Partida Rol por web

Tales

Caminando entre gigantes

Cargando editor
17/12/2013, 21:50
Kristoff

De nuevo sacudió la cabeza antes de coger al hada y situarla en la palma de su mano de manera que pudiera verla mientras le hablaba.

- Darkylla, es un dragón - dijo con seriedad como si aquello lo explicara todo -. ¿Qué sabes de los dragones? No son buenos y desde luego no hacen amigos entre los humanos y las hadas, más bien se los comen. Queman las casas y los campos, devoran el ganado, aterrorizan a la gente e incluso envenenan el agua del río con su sola presencia. No tengo ni idea de si es verdad eso de que tienen tesoros pero te aseguro que no voy hasta ahí para pedirle amablemente que deje a la población en paz. Voy a encontrarle y acabaré con él.

Cargando editor
17/12/2013, 23:40
Darkylla

Darkylla entendió las palabras duras del hombre, así como su serio rostro mientras las pronunciaba: Vas a matarle... dijo agachando la cabeza.

Había un libro que le había gustado mucho a la dulce hadita, Peter el dragón, aquel ser bondadoso y divertido no tenía nada que ver con lo que Kristoff le estaba relatando, pero creía mucho más al joven que un cuento con dibujos.

Seguramente fue el momento en el que comprendió la seriedad de la situación en la que estaba, como cuando el goblin la atrapó por segunda vez.

Un par de lágrimas cayeron en la palma del joven, aunque apenas pudo sentirlas, eran la inocencia y la ingenuidad de la pequeña hadita perdiéndose para siempre.

Cargando editor
18/12/2013, 10:17
Kristoff

De nuevo el hada se puso a llorar y Kristoff se quedó ahí, incómodo mientras la miraba con semblante de estar perdido.

- Venga, no llores, que aún no hemos llegado... Además, piensa en las vidas que salvaremos. Mira no me gusta la idea de hacer daño porque sí, ayer ni siquiera desenfundé la espada para luchar contra los goblins, y eso que podría haberlos matado con facilidad y que incluso podría decir que se lo merecían. Te prometo que antes de matarle evaluaremos bien la situación, ¿vale? Sopesaremos las alternativas que hay y sólo le mataremos como última opción.

Cargando editor
18/12/2013, 10:48
Darkylla

El hada levantó la cabeza sonriendo tímidamente, ladeó la cabeza y preguntó ¿De verdad? ¿Lo prometes?

Aquel ser inocente y encantador no había visto nunca una muerte violenta que no fuera natural, en su mundo solo habían accidentes o muertes naturales. También había animales cazadores, pero mataban para comer, para subsistir, para dar de comer a sus crías... nunca porque sí, por el hecho de que alguien sin más quisiera la muerte de otro ser vivo.

Para la pequeña hadita era muy complicado entender que iba a por un dragón, un animal que debía ser increíble, simplemente para matarlo.

Era casi como intentar explicárselo a un niño...

Darkylla se dio cuenta entonces lo lejos que estaba de su mundo idílico y tranquilo, y se asustó aún más pues no sabía qué se podía encontrar o con qué intenciones.

Cargando editor
18/12/2013, 11:43
Kristoff

La miró de hito en hito antes de sonrojarse por algún motivo que no fue capaz de entender, enternecido a su pesar por el aire inocente e infantil que desprendía Darkylla.

- Lo prometo.

Volvió a colocar al hada en su hombro, sin reparar en el susto que de repente se había apoderado de ella, y siguió caminando. Parecía que las palabras de ella lo habían dejado pensativo, aunque ya no daba muestras de acordarse de su inicial rechazo hacia su compañía. La magia de la Deuda de Vida era poderosa y, aunque ninguno de los dos reparara de forma consciente en sus efectos, habían aceptado la compañía del otro con suma facilidad y casi agradecimiento.

Notas de juego

Postea y avanzo ^^

Cargando editor
18/12/2013, 11:54
Darkylla

Darkylla sonrió cuando la colocó en su hombro, haciendo eco de sus palabras en su cabeza.

- Gracias dijo dándole un cálido abrazo de repente, debido a su tamaño solo le abrazó el cuello realmente, pero se notaba el agradecimiento con ese gesto. Después le dio un beso en la mejilla, y se sentó de nuevo en su hombro, descansando así sus alas un rato.

Mientras pensaba en lo afortunada que había sido de encontrar a Kristoff, miró su pelo dorado y su rostro amigable, y se puso colorada, haciendo una risita divertida, sonando como un ligero tintineo para él.

Sin duda la magia era potente y había dado en sus bondadosos corazones, uniéndolos de forma invisible y permanente.

Cargando editor
18/12/2013, 12:33
Director

Tras varias horas de camino en las que sólo se detuvieron para beber y comer algo, llegaron a una pequeña ciudad llena de ajetreo y de vida, puesto que parecía ser día de mercado y gente de los pueblos de alrededor se habían acercado a vender o a comprar.

Kristoff le había sugerido a Darkilla que se escondiera en el bolsillo de su pantalón, puesto que las pocas personas que habían encontrado por el camino se habían quedado mirando al hada con los ojos abiertos como platos a la par que señalaban con el dedo, incomodando al joven que quería pasar inadvertido y mantener su identidad en secreto, algo difícil si no paraban de fijarse en él.

Así, quince minutos después de avistar las puertas, Kristoff caminaba por las calles abarrotadas del mercado, con Darkylla metida en su bolsillo.

Cargando editor
18/12/2013, 12:40
Darkylla

La pequeña había mantenido su curiosidad y su emoción lo más controladas posibles, ya que tantas preguntas agobiaban al joven.

Aunque cuando le pidió que se metiera en su bolsillo, refunfuñó bastante, pero recordando a los goblins, lo hizo pensando que estaría más segura allí... y más espachurrada.

Tuvo que sacar un par de veces la cabeza para poder respirar, pues además el movimiento de las piernas al andar la estaban mareando.

- Kristoff... cof cof... tenemos que buscar otro sitio mejor, me estoy mareando... y me... no sabía muy bien la palabra, acostumbrada a volar libre y vivir en espacios abiertos sin peligro alguno, excepto los halcones, ahora se sentía agobiada por tan poco espacio. No puedo respirar bien.

Cargando editor
18/12/2013, 12:58
Kristoff

El joven sólo la oyó porque el movimiento en su bolsillo al sacar la cabeza le hizo mirar hacia abajo. Miró en derredor, buscando a alguien que la hubiera visto pero la gente parecía estar demasiado ocupada en las paradas como para fijarse en el bolsillo de Kristoff o incluso para oír la débil voz de Darkylla. 

Con paso apresurado se dirigió a un callejón vació y permitió que el hada saliera del bolsillo.

- Lo siento, ¿estás mejor? ¿qué podemos hacer? ¿qué propones? - la pregunta era en serio, él no sabía nada de hadas, no entendía que le pudiera molestar guarecerse en su bolsillo pero tampoco tenía otra alternativa para ella.

Cargando editor
18/12/2013, 13:46
Darkylla

- Uffffffffffff..... ahhhhhhhhhhh respiró profundamente abriendo brazos, piernas y alas. Menos mal, creía que me asfixiaba. Pues... no sé, qué tal si te pones uno de esos... dijo señalando a un hombre que llevaba una especie de bolsa de tela cruzada por su pecho, en esa bolsa puedo ir más ancha y más cómoda, y no apretada tanto contra tu cuerpo... miró al joven haciendo una mueca, sonaba mejor en mi cabeza.

Cargando editor
18/12/2013, 14:32
Kristoff

A la cabeza del chico vino la imagen de él portando la pesada mochila a la espalda junto a la bandolera cruzando por su pecho. Alzó la mirada al cielo, con gesto dramático. ¿Por qué? se dijo antes de bajar la vista y posarla de nuevo sobre Darkylla.

- Está bien, espera aquí.

El joven se encaminó fuera del callejón y el hada le vio internarse entre el gentío con paso rápido, dándose cuenta de que hasta el momento había caminado despacio, tal vez en consideración a ella. Apenas cinco minutos más tarde volvió a aparecer con una bandolera absurdamente grande reposando sobre su cadera derecha, la contraria a la espada. Tenía un aspecto un tanto ridículo tan sobrecargado y parecía consciente de ello puesto que lucía una expresión malhumorada en el rostro.

- ¿Mejor? - preguntó con una brusquedad innecesaria.

Cargando editor
18/12/2013, 14:45
Darkylla

Durante los instantes en los que se quedó sola, se sintió tan tan pequeña, en un lugar tan concurrido y con tanto ruido, que se volvió a asustar mucho, pensando que si Kristoff no volvía, no sabría cómo salir de allí y volver a casa.

Cuando volvió, además parecía malhumorado.

La hadita no se atrevió a decir nada, asintió con la cabeza enérgicamente y se metió dentro de la bolsa, esta vez completamente, preocupada por haber enfadado en demasía al joven.

 

Cargando editor
18/12/2013, 17:24
Director

Darkylla no veía nada, oculta en su nuevo escondrijo, sólo oscuridad y la certeza de que se estaban moviendo. Intentó escuchar pero había tanto barullo a su alrededor que las voces se mezclaban, llegando distorsionadas hasta ella. En algún momento que bien podría haber sido cinco minutos o una hora más tarde, notó un brusco tirón y oyó lo que le pareció que era un quejido de protesta de Kristoff.

La bandolera empezó a sacudirse con mayor violencia, como si el joven se hubiera puesto a correr en dirección contraria a la que llevaba de inicio. Cuando quiso salir se dio cuenta de que algo presionaba las puntas de la bandolera de modo que no quedaba espacio libre.

Poco a poco y sin darse cuenta, el barullo general fue disminuyendo y empezó a distinguir con nitidez las palabras de lo que parecía ser una conversación cercana.

- ¿Estás seguro que era el tipo con el hada y que está ahí dentro?

- Sí, he visto como se metía.

Una conversación en la que a todas luces no participaba Kristoff.

- ¿Quién era ese tío?

- Ni idea. Un enclenque - musitó una voz burlona -. Ha caído de un solo golpe.

Darkylla notó como empezaba a molestarle el pecho, producto de la ansiedad. ¿Quiénes eran esos? ¿Dónde estaba Kristoff?

Cargando editor
18/12/2013, 20:06
Darkylla

La hadita comenzó a intentar salir de la bolsa, ¿qué había pasado? ¿Dónde estaba Kristoff? Tenía que salir y averiguarlo, ¿y si estaba herido?

Parecía que no podía salir, así que comenzó a dar patadas y golpes para que el que tenía la bolsa la abriera. Si no, tendría que intentar volar dentro para elevarse con ella, pero le parecía que eso tampoco funcionaría...

Noooooooooo... estaba asustada, quería que Kristoff viniese y ver su dorado pelo, no quería que otro goblin la cogiese... de pensar que podría ser otro apestoso goblin se puso más nerviosa y empezó a patalear con más fuerza todavía.

Cargando editor
18/12/2013, 23:28
Director

Las voces siguieron hablando de cosas insustanciales mientras Darkylla intentaba salir sin éxito, con la presión sobre su pecho incrementándose. Cinco minutos más tarde escuchó una puerta abrirse pero a decir verdad apenas pudo entender el sonido; lo que hacía un momento era una intensa opresión se había transformado en un dolor físico y real que apenas le permitía respirar y ya no digamos volar, caída en el fondo de la bolsa.

Una mano se introdujo en la bolsa, presurosa y la cogió para meterla instantes después en una especie de urna de cristal con agujeritos como respiradero, colocada sobre una áspera mesa de madera. Ni siquiera pudo mover un brazo, agotada.

Dos hombres le miraban con semblante curioso.

- ¿Qué le pasa? ¿La habrá drogado el tipo ese?

- Ni idea... Pero hace un rato estaba intentando salir.

- Quizás te has pasado y no le llegaba oxígeno.

El hombre golpeteó la urna con una uña, arrancando un sonido cristalino.

- Si se muere no podremos venderla tan bien - dijo con preocupación uno de los dos.

- Tal vez tenga hambre o sed.

- No lo parece...

Por si acaso le introdujeron tres uvas y un dedal con agua mientras los dos hombres seguían contemplándola con aspecto preocupado.

 

Cargando editor
19/12/2013, 09:41
Darkylla

El hada hacía muy poco tiempo que estaba en el Mundo Humano, no conocía todavía las reglas básicas, como la pérdida de oxígeno o la maldad de algunos humanos.

Cuando se vio metida en la urna, quería escapar, lo quería con todas sus fuerzas, pero la era imposible. Totalmente imposible. No tenía control de su cuerpo, así que se quedó tal cual la dejaron, sin posibilidad de comer o beber, sin posibilidad de intentar escapar.

Estaba asustada, no solo por estar encerrada, sino por no poder moverse, por no estar junto a Kristoff, y por si le habían hecho daño.

Cargando editor
19/12/2013, 13:37
Director

Darkylla seguía tumbada, como si el simple hecho de parpadear le costara un esfuerzo increíble, sin mirar ni tocar la comida, asustada por su vida. El semblante de sus dos captores parecía asustado mientras la contemplaban y hablaban entre ellos, preguntándose qué era lo que debía pasar.

Apenas se dio cuenta cuando el dolor empezó a atenuarse pero pronto pudo respirar mejor, aunque seguía demasiado débil como para moverse. De pronto, uno de los dos hombros abrió los ojos con sorpresa y la señaló.

- ¿Has visto eso? ¿Qué está haciendo?

Darkylla no podía entender a qué se referían aunque sus ojos percibieron un extraño brillo que bailaba de forma temblorosa en las paredes de cristal de su cárcel.

Cargando editor
19/12/2013, 13:44
Darkylla

La hadita no entendía nada, comenzaba a sentirse un poco mejor pero no podía moverse, ¿qué iba a estar haciendo ella? No tenía fuerzas para mirar a su alrededor, pero lo intentó.

Entonces vio un extraño brillo que la sorprendió, ¿Qué es eso? pensó, pues hablar ahora le era imposible, su corazón comenzó a asustarse más aún... Kristoff pensó... ayúdame... volvió a pensar, más fuerte, pero su pelo dorado no aparecía por ninguna parte y aquel brillo le daba miedo, bailaba de una manera extraña y sospechosa.

Cargando editor
19/12/2013, 22:48
Director

La luz parpadeaba, iba y venía, y sino fuera porque el reflejo no era lo bastante nítido Darkylla hubiera jurado que venía de sus alas. El dolor era ya prácticamente inexistente pero sufrirlo la había dejado extenuada hasta un punto tal que se le cerraban los ojos, a pesar de saber que necesitaba estar despierta, costándole cada vez un esfuerzo mayor.

Entonces la puerta se abrió de un golpe repentino y una sombra penetró en la estancia. Una sombra que a los pocos segundos se perfiló en... Darkylla sufrió una fuerte decepción al ver que no era Kristoff, sino un hombre mayor y que la sombra no era un efecto de luz, sino algo real que había estado allí segundos antes que él.

El anciano dirigió una sonrisa afable a los hombres petrificados que le miraban, sin hacer ademán de levantarse.

- Y ahora, dejaréis libre a este ser puro - dijo sin saludo ni presentación, como si su sola llegada hubiera sido suficiente.

- Pero no...no puede... es nuestra...

- Chitón - contestó el otro con los ojos desorbitados -. Mírale bien...

El anciano esperó pacientemente a ver en los ojos del hombre el reconocimiento que esperaba. Éste no tardó en llegar, llenándose de temor y respeto. Entonces, sin dejarle decir nada, procedió a comentar.

- Las hadas no son de nadie, son seres libres. Apresarlas acaba lentamente con el alma del que la posee y con la suya propia - sin esperar a que le dieran permiso el hombre alargó la mano para retirar la urna y tomó a Darkylla entre sus manos con ademán protector -. No sufras pequeña, él llegará de un momento a otro... No querréis estar aquí cuando llegue - dijo de nuevo al mirar a los dos hombres.

Se miraron entre sí y de nuevo la escena que se desarrollaba ante ellos para, segundos más tarde, salir como alma que llevaba al diablo por la puerta.

Cargando editor
20/12/2013, 20:35
Darkylla

Cuando la puerta se abrió de golpe, la pequeña hadita deseó ver el pelo dorado de Kristoff, pero no fue así... lo que la entristeció mucho más.

Las palabras del anciano sorprendieron a la pequeña, pero no tenía fuerzas para mucho más que mirarle desde la urna en la que se encontraba apresada.

¿El alma? pensó la hadita, mientras temblaba de miedo cuando se acercó a ella, mas cuando abrió la urna y la tomó en sus manos, sintió un calor reconfortante.  ¿Él llegará? ¿Kristoff? ¿Quién era este anciano? ¿Cómo sabía de ella y de Kristoff?

Solo pudo sonreír, demasiado agotada para cualquier otra forma de comunicación, pero su mirada le agradeció el haberla salvado.