Partida Rol por web

- ¡¡Maldición!! - gritó con todas sus fuerzas la morena, mientras caída por la rampa a toda velocidad

El ladrón visirtaní, perdiendo la compostura, aulló algo que sonaba como "tampundiema" o algo parecido mientras se deslizaba contra la inevitable pared que se acercaba a gran velocidad.

Tras las palabras de su amigo el explorador, Blür asintió con la cabeza y siguió a Yusuf a través del arco. Comenzaron a descender las escaleras con cautela. En un momento el ladrón visirtaní se detuvo un momento pero todo estaba bien y así lo indico con un gesto de cabeza.

El bárbaro daba pisadas firmes, pues no quería resbalar. Nada importó, atento como estaba en las paredes no pudo imaginar que la trampa estaría situada bajo sus pies. En una fracción de segundo la escalera se transformó en una rampa, y el pesado guerrero norteño cayó arrastrando todo lo que tuviese delante.

Apretó fuerte los dientes y asió firme la espada, pues no quería perderla y menos lastimar en la caída a ninguno de sus compañeros.

La trampa convierte la escalera en una rampa. En un intento desesperado Caledán consigue aferrarse a un saliente de la pared. El resto desciende 5 metros hasta toparse de boca con una sólida pared de piedra.

Cáledan pudo coger un asidero a tiempo, y vio como sus amigos lamentablemente no tenían tanta suerte y se daban un buen golpe contra la pared. No obstante sus reflejos lo habían salvado, y ahora descendía con suma elegancia haciendo fricción contra los laterales de la escalera con las piernas, mientras mantenía su arco encordado en ambas manos. Era una pose sublime, muy lejana al burdo aterrizaje de sus compañeros, y cuando llegó al final, con un pequeño salto, aterrizó con elegancia y se quedó mirando a sus compañeros con pose altanera para decirles con cierto tono orgulloso:

-¿Estáis todos bien?

Tras la perfecta exhibición del explorador, os levantáis y reanudais la marcha. Tras unos tramos de escalera llegais a una amplia sala donde sobresale un enorme saliente. A lo lejos se divisa la fuente de la luz azulada, destancando entre la enorme gruta que produce la sensanción de que la montaña es hueca y que ante vosotros se extiende un mundo hueco. La catedral se alza a unos mil metros de vosotros, para alcanzarla debéis atravesar un largo y estrecho puente de piedra.

Algo se alza ante la catedral, no sabéis que es pero se mueve. Tiene el tamaño de una persona y se apoya en un bastón. Al entrar en la sala, cruzando el último arco os sentís plenamente recuperados como bendecidos por un poder divino. Pero el miedo también gana su parte, ante vosotros parece alzarse el primer infierno mientras un brillo de lava y esa luz azulada alumbran todo.

A nuestros ojos, una impresionante edificación se erguía de manera majestuosa que cortaría la respiración a cualquier mortal que osase mirarlo. Con el corazón sobrecogido me quedé mirando, sin poder evitar abrir la boca ligeramente impresionada por la belleza de aquel lugar sagrado. No había lugar para hablar, ni siquiera para respirar sin perturbar el sitio donde nos encontrábamos. Apenas sin pestañear, recorrí el escenario que nos rodeaba para grabar la imagen para siempre en mi mente, para que perdurase hasta el momento de mi muerte en mi cabeza.

Una figura paseaba, con bastón, mientras captaba toda mi atención. Me quedé observando la extraña figura que se movía a paso lento a través de la majestuosa catedral, intentando averiguar quien era y qué hacía allí.

Una figura cubierta de andrajos avanza, no puedes reconocerlo ya que no sabes quién es. Lleva en la mano un pegarmino y un bastón en la otra. No sabes porque, pero sientes que os está mirando y está sonriendo con frialdad. Algo en el te inquieta, quizás sea el anciano sacerdote. Mil años a la sombra no le sientan bien a nadie.

Tras salir de las escaleras trampa, el grupo llegó a aquella gruta abismal. Se encontraban en un enorme saliente, con un larguísimo puente de piedra. Tras el mismo había una magnífica catedral, y con lo que parecía una figura humanoide con bastón cerca de la misma. Cáledan temió que aquel fuera el temido mago elfo, el origen de toda aquella maldición, y eso medró en parte su arrojo inicial.

La sensación de poder de aquel lugar lo embargaba completamente, sentía alivio y temor a la vez, era una sensación extraña y aquello lo intranquilizaba y lo obligaba a mirar hacia todos los lados en busca de cualquier peligro. El explorador sentía que estaban en aquel lugar por algún motivo superior y se acercaba el momento decisivo por el que se decidiría su inescrutable destino.

Un sudor frio cae por tu espalda, no es posible. Baern, cubierto de harapos, pero vivo os sonríe fríamente al otro lado del puente y lleva un pergamino en la mano.

Es un simple y puñetero bulto borroso que no se distingue debido al los vapores y los destellos de luz.

El explorador abrió los ojos como platos, realmente sorprendido, señaló a la figura y mirando al grupo le dijo alarmado, pero intentando no alzar la voz:

- ¡Es Baern! y tiene el pergamino robado, debemos pararlo antes de que lo destruya ... -dijo instando al grupo a cruzar aquel puente que parecía ser una trampa mortal.

Por ello sacó su cuerda y se ofreció a atarla a la cintura de cada uno, para así poder cruzar un poco más seguros y evitar que nadie se precipitara al vacío

¡Pero que dices, insensato! ¡Es el clérigo que construyó la catedral! ¿acaso no lo ves?- ante su vista caminaba el anciano, tan claro como la luz de la mañana. Se ató la cuerda a la cintura y comenzó a cruzar con los demás, deseosa de hablar con tan venerable clérigo.

Cáledan no se creía las palabras de Mina, para él estaba clarísimo que era Baern y esperaba que sus amigos así lo confirmaran. No obstante se quedó pensativo y empezó a comprender que todo aquello podía ser una trampa, miró a la joven y le digo un tanto intranquilo:

-Yo estoy seguro de lo que ven mis ojos y vos de lo que ven los vuestros, eso no es posible, puede que se trate de algún tipo de engaño para que nos acerquemos y caigamos en la trampa, preferiría buscar alguna otra ruta antes que cruzar ese puente...

Atónito a lo que tenía ante sus ojos, apenas prestó atención en lo que decían sus compañeros...

¿Cómo es posible que exista un lugar como éste? ¿Cómo diablos han construido algo así? Es como si nos encontrásemos en otro mundo, en otra dimensión... Quizás sea esto una grieta al mismísimo infierno...

La discusión entre la mujer guerrera y el deslizador de rampas, le sacó de su ensimismamiento.

_ No discutáis por aquel bulto de allí. Aquello se parece a la catedral de la que hablaban vuestros pergaminos, mujer. Debemos llegar allí lo antes posible, contar los pilares y aniquilar a ese maldito elfo corrupto.

La idea de atarse no le parecía muy sensata, si los atacaran se encontrarían en una situación muy peliaguda. Pero si alguno caía al vacío, deberían contar con la fuerza del rubiales y la suya propia. Así que una vez mas, cayó su opinión y mantuvo la estrategia del grupo.

_ Bien, nos ataremos para cruzar si es necesario. Mientras Mina Erik y yo lo hacemos, podrías explorar a ver si encuentras otra ruta. Y tú, Yusuf echa un vistazo al puente, no me gustaría encontrarme con otra trampa.

Ante la petición del bárbaro, el explorador asintió y se puso a recorrer el saliente. Fue de lado a lado, mirando hacia abajo y hacia los demás lugares de la inmensa gruta por si por un casual había alguna otra salida. Pero pese a su intento no vio nada, por lo que volvió con el grupo, se ató su cuerda y se preparó para cruzar aquel puente y ver qué ser era el que los aguardaba al final del mismo ...

Desesperado te das cuenta de que no hay otra salida, no hay otro paso. Solo se puede por el puente.

El visirtaní empezó a cruzar el puente, intentaba no mirar al fondo del abismo mientras andaba con cautela. El puente era lo sufincientemente ancho como para cruzar sin problemas de uno en uno. Cuando, repentinamente se quedó quieto y empezó a retroceder lentamente.

Atrás, atrás...es el hijo de Saitán chilló con voz estridente Es la muerte.

Ahora se le veía claramente, era Baern. El mago muerto que os miraba con cinismo mientras os despreciaba.

El Dios de Plata me ha dado el poder con el que solo pude soñar en vida dijo mientras os miraba, alzando el pergamino que llevaba en una mano. Y vosotros simples mortales, seréis el sacrificio que le entregaré al Principe de las Tinieblas en acción de gracias por mi poder.

Lanzó al abismo el pergamino que fue devorado por el vacío. Aquél conocimiento se había perdido, para siempre.

Ahora dejad que me cobre vuestra vida. No os dolera...

Un viento atroz empezó a soplar, un viento que nacía de la nada y os sacudía como si fueseis simples ramas de arboles jovenes ¿Quién podría haber predecido esto?

...al principio.