Partida Rol por web

Las tierras de la peste eran como su nombre lo dice tierras arrasadas por la plaga. Lo que antes fue el corazón de Lordaeron, el reino más poderoso de la alianza hoy no era más que una pesadilla en vida. Mientras caminaban veían plaga a todos lados, los árboles se brotaban como si fueran una pierna putrefacta, los animales seguían moviéndose a pesar de su avanzado estado de podredumbre y las casas de los granjeros que una vez vivieron en este lugar se veían semidestrozadas como un recordatorio de que hace no mucho tiempo uno podía tener una vida normal en ese lugar.

El llamado de Eligor Dawnbringer, el líder del Alba Argenta un grupo de paladines que se opone la Cruzada Escarlata, un grupo de paladines humanos que se enfrenta al resto de las razas, diciendo que incluso los humanos de la alianza son unos traidores al aceptar enanos, gnomos y elfos en sus filas. En cambio el Alba Argenta acepta a todos los que quieran pelear sin importar su raza o a la facción que pertenezca, por lo que no es raro ver orcos y elfos nocturnos con el tabardo del Alba Argenta luchando codo a codo.

Mientras caminan el silencio es terrorífico, por momentos empiezan a ver algunas mariposas, entendiendo que aún quedan rastros de vida, pero son tan breves que rápidamente desaparecen. Cuando llegan a la cima de una colina pueden ver a lo lejos la necropolis de Naxxramas flotando sobre los techos de Stratholme, aún les queda ir al este para llegar a la Capilla de la Luz, pero tienen un primer vistazo de su objetivo.

En ese momento se ven rodeados por 10 no-muertos, ninguno logra ver de donde salieron pero hay algo claro, están en inferioridad numérica y no hay escapatoria.

Las tierras de la peste eran como su nombre lo dice tierras arrasadas por la plaga. Lo que antes fue el corazón de Lordaeron, el reino más poderoso de la alianza hoy no era más que una pesadilla en vida. Mientras caminaban veían plaga a todos lados, los árboles se brotaban como si fueran una pierna putrefacta, los animales seguían moviéndose a pesar de su avanzado estado de podredumbre y las casas de los granjeros que una vez vivieron en este lugar se veían semidestrozadas como un recordatorio de que hace no mucho tiempo uno podía tener una vida normal en ese lugar.

El llamado de Eligor Dawnbringer, el líder del Alba Argenta un grupo de paladines que se opone la Cruzada Escarlata, un grupo de paladines humanos que se enfrenta al resto de las razas, diciendo que incluso los humanos de la alianza son unos traidores al aceptar enanos, gnomos y elfos en sus filas. En cambio el Alba Argenta acepta a todos los que quieran pelear sin importar su raza o a la facción que pertenezca, por lo que no es raro ver orcos y elfos nocturnos con el tabardo del Alba Argenta luchando codo a codo.

Mientras caminan el silencio es terrorífico, por momentos empiezan a ver algunas mariposas, entendiendo que aún quedan rastros de vida, pero son tan breves que rápidamente desaparecen. Cuando llegan a la cima de una colina pueden ver a lo lejos la necropolis de Naxxramas flotando sobre los techos de Stratholme, aún les queda ir al este para llegar a la Capilla de la Luz, pero tienen un primer vistazo de su objetivo.

En ese momento se ven rodeados por 10 no-muertos, ninguno logra ver de donde salieron pero hay algo claro, están en inferioridad numérica y no hay escapatoria.

Nuestro viaje a aquella parte del mundo dañado fue más tranquilo de lo esperado pero apenas ingresamos en estas tierras, siento el dolor y la muerte de la naturaleza a nuestro alrededor. El Alba Argenta nos había llamado y nos dirigimos a la Capilla de la Luz mientras sentimos el silencio y el terrible panorama de la muerte en vida.

Siento el grito silencioso de la vegetación corrupta y podrida así como el eco de la vida de las bestias, que suplican la destrucción para morir como el ciclo indica que se debe hacer, pero tenemos una misión que terminar pues la sombra de Naxxramas en el cielo nos recuerda que existen prioridades que no deben ser desatendidas.

De pronto, los muertos vivientes nos rodean y es claro que debemos protegernos y luchar por nuestra supervivencia. Todos lo hemos notado así que las palabras están de más mientras me preparo para apoyar a mis compañeros.

(Pienso) incluso las piedras están malditas en este perdido lugar, ni siquiera la muerte reclama su dominio en este olvidado reino. (Fin pensamiento)

Camino en silencio y pensando en la tarea que nos depara, hasta las montañas están podridas en este reino, eso dice mucho de los poderes que luchan aquí...

De pronto veo como nos rodean l los muertos vivientes, y con la rabia desbordada, ataco a uno de ellos, pero la rabia no ayuda a ser preciso en el ataque...

Dejo que el resto se enfrente a ellos y luego decido que hacer. Mi primera idea es escapar, mientras los tienen entretenidos, pero, esa no es la única opción. Si podemo combatirlos, les intentaré ayudar.

Caminando con la cabeza alta y tratando de mantener cerradas mis fosas nasales todo el tiempo que me es posible para no oler la peste a podrido de aquel lugar, miró alrededor observando el estado actual de aquellas tierras. Mientras avanzo junto a mis compañeros no hablo mucho, centrado en examinar el terreno, pero cuando llegamos a la cima de la colina me quedo contemplando la necrópolis, algo que no había visto antes.

Ese momento de distracción hace que no me de cuenta de que varios enemigos se han acercado y me veo obligado a sacar mi hacha rápidamente, lanzando un rugido desafiante.

La travesía fue larga, pero con el tiempo nos acercamos al destino. Los lugares que íbamos viendo eran horribles, los bellos parajes de mi tierra natal me venían a la mente. Las verdes praderas de Mulgore y la fauna que en ella vivía. Por fortuna contaba con la compañía de Sombra, mi hermano lobo que tantas veces me había ayudado. Además había encontrado un grupo interesante de compañeros.

No los conocía aún mucho, pero tendría tiempo para ello. Cuando observe Naxrramas flotando en el aire, me quede perplejo “¿Qué poder podía hacer algo así” Me pregunte. Aún quedaba camino para llegar hasta la Capilla de la Luz. Entonces algo llamo mi atención unos seres corruptos aparecieron.

Alerta hermanos. Comente tomando mi lanza y preparándome para mi tarea.

¡Ataquen por la luz!

Cuando se dan cuenta ven a un humano liderando un pequeño ejercito de todas las razas que rápidamente aplasta a los no-muertos. Uno de ellos casi ataca a Mraugr pero se detiene.

Este es de los nuestros, perdone señor.

El que parece el capitán los miró.

Un placer tenerlos en esta tierra maldita, cada vez llegan más voluntarios, pero parece que la plaga está siendo consciente de nuestros ataques y no está cortando los refuerzos.

El grupo empieza a rodearlos por los costados.

Vamos, los llevaremos a salvo a la Capilla de la Esperanza de la Luz.

¡Ataquen por la luz!

Cuando se dan cuenta ven a un humano liderando un pequeño ejercito de todas las razas que rápidamente aplasta a los no-muertos. Un tauren del Alba Argenta casi aplasta a Sorassa.

Perdón señorita, no estoy acostumbrado del todo a luchar codo a codo con los de su raza y no suelo mirar para abajo.

El que parece el capitán los miró.

Un placer tenerlos en esta tierra maldita, cada vez llegan más voluntarios, pero parece que la plaga está siendo consciente de nuestros ataques y no está cortando los refuerzos.

El grupo empieza a rodearlos por los costados.

Vamos, los llevaremos a salvo a la Capilla de la Esperanza de la Luz.

Se iergue en toda su estatura y una sonrisa de agradecimiento se vislumbra bajo su capucha. Una voz que parece salir de una cueva agradece con un simple : - Gracias. el apoyo en la batalla. De todas maneras le corrohía más la curiosidad que el agradecimiento. Había sido educado, pero quería sacarse la espinita clavada: - ¿Quienes son ustedes?

Respire con alivio al ver aquellos guerreros luchando contra aquella corrupción y esos no muertos que estaban asediando el lugar. Las huestes arrasaron con fuerza a los no muertos. Tras ello el que parecía ser un líder de ese ejército se dirigió a nosotros.

Gracias mi señor. Un honor conoceros y deseo poder servir a esta noble cruzada. Expuse con educación, mientras apoyaba mi mano en Sombra mi hermano lobo. Luego me dispuse a seguir a ese ejercito, dado que al parecer ellos tambien se dirigian a nuestro destino.

Cuando veo aparecer a humanos con armas avanzando hacia nosotros, aferro mi hacha con mayor fuerza y me preparo para la auténtica batalla...hasta que veo que su objetivo son nuestros enemigos. Entonces me doy cuenta de que junto al humano se encuentra un compendio de razas de lo más variado, y eso hace que termine por relajarme, sobre todo al ver orcos entre ellos.

Me golpeo el pecho con el puño en señal de saludo, pero no digo nada más. Después me dispongo a seguir a aquella extraña comitiva, pero sin bajar del todo la guardia.

Los muertos vivientes nos rodean y aprieto con fuerza el mango de mi lanza corta mientras me apresto a invocar a las fuerzas de la naturaleza para que me apoyen en esta luchar pero de pronto, unos soldados de todas las razas luchando codo a codo acaban con todos los enemigos tan rápido que ni siquiera podemos reaccionar para ayudarles.

El Capitán se presenta y nos da buenas noticias, que de a poco consiguen que me vaya relajando poco a poco hasta bajar mi arma y sonreirle al hombre. Luego le hago una reverencia y le contesto:

 - "Mucha gracias, Capitán. El viaje ha sido largo pero no tan accidentado como lo habríamos esperado. Agradecemos mucho su intervención y aceptaremos con gusto su escolta para llegar sanos y salvos."

La verdad es que no temo luchar en contra de esas escorias que se nos acercan pero no me molesta apurarnos para así intervenir luego en nuestra misión. La sombra de Naxxramas inunda el horizonte como un ave de malos presagios que no puede ser ignorado. Ningún aventurero que ame Azeroth y quiera luchar por su mundo hará oídos sordos a la amenaza que la plaga significa y yo, como Druida, debo luchar por la naturaleza y el equilibrio. Es una guerra declarada contra ellos que disfrutaré luchar.

Ese lugar no le gustaba a Vuzazahn. No le gustaba nada. 

Paseaba la mirada por esos yermos corruptos y no podía imaginar como habrían sido antes de que todo el Azote se hubiera desatado, empujando a los orcos y trols lanza negra a las costas de Kalimdor.

Estaba divagando cuando ese paladín apareció cerca de ellos con gente de todas las razas. Casi atacan a Mgraur, ese renegado que se había unido a su grupo, al igual que el tauren; pero el renegado le parecía curioso. ¿Cómo podría vivir un muerto?

Cuando se ofreció para guiarlos, Vuzazahn se giró hacia el orco y se encogió de hombros antes de continuar con su paso ligero y desganado hasta donde le llevaran.

Veo como el esqueleto que estaba ante mí se desmenuza, pero se que no he sido yo, apenas le rocé con mi martillo, es entonces cuando reparo en nuestros salvadores, había oído hablar en las tabernas de Ironforge de esta "compañía" de la luz, pero verlo con mis propios ojos es otra cosa...

"¿es eso un Tauren?, he oído hablar de ellos, moratles guerreros de las lejanas tierras de Kalimdor... sin duda es una causa poderosa la que hace que miembros de todas las razas luchen juntos"

Me adelanto y saludo con una inclinación de cabeza

"Gracias por vuestra ayuda capitán, soy Thorin Thunderforge, y con gusto os acompañaré hasta vuestra capilla, tengo una deuda de honor con vuestra orden, y los enanos no olvidamos nuestras deudas"

A lo lejos empiezan a ver una construcción que parece levantarse entre los campos muertos, la iglesia es  blanca y de techos rojos y su mera presencia parece ser un faro de luz entre la oscuridad. Incluso para los guerreros de la horda quienes no comparten la fe en la luz sagrada la capilla les resulta un faro de esperanza.

Al acercarse pueden ver al grupo de la otra facción que también está siendo escoltado por los caballeros del Alba Argenta, al ver esto uno de los caballeros pica espuelas y se adelanta. Mira a ambas facciones y empieza a hablar para que todos le entiendan.

Guerreros de la Alianza y de la Horda, como pueden ver a mi alrededor en esta capilla las diferencias entre las facciones no significan nada, nosotros somos el Alba Argenta y nuestra lucha es por los seres vivos sin importar si son humanos, orcos, gnomos o tauren. Así que les dejamos claro desde este momento que todos son bienvenidos, pero no vamos a permitir que nadie derrame la sangre de otros de nuestros invitados en esta tierra sagrada.

Les muestra la puerta de la capilla y dice.

Entren, la archimaga quiere hablar con ustedes antes que les den las ordenes.

La archimaga Dosantos estaba parada frente a una larga mesa y los invita a sentarse.

Señores y señoras, vengo en representación de la Ciudadela Violeta, como muchos sabrán Arthas invocó al demonio Archimonde utilizando los libros del último guardían Mediv, fue mi deber proteger las herramientas del mago pero como muchos otros grandes magos fallé mi deber.

Apoya las manos en la mesa y los mira seria.

Atiesh fue el báculo del maestro y al haber sido una posesión del último guardian el mismo irradia un poder descumunal, nuestros espías confirman que esta arma se encuentra las manos del lich Kel'Thuzad. Se que fue un error de los magos de Dalaran haber perdido el bastón pero no podemos permitir que un usuario de magia tan poderoso y malvado como Kel'Thuzad lo tenga en sus manos.

Se gira hacia un sacerdote.

Padre Montoy le pido por favor que si sus guerreros encuentran el báculo lo destruyan, no podemos permitir que la plaga tenga tanto poder.

Mira al resto.

Tengo entendido que el señor padre tiene algunas palabras que dedicarles, pero antes me gustaría aclarar dudas, la misión es bastante sencilla pero nunca esta de mas aclarar todo.

La capilla de la luz hacia honor a su nombre. El lugar calentaba mi corazón, mi interior se vio tranquilizado al estar frente a ella. Mis temores y las sensaciones de pena al ver la corrupción que ocurría en aquellos lugares, se evaporaron. Ahora tenía esperanzas que todo podría solucionarse.

Escuche las palabras del tipo que nos habló, comprendí que quería decir y era lógico aquel discurso. Había elementos de dos facciones enfrentadas y si bien yo no era alguien belicoso, no podía obviar que los míos eran parte de una de ellas.

Al fin entramos en la capilla, el lugar rezumaba paz. Por unos segundos mi vista viajo por toda la instancia, hasta sentarme en una de las sillas que allí había. Crujió ante mi enorme peso. A mi lado Sombra, mi hermano lobo se echó, descansando tras el viaje. Escuche las palabras de la Archimaga y si bien muchas me parecían complejas, pude captar la magnitud del peligro que se venía. Por ello no pregunte, solo deseaba limpiar la corrupción que estaba destrozando a nuestra madre.

Solo desearía saber cómo puedo ayudar, mi señora.

Avanzamos junto con los miembros del Alba Argenta hasta llegar a la Capilla de la Esperanza de la Luz. Su imagen parece ser un oasis en medio del desierto de muerte y putrefacción que nos rodea. Le miro y la encuentro bella a su manera, a pesar de que no tiene nada en común con la verdadera belleza que puede verse en la arquitectura de los Kaldorei y su hermosa comunión con la naturaleza.

Cuando nos acercamos, vemos a un grupo de la Horda que también está siendo escoltado. Me pongo tenso al ver al orco entre ellos, malditos tala-árboles que saquean la belleza de Vallefresno sin piedad. Pero los miembros del Alba Argenta hablan acerca de mantener la paz y, un poco a regañadientes, asiento y me prometo a mí mismo no ser quien destruya la estabilidad de este lugar.

Entramos a la Capilla y escucho las palabras de la Archimaga con atención. Luego el Tauren pregunta algo y me quedo a la espera de la respuesta pues, es la misma mía. Quiero saber qué es lo que estamos haciendo acá y cual será la misión con la que podamos ayudar a que la gran amenaza de Naxxramas desaparezca de una vez por todas.

La visión de la capilla me llena al instante de paz y sosiego. Por un momento relajo el agarre de mi hacha, tentado de envainarla, cuando veo a un grupo de la Alianza acercarse hacia nosotros. En ese momento mis instintos guerreros toman el control y adopto una posición de batalla, mostrando los colmillos y gruñendo desde lo más profundo de mi garganta.

-Alianza...

No obstante uno de los caballeros nos ordena mantener la paz, y a regañadientes, pero presa de mi honor, bajo el hacha e inclino la cabeza en señal de respeto. Favor por favor. Entramos a la capilla, donde una humana que dice ser archimaga nos habla de nuestro cometido en esa tierra.

No entiendo ni media palabra de nada relacionado con la magia, pero la misión está clara: encontrar a Kel'Thuzad, arrebatarle el bastón de marras y traerlo de vuelta. Fácil. Sin embargo, decido cruzarme de brazos y esperar a que terminen las preguntas para ponerme en marcha, aunque no puedo evitar lanzar miradas de soslayo llenas de desconfianza a los miembros de la Alianza.