Partida Rol por web

Veía como sus compañeros de celda preparaban la fuga ayudados por un perro!!! El ingenio y la sorpresa constante que demostraban en cada acto que realizaban maravillaban a Erik. Sabía que el juicio no fue justo y que las pruebas estaban en su contra, pero la ley es la ley. Si huía con esta gente solo demostraría que no poseía honor alguno y que los actos no había realizado serian verdad. Prefirió sentarse en un rincón del calabozo y esperar su destino. 

Ví a Sir Erik ahí, resignado a su suerte, y a pesar de que no me caía especialmente bien, era una persona que ha acabado así por culpa de un ajeno. Por lo tanto me acerque a el y le dije:

Sir Erik, tu orden respeta la ley y la verdad supongo. Por lo tanto, no deberías descubrir la verdad detras de todo lo sucedido?

Y despues de eso le dejo solo, para que piense sobre que hacer

Habeis pasado unas horas montando todo, los brazos poderosos de Blür hacen una parte grande y la inteligencia de Jimmy, junto al buen adiestramiento recibido, hacen la otra. Los barrotes ceden aunque tardan un buen rato, quedan un par de horas para el amanecer y se escuchan los cierres de los pestillos cuando entra uno de los jueces acompañador de Guardias Ungolitas y Visirtaníes.

-¿Teneis mucha prisa?- dijo con una sonrisa- Vamos seguidme rápido, hay que sacaros antes de que Adriano se de cuenta de todo.

Al fondo se ve al embajador visirtaní que junto a otro par de soldados vigilan una de las puertas.

-Vingil os espera fuera con los caballos, os lo explicará todo.

En ese momento un cuerno suena, como a las afueras de la empalizada de la ciudad, los embajadores empiezan a blasfemar en sus idiomas.

-Daos prisa, cojones

Apenas me puedo creer la suerte que tenemos, estuve a punto de emocionarme y todo.

Vamos rápido. No dejemos pasar esta oportunidad. Además, tenemos preguntas.

Cáledan se esperaba cualquier cosa menos esa, su expresión de asombro era palpable. Decididamente cada vez entendía menos aquella dichosa ciudad. Tras los recientes acontecimientos Cáledan ya no se fiaba de ningún noble, por lo que pese a la repentina colaboración aprovecharía cualquier oportunidad para quitarse de en medio, no pensaba caer dos veces en la misma trampa. Pese a todo de momento no tenía otra cosa mejor que hacer que seguirlos, por lo que sin decir palabra se encaminó a la salida seguido de Jimmy y de nuevo con sus pertenencias.

Sköll no paraba de señalar frenéticamente el equipo de Svein

-Venga, borrachuzo...ponte eso de una puta vez- dijo mientras pateaba la armadura del guerrero- Ahora estate callado, no la cagues...tu simplemente dejate llevar...¡o sino te arranco la cabeza y te la meto en el culo para que veas lo feo que tienes el ojete!

El paladín se levanto de la esquina donde se había sentado por horas se aproximo a la puerta para salir pero antes de detuvo ante el mago y le apoyo la mano sobre el hombro:  "Ahora hechicero, es el momento de traer el orden y la justicia de Velex a este lugar corrupto y traicionero donde se ha mancillado la ley y el derecho de los inocentes." Observo al resto del grupo: "Y juro por mi espada, mi escudo y mi honor que encarcelare a los responsables de estos viles actos y vengaré a los muertos de la posada!" como quien invoca a los dioses y se enfrenta a los mismos demonios de los 9 infiernos, Sir Erik Stormwatch se dirige a la salida, en busca de lo que le es concedido a cada ser: justicia, libertad y protección.

Svein cogió sus cosas, se equipo a toda carrera y tomo sus armas

-Puto cabronazo...la próxima vez le das las patadas a la madre que te parió, si la conoces...¿Me has oido Sköll?.

Justo en el momento en el que las barras de acero estaban cediendo lo suficiente como para atravesarlas, un rostro y una voz familiar se mostraron ante ellos._ Pero por todos los dioses de la luz!! Que diantres esta sucediendo Wulfbert??_< la idea de los barrotes lo habían mantenido ocupado, centrandolo en la huida, pero ahora su cabeza estaba a punto de estallar intentando discurrir que es lo que estaban tratando los hombres del consejo, que arducias habían estado tramando para llegar a esta situación.>
Recogió su excasas pertenencias, ya que la mayoría estaba en el campamento con su cuñado, estrecho la mano del amigo de su padre y cumplió con las indicaciones que les habían sido dadas. Estar enjaulado es lo peor que le puede ocurrir a un nómada. Y el saber que pronto sentiría el viento en la cara a lomos de una montura, cabalgando en post de su libertad lo excitaba sobremanera.

Wulfbert se apresuró pasillo abajo, bajando tramo tras tramo hacía un pasadizo subterraneo.

-No hay tiempo, se han acelerado las cosas...los orcos se han adelantado- dijo de forma acelerada.

Al llegar a una puerta se detuvo.

-Escuchad bien, esta puerta sale dentras de la empalizada al norte de la Aldea, Vingil os espera en el bosque con los caballos y pertrechos...que Velex os guíe, allí os daran más detalles.

Cáledan se extrañó al ver la relación entre el enviado ungolita y el bárbaro, ¿si lo conocía por qué no había dicho nada en el juicio? Otro secreto que había que averiguar, la lista parecía ir engrosándose cada vez más. Pero aquél no era el momento ni el lugar para preguntar, así que archivó la pregunta en su mente para más tarde.

Cuando se pararon en la puerta y el enviado habló, la situación parecía más inaudita si cabe, tendría que esperar a hablar con el embajador Vingil, pero aquello era un puzle incomprensible para el explorador y le molestaba bastante tener las cosas tan fuera de control. De momento no podría hacer otra cosa, pero él no iba a ser el primero en salir, aún no se fiaba del enviado ungolita, por lo que dejó que alguno de sus compañeros fuera primero.

Estaba enojado por los acontecimientos que estaban sucediendo: intrigas, traiciones y ahora orcos! Tomo sus cosas rápido y mientras salía de aquel lugar en busca de los caballos, preparo su escudo y su espada. 

Svein salió detrás del embajador, no quería quedar atras y así no escucharía en un buen rato al pesado de Sköll.

Blür se ajustó la mochila, su hacha firmemente asida en su cadera derecha y la lanza en la mano. Se paró un segundo para echar una última mirada a Wulfbert, y asentir con la cabeza. Salió corriendo por el pasillo, y al llegar a la empalizada, avanzó mas lento asegurándose que no le vieran o escucharan en el tramo hasta los árboles.

Oh, Valion y Orion, ampararnos en nuestra huida y que los ojos extraños se cieguen esta noche ante nuestra presencia...

Contuvo la respiración en el tramo que lo separaba hasta el bosque, allí lo esperaba el otro miembro del consejo, cuyo nombre no alcanzaba a recordar. Al llegar saludo con un gesto de la cabeza, y observó los caballos en busca de una yegua joven.

Viendo cómo el resto de sus compañeros salían al claro y no tenían ningún problema, Cáledan decidió seguirlos, no quería pasar ni un segundo más en los alrededores de la cárcel. Viendo la precaución que tomaba el bárbaro, al explorador le parecía correcto imitarlo, no vaya a ser que la historia de los orcos resultara ser cierta al final.

Por lo que aprovechando las oscuridad y la escasa luz del ambiente gracias a que aún no había amanecido, Cáledan se movió como una sombra, ni sus propios compañeros podrían haberlo detectado, e incluso podría darle un sobresalto al embajador Vingil, pero no quería tensar más la situación y una vez en el bosque se acercó a los demás declarando su posición.

Al llegar a la salida de poterna, Vingil os espera en la linde del bosque con cinco caballos pertrechados.

-Escuchad, la sentencia ha sido anulada...aunque se que habeis quemado la taberna accidentalmente- dijo con seriedad- Está es la sentencia real, quedais a las ordenes del Concilio de la Roca Blanca para cumplir el trabajo ordenado.

Tomó aire y les señaló los caballos

-Teneis raciones para una semana en las alforjas, el pueblo más cercano es Arroyo Negro a seis días de camino- continuó- Hay un ejercito de Orcos que se arremolinan ante la empalizada...pero podemos controlarlos..ahora quiero que escucheis con calma

Miro uno a uno a los personajes.

-Demetrio nos habló de vosotros tras rechazar el trabajo, dijo que buscabais una oferta y que estariais aqui. Su palabra pesa mucho y su compañía es muy valorada...por eso aceptamos su consejo- dijo con cautela- Intentamos enviar a Tarlo, uno de los informadores que tenemos en la región a contrataros pero salió ardiendo como el resto de la Taberna...lo cual provocó la ira de Adriano que invocó el derecho a ejecutaros sumariamente por ser gobernador de la Aldea, por eso se organizó toda la farsa del juicio y usamos testigos falsos para inculparos, dictar sentencia y poder sacaros al amanecer aprovechando que Adriano tenía que partir al norte...pero los orcos se han adelantado.

-Las naciones Orcas se han levantado en armas, ese es el motivo principal del concilio...pero no vuestro trabajo.- siguió explicando- Partireis a las Liafdag, allí en uno de los pasos de montañas está la Aldea de la Montaña...allí encontrareis un agente nuestro que os dará indicaciones mas precisas pero necesitamos eliminar el mal que asola ese paso para poder mover al ejercito Ungolita por allí y atacar a los Orcos en las llanuras de Eltauro donde la caballería Ungolita pueda arrollarlos...Ahora debeis marchar, hay patrullas de Orcos guardando el camino y grupos de goblins saqueando las granjas...intentad evitarlos y cumplir la misión antes de dos meses, despues os unireis a nosotros en la batalla.

-¿Alguna pregunta?

Al fin la verdad va saliendo poco a poco a la luz, y pese a que él seguía sin saber que clase de accidente habían cometido y tampoco apoyaba todo aquél secretismo en el que se había visto envuelto; comprendía las razones por la que los embajadores habían actuado de dicha forma. Por lo que aunque en cierta forma agradecido por seguir conservando el pellejo, el explorador se dirigió a Vingil y le dijó:

-Disculpe mi señor si parezco desagradecido, agradezco que nos hayáis liberado y que nos deis raciones para el camino; pero hay algo que sigo sin comprender del todo, ¿este trabajo se supone que debemos hacerlo como una especie de castigo comunitario por nuestros "accidentes" (sobre el cual me sigo considerando inocente)?¿o realmente pensáis recompensarnos por ello (en el caso de que lo cumplamos)? Lo digo porque la mayoría de nosotros somos mercenarios, y por muchas cosas despreciables que cuenten de nosotros, algunas son ciertas, al menos en mi caso, ya que no me juego la vida gratis. Debido al servicio que nos habéis prestado rescatándonos (aunque Jimmy tenía la situación controlada) - dijo acariciando al robusto perro - y los medios que nos proporcionáis; la mitad, que se paga siempre por adelantado, la podemos considerar pagada, pero si regresamos vivos de la misión, al menos yo, espero alguna recompensa que no sea un apretón de manos y una batalla como decís, creo que sabéis a lo que me refiero. Si me gustara ayudar al prójimo me habría hecho paladín como Sir Erik, pero no es el caso; si queréis contratarme vamos a tener que hablar de dinero.

Y dicho ésto se alejó un poco del emisario y esperó su reacción, si la cosa se complicaba, pensaba coger un caballo y salir al galope, no quería dar la impresión de ser un usurero, pero el tenía sus gastos y tenía que intentar que le pagaran por su trabajo.

Varios guardias acompañaban al emisario Visirtaní.

-Veo que no eres consciente del peligro que habeis corrido- dijo el hombre vestido de blanco- Lo primero es el derecho de saqueo a los campamentos orcos que encontreis, segundo teneis derecho a tomar cuanto encontreis y finalmente vuestro incendio accidental de la taberna será olvidado...quizás lo dudeis pero hay medios de detectar esas cosas, la magia es de gran ayuda.

Cáledan se sorprendió cuando el emisario hizo mención a la magia, al final iba a tener razón el paladín y el culpable era el mago. Tendría que tener una charla con Baern en cuanto tuviera la oportunidad.

A parte, tras la declaración de Saddher, era obvio que estaban entre la espada y la pared, y no podría simplemente escapar de allí; al explorador no le gustaba que le impusieran los trabajos, pero al menos ésta vez habían tenido el detalle de disimular sus órdenes como si de un pacto equilibrado se tratara, por lo que Cáledan reevaluó su actual situación: el paladín obviamente se pondría de parte de los emisarios en lo que corresponde al pago, el mago si realmente era culpable del accidente aceptaría el trabajo a modo de expiación, el bárbaro parecía conocer al emisario ungolita por lo que probablemente accediera a aceptar la misión por dicho lazo, el único que podría apoyarlo en su negociación del pago era un guerrero loco cuyo interés seguramente no estaba en el dinero; definitivamente estaba sólo, por lo que no le quedó más remedio que apretar la mandíbula y decir:

-Bueno, los derechos de saqueo pueden ser útiles; mi conciencia de mercenario estará más tranquila ahora que conozco mi recompensa, así que la acepto dada la inmediatez de nuestras "circunstancias" -mientras decía ésto último, recorrió con sus ojos al resto de hombres armados, en un claro gesto de referencia hacia ellos - Por mi parte ya no hay más preguntas. Y dicho ésto me dispongo a colocar mis alforjas sobre el caballo y a equiparme para partir.

Hacía años que no se acercaba a una ciudad y mira como había acabado, enjuiciado con falsas pruebas, encarcelado y golpeado, y condenado a muerte. Blür, fijó sus pertenencias sobre una yegua mestiza.

Me da igual si nos pagan o no, si hay un ejercito de orcos en movimiento, no se dirá que Blür ghun Dhür se escondió en una cueva con el rabo entre las piernas. Montañas, sendas y techos de estrellas nos esperan, no imagino mejor lugar. Ya lo dicen los ancianos de mi tribu, no confiéis en los hombres de las ciudades. Y tenían razón, dices que provocamos el incendio...yo no tuve nada que ver, y me condenasteis a muerte. Se agarra el amuleto, y mira a las estrellas como si hiciera una plegaria.Agradezco que nos sacarais de las mazmorras, así como se lo he agradecido al ungolita que nos abrió la celda. Ahora serio, escupe a los pies del emisario visirtaní, continua. No confío en ti, y si averiguo que pasó en esa taberna, los que tuvieran algo que ver, se encontrarán con la furia del nómada.

Pero si he de morir, que sea en la tierra ensangrentada de una batalla, y si los orcos han osado tomar las armas, mi hacha les frenará. Pues esa viles criaturas, no buscan tierras o reinos si no la destrucción y la muerte. Tomar parte ahora, es proteger y defender a mi familia.

Blür, dio la espalda al emisario sin posibilidad de replica, entablando una breve conexión con su montura, mientras el resto de la compañía se reagrupaba. Comenzó a acariciarla y a susurrarla. Buscó en las alforjas y antes de montar, le dio un puñado de cereal al cuadrúpedo.