Partida Rol por web

Ya había pasado una semana de viaje cuando pudiste divisar tierra a lo lejos, la mayor parte de la tripulación te veía con ojos extraños pero no de desconfianza sino de sorpresa, muchos de ellos no habían visto muchos draenei en su estadía en la Isla Bruma Azur, por lo que era esperable que les llamara la atención tu aspecto físico.

Al llegar a la ciudad quedas sorprendido por las construcciones enormes de granito blanco que se levantan en una ladera que da al mar, si bien la ciudad no tiene un puerto enorme, el barco logra atracar en un pequeño puerto que da a los diferentes canales de la ciudad. Al bajar puedes ver como un grupo de 6 caballeros totalmente armados se detiene en frente al barco y te mira a los ojos.

Vemos que traen a un extraño a la ciudad ¿cuales son sus intenciones en la capital de la Alianza?

La sensación de viajar en un barco es extraña y nueva. En Draenor teníamos a los Elekks y algunos artilugios de teletransporte pero no barcos. Lo único parecido fue el viaje en el Exodar pero el balanceo del barco encima del agua, al principio marean y hacen que pierda el equilibrio en varias ocasiones. Tras dos días de viaje, empiezo a acostumbrarme al balanceo y a equilibrar mi peso para poder moverme pero sigo mareandome. El último día divisamos tierra, para entonces ya podía moverme con facilidad por el barco, se me hizo triste el hecho de dejar el barco y a la tripulación pero quedé conmocionado al ver la ciudad. Granito sobre granito elevándose a los cielos en majestuosas capillas, castillos y edificios. 

Al llegara puerto, empezamos a desembarcar y, mientras me despido del capitán del barco, se acercan media docena de caballeros bien armados y le preguntan al capital sobre mi. Antes de que este responda intervengo:-Permítame Capitán. Bien hallado, caballero. Soy Nerghan, paladín de la Luz.-le digo mientras saco el pergamino que me entregó Odeyus:-Vuestro Almirante Odeyus, me hizo entrega de este pergamino, haciéndome su amigo y permitiéndome llegar aquí, presentándome ante vuestro Rey para formar parte de la Alianza.-le explico mientras le entrego y saco el otro pergamino que me entregó Velen:-Este otro pertenece a mi líder, el qual me nombra Campeón y me otorga la potestad de negociar la entrada en la Alianza y ponerme bajo las órdenes de vuestro Rey.-termino por explicarle al Caballero.

El caballero te mira con cara de sorpresa, claramente no esperaba tener tanta información en tan pocas palabras pero te mira y te dedica una sonrisa antes de hablar.

Disculpe pero no esperaba esa pregunta de parte de un viajero que acaba de llegar, como se imaginará los viajeros no suelen pedir audiencias con el rey para formar parte de la Alianza, generalmente piden algo de comida y alojamiento...

Mira tu armadura mientras se pregunta que tipo de metales tendrá, para luego decir.

De todas formas veo que sos un capeón de la luz, en nuestra cultura los paladines son grandes guerreros, lideres espirituales y ejemplos a seguir. No creo que la luz le haya dado el poder a alguien que no sea digno de él.

El caballero se acerca hacia un establo donde puedes ver varios tipos de animales, un caballo, un carnero, un tigre de largos colmillos y lo que parece un pollo robotico descansan en el edificio.

No se cuales son tus preferencias a la hora de montar, ni si tenemos una bestia adecuada para un ser tan grande como tú pero si queremos llegar al castillo la forma más rápida va a ser cabalgando, espero que no te molesten nuestras monturas.

-Sobre la comida y el alojamiento, puedo buscarlos por mí mismo. Por el momento solo solicito audiencia para cumplir el deseo de un amigo y las órdenes de mi líder.-le respondo al caballero ante el primer comentario. A continuación reconoce mi posición de paladín de la Luz, dado que ellos mismos también poseen. 

Por último se acerca a unos establos con toda una serie de criaturas: un caballo, un carnero, un tigre de colmillos largos y un pollo mecánico, ese último era la primera vez que lo veía. Me acerqué y examiné a las cuatro criaturas: el caballo era majestuoso y el caballero parecía cómodo cuando lo tocaba, se notaba que era su montura favorita. El carnero me recordaba a los Talbuk de Draenor, aunque algo más grandes y con mayor cornamenta. El tigre de colmillos largos era una criatura muy cariñosa, en Draenor hay pocas criaturas parecidas pero aún así se sentía cómodo. La más extraña de las monturas era el pollo mecánico, era la primera vez que veía una criatura como aquella, no estaba viva pero aún así allí estaba moviendose e imitando a un animal vivo. 

Me quedé un rato pensando y le pregunté al caballero:-La montura que escoja, puedo conservarla? Me resultaría muy útil poder hacerlo para moverme por este continente.-

El guerrero te mira con sorpresa por la pregunta y luego te dedica una sonrisa.

Paladines, no importa de donde vengan ni la raza que tengan. Ellos siempre van a ser correctos y preguntar por las dudas. Claro señor, puede quedarse con la montura, sabemos que la relación entre montura y jinete es especial y no nos gustaría arruinar ese vinculo.

El hombre se sube a su caballo y se prepara para partir.

Cuando estés listos partiremos hacia el castillo.

Tras la respuesta del caballero, vuelvo a mirar a las cuatro monturas. Extiendo mi mano derecha y dejo que la Luz guíe mi decisión. Tras un par de segundos, abro los ojos y mi dedo indice señala al caballo:-La Luz quiere que tu seas mi montura, amigo.-le digo al caballo mientras le acaricio la cabeza con suavidad. Hago una reverencia a las otras tres criaturas a modo de respeto y, con un leve tirón de las riendas, saco al caballo de los establos:-Desde ahora tu nombre será Sha'sui, siervo de la luz en mi lengua.-nombro a Sha'sui y monto sobre él.

-Estamos listos, lidere caballero.-le digo.

La cabalgata te llevó por las verdes colinas del Bosque de Elwyn, un bosque que por momentos te recordaba a las verdes praderas de Nagrand, solo que con muchos más árboles. Mientras cabalgaban podías ver pequeños pueblitos al costado de la ruta, pero no demoró mucho en volver a aparecer la enorme ciudad de marmol blanco a lo lejos, Ventormenta se alzaba como una fortaleza inpenetrable del otro lado de los árboles.

Cuando llegaron a la puerta de la ciudad, los guardias armados los dejaron pasar sin mediar palabras. Mientras cruzabas el foso te sorprendía ver estatuas enormes de varios humanos, una elfa y un enano que se erigían a ambos lados del puente. A pesar del tamaño y lo imponente de la entrada, tu compañero ni se inmutó y siguió viajando hacia el centro de al ciudad.

Ventormenta era una vibrante ciudad llena de canales en los que se movían mercaderes de todas partes del mundo y todas las razas de la Alianza vivían bajo el mismo techo. Al llegar al castillo te sorprendió ver una muralla detro de la ciudad y al llegar a la puerta esta vez los guardias si te detuvieron.

Estimados ¿por que quieren entrar en el Castillo de Ventormenta? Expliquen sus intenciones si quieren pasar de aquí en más.

El hombre te miró a tí como diciendo que tu eras el más adecuado para explicar las intenciones del grupo. 

A lomos de Sha'sui emprendí la cabalgada hacia la ciudad de Ventormenta, junto a los seis caballeros que me habían recibido en el puerto. Atravesamos el Bosque de Elwyn, como me habían comentado que se llamaba, me recordaba a las verdes praderas de Nagrand, con más árboles. 

A medida que dejábamos el bosque detrás fuimos aminorando la marcha y entonces vi Ventormenta: Su entrada, hecha de granito y piedra, la primera muralla era imponente pero la segunda todavía era más. Nada más entrar en la ciudad vi una serie de estatuas de distintas razas:-Me imagino que son grandes héroes, y que hicieron grandes hazañas para poder tener su lugar aquí.-comenté sin buscar respuesta, mientras nos adentrábamos en la ciudad. 

No había vuelto a ver tanto bullicio en un sitio como en el mercado de Shattrath, cuando era niño. Dejamos los mercados a nuestras espaldas y emprendimos camino al castillo. allí estaba todo un edificio de granito blanco, como el resto de la ciudad pero con la diferencia de que este era más imponente. Llegamos a las puertas y nos pararon los guardias queriendo saber nuestras intenciones. El caballero con el que había hablado a mi llegada me miró, como queriendo decir:-Adelante, esto es cosa tuya, yo solo soy tu escolta.-incliné la cabeza y desmonté de Sha'sui:-Bienhallado. Soy Nerghan, paladín de la Luz.-le digo mientras saco el pergamino que me entregó Odeyus:-Vuestro Almirante Odeyus, me hizo entrega de este pergamino, haciéndome su amigo y permitiéndome llegar aquí, presentándome ante vuestro Rey para formar parte de la Alianza.-le explico mientras le entrego y saco el otro pergamino que me entregó Velen:-Este otro pertenece a mi líder, el qual me nombra Campeón y me otorga la potestad de negociar la entrada en la Alianza y ponerme bajo las órdenes de vuestro Rey.-termino por explicarle al guardia.

El guerrero toma la nota y te mira de reojo como queriendo estar totalmente seguro de que sea verdad. Notas que si bien le presta atención a la carta de Odyseus apenas mira la que tiene el sello del profeta.

Estimados, la carta parece ser real por lo que deberíamos dejarlos pasar con su alteza.

Se gira y empieza a caminar.

Siganme si son tan amables.

Mientras caminas detrás de los dos hombres empiezas a ver las grandes construcciones de mármol que se unen en un arco enorme. Te sorprende ver que en algunas de las partes más altas del techo aparecen algunos rastros de quemaduras, pero salvo eso no ves nada extraño.

Al llegar los hombres te paran frente a un trono dignamente decorado con dos leones de oro a su lado. Al lado del trono hay un hombre de porte orgulloso y sobre él un pequeño niño rubio te mira con cara de sorpresa.

Bolvar camina unos pasos y te mira a los ojos.

Estimado señor, me han informado que pidió una audiencia con el rey, lamentablemente nuestro Rey está en paradero desconocido y si bien aquí tenemos a su príncipe el encargado de suplantar al rey Varyan soy yo.

Se gira y mira al pequeño niño.

Anduin, algún día tu serás rey y deberás tomar decisiones difíciles por lo que deberías prestar atención a esta charla.

Vuelve a mirarte a ti y agrega.

Mi nombre es Bolvar Fordragon y al igual que tú soy un paladín, siento que la luz corre por tu cuerpo y eso me da la seguridad de que tienes buenas intenciones, pero me gustaría escucharlo de tu voz. ¿Que te trae a nuestro reino?

Parece ser que Odesyus es un hombre respetable, además de un gran almirante. Por que su carta tiene más peso que la del Profeta, aunque no me sorprende. Asiento ante la invitación del guardia y junto a otro nos escoltan hasta la sala del trono. Mientras avanzamos comprendo el nivel de detalle que tiene el castillo, en Shattrath no hay nada parecido a un castillo, todos los edificios poseen el mismo tipo de edificación, aunque la sala de los Naa'ru es más grande. Pero los humanos son distintos. 

Al llegar a la sala del trono, veo a un hombre y a un muchacho, además de guardias reales. Los guardias que me escoltaban de hacen una indicación para que avance en solitario, el cual hago lentamente y observando atentamente a las dos personas frente a mí. El hombre me sale al paso y me detiene. Éste me indica que el Rey está en paradero desconocido, el niño es el príncipe y el hombre es el que se encarga de todo:-Lamento oír eso joven príncipe.-comento.

El hombre se gira para hablar con el prinicpe, de nombre Anduin. El hombre se gira y se identifica como el paladín Bolvar Fordragon:-Es un honor paladín Fordragon. Mi nombre es Nerghan y siento como la luz le envuelve con fuerza a usted y aún más al joven príncipe. Ella me dice que se convertirá en un gran hombre.-empiezo conestando a Fordragon:-Hace unas semanas mi gente y yo nos estrellamos en un grupo de islas al oeste, gracias a la alianza con el Almirante Odesyus, logramos detener a un grupo de Elfos de Sangre al servicio de la Legión Ardiente. Por lo que sé ambas razas la hemos enfrentado y con dificultad la hemos vencido.-sigo explicando-le a Fordragon:-Odesyus me entregó este documento verificando, mis palabras y permitiendo-me hablar con el Rey e ingresar en la Alianza. Éste otro pertenece a mi líder, el Profeta Velen, nombrando-me Campeón y portavoz Draenei.-termino por explicar-le.

Mientras Fordragon analiza mis palabras, desenvaino mi Martillo de Guerra y me arrodillo, colocando la cabeza del mazo en el suelo:-Por mi honor y en calidad de Paladín de la Luz Sagrada solicito el ingreso en la Alianza para mí y los míos. Serviremos con honor y respeto a todas las razas de la que forman parte. Como muestra de mi servicio, permitid-me ayudar en la búsqueda del Rey.-finalizo en silencio y esperando una respuesta.

Bolvar te mira con preocupación y puedes sentir la bondad en su mirada. Puedes ver la preocupación en los ojos del regente el cual demora bastante en empezar a hablar ya que se tomó su tiempo para pensar cada una de sus palabras.

Lo que me dices es preocupante, los Elfos de Sangre se unieron a nuestros enemigos... Supongo que Odesyus te mantuvo al tanto de nuestra situación. Al igual que nosotros, nuestros enemigos, la Horda formó una unión de razas y su última adquisición fueron los Elfos de Sangre de Quel'Thalas.

Notas como Bolvar se queda en silencio unos segundos.

Los elfos lucharon en la Alianza por muchos años, ellos fueron nuestros aliados y les fallamos. Hoy encontraron un aliado en la Horda y se convirtieron en nuestros enemigos. Por más odio que le tenga a los orcos no puedo creer que ellos se hayan unido a la Legión Ardiente.

Tras decir esto te mira a los ojos.

Si la Legión Ardiente envió a un grupo de Elfos de Sangre a atacarnos, tenemos problemas más urgentes que la seguridad de nuestro querido rey. La Alianza entera tiene los ojos abiertos buscando a su majestad, si aparece en alguna de nuestras ciudades lo encontraremos.

Esta vez mira al pequeño rey.

Si lo que dices es verdad, no vamos a poder desechar la ayuda de un paladín. La Legión Ardiente nunca envió solo una avanzada, si esos elfos trabajan para la Legión no falta mucho para que los tengamos en las puertas de nuestras ciudades.

Suspira y sigue hablando.

Por más que me duela no salir a buscar a nuestro rey, será un honor incluir a los Draenei a nuestra Alianza y juntos luchar contra la Legión. Bienvenidos a la Alianza, Draenei.

Las palabras de Fordragón hacen que mi corazón se llene de júbilo por la aceptación y el ingreso en la Alianza:-Gratitud paladín Fordragon. Es un honor formar parte de la Alianza.-digo en respuesta, mientras me levanto y vuelvo a envainar el Mazo de Guerra.

Tras un breve momento, vuelvo a romper el silencio:-Espero que de verdad aparezca el Rey Wrymn y decidme en que puedo servir a la Alianza.-

Bolvar se queda pensando tras tu ultima pregunta para luego decir.

Si la información que trajeron es real, nos estaremos enfrentando a la Legión Ardiente en breves. No sabemos por donde van a atacar, pero tenemos que estar preparados.

Camina hacia la puerta de la sala y la abre.

Tu podrás ayudarnos estando listo para lo que pueda pasar, lamentablemente no tenemos más opción que esperar a que ellos hagan el primer movimiento. Mientas tanto puedes conocer la ciudad, por ahora eres el único draenei en Ventormenta por lo que yo me encargaré de que tengas alojamiento.

Te pone la mano en el hombro.

Ve a disfrutar y conocer la ciudad y a sus habitantes, seguramente puedas ayudarlos con algo. Yo me mantendré al tanto de lo que pasa con la Legión, apenas ataquen te iremos a buscar para contraatacar.

-Asi haré paladín Fordragon, me despido por ahora. Joven Rey. Paladín.-termino diciendo con una reverencia a ambos y me dirijo hacia la salida del castillo donde me espera Sha'sui. Le informo a los primeros caballeros que vinieron conmigo de que formo parte de la Alianza y que tengo carta blanca para ir por la ciudad. Les agradezco la escolta y les doy 10 monedas de oro para que se paguen una comida y agua para sus caballos y para que coman y beban ellos. 

Cojo las riendas de Sha'sui y salgo a conocer la ciudad. Al salir del castillo pregunto a un guardia sobre los mercaderes y ver qué armaduras tienen los humanos, la que porto está bastante dañada del combate con el elfo y es hora de cambiarla. Me da indicaciones y emprendo la marcha. Voy andando por la ciudad contemplando con todo detalle sus habitantes y su cultura, mientras Sha'sui me sigue. 

Llego al Barrio de los Mercaderes, tal y como me había dicho el guardia que se llamaba y veo la tienda que me recomendó el guardia. Ato a Sha'sui al poste de monturas y dejo que se refresque en el bebedero. Entro en la tienda y todo el mundo que me queda mirando. Es la primera vez que ven a un draenei y es posible que me confundan con lo eredar. Pero gracais a la intervención de Fordragon de declararnos como parte de la Alianza hace que no desenfunden sus armas y me ataquen:- Buenos días caballeros, vengo a comerciar.-empiezo rompiendo el hielo con la palabra favorita de los mercaderes, "comerciar":-Necesito cambiar mi armadura por algo mejor, mientras me mirábais me he percatado de que esa fantástica coraza, me gustaría negociar su precio.-termino por exponer mi oferta.

El hombre lo mira mientras se rasca la barba.

No se que eres, pero si tienes oro eso es suficiente para mi, además que los paladines son siempre respetados en nuestras ciudades.

Se acerca a mirar el tamaño de tu cuerpo mientras empieza a decir.

¿Que te pasó? Parece que te hayas caido del cielo.

Se gira y mira tu cola.

Esto va a ser un problema de diseño importante, pero mis empleados son enanos los mejores herreros de los Reinos del Este son de esa raza y si alguien está a la altura de crear una armadura para tí son ellos.

El hombre te muestra una hermosa armadura turquesa de Veraplata.

¿Te gusta? Normalmente la vendemos a 5 oros, pero en tu caso vamos a tener que hacerte un precio un poco más caro ¿te parecen bien 6 oros? Entiende que trabajamos con cuerpos diferentes al tuyo y vamos a tener que reforjarla para adaptarla a tu fisionomía.

Se gira y vuelve a mirar tu cola.

Esa cola es algo con lo que no estamos a costumbrados a lidiar y si te vendemos una armadura como las nuestras te aseguro que vas a tener varios problemas para que todo tu cuerpo entre allí sin molestias.

Tras un tiempo después de la batalla con Kel'Thuzad volvieron a Ventormenta, la ciudad se encontraba en una particular agitación por la presencia de una nueva raza, los Draenei caminaban por la antigua ciudad humana y muchos tenían sentimientos encontrados.

Los elfos de la noche se encontraban frente a una disyuntiva particular, ya que ellos recordaban claramente la Guerra de los Ancestros y los Draenei eran iguales a los demonios Eredar, incluso su idioma era igual. Las diferencias eran obvias, mientras unos eran demonios rojos de las sombras, los Draenei eran criaturas de azules de la Luz. De todas formas eso no hacía que los elfos se sobresaltaran cada vez que venían a uno dar vuelta en la esquina.

Estos draenei traían noticias perturbadoras, el mundo que una vez fue Draenor ahora estaba siendo controlado por la Legión Ardiente y planeaba invadir Azeroth, no faltaba mucho para que sea hora de tomar las armas y volver a luchar contra una nueva amenaza.

Veo al comerciante humano inspeccionarme:-Veo que no estáis habituados a los de mi especie.-comento ante los detalles que menciona sobre mi físico. El comerciante sigue a lo suyo y de pronto me muestra una armadura de un color turquesado de un metal llamado Veraplata.

Al principio quedo maravillado por la intensidad de su color, aunque hay algo que me llama más la atención:-Me permitís inspeccionarla?-le pregunto al comerciante. A lo que me vuelve a los detalles sobre mi cola mientras yo inspecciono la armadura. Pongo mis manos sobre el duro metal de la armadura y concentro mi Voluntad. La Luz fluye con facilidad y una delicadeza con las que nunca había visto. Ni siquiera en un material. Ese metal, esa Veraplata es un metal en comunión con la Luz. 

Despego mis manos de la armadura al no escuchar más al comerciante y las miro durante un segundo, cierro mis puños mientras todavía siento como la Luz baña todo mi ser. Miro al comerciante:-Cuanto tardaríais en tenerla preparada?-termino por preguntarle.

La batalla de Naxxramas queda en el pasado y una cierta calma cubre por ahora las tierras de la Alianza. Me tomo un tiempo en Ventormenta para estudiar un poco con mis hermanos Druidas de esta capital. He oído que tienen un distrito con su propio jardín para realizar comunión con la naturaleza de la mejor forma que podría hacerse en una ciudad de humanos.

Camino por las calles, sin tomar demasiado en cuenta todas las cosas que los hombres han construido y que les hacen sentir seguros pero que no son otra cosa que daños a la madre tierra. No presto importancia y prefiero concentrarme en las pequeñas bellezas naturales que se aprecian de vez en cuando.

Busco a los druidas locales para entablar conversación y conocer lo que se pueda de esta zona. Quizás necesiten mi ayuda para algo y yo siempre estoy dispuesto a ayudar si es posible.

El comerciante te sonríe al ver cuando le preguntas sobre cuanto demorará en terminar de adaptar la armadura a tu cuerpo y te guiña un ojo.

Y tu no estás habituado a las especies de Azeroth. Te dije que mis empleados son todos enanos y los enanos son los mejores herreros del mundo, ven mañana a esta misma hora y te esperará tu brillante armadura.

Al salir a la ciudad empiezas a escuchar el repique de campanas que suenan en dirección a la plaza central...