Partida Rol por web

No estás seguro de qué está haciendo Ford, o si está incapacitado de alguna forma, pero tu cable sigue arrastrando de ti, y si no haces algo, va a sacarte al exterior y exponerte a la criatura. Las manos te tiemblan, tu corazón late desbocado dentro de tu pecho. Incluso tu curiosidad científica se está viendo arrastrada a un rincón de tu mente para dar paso al terror más absoluto. Empiezan a pasarse por tu cabeza los resultados del fatídico encuentro, de esas horribles bocas desgarrando tu traje y tu carne, y te empieza a fallar el pulso.

Debes tomar una decisión rápidamente, o quedarás a merced del cable que arrastra de ti.

Observando con impotencia que nada parece ocurrir desde dentro de la estación, descartáis que vuestros compañeros os puedan ayudar, y os sentís solos y abandonados. El terror os juega malas pasadas, y por momentos dudáis que vayáis a salir vivos de ésta.

Por suerte, la adrenalina y el miedo se alían para tratar de hacer algo a la desesperada. Georgi logra vencer la parálisis de su cuerpo y se da un último impulso que le introduce en el Airlock. Desde allí, sin observar la masa informe que se acerca hacia vosotros, saca las pocas fuerzas que le quedan y tira del cable de Saint. El comandante siente la fuerza del tirón, lo que le devuelve a su situación actual y reaviva sus ganas de vivir. Se acerca más rápidamente a la estación, y en un intento desesperado por vivir se aferra al cable y va tirando de él para llegar todavía más rápido a la estación. Rezáis para que sea suficiente para poder entrar en el Airlock antes de que la mole negra dé caza a Saint.

Raf, mientras tanto, es un espectador apartado, sin saber bien qué hacer. Si sale de su rincón, quedará a merced de la criatura, pues no cabréis los tres en el Airlock. Pero su cuerpo parece no reaccionar, y la fuerza del cable tractor amenaza con exponerle a los afilados dientes de la bestia.

Rápidamente y sin tiempo para pensarselo más, Paolo abandona su puesto rápidamente y se dirige todo lo rápidamente que puede hacia la Cupola donde se encuentra Wurst.

Su cabeza por el camino hacia su destino, comienza a realizar complicados cálculos que tiene casi mimetizados, para poder acelerar su reacción ante los datos de la posición de su compañero Saint en el espacio.

Una vez en la Cupola no hace caso a la reacción de su compañero, y a través de la ventanilla cálculo los últimos datos necesarios y teclean rápidamente el en ordenador comienza a orientar los espejos de los paneles solares para crear el efecto de flash esperado.

Un ruido y una vibración resuena por toda la estación mientras Paolo ensimismado en sus propios pensamientos realiza las últimas comprobaciones.

Súbitamente abre el canal de comunicación con sus compañeros y grita por el comunicador:

Cerrar los ojos fuertemente!!!!! .....

Tras concluir con sus palabras Paolo aprieta el botón de enter y reza para su interior esperando el éxito de su acción.

Aquella sensación era asfixiante. Saber que tarde o temprano esa criatura iba a devorarle le quitaba el aliento, y Saint intentaba ocupar sus últimos pensamientos en su mujer e hijos. ¿Cómo le explicarían lo sucedido? Probablemente inventarían alguna excusa, algo para encubrir aquel escalofriante suceso.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un nuevo tirón, y alcanzó a ver al doctor tirando de su cable para ayudarle. ¿Había alguna esperanza? ¿Quizás podría sobrevivir? Por instinto, tiró él también para impulsarse en el vacío del espacio, quizás si ganaban aunque fuera un par de segundos...

Sus oídos se estremecieron cuando se escuchó el grito de Paolo por radio. No entendía qué quería hacer, pero podía seguir impulsándose mientras cerraba los ojos.

Presa del pánico, Raf sabía que tenía que tomar una determinación: o desenganchaba el cable de su traje o se dejaba arrastrar al espacio, a ver si aquella cosa no se fijaba en él y podía alcanzar el airlock, lo cual dudaba seriamente.

Y entonces, se oyeron las palabras de Paolo y, casi sin darse cuenta, se descubrió obedeciéndole. Cerró los ojos y se agarró de la anilla de seguridad que ataba su traje al cable, con la esperanza de que lo que fuese que se le había ocurrido a su compañero no le obligase a tomar una medida desesperada.

Ford hizo caso omiso del mensaje de Paolo, ya hacía rato que se había cansado de esperar, no cabía duda de que todos estaban locos o eran unos traidores... Una forma en el espacio persiguiéndoles ?, seguro que era otra triquiñuela del Ruso o el Indio... - Sólamente Saint es de fiar, pero ha demostrado ser un pusilánime - Ford estaba dispuesto a salir victorioso de la situación, dejara a quien dejara atrás - Quizás esta "distracción" me sirva para ayudarme en mi propósito.

Así que Ford empezó a actuar, primero cerró la compuerta del Nodo3 y tras esconder el revólver en uno de los bolsillos de seguridad exteriores de un traje de astronauta, gritó llamando a Wurst - Rápido Wurst, ayúdame a por el traje, accederé allá afuera a través de la compuerta de la Zvezda y los traeré de vuelta - hizo una pausa casi cómica - "una vez más" - parecía que Ford iba a tener que ejercer de héroe de nuevo.

Ford estaba a la espera, agazapado como una hiena. Hasta ahora había agachado la cabeza y pasado "moderadamente" desapercibido pero había llegado el momento de actuar. El impacto con la ISS y el caos generado, la falta de liderazgo por parte de Saint y la SEGURA conspiración de uno o varios de los Astronautas no-americanos iban a echar a perder toda la misión.

- Heroe - pensó Ford - me recibirán como un héroe, el único superviviente de la ISS, el único que por encima de todos los peligros había conseguido volver a tierra con aquel extraño objeto, que seguro estudiarían y con suerte le haría ingresar en los anales de la historia reciente. Suena bien. - Mi padre estará orgulloso.

Su intención era ponerse el traje de astronauta con la excusa de salir a ayudar a sus compañeros "afuera" pese a no importarle lo más mínimo lo que les sucediera, si los problemas de la ISS o los peligros de la propia paranoia de los Astronautas (extraterrestres ? jajaja) podían hacerle el trabajo "sucio", mejor que mejor.

Una vez puesto el traje de astronauta (sin problema puede haber solicitado la ayuda de Wurst), sin llegar a salir por ningún Airlock Ford se anclaría a alguna de las barras de seguridad del Nodo3 y sacaría el REVOLVER que había escondido en uno de los bolsillos para disparar varios tiros al cristal de CUPOLA, haciendo que reventara y en la despresurización arrastrara a una muerte segura a Wurst, y a cualquier científico/astronauta que no estuviera anclado DENTRO de la ISS antes de que el sistema cerrara las compuertas de seguridad.

Tras este acto y con las alarmas sonando (y más caos generado), ford agarraría algún tipo de red de seguridad de equipaje o similar y saldría al exterior utilzarndo Cupola (ahora rota) a forma de "puerta" con el exterior. Una vez fuera la idea era clara, conseguir llegar hasta el "cubo" extraño, envolverlo con la tela/red que había traído y llevarlo a una de las Soyuz (indiferentemente) y abandonar la ISS de vuelta a la tierra con el objeto.

Sobre el resto de sus compañeros ?, Ford no tenía la más mínima duda de que iban a perecer ahí, ya fuera por la falta de soporte vital (que por sus cuentas ya debería empezar a fallar) o en el peor de los casos interponiéndose entre Ford y su objetivo, caso en el que Ford sin problema sacaría su arma y liquidaría sin miramientos.

Desde el interior de la estación se escuchan moverse los enormes bloques de paneles solares que alimentan la estación. A pesar de que absorben gran parte de la energía solar, su superficie refleja también una luz suficiente para que, dirigida adecuadamente, impida ver con claridad a una persona... o cosa. Los astronautas que están dentro de la ISS sienten como si un terremoto les agitara, pues no es común mover todos los paneles a la vez, pero las emergencias son lo que son, y en estos casos todo es válido con tal de salir como sea del apuro.

Desde el exterior, sin embargo, el silencio es absoluto. Los tres extraterrestres son incapaces de escuchar algo más que sus latidos, retumbando acelerados en su cabeza, y casi amplificados en el interior de sus trajes.

Paolo, con precisión, apunta la superficie de los paneles hacia lo que puede ver detrás de Saint, esperando cegarle y dar unos pocos segundos más al astronauta, que pueden ser vitales.

Durante todo el proceso, Saint y Georgi luchan contrarreloj para llegar al Airlock lo más rápidamente posible. Los segundos se hacen eternos para los dos hombres, que sienten que cada momento el final se acerca a ellos...

Y jadeando, sentís acercaros al Airlock, todavía de una pieza. Saint es el primero en atravesar la abertura, a una velocidad endiablada gracias a la acción conjunta de ambos. El golpe contra la pared interior del módulo cae sobre él como un regalo del cielo, y un instante después Georgi entra por el mismo hueco. Sin dudar un instante y con el corazón mucho más rápido de lo que debería latir nunca presionáis el botón que acciona el cierre de la compuerta exterior del módulo.

Mientras la compuerta se cierra - os parece que demasiado despacio -, observáis a la criatura acercarse hacia vosotros, dispuesta a entrar en el mismo espacio en el que os encontráis. Por suerte, el hábil movimiento de Paolo parece haberos dado ese tiempo vital que necesitábais, y la compuerta se cierra un instante antes de que la criatura choque contra el metal. Vuestros sentidos se encuentran ampliados, y además de vuestros latidos y la respiración os parece escuchar un ligero roce de algo contra el metal exterior. Mientras el módulo se presuriza para permitiros acceder de nuevo a la estación, rezáis porque la ISS sea lo suficientemente resistente para aislaros de eso, mientras os viene a la cabeza la historia que Helen Raynor os envió y las "mistetriosas" desapariciones en el polo Norte.

Y sintiéndoos afortunados por salvar vuestras vidas, parece que el destino de Raf, solo en el exterior, ahora os importa menos de lo que debería.

Después de la inteligente actuación de Paolo vuelves a abrir los ojos, en el momento justo en que Georgi entra en el Airlock justo después que Saint. La cosa sigue a los dos astronautas, tratando de alcanzarles antes de que la compuerta del Airlock se cierre. Sin embargo, los segundos que han ganado ambos astronautas les permite aislarse en el interior de la ISS justo antes de que la criatura golpee infructuosamente el acero de la compuerta. Te da la impresión que el impacto hace agitarse toda la estación, pero el metal no cede.

Después de haberte olvidado de todo, observando como un espectador en un cine lo que acaba de ocurrir, el cable tractor te devuelve a la realidad, tirando de ti hacia un Airlock que te espera cerrado y una voraz criatura deseando hacerse con alguno de vosotros.

Cuando los paneles giran, reflejan desde su superficie la radiación solar que no son capaces de absorber para convertir en energía, iluminando lo que hay detrás de Saint. Entonces ves por primera vez lo que Wurst y los tres astronautas del exterior han contemplado horrorizados...

Contemplas una masa informe, similar al barro, de forma alargada y circular, como un enorme gusano. Es negro como el mismo espacio, y la luz reflejada por los paneles difícilmente puede definir su contorno. A lo largo de toda la superficie de eso, puedes observar pequeños puntos de color, que se mueven agitados y se hacen mucho más diminutos cuando la luz les incide. Es en ese momento cuando tu cabeza se hace consciente de que son ojos. Pequeños ojos amarillos que, cegados por los paneles, son incapaces de centrar su atención en Saint.

Pero además de esos diminutos ojos hay algo más que dota de color a la cosa. En varias regiones de su cuerpo parece haber aberturas más oscuras que la misma criatura, rodeadas de afilados dentículos blanquecinos que parecen moverse con fervor arriba y abajo, deseando sentir la carne de Saint.

Un escalofrío recorre tu cuerpo, imaginándote por un instante en la situación del comandante americano, y tu entendimiento parece nublarse...

-Raf sigue ahi fuera...- dijo un jadeante y asustado Georgi apenas entró a la ISS y, mientras se aseguraba que el cable tractor no seguía tirando del indio preguntó, un poco desorientado -¿Tenemos forma de traerlo sin que eso de fuera se entere?-

El reflejo del ser que estaba en el exterior nubló la razón de Paolo, hasta ahora el mismo no hacía más que repetirse que todo lo que ocurría era fruto de la imaginación de sus compañeros, pero el paso a la realidad era demasiado para él. Algo se rasgaba en su interior mientras permanecía parado al lado de Wurst en la ventana de la Cupola.

Al comandante Saint le faltaba el aire, era como si se estuviera ahogando en una gran piscina olímpica, y tenía la mirada enturbiada, como si hubiera estado bebiendo durante horas. Desde luego, la experiencia que había sufrido en el exterior le había dejado completamente destrozado, y eso se veía en su mirada. Georgi había podido ver esas expresiones en gente que había sufrido un shock.

Miraba a la nada, y boqueaba intentando respirar.

Georgi reacciona en el momento en que la compuerta se cierra, recordando a Raf, al otro lado, expuesto al peligro. Alarga su mano y activa el interruptor de seguridad que bloquea la maquinaria que está tirando de su cable tractor. El motor se detiene al instante, y el minúsculo habitáculo se queda en silencio, mientras que, poco a poco, el aire entra para igualar la presión del Airlock a la de la ISS.