Partida Rol por web

David abrió la puerta y la mantuvo abierta esperando al doctor, quien se sorprendió de ver la escena. Os miró a todos unos segundos sin decir nada antes de fijar la vista en Mel haciéndole el boca a boca a Darryl. - ¿Cuánto tiempo lleva así? - Preguntó preocupado por la RCP, acercándose con celeridad hacia el hombre y el charco de sangre.

Y entonces ocurrió lo que Mel había dibujado. Darryl abrió los ojos de golpe. Su color castaño oscuro habitual había pasado a ser azul intenso, con un brillo antinatural. Al fijaros, vísteis como el pelo le había crecido en el rostro y como su calvicie iba desapareciendo. Un gruñido gutural hizo que Mel se apartase lo justo de él como para ver con claridad aquel rostro casi animal, el cual dió una tremenda bocanada de aire. Sus orejas se tornaron puntiagudas ante vuestros ojos y sus manos se convirtieron en garras. Mel se quedó a su lado, cogiendo una de esas garras con su mano, sin dejar de mirar a Darryl convertido en... ¿qué era?

- Vale... tranquilos. - Dijo Cassidy con voz calmada y serena. Eso os dio la mejor de las pista. Él sabía lo que era Darryl y quizás el mismo fuese otro como él. - Apartaos con cuidado. - Os indicó a todos, pero Mel seguía reacia a hacerlo.

Darryl respiraba con dificultad, pero lo hacía por sí mismo. - Revok, soy Clint. Tranquilo, todo va a salir bien. - Le dijo al hombre aún convertido en esa cosa. - Que no entre nadie más... - Os dijo a todos. - ... no deben verle así y debe permanecer en este estado un rato más.

Entonces decubrió el pecho de Darryl y vió la enorme herida de un zarpazo que le cubría de un lado a otro del cuerpo.

- Quien hizo esto... tenía los ojos rojos, ¿verdad? - Preguntó a Mel mirándola fijamente, la cual asintió con la cabeza mientras seguía sostenido de la garra a Darryl. El médico abrió su maletín y sacó una bolsita de cuero del mismo. Al abrirla vísteis que contenía unos polvos de tono verdoso. Cassidy, ante vuestros ojos, derramó un poco de ese polvo en sus manos y recitó unas palabras en un dialecto que no alcanzábais a entender ninguno. Fue a penas un breve murmullo, pero os sonó a ritual ancestral. Entonces espolvoreó el contenido de su mano sobre la enorme y profunda herida de Revok, el cual gruñó de dolor y apretó con fuerza la mano de Mel.

Partículas de aquel polvo se elevaron y llegaron a vuestras fosas nasales, identificando un sin fin de aromas de plantas que no llegábais a identificar*. El efecto fue casi inmediato. Las heridas seguían abiertas pero el sangrado comenzaba a frenarse. - No podemos quedarnos aquí. - Os dijo Cassidy. Luego miró a los demás y vió que Leo sostenía su brazo. - Déjame verlo. - Le indicó el médico y su rostro cambió por completo a uno de verdadera preocupación.

- Tengo que llevarme a Revok y al chico a un lugar seguro. Necesitaré ayuda para trasladar a Darryl y alguien tiene que quedarse a limpiar todo esto, con lejía. - Hizo incapié en aquello último. La policía podía coger ADN de Darryl de cualquier lugar, siempre que tuviese un motivo y una orden y descubrir algo que no debía. Otra cosa era que le regalasen la sangre del bibliotecario. - Me da igual quien se venga y quien se quede. Ya habéis visto lo que no debíais y debéis mantener el secreto, por el bien de la comunidad. Eso es lo verdaderamente importante ahora. Sus vidas, de ambos, - aclaró, - y mantener en secreto de lo que habéis visto hoy... y lo que veréis.

El mundo ideal que tenía en la cabeza, en que todo el mundo hacía lo que tenía que hacer y todo salía bien al final, se topó con la dura realidad. Aquello era un caos, Leo como debería haber esperado iba a su puta bola y se pasó mi petición de confianza por el forro de los pantalones, y acabamos todos en peligro innecesariamente. Habría tiempo para tomar nota de ello y aprender de los errores. Al menos David no se marchó a buscar nada por ahí como él pedía, aunque tampoco le vi bloquear la puerta.

Vale, pero busca celo o cinta americana en los cajones. -Respondí a Diana cuando me dijo que me quitase la camiseta, la cual le arrojé inmediatamente- Hay que envolver sus manos.

Era lo que más me preocupaba. Que cambiase bruscamente y sin control, y que alguien sufriera un zarpazo o más en el proceso. Lo más importante era controlarle las manos. Pero entonces David nos avisó de que llegaba alguien, y levanté la cabeza bruscamente. David había dicho que Darryl les había pedido que llamasen a un doctor, pero al verle me di cuenta de a qué doctor se refería. ¿Otro miembro de su... manada?

Me eché a un lado dejando que el doctor Cassidy se ocupase del asunto. Me apresuré hasta la puerta y giré el cartel para que marcase "cerrado", comenzando a buscar las llaves, aún sabiendo que era posible que Darryl las tuviera en uno de sus bolsillos. Pero también podía haberlas dejado en el mostrador. Entonces vi a Darryl reaccionando, transformándose nuevamente ante mis ojos. Eso era lo que Mel había dibujado, de lo que me había hablado Diana.

Era algo... increíble.

Cuando el doctor preguntó por los ojos del agresor, miré inmediatamente a Mel. ¿Cuánto tardaría en relacionarlo, como yo había hecho? Era de suponer que en cuanto menguase su preocupación por Darryl le sería imposible no pensar en ello. Por ello, cuando Cassidy indicó que debíamos dividirnos entre acompañarles y quedarnos a limpiar a fondo, supuse que Diana querría estar al lado de su amiga cuando eso sucediera.

Yo, por mi parte, no tenía claro qué prefería, si acompañarlos y poder "interrogar" al doctor, o quedarme a limpiar y tener la oportunidad de investigar en la biblioteca sin la supervisión de Darryl. Lo que sí tenía claro es que no iba a decidirlo yo.

Como prefiráis. -Indiqué con resignación, apoyándome de espaldas en el mostrador, y cruzándome de brazos por la incomodidad de verme desnudo de cintura para arriba- Me da igual una cosa que otra.

De todos modos, él iba a hacer lo que le diese la gana...

En cuando Jayden me cedió su camiseta, doblé esta en lo que pretendía ser una tira y rodeé el brazo de Leonard con ella, atándola con fuerza para que la presión ayudara a detener la sangre que aún emanaba de la herida.

- Intenta no mover mucho el brazo. - le pedí a Leonard mientras me erguía, dispuesta a buscar en los cajones lo que Jayden me había pedido.

Mientras tanto, David nos había ido informando de lo relativo al médico, pareciendo no ser capaz de ayudar de otro modo; y Melissa nos había informado de que Revok continuaba teniendo pulso, aquello era una buena noticia.

Buscaba tras el mostrador cuando el médico apareció en escena, quedando pronto claro que no era un simple médico. Pareciendo estar todo bajo control, salí de detrás del mostrador justo cuando el bibliotecario se transformó, dándose aquella escena reflejada en el dibujo de Mel.

¿Además de muertes, también dibuja la proximidad de estas?

Observé al “hombre lobo” o lo que fuera desde cierta distancia, estupefacta pero relativamente tranquila, pues el doctor Cassidy parecía saber lo que hacía. Cuando preguntó a Mel por un tipo con los ojos rojos se me hizo un nudo en la garganta, mirando a mi amiga de inmediato para ver su reacción, tras lo que lancé una nerviosa mirada a Jay.

No tardé en volver a observar a los dos adultos del lugar, viendo cómo el doctor trataba al bibliotecario de aquella extraña manera. Tras ello quiso mirar la herida de Leonard, no pasándome desapercibida su preocupación.

Después de aquello, el doctor no tardó en decir que debía llevarse a Revok y a Leonard a un lugar seguro, dándonos la opción de quedarnos o acompañarles, necesitando de alguien que le ayudara a cargar con el bibliotecario. También hizo un gran hincapié en la necesidad de mantener todo aquello en secreto. Sin duda ese submundo que hasta ahora nos era desconocido se preocupaba mucho por continuar siendo secreto.

Miré brevemente a Jayden cuando este manifestó que dejaba la decisión de qué hacer al resto, no tardando yo también en pronunciarme.

- Jayden o David deberían ser quienes ayuden a llevar a Revok, ya me quedo yo. - afirmé con pesar, mirando a Melissa después. - Escríbeme luego, por favor.

Me hubiera gustado permanecer a su lado para apoyarla y descubrir de primera mano algo más sobre todo lo que estaba pasando, pero alguien debía quedarse a limpiar.

Con suerte, a lo mejor después puedo intentar encontrar algo de utilidad...

Me acerqué entonces a Jayden, ruborizándome ligeramente al permanecer este con el torso desnudo.

- Ve si quieres, podemos intercambiar información después. - le dije en voz baja, no queriendo que decidiera quedarse en la biblioteca por mí, y haciéndole saber mi propósito de buscar información en aquel lugar.

Esta vez no me pilló por sorpresa ver al bibliotecario cambiar.

Si me sorprendió que aquel médico fuera.. yo que se.. ¿un chamán con plantas extrañas? Dudé por un momento que él fuera también de esas bestias, sobre todo cuando mencionó a aquel tío que nos había hecho el agravio.

- Ojos rojos...- repetí aún con mi pecho subiendo y bajando por el miedo, el dolor, y la resurrección de Revock. Asentí a su pregunta de forma silenciosa mientras Diana me intentaba curar la herida.- G-gracias.- la dije mirando como me envolvía el brazo con cuidado. Miré a Jay con aire dolorido.- Tio...gracias.- dije señalando su camisa.

Costaba que esas palabras salieran de mi boca. No todos los días podía dárselas a alguien.

- ¿Se pondrá bien?- Pregunté al doctor por el viejo mientras me levantaba. Aunque eso no era importante, sobre todo viendo que aquel ...ser... parecía autorecomponerse como si fuera un transformens peludo.

Me sorprendió que Diana quisiera quedarse a limpiar y dejar a Mel. -Tranquila. Tu chico cuidará de Mel. Y yo de tu chico... si puedo- Dije algo orgulloso señalando el brazo intentando que fuera un chiste.- Uff.. quema, tio!- me refería a la herida.- David...- le nombre apretando los dientes por el escozor.- No os quedéis mucho tiempo, vale? Ese tio... podría volver. No es por acojonar...

Ya. Pero lo había hecho.

- Ni una palabra aún a Jason o Ambare, ¿vale?- Mas que nada, por no meterle en el meollo de bestias con ojos azules, rojos y dientes largos.- No.. aún.

David seguía entre cortado y asustado, sin saber que hacer o que decir. Desde un lado observaba como ocurría todo, mirando a Revok de vez en cuando, con auténtico pavor. - Yo... yo me quedaré a limpiar. - Dijo al fin al ver como estaban las cosas. - Os ayudaré a llevarle al coche y limpiaré todo esto.

» Él me da miedo y usted también, doctor... no se lo que es... si es lo mismo que él o no... pero, pero... si sabe que existen y puede ayudarles... - No sabía bien que decir. - No digo que sea malo... no me malinterprete, solo que... me está costando asimilar y aceptar todo... esto... - Su voz temblaba, al igual que su cuerpo. - Creo que mi sitio es este, limpiar aquí, cerrar y marcharme a casa a pensar en todo lo que ha pasado y he visto hoy. - Añadió con sinceridad, cruzando los brazos sobre su torso, como si lo que buscase era cubrirse por vergüenza.

- Los demás, iréis con ellos. Mel te necesita, Diana y creo que tú a Jay... y Leo... lo siento, tío.  - Se encogió de hombros. Entonces Leo dijo aquello sobre no decírselo a Jason y Amber. - Mierda... ya lo saben... bueno, no todo... vienen de camino... Jason me escribió preocupado y es mi amigo también. - Se excusó ante todos.

- Le va a costar. Las heridas de un alfa son más difíciles de curar que unas normales. - El doctor retiró el vendaje del hombro de Darryl con cuidado. Allí no había herida alguna ya. Tan solo una pequeña marca que no tardaría en borrarse, por donde salió la bala de la pasada noche. - Ni rastro del balazo... - Miró a Mel. - Se que es todo muy raro, pero sigue siendo él. Quería decírtelo desde hace tiempo, pero yo no le dejé hacerlo. - Dijo a la joven que seguía sosteniendo la mano de Revok entre las suyas, mientras que él se aferraba con fuerza a ella.

- Mel... Melissa. Mírame, por favor... - Dijo Cassidy a la chica tras ofrecerse David a quedarse a limpiar e indicar que todos deberían irse con ellos. Mel le miró a los ojos con cierto temor. - Vamos a necesitar al menos una manta para llevarle más cómodamente. No podemos hacerle que se ponga en pie ni caminar... y tendrás que decirle a... - Miró a David, esperando que este le dijese su nombre. - ... David donde están las cosas para que limpie esto. No te preocupes. No nos iremos sin tí y no le va a pasar nada malo.

Entonces se giró hacia Leo cuando se quejó de la herida. - Y más que te dolerá... es como el mordisco de un animal, van a peor en las siguientes horas... ¿Cuál de los dos te lo hizo? - Preguntó a Leo. No necesitaba que le respondiese, pues tenía claro quien había sido, pero quería confirmarlo. Pero no le dijo más, era demasiado pronto para alarmarle aún. Prefería tenerle en un entorno controlado y aquel lugar no lo era.

Mientras él hablaba, Mel se puso en pie, pero esta vez era Darryl quien no la soltaba. Sus ojos estaban fijos en ella, su respiración continuaba siendo agitada y entrecortada. - Revok, ahora vuelve... - Le dijo el doctor al hombre, mientras rebuscaba algo en su maletín. - ... pero debes dejarla ir. No tardará mucho, créeme.

Volvió a mirar a David cuando dijo lo de Jason y Amber. - Genial... - Negó con la cabeza. - Escuchadme, ninguno de vosotros debería saber nada de esto... ni vuestros amigos, ni familia... es algo más complejo que ocultarles a ellos. Bastante tengo con tratar de poneros a salvo a todos y ver como hacer para que entendáis las cosas y que no las compliquéis más de lo que están.

Miraba sin poder creerme nada aún. Todo lo que había pasado quedaba en un segundo plano ahora mismo. Tan solo me preocupaba él y aquella apariencia que tenía. Diana tenía razón con lo que me dijo en el hospital. Mis manos sostenían la suya, o más bien su garra, la cual acariciaba con mimo, sintiendo aquella dureza en sus dedos que no tenía antes, sus uñas, afiladas y letales...  y aquel vello que le cubría parte de las mismas.

Estuve asusente todo el tiempo, hasta que el doctor comenzó a retirarle la venda el hombro. Le miré sorprendida. ¿Qué hacía? ¿Se iba a poner ahora a comprobar como estaba la herida de bala? Se suponía que ya lo había hecho en el hospital... pero no, no podía ser aquello. Al retirar el vendaje, allí no había nada. Ni un rasguño. Miré a Darryl a los ojos, sin entender que pasaba. Detrás de aquel azul brillante debía estar él, pero no era capaz de verlo. Entonces fue cuando el doctor pareció leerme la mente. Apreté la mano de Revok con fuerza al escuchar sus palabras y sentí como me devolvía el gesto, algo que me hizo sonreirle levemente.

Miré al doctor cuando este me lo pidió y asentí con la cabeza. Me incorporé con cuidado y Darryl no parecía querer soltarme, no hasata que el doctor se lo pidió. Entonces me dejó ir. Miré mis manos, estaban llenas de sangre del bibliotecario al igual que mi ropa, pero no se notaba, puesto que era negra. - De... deberíamos la... lavarnos todos en el mismo baño... - Dije señalando la puerta del aseo de los chicos. - Así David tendrá menos lío... - Comenté con timidez a todos, para ser la primera en cruzar aquella puerta y asearme un poco, no tardando demasiado en salir.

- Ven, David... te enseñaré donde están. - No pude terminar la frase. Un fuerte gruñido salió de Darryl quien había clavado su vista en Mel. - Vale... ¿entonces? ¿Saco las cosas y cierro con llave? - Le pregunté a Revok y este se relajó nuevamente, dando a entender así que aquello le valía. - Pero alguien tendrá que entrar a ayudarme... - Añadí  y no obtuve respuesta o gesto alguno por el hombre-lobo.

- Veniros uno conmigo... - Pedí a todos atravesando la puerta que ponía privado, adentrándose en las zonas ocultas del lugar público. Lugar que yo conocía bastante bien, pero que Darryl había mostrado a pocos en Hill Valley.

Sólo pude asentir al oír a Leo agradeciendo lo de la camisa. ¿Qué iba a decirle, de todos modos? Por su expresión al cambiar Darryl, ya sabía a lo que se exponía, así que no me hizo caso con todas las de la ley. Suponía que la línea entre la inconsciencia y el valor era bastante difusa, y aquel chaval se movía sobre ella. Sólo lo suponía, pues yo estaba muy lejos de ello. Ojalá fuera un tío valiente, pero al menos yo no me veía así.

Diana se acercó a mí exponiendo que se quedaría a limpiar. Parecía asumir que querría ir con ellos, pero lo que yo de verdad quería quedó plasmado en el gesto que hice. Descrucé mis brazos y la cogí por los hombros, atrayéndola hacia mí y abrazándola. Eso era exactamente lo que quería hacer, toda mi intención. Permanecer a su lado.

Yo no me separo de mi chica. -Afirmé tras las palabras de Leo, quien asumía que me marcharía y la dejaría allí, no sabía muy bien por qué. Lo hice apartándome ligeramente de ella, aún sin soltarla, y mirándola a los ojos con una dulce sonrisa- ¿Ha sonado tan a peli antigua como creo? A ver si voy a tener que ponerme un tupé... -Bromeé con Diana, imaginándome en plan Travolta y guiñándole un ojo.

La habría dado un beso en aquel mismo instante, pero en aquel momento intervino David, prestándose a quedarse él a limpiar. Sin tapujos, confesó que todo aquello le daba miedo. Tanto Darryl como el doctor, y lo que había pasado. Necesitaba tiempo para asimilarlo, eso era todo.

Tranquilo, David. Es normal, tío, todo ésto es... demasiado. -Traté de tranquilizarle, suspirando- Han sido demasiadas cosas en poco tiempo, y parece que va a más. Lo importante es que no se lo contemos a nad... ¿Q-qué? -David confesó que Jason y Amber estaban de camino y que también estaban al corriente, si no de todo, al menos de una buena parte. Puse los ojos en blanco un instante. Más que un secreto, aquello empezaba a ser de dominio público. ¿Qué sería lo siguiente, compartirlo en redes sociales?- V-vale, lo sabemos los que estamos aquí, Amber, y Jason, ¿no? Nadie más sabe nada, ¿verdad? Pues... chicos, que siga así. Hay que guardar el secreto, y apoyarnos entre nosotros. ¿Os parece bien? Si empezamos a involucrar a más y más gente, tarde o temprano alguien va a cometer un error. -Tras decir aquello, miré al doctor Cassidy, apartándome de Diana un instante para acercarme a él- Nos va a explicar qué está pasando, ¿no es cierto? Porque le aseguro que tenemos muchas preguntas, doctor...

A mi espalda, Mel pedía ayuda para sacar algo de la zona privada, ante la oposición de Darryl a que dejase entrar a nadie más. Fruncí el ceño al girarme a mirarla, sospechando a qué podía deberse. Diana y yo habíamos estado hablando de investigar en la biblioteca en busca de información sobre los hombres lobo, y habíamos asumido que Darryl habría retirado cualquier material que pudiera ser sensible de mostrar la verdad sobre ellos. ¿Y si los tenía allí? Aunque echásemos un vistazo a aquella zona, no podríamos investigar, pero entrando allí al menos podríamos saber si estábamos bien encaminados y tenía libros guardados. Al menos, si estaban a la vista.

Diana, ¿por qué no echas una mano a Mel con eso? Luego vais a tener que echarnos una mano, cuando saquemos a Darryl. Habrá que salir y asegurarse de que no hay nadie que pueda vernos, y para cargar al grandullón vamos a ser necesarios los cuatro, que este hombre pesa lo suyo...

La reacción de Jayden ante las palabras que le dediqué en voz baja me pilló desprevenida, llenándome de sorpresa y confusión, pero estas quedaron en seguida a un lado; dejándome embargar por aquella calidez que emanaba Jay y que iba más allá de lo físico.

Había terminado rodeándole con mis brazos tras dudar apenas un par de segundos, fruto de aquel pudor que me generaba el notarle tan cerca de mí, y además pudiendo sentir directamente su piel. Por un momento me dio la sensación de que lo que había alrededor desaparecía, como si estuviéramos en una película romántica, y no en una de aterradores bichos sobrenaturales como parecía últimamente; pero aquel efecto se esfumó cuando Leonard me habló con la intención de tranquilizarme.

Su intervención terminó ayudando a desvelar cuál era la intención de Jayden, pues no estaba segura de si ese gesto significaba que prefería quedarse conmigo o si se estaba despidiendo. Jay lo aclaró entonces con palabras, separándose ligeramente de mí. Su afirmación me dejó estupefacta un momento, sonriendo cuando bromeó con ella.

- ¿Y renunciar a tu flequillo? No te lo crees ni tú... - bromeé.

De pronto, muy asustado, David manifestó que quería quedarse a limpiar; explicándonos lo que le estaba sucediendo y cómo veía él las cosas, concluyendo que debíamos ser el resto quienes acudiéramos con Revok. Jayden en seguida trató de tranquilizarle, estando dispuesta a darle ánimos al chico yo también, pero entonces salió a relucir con un comentario de Leonard la cuestión de que Amber y Jason también se enterarían en breve de lo que sucedía

Aquella situación parecía complicarse cada vez más, algo que al doctor no le hacía ninguna gracia, como era natural. Este insistió en la necesidad de que no se difundiera más lo que sucedía, algo en lo que Jayden también quiso incidir, pidiendo que nos apoyáramos entre nosotros.

Asentí en silencio, aún algo impactada al haber visto poco antes cómo el disparo que había recibido el bibliotecario había desaparecido, y escuchar las cosas que había dicho Cassidy. Al separarse Jayden de mí, saqué mi teléfono, pensando en avisar a mi madre de que podía retrasarme, aunque aún no sabía muy bien qué íbamos a hacer; pero finalmente renuncié a escribirle, quizás aún podía llegar a tiempo, y no quería preocuparla o que empezara a hacerse preguntas.

Guardé el móvil, escuchando cómo Mel hablaba con Revok, y cómo esta pedía finalmente que alguien la ayudara. Me preguntaba si debía ir yo cuando Jayden me sugirió que lo hiciera, añadiendo también de qué manera tendríamos que ayudarles después, pareciendo haber cambiado de opinión en cuanto a quedarnos a limpiar.

La verdad era que después de las palabras de David resultaba difícil negarse a ir, daba la impresión de que el chico se sentiría aún peor si alguien optaba por quedarse con él, aunque como había señalado Jayden, también estaba la cuestión de que quizás fueran necesarias más personas para cargar con Revok.

- Vale, en seguida volvemos. - le respondí antes de poner rumbo hacia la puerta por la que había entrado Melissa, donde ponía “privado”.

No resultaba difícil imaginar el por qué de la reticencia del bibliotecario a que alguien que no fuera Mel entrara allí solo.

Lo primero que cruzamos fue una sala bastante amplica con estanterías donde se veían libros viejos, rollos de lo que podían ser planos o mapas y un sin fin de material en papel. Las estanterías estaban colocadas de igual manera que en la biblioteca, dejando el paso de la luz natural por los ventanales de la misma. A penas a dos pasos de distancia de la puerta que acabábamos de cruzar, en el lado izquierdo, estaba la vivienda de Revok. Saqué las llaves de aquel lugar de mi bolsillo y abrí la puerta. - No es muy grande, pero es donde vive. - Le dije a Diana invitándola a pasar conmigo, conteniendo mi preocupación por él en aquel momento.

Nada más entrar, a la izquierda, unos cuantos muebles de cocina estaban pegados a la pared, salvo detrás de la puerta, que se encontraba el cubo de la basura y el de fregar, junto con la escoba y demás enseres. Al final de aquella hilera estaba la nevera. No era gran cosa, pero teniendo en cuenta que solo tenía un microondas y una cafetera junto con una pila en aquella pequeña cocina, no necesitaba mucho más. Casi en el centro de la sala, había una mesa redonda con sus cuatro sillas. No demasiado grande, puesto que la habitación no es que fuese muy espaciosa. Compartía sitio con una estantería. Más allá estaba la cama, un armario y un pequeño mueble con una vieja televisón. El detalle más llamativo de aquella cama era que, a parte de ser de matrimonio, estaba dispuesta para que la usasen dos personas, teniendo sitio por ambos lados de la cama para acceder a ella.

Miré hacia la cama, la cual se encontraba al otro lado de la habitación, pensando en la cantidad de veces que me había quedado dormida en ella de pequeña y de más mayor, sobre todo cuando me encontraba incubando algo y esperaba a que mi tía cerrase y me viniese a buscar. O cuando me quedaba a dormir con él y mi tía se tomaba la noche "libre" con su novio. Él era lo más importante para mí en aquel momento y no podía perderle. Me perdería yo con él y mi vida perdería todo el sentido.

- Las mantas están aquí. - Dije acercándome a la cama y poniéndome de rodillas ante ella. Bajo la misma, en cubetas de plástico con ruedas, Darryl guardaba todos los juegos de cama y mantas de los que disponía. - Odio esta... - Le dije a mi amiga al sacar una de color marrón bastante rancio. - Pica. No se porqué la guarada aún... pero será la mejor para llevarle. Así dejaré de verla de una vez por todas. - La indiqué con una amarga sonrisa.

- Supongo que no le molestará si le cogemos un par de camisetas para los chicos... - No era una suposición. Sabía que no le molestaría. De hecho, no sabía ni porqué las tenía puesto que siempre estaba con aquellas camisas que le hacían tan viejo a mis ojos. Me dirigí al armario del fondo y miré en los cajones. No recordaba en cual las guardaba, pero sabía que tenía algunas de publicidad de editoriales y cosas de esas que se ponía para limpiar o reparar cosas de aquel lugar. - Estas negras. - Las extendí para ver el tamaño. Darryl tenía buenos hombros y Jay y David aún estaban creciendo, así que les quedarían grandes, pero era mejor que ir de aquella manera por el pueblo.

Coloqué las camisetas sobre la manta, la cual había dejado sobre la cama. Miré a Diana y la sonreí antes de pasar a su lado y coger el cubo y la fregona, para buscar bajo el fregadero los guantes de latex, algunas balletas y la lejía. - Creo que ya está todo... - Dije en voz alta, peleando por mantenerme firme y no derrumbarme. Pero por dentro estaba muerta de miedo y aquello no pintaba bien. Entonces miré a Diana nuevamente, mi intención era decirla que cogiese una cosa y yo la otra, pero mis palabras fueron otras. - Tenías razón. Es un monstruo. Pero no puedo evitar dejar de quererle aunque lo sea. - Confesé a Diana en medio de aquella locura.

Ella se había dado cuenta de que Darryl me gustaba, antes incluso de que yo misma lo supiese y... necesitaba decírselo a alguien en quien confiase ¿y quien mejor que mi mejor amiga para ello?

David agachó la cabeza sabiendo que en el fondo tenían razón tanto Jay como el doctor con aquellas palabras. Pero Jason había mostrado algo de preocupación en su mensaje y también había visto al viejo cambiar en el hospital... les gustase o no, él era parte de todo aquello también. Pero no dijo nada y se limitó a observar a las dos chicas mientras cruzaban aquella misteriosa puerta hacia a saber donde.

Mientras, Cassidy encontró lo que buscaba en el maletín. La jeringuilla que sacó era bastante grande, pero lo que más miedo daba era la aguja que le acompañaba. - Me alegro de que sacases a tu amiga también de aquí. Esto no es agradable y con Mel delante no podía hacerlo. - Os dijo a todos, mientras que Revok seguía esforzándose en respirar.

- Bien, Darryl. - Dijo al hombre-lobo mirándole a los ojos. - Resumo. El alfa te provocó una hemorragia interna, provocándote un derrame pleural. Eso es que toda tu cavidad torácica está llena de sangre, la cual presiona tus pulmones y tu corazón, impidiéndote respirar. - Explicó mientras preparaba la aguja y estiraba a continuación un brazo de Darryl hacia arriba, dejándolo en el suelo. - No te voy a mentir, esto va a doler. Normalmente se hace con anestesia local, pero llevo lo básico en el maletín. No debes moverte y aguantar hasta que yo te diga...

Luego miró a los chicos. - Necesitaré una cánula para usarla de drenaje. Un bolígrafo me vendría bien. Debería haber alguno en el mostrador. - Enseguida le disteis uno, el cual se apresuró a desmontar y lo limpió con un poco de alcohol, tras montar un pequeño bisturí ante vuestros ojos. - Chicos, si no queréis verlo, mejor daos la vuelta... - Luego miró a Darryl. - No te muevas. Tu regeneración está demasiado comprometida con esa herida como para complicarlo más... - Los dedos del doctor marcaron el punto exacto donde pinchar con aquella aguja.

Darryl aguantó el pinchazo y el doctor comenzó a extraer la sangre acumulada haciendo uso de la jeringuilla. La primera que sacó casi no la notó Revok, pero la segunda que cargó de sangre hizo que la respiración del hombre se fuese relajando. - Esta es la parte dolorosa de verdad, Darryl, debo agrandarlo para meter el drenaje y que esa sangre deje de acumularse en tu interior o se repetirá todo de nuevo.

Las chicas se fueron al interior, a realizar el encargo de sacar las cosas que David necesitaría. Suspiré al verlas marchar, especialmente a Diana, pero más lo habría hecho si hubiera sabido lo que nos esperaba en su ausencia. Y es que el doctor, agradecido por su archa, nos mostró una aguja que más parecía sacada de los dibujos animados, por su tamaño. La miré consternado, y más aún se fue descomponiendo mi expresión mientras oía al doctor Cassidy explicar lo que tenía que hacer. Apenas reaccioné cuando nos pidió un bolígrafo, no pudiendo creer lo que estaba oyendo, pero al final nos pusimos a buscar uno ara entregárselo.

Tragué saliva. Cassidy nos ofrecía la posibilidad de girarnos y evitar el espectáculo, y sin duda iba a ser de lo más desagradable, casi aterrador, y no me apetecía nada verlo. Sin embargo, no me giré. No fui capaz. Me quedé inmóvil, congelado, contemplando cómo el doctor maniobraba en el cuerpo de Darryl para salvarle la vida. Aquello iba a ser, literalmente, un baño de sangre.

Tras atravesar una amplia sala que parecía una parte más de la biblioteca, Melissa sacó las llaves de una puerta que se encontraba a la izquierda, advirtiéndome tras abrirla que el lugar no era muy grande; pero que ahí era donde vivía el bibliotecario.

Me sorprendió que aquel hombre viviera dentro de la biblioteca municipal, pero no dije nada al respecto, limitándome a seguir a Melissa y a observar todo a mi alrededor cuando entré en aquel lugar. No parecía faltarle prácticamente de nada, a pesar del poco espacio del que disponía, incluso tenía una cama de matrimonio.

Cuando mi amiga se acercó a esta y empezó a buscar las mantas en cajas guardadas debajo, terminé frunciendo el ceño ante sus palabras.

- Has pasado mucho tiempo aquí, ¿no? - pregunté con extrañeza.

Sabía que Melissa conocía a Revok desde hacía mucho, y que había pasado mucho tiempo con él, pero conocer tan al dedillo su casa como parecía... Aquello era otro nivel. ¿En qué demonios pensaba su tía? ¿Es que ella también sabía lo que era el bibliotecario y por eso dejaba a su sobrina tantísimo tiempo con él?

Mi amiga continuaba moviéndose por aquella casa como si fuera la suya propia, cogiendo camisetas para los chicos y los enseres de limpieza. Parecía más animada, lo cual me alegró, pero en el momento menos pensado, cuando reunió todo lo necesario y me disponía a ayudarle a sacar todo de allí; me dirigió unas palabras que me dejaron atónita por un instante.

Pestañeé un par de veces antes de poder hablar. No es que lo que me decía fuera ninguna novedad, pero sí el que fuera ella misma quien afirmara eso con tal rotundidad. No tardé en sonreírle, aunque podía advertirse la preocupación en mi rostro.

- Quizás hemos vivido engañadas, y no todos los monstruos son malos. - le dije con aire comprensivo, cargando con el cubo. - Objetivamente, Revok no es tu mejor opción. - afirme con sinceridad, tratando de no sonar dura. - Pero como se suele decir, uno no elije de quién se enamora... No soy la más indicada para dar consejos amorosos, - reconocí invadiéndome la vergüenza durante un instante.- pero creo que si no quieres olvidarte de él, no deberías forzarte a hacerlo. Deja que la cosa fluya... Y a ver qué pasa. - me encogí de hombros, o al menos de uno, pues aquel cubo pesaba lo suyo.

- Supongo. - Respondí a Diana a su pregunta encogiéndome de hombros. - Tendría... 8 años la primera vez que vine aquí... él ya estaba... o al menos así lo recuerdo. Tía Jane me traía todas las tardes un rato y me dejaba en la zona infantil leyendo... siempre mirando la hora. Según mi tía, pues yo no lo recuerdo, fue Revok quien se ofreció a cuidarme por las tardes, siempre que ella volviese a recogerme antes de cerrar la biblioteca, que no le tocase darme de comer ni bañarme. - Sonreí ante aquellas palabras. - Y que si la llamaba y le decía que estaba enferma, viniese "perdiendo el culo" a buscarme.

»Para tía Jane, que de la noche a la mañana se había encontrado con un negocio recien abierto, una hipoteca y una "hija" de 7-8 años a quien cuidar, se le abrió el cielo con las palabras de Darryl. Desconfió, pero preguntó por él antes de decirle que sí... así que por las mañanas iba al colegio, me recogía, comíamos juntas en casa y antes de irse a trabajar, me dejaba aquí... en la biblioteca. Pronto Darryl entendió lo que era dormir una siesta para un crío, así que me dejó entrar aquí a dormir algunas tardes... el tiempo pasó y cuando tía Jane tenía una cita, Darryl se encargaba de mí y sí, más de una noche acabé durmiendo con él en su cama. - Dije mirando hacia la misma. - Nunca se propasó ni trató de hacerme nada raro. - Sonreí a Diana. No quería que pensase mal de él. - Cuando empecé a cambiar, a convertirme en una mujer... Darryl empezó a ponerme pegas y no me dejaba quedarme a dormir con él. Al principio no lo entendía... hasta que se lo conté a tía Jane y me lo explicó. Ella no dudaba de mí ni de él, pero las habladurías de la gente podrían hacerle daño... así que, salvo contadas ocasiones, los últimos años pocas veces me quedé a dormir noches. Alguna siesta que otra...  - Miré a Diana, ¿había hablado demasiado o me había ido por las ramas? - Han sido muchos años y muchas vivencias aquí.

Cogí la manta y las camisetas al ver que Diana se decantaba por los útiles de limpieza, para seguir hablando de las mentiras y los monstruos que nos rodeaban. O al menos el que a mí me importaba. Las palabras de Diana me hicieron sonrojar, pero más aún las mías propias. - No se lo que quiero... creí que el dibujo... representaba otra cosa y... no el boca a boca de hace unos minutos. Lo que hace desear algo... que ves lo que quieres ver. - Me sonrojé viendo como admitía tan claramente que me había enamorado de Darryl. - Se lo que va a pasar... él es mayor y yo una cría... él me ve como a una hija, estoy segura de ello. Se puede decir que me ha críado él. - Suspiré. - Será mejor que salgamos ya. Esto urge y podemos hablar en otro momento.

Tras estas palabras, salimos a la parte de almacenaje de libros y papeles de la biblioteca. Entonces me detuve y cerré con llave la puerta de "la casa" de Revok. Luego cruzamos a la zona principal, donde estaban los chicos...

- Vale, aguanta... - Le dijo Doc a Revok, mientras acercaba el bisturí a la piel del hombre. David se había dado la vuelta, no quería ver nada de lo que ocurría, mientras que Leo parecía estar completamente ausente e ido. El doctor aún esperaba la respuesta del chico a su pregunta, pero no le urgía la respuesta en aquel momento. No cuando la vida de Darryl aún estaba en peligro a causa de las heridas recibidas.

Revok gruñó, mostrando sus afilados colmillos, para luego abrir la boca y ahogar en ella un grito de dolor, el cual sin duda alertaría a Mel y él mismo era consciente de que ella no debía presenciar aquello que Cassidy le estaba haciendo. - Ya casi está... - Dijo el doctor mientras introducía el tubo de plástico que antaño fue un bolígrafo y que ahora se había convertido en una cánula para liberar sangre. Darryl apretó las garras, sintiendo como aquel objeto de plastico se movía en su interior y avanzaba lentamente hacia su pulmón.

- Solo debo sujetarlo un poco, para que no entre más ni salga... Si no fueses un hombre-lobo ni regenerases como lo haces, con una gasa nos hubiera bastado hasta que hubiese encontrado una cánula más flexible... - Le dijo casi en un susuro a Revok, mientras que con esparadrapo, no sin antes limpiar un poco la zona de sangre, sujetaba aquel plástico al cuerpo de Darryl. - Vale... servirá por ahora. Si todo va bien en unas horas podré quitártelo.

Volvió a descubrir el zarpazo del cuerpo de Revok. - Las hierbas hacen su efecto. Ya no sangras... ¿En que pensabas enfrentándote a un alfa? - Le preguntó sabiendo que no obtendría respuesta por el momento. Lo bueno era que el trabajo de Cassidy había hecho que Darryl respirase con más normalidad. El doctor cubrió nuevamente las heridas de Revok con la camiseta manchada de sangre.

- Mel no debe verlo, no por ahora. No es algo agradable y menos aún para ella. - Dijo refiriéndose a la cánula de plástico. - Y debemos tener cuidado al transportarle a mi pickup... podríamos clavársela más. - Miró a Darryl a los ojos. - Te tocará sujetarla y evitar que entre...

En ese momento, Diana y Mel salieron por la puerta que decía "Privado".

Ambas salimos de allí en silencio. Diana llevaba el cubo en sus manos, con la fregona, el bote de lejía, guantes de latex y algunas balletas. Por mi parte saqué la manta que habían pedido y de paso un par de camisetas negras, las cuales ocultarían mejor la sangre. En ese momento me di cuenta de que no había cogido nada para Darryl, pero dudaba que le fuésemos a vestir en aquel momento. Así que, tras salir las dos de allí, usé mis llaves para cerrar con llave aquella puerta.

Tendí una camiseta a Jay. - Son grandes... os quedarán grandes... - Le dije con visible timidez y luego le tendí la otra a David, haciéndole que se girase hacia mí. No sabía porque se había quedado de cara a la pared... - Dudo que le moleste que os las de... y si gruñe ni caso... - Miré a Darryl, viendo que aquella respiración agitada y entrecortada se había pasado y respiraba con más calma.

- ¿Cómo está, Cassidy? - Había sido mi doctor toda mi vida o al menos la que yo recordaba. - Se... se pondra bien, ¿verdad? - Seguía preocupada por él, no podía evitarlo. Ir a por la manta y las camisetas me mantuvo alejada de él tan solo unos minutos, pero para mí habían sido horas. - La manta... - Dije tendiéndosela al doctor, para volver a ponerme de rodillas al lado de Darryl y ver como estaba con mis propios ojos. - He cogido la que pica... lo siento, pero... hacía años que debiste deshacerte de ella. - Le susurré con una sonrisa cómplice, mientras que volvía a agarrarle la mano.

- Algo... ¿gordo? - Preguntó el taxista mirando por el espejo retrovisor a Jason, con una creciente mirada de interés desmedio. - ¿Cómo de gordo? - Habíais dado con el cotillo del año. - Si llamo a me hermano que es periodista... ¿sacaría una buena exclusiva? - Jason era un bocas o al menos acababa de demostrar serlo. - Y ahora no me vengáis con que no pasa nada... cuanto más me lo queráis ocultar, más jugosa la noticia...

Miró su móvil, pendiente de si tenía batería. - Vamos... responder... u os dejo aquí mismo y voy yo solo a la biblioteca a ver que pasa allí... - No era el cotillo del año, era el malnacido del año.

La biblioteca no estaba lejos, pero aún corriendo, el taxista os sacaría una gran ventaja y sin duda vería demasiado.

Mientras decidían quien iba y quien se quedaba, yo no dejaba de mirar al bibliotecario.

Verlo en aquel estado, para una persona normal, era lamentable. Súmale que ademas su aspecto era es de una de esas películas de miedo, de hombres lobo y tal. Realmente acojonaba. Y a la vez sorprendía el cómo se estaba recuperando.

Las explicaciones del doctor me dejaron extrañado ¿Cómo sabía él de esas cosas? Por sus palabras era casi como un chaman de hombres lobo o vete tu a saber qué. Sin embargo hiciera lo que hiciera, funcionaba. Despacio pero lo hacía. Hasta que, cuando las chicas y David se fueron a buscar las cosas de limpieza o lo que fuera, salió a la luz lo que realmente quería Cassidy: Una especie de operación de urgencia.

-Jo..der.- Me tapé la boca al ver salir tanta sangre de Revock. Instintivamente también volví la vista para atrás y ver si alguien nos estaba mirando. Especialmente nuestros compañeros. - ¿Realmente le va a clavar eso en el pecho?- Pregunté sabiendo la respuesta, refiriéndome al bolígrafo que le entregó Jay.

Había visto en alguna serie eso de que alguien que no podía respirar se le practicaba una traqueotomía o algo llamado así. Era asqueroso! NO menos que lo que, en cierta ocasión, vi que le hacían a un colega de los malos: La corbata colombiana. Básicamente le cortaron la garganta hasta que la lengua le salio por la abertura. Ahí si que vi sangre!! Y descubrí que corría mas rápido de lo que parece.

La respiración del viejo me hizo ver que ya, al menos, respiraba. Sonrei de satisfacción sin darme cuenta de ello.

- ¿Q-que quiere que hagamos, Doc?- Pregunté con la mano que tenía herida medio dormida, mirando a Jay.- N- no pude hacer nada por él, Doc.- Me disculpé inclinándome un poco para seguir el contacto visual con el bibliotecario.- Ese tio era rápido y...y...¿hombres lobo? ¿En serio?- Moví la cabeza negando como si esa sola palabra fuera una locura.-No me diga que también existen las Supernenas, porque ya lo fliparía!- Quise hacer un chiste pero enseguida cai con una rodilla al suelo. Arg!! Me quejé del brazo.- Esto...quema!!

- Vale, aguanta... - Le dijo Doc a Revok, mientras acercaba el bisturí a la piel del hombre, ignorando aposta las palabras de Leo. David se había dado la vuelta, no quería ver nada de lo que ocurría, mientras que Leo parecía estar completamente flipado con todo aquello. El doctor aún esperaba la respuesta del chico a su pregunta, pero no le urgía la respuesta en aquel momento. No cuando la vida de Darryl aún estaba en peligro a causa de las heridas recibidas.