Partida Rol por web

Guardé la katana y caminé detrás de Yuki, al lado de Moriya mientras miraba a Kagami, su actitud era distinta, era la de siempre pero había algo que era nuevo en él, era preocupación...o nervios y eso me ponía los pelos de punta.

La pregunta acerca de los maestros llamó mi atención, acaso quería que las 4 bestias sagradas estuvieran juntas? De ser así entonces el asunto era algo serio, muy serio.

La respuesta de Yuki no se hizo esperar, no revelaba demasiado sin embargo yo tenía en este momento más dudas que cuidados.

-Ha habido rayos cayendo del cielo, de colores extraños que nada bueno traen, creemos que quizás esos fenómenos nos hayan separado, es acaso eso lo que tiene nervioso?-

Kagami escuchó a Yuki y Kaede, mientras el resto del grupo esperaba en silencio y lanzando miradas desconfiadas al hombre que portaba el espíritu de Suzaku. Juzoh en particular era el que más fruncía el ceño, y apretaba su tetsubo como si en cualquier momento fuera a lanzarse contra ese adversario. Pero Kagami no le prestaba atención, ni a él ni a ninguno. Continuaba mirando alrededor, sobre todo al cielo. Sólo miró a Kaede cuando este insinuó que se había dado cuenta de su inquietud.

—No estoy nervioso —dijo cortante—. Sólo soy prudente. Hay peligros ahí fuera que no imagináis...

Observó el cielo unos segundos más, y pareció darse por satisfecho.

—Si Okina y Shigen no están con vosotros, seguramente ya hayan caído en sus garras —Kagami pareció desanimado—. Así que sólo quedamos dos de los cuatro, quizá sea tarde... Decís que habéis visto el relámpago amarillo, y no sois los únicos. Yo también lo he visto, y he escapado de él por puro milagro. Pero si se ha hecho con Okina y Shigen, es cuestión de tiempo que nos dé caza a nosotros también.

No parecía querer decir más, pero era consciente de que el grupo de guerreros estaba cada vez más confuso, así que suspiró con fastidio. Tendría que aclarar un poco al menos a que se refería.

—Yo no he abierto la Puerta esta vez —explicó—. Quizá me creáis o quizá no, pero poco importa. Aunque de todos modos, no estoy del todo liberado de responsabilidad. Ese espíritu de muerte al que habéis dado caza, Setsuna, escapó cuando abrí la Puerta hace un año. Yo lo supe entonces, pero no fue el único espíritu que había escapado, y en aquél momento me era indiferente. Supuse que era uno más, y que se dedicaría sin más a causar el caos en el mundo de los vivos, como el resto de ellos. Pero ha resultado ser algo mucho peor, pues desde que se liberó ha hecho todo lo posible para reabrir la Puerta y además para asegurarse de que no se pueda volver a cerrar.

Al decir eso miró a Akari.

—Tu sello, jovencita, hizo un buen trabajo —dijo—. Puedes estar orgullosa. Pero el poder que lo ha roto esta vez es de una dimensión totalmente distinta. Setsuna sabía que él sólo no podría detenernos, así que invocó a un espíritu. Uno lo bastante poderoso para dar caza a los Cuatro Guardianes. Yo no creía que eso fuera posible, pero visto lo visto... sí lo es. Hay un espíritu que nos está persiguiendo y ya ha eliminado a dos de nosotros, Seiryu —miró a Kaede con intensidad—. Es ese espíritu al moverse por el mundo lo que provoca ese relámpago amarillo del que hemos hablado.

Kagami dejó de hablar por un momento, y se hizo el silencio en el callejón. Por encima de sus cabezas parecía flotar de pronto una profecía de destrucción de la que no podían escapar. Si incluso Kagami lo daba todo por perdido, la amenaza era realmente grave...

Pero Juzoh se removía inquieto. A cada palabra del relato de Kagami, su ceño se había ido arrugando más y más. No lo comprendía del todo, pero le bastaba para entender que la intención de su enemigo era hacerles pensar que ahora estaba de su lado y el peligro acechaba en otra parte, no justo delante de ellos. Dio un golpe en el suelo con el Kongo Rakan.

—¡Qué estupideces estás diciendo! —rugió—. ¡Tú eres el que empezó todo esto, y ahora pretendes que nos creamos ese montón de basura! Lo que pasa es que hemos acabado con uno de tus esbirros y empiezas a verte perdido, sabes que te detendremos como hicimos hace un año. Por eso te presentas como un aliado, para que nos confiemos y puedas apuñalarnos por la espalda. ¡Pero al menos conmigo el truco no te va a funcionar!

Y levantó el tetsubo para colocarlo en posición de guardia.

Akari escucha con atención lo que dice Kagami y por alguna razón, le cree. No cree que sea algo que invente para llamar su atención y destruirlos. En la condición en la que se encuentran, sería sencillo hacerlo sin ningún problema. Toca el brazo de su hermano para que se detenga en su ataque.

-¿Nos estás pidiendo colaboración?

Mira al hombre pues sabe que el también tiene miedo de lo que sea que persigue a los cuatro guardianes. Eso lo puede ver claramente en sus actos y su actitud no combativa.

Un escalofrío volvió a recorrer la espalda de Yuki. ¿Aquello no iba a acabar? Primero un loco la perseguía a ella para matarla y luego otro a su hermano. Y no era un loco cualquiera, sino uno que había sido capaz de acabar con Okina y con Shigen. Por algún extraño motivo, tal vez por lo que había visto y sentido con el rayo, la joven creyó a su antiguo enemigo. Pero Juzoh no.

–¿De verdad crees que Setsuna era capaz de colaborar con alguien? ¿O de conformarse con ser "el esbirro" de otro? Setsuna estaba loco y los locos son ingobernables.

La joven iba añadir algo más, pero Akari se adelantó con una pregunta que, muy a su pesar, le hizo sonreir.

–No. Nos está pidiendo ayuda. Ese espíritu ha acabado con dos de los Cuatro Guardianes. Es lo suficientemente poderoso como para acabar con cualquiera de ellos... si están en solitario, si os separáis de un grupo. ¿No es así, Kagami?– aquello atacaría al orgullo del Guardian Corrupto, pero no dejaba de ser cierto. Y aunque realmente tuviese remordimientos y lo hiciese por el bien común, no podía negar la evidencia.–Sabemos que esta vez el portal es diferente, pero también sabemos como cerrarlo. Me preocuparía tener que buscar a ese espíritu, pero dices que nos está persiguiendo, así que, queramos o no, nos encontraremos con él antes de llegar a nuestro destino.¿Qué más puedes decirnos de ese ser?

Kagami ni siquiera prestó atención al arrebato de Juzoh, ni se preocupó por la mirada asesina que Moriya seguía lanzándole. Parecía más concentrado en otras cosas, quizá señales que sólo un Guardián entrenado podía ver. Pero cuando Akari le preguntó si les pedía colaboración, esbozó una sonrisa. Y después, Yuki dio en el clavo, aunque le mortificaba tener que reconocerlo.

—Es justamente eso —dijo—. No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que, en la presente situación, separados somos blancos fáciles. No es que de pronto quiera ser vuestro amigo del alma, ni que mis opiniones hayan cambiado demasiado respecto a las de hace un año...

Se puso serio.

—Pero quizá haya maneras mejores de purificar este mundo que abrir la Puerta. Confieso que no había calculado que existiesen allí espíritus tan desenfrenados y dementes. Yo esperaba que ellos tuvieran el mismo deseo que yo de recuperar las costumbres ancestrales, y que sólo castigarían a los impuros. Y que tal vez, si había alguno díscolo, podríamos detenerlo sin demasiados problemas. Pero no había esperado que en ese plano existieran seres como Setsuna y... Kouryu.

El Dragón Amarillo. Eso era lo que quería decir la última palabra que Kagami había pronunciado. Corrían leyendas sobre un ser mítico con mayor poder que los Guardianes. Pero ninguno de ellos, o al menos aquellos del grupo que las conocían, las había creído ciertas. Quizá Kagami exageraba...

—No puedo deciros mucho más, aparte de lo que ya sabéis —terminó—. Quedamos sólo dos Guardianes, y uno de ellos es el portador más novato. No es una situación que lleve al optimismo. Pero si es cierto que sabéis cómo cerrar la Puerta, deberíamos movernos. Y deberíamos hacerlo ya.

–¿Kouryu? ¿El nacido de una virgen y del...?– la voz se debilitó y pasó del escepticismo a la inquietud al recordar–¿...rayo amarillo? 

Durante unos segundos, Yuki fue incapaz de decir nada más. Si aquello era verdad era terrible. Estaban hablando de un ser excepcionalmente poderoso. Si Setsuna se lo había hecho pasar tan mal a Kaede, Zanzetsu y ella, ¿qué posibilidades tenían? Al menos ahora eran más, pero el poder del mítico dragón era demasiado. Quizás no había sido buena idea separarse.

–¿Qué pasará si cerramos la puerta sin haberlo derrotado?– preguntó finalmente– Su espíritu quedaría encerrado en nuestro mundo, ¿no es así?

Lee había permanecido impasible, con la mirada fija en Kagami, mientras daba sus explicaciones. Sin embargo, cuando pronunció el nombre de Kouryu, su semblante se volvió aún más pálido de lo que solía ser.

—Huang-Long... —murmuró, recordando el nombre que se daba en China a aquél ser legendario—. No puede ser, el Dragón Amarillo es una entidad de equilibrio y estabilidad. Es el Guardían del Centro del mundo. No es posible que haya entrado en nuestro plano para traer caos y destrucción.

Miró al suelo, tratando de comprender.

—Debe de tratarse de un error...

Escucha la información que Kagami les ofrece. Es terrible que un ser con ese poder haya podido escapar de ese lugar. Mira a Kagami y está a punto de echarle en cara que ese es un problema que debe resolver y que es su responsabilidad, eso solo conllevaría más problemas y riesgos.

-Debemos hablar con la Diosa Izanami. Ella nos puede ayudar si ese es su interés, pero que Kagami esté aquí solo hará que nos desprecie. Al fin y al cabo, él ha abierto la puerta y ha dejado escapar a esos seres. Pero debemos intentarlo. Ella es la única que puede abrir y cerrar la Puerta a voluntad. Los Kami deben escucharnos.

No pierde la calma, aunque su mente está trabajando a un ritmo casi insostenible.

Escuché atentamente lo que dijo Kagami y cuándo su mirada se clavó en mi tampoco la moví ni un ápice.

Fue entonces que todos mis compañeros dieron su opinión, Juzoh quería partirle la cabeza con su tetsubo, no lo culpaba para nada, mi hermano era obvio que aún quería asesinarlo, y se lo merecía después de todo, pero ahora Seiryu y Suzaku se estaban mirando a través de nuestros ojos y podía sentir como debía de creerle esta vez.

Yuki dio en el clavo de la cuestión y Kagami no tuvo más opción que asentir y tácitamente pedir quedarse con nosotros, lo que dijo Akari y Lee llamó mi atención.

-Hay posibilidad de que un espíritu así se haya corrompido? Quizás por Setsuna o algo, aunque si es un ente originalmente de equilibrio y estabilidad, tal vez este sintiendo que hay algo que está mal en este mundo, creo que por ahora debemos de dejar que Kagami permanezca con nosotros, Moriya no le quitará un ojo de encima y el resto de nosotros creo que vamos a estar con la guardia en alto de todas formas, pero esto parece ser mucho más grave de lo que pensábamos-

Juzoh continuaba mirando ceñudo a Kagami, pero cuando su hermana dijo aquello, se volvió hacia ella con los ojos como platos.

—¿Izanami? —exclamó escandalizado—. ¡Akari! ¿Te has vuelto loca? Konchuu es una cosa, pero Izanami... ¡Ni siquiera Padre podría hacer algo así! Acuérdate de que siempre advierte a los sacerdotes de que no superen sus límites, puede ser peligroso para ellos. ¿Es que quieres arriesgar tu vida?

El grandullón se inclinaba sobre Akari y adelantaba las manos sin llegar a tocarla, como si quisiera detenerla en su propósito pero la chica estuviera hecha de hielo o fuego. En el rostro de Juzoh se podía leer con claridad la preocupación que le invadía ante la sugerencia de su hermana. No cabía duda de que sabía muy bien de qué hablaba y la sola idea bastaba para aterrorizarle.

Kagami no dijo nada para responder a Akari, aunque no pudo evitar alzar una ceja, sorprendido por la osadía de la onmyoji. No estaba hablando precisamente de una invocación menor. Pero era bastante dudoso que alguien tan joven fuera capaz de lograr algo así, así que la ignoró y se volvió hacia Yuki.

—Si cerramos la Puerta mientras Kouryu está aquí —siguió—, bueno... no sé muy bien lo que pasará. Es posible que al cortar la única vía que le une a este mundo, desaparezca. O es posible que se quede aquí, aislado y enloquecido, extendiendo el caos hasta que pueda darnos caza y nada pueda detenerlo. Llegados a este punto, no es fácil aventurar nada.

Luego miró a Kaede, que parecía querer ser optimista de alguna manera. Pero Kagami no compartía ni siquiera ese leve entusiasmo. Volvió a fijarse en el cielo, donde se arremolinaban las nubes grises.

—En cualquier caso, si estáis de acuerdo en que viajemos juntos, la conversación ha servido a su propósito. Hay que moverse ya. ¿Teníais algún plan para llegar a Edo?

-Sé bien lo que dice padre sobre superar nuestros límites y los riesgos que conlleva hacerlo. Si mi alma se consume en el proceso, pero conseguimos la ayuda de Izanami y que ella hable con los Kami para volver a encerrar a Kouryu en el Yomi o en el plano astral que le corresponda... así será.

Mira a Kagami, sintiendo su desprecio.

-No me desprecies, Kagami. Te recuerdo que fui yo quien cerró la Puerta hace un año y lo volveré a hacer. No me subestimes. No debemos llegar a Edo - no da más información -. Ya está todo dispuesto y solo debemos ayudar en unas reparaciones. Con la ayuda de todos, conseguiremos zarpar antes.

–Yo confío en Akari– intervino Yuki– Y tiene mi apoyo si deseas hacerlo. Pero también creo que debería ser un último recurso, no la primera solución ¿no te parece? Lo que hablamos en la cabaña. Si te consumieses pero no conseguimos nada de ella -no digo que vaya a pasar, pero es una posibilidad- entonces estaríamos en una posición mucho más vulnerable. Sería casi... como si Setsuna hubiese logrado su objetivo. 

La guerrera no explicó mucho más, pues aunque Kagami se hubiese acercado a ellos por ser el fuego que más calentaba, no pretendía que se enterase de todo lo relacionado con el selle de la puerta. Finalmente miró a Kaede ya Moriya.

–Padre siempre decía que los hombres han de intentarlo todo antes de pedir ayuda a los dioses.– en ese momento recordó las palabras que Gaisei le había durante su convalecencia, y las comprendió más dolorosamente que antes. Pálida como un muerto, trató de centrarse en el "ahora" y decidió cambiar de conversación.– Nosotros estábamos negociando el traslado, pero antes de concretar nada, vinimos aquí. En todo caso, creo que deberíamos avisar al resto de lo que ocurre. Aunque seamos nosotros los que atraigamos la atención de ese Kouryu, creo que es importante que Zanzetsu y los shinsengumi lo sepan.

-Yo lucharé hasta el final, dando todo de mi- dije a Yuki mirándola a los ojos - y también confío en Akari si es lo que quiere hacer, pero tenemos un objetivo y planes de como concretarlo, así que pongamos manos a la otra, aunque ahora tengamos que contar pasaje para uno más, si esto es tan grave como se dice entonces hay que avisarles a nuestros compañeros y procurar re encontrarnos lo antes posible-

Hibiki apretó el arma en su puño, miró a Amano con la boca abierta por la sorpresa de la detonación, sus ojos se perdían en la espiral de humo ascendente del incendio que se habia provocado por el incendio, guardó silencio y luego sacudió su cabeza energicament en un gesto de asentimiento .

-Si Amano, no perdamos el tiempo, quizá podamos ayudar a alguien vamos!!-Hibiki se apresuró a mover sus veloces y ágiles piernas para alcanzar a llegar al ahora almacen en llamas.

-Creedme, los dioses actuarán si el equilibrio en el mundo humano se rompe, poniendo en riesgo también el Palacio Celestial y el mundo de los Kami. Amaterasu-sama no dejará que la oscuridad vuelva a reinar en este mundo.

Está completamente segura de eso. Aunque los Kami no suelan interferir en los asuntos mundanos, cuando algo puede afectar tanto aun plano como al otro, ellos actúan y ponen fin a los problemas. Aunque sea difícil conseguir su ayuda, lo logrará. Y, como ha dicho, si tiene que consumir su alma para hacerlo... que así sea.

-¿Y si nos dedicamos a reparar el barco y a movernos? - mira a los demás - Ya hemos hablado demasiado y no hay tiempo que perder. Alguien tiene que ir a avisar a Hibiki y a Amano.

Amano e Hibiki llegaron justo en el momento en que Akari terminaba de hablar. Sorprendidos, vieron que el grupo hablaba con un hombre al que la joven no reconoció, pero Amano sí lo hizo. Se puso en guardia al instante, blandiendo su shirasaya y colocándose delante de Hibiki. La chica nunca lo había visto tan alarmado.

—¡Pero qué demonios...! —exclamó—. ¡Qué está haciendo él aquí! ¿Qué está pasando?

Hibiki no conocía a Kagami, pero a Amano no le quedó la menor duda de que era la mente maestra detrás de todo el sufrimiento que habían tenido que afrontar un año atrás. ¡Y parecía que aquél monstruo estaba departiendo con los demás miembros del grupo como si nada!

Pero Juzoh fue el primero en adelantarse para que la confusión no pasara a mayores.

—¡Calma, Amano! —dijo, colocándose entre el hombre del kimono rosa y el del atuendo blanco—. A mí también me cuesta entenderlo, pero de momento parece ser que no pelearemos. Baja el... la... bueno, esa cosa que usas como arma y escucha. No hay tiempo que perder, ya os pondremos al día a Hibiki y a ti.

Luego miró al resto.

—Akari tiene razón, tenemos un trato con el capitán del barco que estaba reparándose en el muelle. Si les ayudamos, nos llevará a todos hasta un puerto cercano a Edo.

Kagami no se había movido tampoco ante la sorpresa de Amano, pero se encogió de hombros.

—Por mi parte, no hay inconveniente —dijo, ignorando al hombre del kimono rosa—. No me gusta viajar por mar, pero será más rápido. Quizá seamos un blanco fácil, pero qué importa eso. Kouryu nos encontrará estemos donde estemos...

Se giró con un movimiento elegante y encaró el camino del muelle.

—¿Vamos, pues?