya cambia esa cara, pareces que vas a un funeral - se ríe un poco -el baño está al final del pasillo, toma - le entrega la ropa y una toalla que también había en su armario, y mira de reojo el teclado - tú nunca me has escuchado...¿no? - se mordió el labio inferior, en las demás murallas habían  fotografías de ella, en marcos negros, pero el mueble al lado de la cama, había una foto de una mujer, que sostenía a una niña, seguramente era la madre de Alma.

- jeje...- se ríe y va al teclado y toca unas notas, y se sentó en el asiento del teclado y comenzó a tocar, sus dedos se deslizaron por las teclas  y comenzó a cantarle.

Abandonamos el colegio juntos, Nick y yo. No hablé demasiado durante el camino, tampoco él lo hizo. Era un viaje bastante largo, sobre todo después de tantas horas despierto y a tope de adrenalina y estrés. Nos llevó bastante más de media hora llegar a la puerta de mi casa. Y durante el trayecto solo intercambiamos alguna frase sobre el cansancio y las ganas de dormir. Ambos estábamos inmersos en nuestros pensamientos. Casi me había olvidado de que Nick se quedaría el fin de semana en mi casa cuando metí la llave el la cerradura y abrí.

Cuando entré en casa y me sentí a salvo de todo, me dieron igual el resto de personas. Ni Dick, ni Pax, ni Alma ni Erica iban a amargarme el hecho de estar a solas durante muchas horas con el chico que no podía quitarme de la cabeza. El cansancio pasó a un segundo plano cuando indiqué a Nick que pasara y se sentara en el salón.

Voy a por un poco de zumo le dije.

Me metí en la cocina, que era la sala contigua al salón, entre ambas estancias había una pared con una ventana interna que hacía las veces de barra para comer (es donde desayuno por las mañanas) y sitio para posar los platos para llevarlos al salón-comedor.

Sí, yo también. Pero es lógico, han sido un montón de emociones... le digo mientras me meto en la cocina. Todo, tanto en casa como fuera, estaba en absoluto silencio. Así que aunque Nick hablase en un tono muy bajo se le podía oír perfectamente.
Me muevo de la nevera a los armarios. Cojo un par de vasos grande y sirvo zumo de naranja en cada uno. En este punto, a estas horas de la mañana y después de tanto cansancio, el cuerpo me pedía vitaminas.

Lo que pasa es que es gilipollas. Pienso para mí mientras habla de Dick. Ese es su único problema. No entiendo bien porque sois amigos. Coloco los vasos en una bandeja y un par de servilletas también.

Mientras Nick sigue hablando y yo sólo le escucho a medias, pues quiero dedicarle el menos tiempo posible al tema del encuentro con los maleantes y el dinero.

Tal vez esté enamorado de Dick, y por eso le soporta tantas tonterías me digo encogiéndome de hombros. Consciente de que es una posibilidad remota, aunque deseando que fuese verdad. Ya que me facilitarían mucho la vida...

Pues Nick, en serio. Yo el tema del dinero no lo veo claro. Ni siquiera sé porque cojones se supone que le debemos pasta a esa gente. ¿O es que tendremos que darle a Richard ahora dinero solo porque lo pida? cuento en un tono superfluo, ya que no quiero abrir debate. No sé, al menos debería explicarnos que pasó. Con detalles. Y pedirnos perdón, sobre todo eso... comento mientras voy pasando de la cocina al salon.

Me quedo de piedra. Se me corta hasta un poco la respiración al ver a Nick allí, sentado en mi salón, en ropa interior. Su cuerpo es perfecto, como tallado. Tiene unos brazos fuertes y un torso hermoso, musculado, pero sin ser forzado de gimnasio. Mis manos tiemblan un poco y los vasos tintinean. No puedo dejar de mirarle, y agradezco que el me mire a los ojos, espero que así no note lo nervioso que me he puesto.
¡Pero como no lo va a notar! pienso. Estoy supurando deseo por cada poro de mi piel. Sus ojos se clavan en los míos, y agradezco estar vestido para que no se note el pequeño movimiento que se produce en mi entrepierna. No puedo separar la vista de sus ojos, los clavo en los suyos hasta lo más hondo de su alma.

Esto eh... titubeo apartando por fin sus ojos de los míos. Poso la bandeja en la mesilla de café y le paso un vaso Es de Naranja le comentó. Y no, claro que no me molesta. ¡Toda la confianza del mundo! le digo sonriente. Aunque tal vez demasiado. No sé muy bien como debería comportarme. Espero no parecer forzado

Me bebo mi zumo de un trago, y mi cerebro casi estalla ante el frío (aunque queda contra restado por el calor que siento en el resto del cuerpo).

Mira le digo mientras poso de nuevo el vaso en la mesa, tal vez demasiado fuerte. Voy a coger tu ropa y bajarla a la lavadora. Les daré un aclarado a las mías también. imito su gesto, ese tan varonil y erótico, y me huelo yo también el sobaco, aunque con la camisa puesta y mientras echo otro viztazo al tío desnudo que hay sentado en mi salón. Creo que apestamos bastante a alcohol, humo y pintura. Tú puedes ir subiendo, o darte una ducha o lo que sea. Lo único... dudo un momento y continúo. Lo único que tendremos que compartir cama. Espero que no te importe, es una cama de las grandes* de todos modos. Lo siento, no me acordé de decírtelo antes. En esta nueva casa no tenemos habitación de invitados. Miento ligeramente, aunque me enorgullezco de hacerlo muy bien y sin que se note, mirando a aquellos profundos ojos me estaban prendando. En realidad en algún armario del sótano hay guardadas unas camas de las hinchables.

Lo dicho, puedes ir subiendo. Es la primera puerta a la izquierda. Me acerco a el y cojo sus pantalones, y su camiseta. Me inclino más de la cuenta y aprovecho para rozar su pierna con el dorso de mi mano y aspirar su delicioso aroma.
Uf pienso para mi mientras le doy la espalda y bajo al sótano. Me siento muy afortunado porque Pax no haya venido finalmente, y por no haber mencionado lo de las colchonetas... Dormir con Nick... ¿Lo conseguiré? ¿O se arrepentirá? pienso cuando llego a la lavadora y empiezo a ponerla en marcha...