Partida Rol por web

Gulfhem miró con incomprensión al Paladín, no pareció entender nada de lo dicho pero asumió el gesto como una presentación. Le habló a Therinya con tono formal.

Hils pilgrimme, er du velkommen under mit tag dijo recorriendo la sala con la mirada Lev mørke dage, ondskab og død lurer dominerer bjergene

Therinya tradujo:

Os saluda, viajeros y os da la bienvenida bajo su techo a pesar de que la oscuridad y la muerte campa en las montañas dijo Desde hace meses, unos atacantes nos asedian por las noches. Vienen de las ruinas, al amanecer no quedan cadaveres de ellos y se alimentan de los cuerpos de los muertos...ellos los llaman Blӫddig, el terror sangriento.

La mención del nobmre del enemigo provoca murmullos y algunos hombres escupen al suelo, supersticiosos. Las mujeres tapan los oidos de los pocos niños presentes.

Tras escuchar atentamente la explicación de Therinya, Cáledan empezó a entender cuál iba a ser la misión que iban a tener que cumplir para reabrir el paso de la montaña, tal y como Vingil les pidió. Por lo que mirando a la joven le dijo:

- Entiendo, y deseáis que nosotros acabemos con esas criaturas para poder reabrir el paso y que lleguen las fuerzas del concilio para acabar con los orcos, ¿no? Bueno, nos comprometimos a hacerlo y así será, pero antes vamos a necesitar todos los detalles que tengáis de esas criaturas, ¿cómo son? ¿por qué son tan peligrosos?¿cuantos son? ¿atacan sólo de noche? ¿alguien ha intentado ir a las ruinas antes para acabar con ellos? Y cualquier dato que por nimio que parezca, nos será de gran utilidad - dijo yendo directo al asunto. 

Aquella situación parecía desesperada para toda esa comunidad y deberían aprovechar bastante el tiempo para prepararse adecuadamente.

Llegamos a una pequeña aldea, después de atravesar diversos pueblos abandonados, cadáveres fertilizan el yermo suelo. Una triste empalizada, defiende a sus habitantes.

Nos reunimos con el aparente jefe local. Blür tiene muchas preguntas, pero conoce a estas tribus. Si son similares a la suya deberá esperar a que el anciano hable primero, sus huesos lo recordarán siempre.

Este rubiales no tiene paciencia, suerte que no estamos ante Till ghun Päerth...

Therinya comienza a traducir, y llegados al momento en el que nombran a las criaturas, los habitantes escupen al suelo. El bárbaro les acompaña.

Bien, parece que tenemos trabajo. Suerte que mis compañeros saben hacer las preguntas correctas. Me mantendré a la espera hasta que todo esto termine. Es mejor que no hablemos todos, avasallando a esta gente con nuestras dudas.

Observo con algo de desagrado los escupitajos en el piso, pero no me inmuto, mas el observar que el bárbaro les acompaña me da un poco de asco notar la falta de pulcritud de mi compañero.

- Tal cual dijo mi compañero, si hemos de ayudar vamos a necesitar toda la información posible. ¿los ataques son permanentes? o sea ¿todas las noches? ¿o son por ciclos y tiempos específicos?  - después recuerdo la pregunta anterior que hice cuando me mostró la pieza de plata - ¿es aquí un buen momento y lugar para preguntar? - digo sin mencionar la pieza ya que parecía ser algo secreto y no para cualquiera persona. 

El paisaje era desolador. Los cadáveres sembraban los campos, cuerpos a medio devorar por doquier, un espectáculo no apto para ojos sensibles. No obstante, Yusuf avanzó con la cabeza bien levantada y actitud altiva, la muerte formaba parte de sus vidas y no solía prestar atención a esos detalles.
La mujer les conduzco a la supuesta morada de Gulfhem. El visisrtaní observó cada detalle del gran saló y a cada personaje presente. Prestó especial atención al líder y no se molestó en presentarse con palabras, tan sólo hizo una inclinación respetuosa.
Meditó las palabras de la mujer y esperó las preguntas y respuestas. Desde luego esos Blӫddig no serían pasados por el alto y su misión era representar a su amada tierra y cumpliría con su cometido y si era menester acabar con esas criaturas comedoras de cuerpo, así se hará. Añadió a las preguntas de sus compañeros.
- ¿Desde cuando están ocurriendo estos ataques?

Baern escuchó con atención. Todo parecía extraño y preocupante. Enemigos que venían en la noche y no dejaban rastro tras de sí. Se mantuvo en silencio, evitando distraer a nadie, pendiente de las respuestas para sacar sus propias discusiones. Miraba alternativamente a la joven y al anciano hombre del trono, con la sensación de que algún detalle se le escapaba.

Therinya negó con la cabeza ante la pregunta del Paladín. Luego os respondió a vuestras preguntas.

-Llevan un año apareciendo, cada vez son más. Aparecen las noches en que la luna no está oculta por las nubes y se marchan. Parecen hombres convertidos en bestias, tienen garras y no conocen la piedad. Al irse se llevan los cuerpos de los enemigos que vencen y se alimentan de ellos, nadie sabe que son realmente. Tomó aire brevemente Nadie se acerca a las ruinas de los duendes, todos temen demasiado... Es una superstición de la aldea que nadie quiere superar.

Su tono sonó frustrado e impotente.

Gulfhem os observa con atención mientras habláis con Therinya, luego se levanta, irguiendose en su elevada estatura y con tono orgulloso y altanero

Fortell dem, fortelle dem de skal hjelpe må utvise spottet og avslutte Silgud. Im Gulfhem Torrhem sønn, jeg sverger min gamle hjem er ditt hjem. Blӫddig Forklarer om og gi dem det de ber om i mitt navn og mine forfedre.Fortell dem, fortelle dem de skal hjelpe må utvise spottet og avslutte Silgud. Im Gulfhem Torrhem sønn, jeg sverger min gamle hjem er ditt hjem. Blӫddig Forklarer om og gi dem det de ber om i mitt navn og mine forfedre. luego continuó hablando Vrede Taranis beskytte deg mot døden og vil respektere dine fiender med ros.

Se os queda mirando con expresión solemne y seria.

Therinya traduce con voz atona

El jefe anuncia que os ayudará a derrotar al dios de plata y que os proporcionará lo que necesitéis, desea que Taranis os de su beneplácito y bendición luego continuó hablando Ahora debéis retiraros, sin darle la espalda. Os alojarán en los barraca es de la guardia que llevan años en desuso...allí hablaremos luego

El explorador asintió ante la traducción de la joven, aunque se preguntaba quién sería ese dios de plata al que tenían que enfrentarse, ¿se referían a la luna con la cual esas criaturas siempre seguían para atacar?, pero esa pregunta y otras más tendrían que esperar a llegar a los barracones. Por lo que en gesto de respeto, hizo un leve reverencia llevando su mano derecha al pecho, y se retiró de espaldas, tal y como les indicó la mujer.

Realmente parecía que iban a tener que hacer frente a una tarea hercúlea. Ante la descripción lo primero en lo que pensó fue en que eran necrófagos, pero estos no tenían garras, por lo que éstos serían aún peores y con los anteriores apenas consiguieron salir vivos, realmente iban a necesitar un gran plan o un gran milagro ...

Al parecer había terminado el encuentro. Así que decido salir como dice la muchacha. Lo que menos quería en un momento como este era causar problemas por una tradición inútil.

¿Tendrá relación ese tal dios de plata con las piezas de ajedrez? me pregunto mientras sigo al que nos lleva a nuestros futuros aposentos. Necesitaba un baño, urgente, una copa de vino. Ya hacía tiempo que no había podido ocuparme de mi mismo.

La barba ya empezaba a aparecer y era necesario eliminarla. Ojalá pudiesen otorgarme algo de agua caliente.

Pero mis pensamientos vuelven a aquellas bestias. Algo me decía de que no se llevaban los cuerpos para alimentarse de ellos, sino no hubiese crecido tanto como Therinya había dicho, lo más probable es que se los llevasen para convertirlos en uno más de su clase. 

Esto iba a ser difícil. Muy difícil. 

- Muchas gracias noble Señor del Paso.

Yusuf hace una reverencia exagerada y se retira sin dar su espalda. Estaba deseando recostar su espalda había sido un día duro y esperaba algo de reposo y sueño reparador para emprender la nueva tarea que tenían que cumplir.

Bestias con garras, que se alimentan de personas... Ataques nocturnos... Ruinas de duendes... Dioses de plata... Bien, parece que esta vez si nos encontraremos rivales dignos de combatir. ¡¡Qué los dioses velen por nosotros!! Sin duda nos espera una empresa entretenida.

Sin dejar de sonreír abandono la estancia sin dar la espalda al jefe, así como había dicho la hermosa guerrera.

Espero que el tiempo que dediquemos a la misión sea suficiente para que Jimmy se recupere.

De pie, sobre mi báculo, escuché atentamente las palabras de nuestra joven guía sobre los terrores que asolaban sus tierras. El modo de actuar de esas viles criaturas helaba la sangre de cualquiera que pudiera escuchar las historias de sus ataques. Durante todo el discurso y traducción, me limité a mirar tentativamente al jefe del poblado y a la traductora, intentando no perderme detalle de las descripciones de las criaturas con el fin de encontrar una similitud con mis conocimientos adquiridos.

En cuanto el discurso terminó, con un leve gesto de cabeza, me fui de espaldas hacia la puerta, al igual que mis compañeros.

Tenía claro que lo primero que haría nada más salir a campo abierto sería mirar al cielo para comprobar la Luna y las nubes, no dormiría tranquilo sabiendo que había una mínima posibilidad de un ataque durante esa noche. Y lo siguiente sería preguntarle a nuestra guía todo lo posible para obtener información sobre los ataques y las criaturas que los provocan... esta nueva aventura se planteaba complicada, por suerte mis compañeros no estaban solos, yo estaba con ellos.

Therinya os acompañó a las barracas. Estaban polvorientas, pero servirían para daros cobijo de la lluvia y el frío. se aseguro de bloquear la puerta.

La mayoría de los hombres viven con sus familias, los Guardas del Paso son algo abandonado y que solo mantienen por el peso de la tradición aunque seguimos cobrando del reino las soldadas a cambio de la información sobre las ruinas dijo y acto seguido sacó la ficha de ajedrez Está es la señal que identifica a los que trabajan como espías de la Reina Vigdis, ella es la Reina de Plata. Vingil es el Rey de Plata. Ahora debo poneros al día de lo que sabemos y necesitais ¿Queréis preguntar algo antes de empezar a contaros?

Al salir de la sala en donde nos habíamos reunido con el jefe de la aldea miré al cielo nublado y lluvioso y respiré tranquilo, esa noche no habría problemas. Al llegar al barracón comprobé que estaba sucio, como si no se utilizase durante años. Observé desde mi posición un sitio para poder dormir, mientras escuchaba las explicaciones de la chica pelirroja. 

Así que todos eran espías... Vingil... el juicio... mi cabeza iba y venía de un dato a otro. Me centré en una cosa: los monstruos. Así que fui el primero en hablar.

- ¿Habeis capturado alguna vez a alguna de esas bestias? - pregunté, con la esperanza de obtener más datos sobre esos seres a los que nos enfrentábamos.

Cáledan tenía una pregunta en la cabeza que estaba deseando hacer, por lo que aprovechando aquel momento dijo:

- ¿Existe alguna relación hay entre el Dios de Plata que vuestro jefe mencionó antes y los Reyes de Plata? Porque a mi me parece que es demasiada coincidencia - dijo profundamente intrigado - Por otro lado me gustaría saber si habéis descubierto si esas criaturas tienen algún punto débil, ¿odian el fuego, el agua o algo en particular? Nos sería de gran ayuda. 

Mientras escuchaba la respuesta de la joven y de los demás compañeros, se apresuró a ayudar a Blür a descolgarse a Jimmy, y lo colocaban en el lugar más limpio y protegido que podían encontrar, mientras se quedaba sentado a su lado acariciándole, algo más tranquilo al sentir la leve respiración del sabueso, aunque seguía profundamente dormido de momento.

Blür escuchaba a sus compañeros realizar una pregunta tras otra. Mientras el se mantenía atento observando a Therinya, por fin abrió la boca.

_ Mis compañeros son personas inteligentes y muy capaces, así que les dejaré a ellos que os aburran con sus preguntas, que seguro nos serán muy útiles. Pero yo prefiero actuar, con cautela y contundencia. Así pues, aprovecharé ahora que la cólera de Taranis se ha calmado para bañarme bajo la lluvia.

Según terminó se acercó al camastro mas cercano y se desvistió. En su pelo y en su piel se acumulaban costras resecas de sangre. Su cuerpo estaba cubierto de viejas cicatrices. Haciendo caso omiso de las preguntas y respuestas de sus camaradas, pasó delante de ellos, desnudo como un recién nacido. 

Una vez fuera alzó los brazos e inclinó la cabeza hacia el cielo, para que el agua lo empapase. Se frotó el pelo y el cuerpo para eliminar el rastro que sus enemigos habían dejado en él.

Gracias Dioses por estos momentos de calma, por este techo y camas donde descansaremos hoy. No nos abandonéis, Amparadnos esta noche y las venideras, y en vuestro nombre, Dioses de la Luz, eliminaremos el mal que acampa en estas tierras.

Entró de nuevo en los antiguos barracones, quedándose en la entrada. Parado, escuchando a los allí presentes calmar sus dudas. Sin una pizca de pudor esperó a que terminaran de hablar. Sus largos cabellos azabaches descansaban sobre sus musculosos hombros, sonriendo miraba fijamente a la dura y bella guerrera.

_ Al final, tengo una pregunta para ti, Therinya. El mal se establece en estas tierras como una roca mas de estas montañas, ejércitos de orcos y gobblins esperan el momento de exterminar a todos los hombres. Todo el amor, todo el bien será erradicado si no se lo impedimos. Pero yo no puedo dejar de preguntarme ¿Si tienes a alguien que te de calor en esta fría y solitaria noche? Soltó sin miramientos.

Me mantengo impasible ante el corto relato de la muchacha, como así también asiento ante las preguntas de mis compañeros. Al parecer no hacía falta mi intervención ni consultas, ya que todo había sido dicho. Solo restaba que empezara a hablar para enterarnos de los detalles de los seres contra los que nos hemos de enfrentar. 

En todo eso aparece el bárbaro totalmente desnudo, lo cual me repugna bastante y no reprimo mi cara arrugada ni mi vista hacia otro lado. Afortunadamente fue solo un momento... o al menos eso creía, al volver se le propone a la muchacha.

- Por el amor de los dioses... ponte algo en la cintura hombre. Que no somos animales para andar revoleando nuestros genitales a los cuatro vientos.