Partida Rol por web

Esta vez, sabiendo que esperar, la Niña se dedicó a disfrutar del espectáculo que montaba Wendel. Curiosa, acercó su rostro hacia el lugar donde se formaba la puerta para ver al misterioso ser que comunicaba los distintos mundos, pero no tuvo suerte. La silueta del guardián de las puertas se vislumbraba más no llegaba a distinguirse.

Una vez que la abertura estuvo completa, la brisa la envolvió, llenándola de energías. Con alegría y un tanto curiosa, se miró los brazos, las piernas, el cuerpo. -¿Qué estás diciendo Trapos? No seas bromista, ¡jajajaja! -es que a pesar de las palabras de su compañero, ella no se veía más azul. ¿O sería una de esas frases crípticas como las que había pronunciado el Guardián?

Con un ligero movimiento de cabeza descartó aquellas elucubraciones. Era hora de dar el siguiente paso. Tomó a Trapos entre sus brazos como lo había hecho innumerables veces en el pasado, sin importarle que ahora tuvera vida, y llena de resolución, cruzó el portal.

Brisa cruzó con su peluche revivido entre sus brazos y al transponer el umbral, la puerta se desvaneció, como si de bruma se tratase.

El Guardían se alejó del lugar, ¿a donde? No se sabe, pues el Interludix volvió a quedar sumido en oscuridad; todo salvo la pequeña sala con la que comenzó todo.

En la cueva del fin de los tiempos, la columna central se iluminó. Cincelado como anteriormente ocurriera con las palabras que surgieron a la llegada de la niña, surgió un dibujo, como si siempre hubiera estado allí y hubiera esperado la eternidad para revelarse. Conformado como un mosaico, el dios alado era un inicio...

Eurus había renacido.