Partida Rol por web

La compuerta se sella completamente, aislando el interior de la estación de este módulo. El poco aire restante escapa a través del cristal destrozado de Cupola, y mientras se va haciendo el vacío absoluto sentís como la fuerza de succión va reduciéndose hasta ser casi imperceptible.

La oscuridad ahora en el módulo es casi absoluta. Una vez cerrada la compuerta, ya no se filtra nada de luz desde el Nodo 1. Ahora mismo, tan solo el azul marino de la Tierra os brinda un mínimo destello de luz, insuficiente para poder ver con claridad.

Y a pesar de que Paolo y Georgi ya no están junto a vosotros, tenéis la sensación de que no estáis solos...

Con premura consigues aferrar el cable al saliente del panel metálico. Esta vez no tendrás un sistema de recogida del cable que pueda remolcarte a la estación, pero si algo sucediera al menos no te perderías en el espacio abierto.

Después de que se cierre la puerta difícilmente puedes ver a Ford y a Wurst. La oscuridad es casi absoluta. Te recuerda demasiado a la criatura que observaste antes, hasta el punto que llegas a sentir como si te hubiese engullido y ahora estuvieras atrapado dentro de ese informe ser.

Al observar cómo la puerta se cerraba, toda esperanza de sobrevivir acaba por desvanecerse. El científico trata de girar la cabeza para mirar hacia vosotros, pero su cuerpo parece no responder ya. Sus músculos se encuentran agarrotados y cada vez más fríos, y todo lo que consigue es enfocar sus ojos hacia el comandante.

Sus manos acaban por desprenderse del cable de acero de Ford, y uno de sus dedos, congelado, se separa de su cuerpo. Con algo de inercia todavía, y al no estar ya agarrado al cable de seguridad del piloto, el cuerpo inmóvil de Wurst se mueve despacio hacia el agujero.

Pocos segundos después golpea el cristal, con parsimonia, como si tuviera ahora mismo toda una eternidad por delante. El alemán se queda inmóvil, el último hilo de su vida abandonando su cuerpo. Sus ojos permanecen en ese gesto desesperado, de abandono completo.

Os hacéis conscientes de que ya no está junto a vosotros. Lo que ahora queda aquí es solo un cascarón vacío, sin atisbo alguno de la vida que antes estuvo junto a vosotros.

A través de la pequeña ventana ves la estación cada vez más lejos. Y vuelves a ver a la criatura. Está rodeando la enorme estructura hacia el Nodo 3, donde parece que ha ocurrido todo el destrozo que escuchabas a través de la radio. Sin embargo, ya no puedes hacer nada. Serán tus compañeros los que tengan que sobrevivir. Te mueves un poco en el interior de la cápsula para tratar de observar tu destino, pero el cristal es demasiado pequeño.

Observando hacia el oscuro espacio, descubres que la criatura ha variado su rumbo. Al parecer, otra cosa ha llamado su atención. Esa otra cosa es la Soyuz en la que vas ahora mismo tú. Te haces consciente de que sus anaranjados ojos están concentrados en ti, y sus numerosas mandíbulas están deseando darte alcance para hacer trizas la nave y alcanzarte.

Y la luz del cubo se va atenuando cada vez más, hasta hacerse completamente imperceptible. Su superficie es ahora negra, tan oscura que incluso te cuesta verlo.

Georgi está nervioso, y asustado.

A estas alturas la estancia en la base se ha convertido en un sálvese quien pueda, asi que mira a Paolo y dice:

-Esto se ha acabado. Ponte traje, vamos a módulo y nos largamos de aquí. Con mucha suerte escapamos. Con menos suerte o quedándonos morimos aquí.-

-¡¿Qué te pasa?! ¡No te apagues ahora! -gritó el indio presa del pánico, al ver como el cubo parecía languidecer. Comenzaba a tratar a aquella estructura como si estuviera viva.

Volvió a echar una ojeada nerviosa por el ojo de buey, con la esperanza de estar poniendo distancia entre la Soyuz y la criatura, y después activó el panel de control, buscando alguna forma de dar mayor potencia a los motores de la nave.

Era un espectáculo dantesco. Durante toda su vida, había visto gente morir: gente buena, gente mala, gente que ni siquiera sabía por qué moría. Había visto chicos clavar sus ojos en los suyos mientras dejaban escapar el último aliento de vida por sus labios, y había visto cómo un experimentado soldado derramaba lágrimas de dolor mientras se desangraba.

Pero nada era comparable a lo que le había pasado a Wurst. Era como ver un juguete que, poco a poco, se iba quedando sin pilas y se desconectaba finalmente. Y lo peor era que no podía hacer nada. No había podido alcanzarle por su torpeza, y un gran sentimiento de culpa se posó sobre sus hombros, amenazando con hacerle perder la cabeza.

Porque no la había perdido aún, ¿no? Aquello estaba sucediendo de verdad, ¿cierto? ¿Dónde estaba esa criatura? Ahora, con esa abertura en la estación, podría entrar y devorarlos, devorarlos a todos. No, tenía que salir de allí, llegar a la de las cápsulas y regresar a la Tierra. Esa criatura no podría seguirlo a través de la atmósfera.

¿Verdad?

No le importaba Ford. Ese muchacho era el culpable y había perdido la cabeza. Que Dios le perdonara, porque él no iba a hacerlo.

Con cuidado de no rajarse el traje con ningún borde afilado, se dirigió hacia el espacio con sumo cuidado mientras dedicaba furtivas miradas a Ford.

Con las palabras de Georgi, Paolo no estaba del todo de acuerdo pero no era momento para discutir.

De acuerdo, me pondré un traje ahora. Pero creo que luego antes de salir deberíamos intentar hablar con Raf o Saint. Ademas, Wasabi esta atado esperandonos.

Mientras Paolo se esta enfundando el traje esperando la ayuda del ruso.

La mente de Georgi trabajaba, aunque después de todo lo sucedido no podía asegurar que lo hiciese en la dirección correcta.

-Tu termina de ponerte traje y luego vemos.... la cosa esa de fuera vino por el meteorito ¿Y si lo usamos para distracción y asi Raf y Saint entran por escluda?.... Igual todos no cabemos en módulo Soyuz.-

En Wasabi prácticamente no pensaba. El pobre hombre estaba aislado en un sector cerrado, sin traje y probablemente no del todo en sus cabales, por lo que el médico prefirió obviarlo (ya bastante tenía con este asunto de los "descartes"

La oscuridad dominaba todo el interior del Nodo 3, un escalofrío recorría el cuerpo de Ford - Un nicho - recordó sus desafortunadas palabras - No saldremos vivos de esta. - dijo en voz baja

Y ahí flotaba, la soledad absoluta del oscuro espacio le abrazaban y envolvían, una sensación de vértigo creciente se apoderó de su consciencia. Pero allí estaba, parecía que aquella oscuridad le había dado una tregua y sintió como sus extremidades respondían de nuevo a su control. Pasaron los minutos y decidió activar la radio.

- Aquí el Piloto Harold Eugene Ford Jr. a toda la tripulación de la ISS. - dijo mientras se le trababa la voz ante lo que estaba a punto de comunicar - Él está dentro, no se bien como o cuando lo consiguió pero parece que estar expuestos a la luz le otorga control sobre nosotros. - dijo refiriéndose a Wasabi y Padalka mientras tragaba saliva.- Y la oscuridad se la quita.

- Creo que he realizado algo horrible, o "eso" lo ha cometido con mis manos, no estoy seguro. - dudó - Ya no es seguro que forme parte de la expedición pues no puedo garantizar que "eso" no volverá a actuar a través mío, - extrañamente rodeado de aquella oscuridad se sentía totalmente lúcido - temo que en el mismo instante que la luz me iluminara perdiera el control de mis acciones de nuevo. - notó como se le trababan las palabras

- Lo siento Señor - dijo dirigiéndose al comandante de la expedición - No hay otra solución. Hagan que el mundo conozca de todo lo sucedido en la ISS, y pese a mis acciones - "sus" acciones pensó - por favor hagan que se tenga en cuenta mi sacrificio en mi memorial. Honren a mi familia.

No había otra solución, la oscuridad le otorgaba poder por encima de aquella criatura que parecía no poder expulsar de su interior, parecía que la luz le otorgaba fuerzas para controlarle y la oscuridad se las restaba así que Ford haría un último gesto. - La oscuridad infinita - dijo en voz baja mientras vislumbraba el espacio abierto delante suyo a través de la destrozada Cupola - te llevaré a la oscuridad infinita.

Y Ford hizo un movimiento hacia ella a través de Cupola.

- Deberían darme un premio - pensó Ford tras completar su actuación, Wurst había dejado de ser un problema y con un poco de suerte la Hipoxia acabaría con Paolo en pocas horas. - Saint tampoco es un problema pues sólo un milagro lo salvará aquí fuera. - Era momento de continuar con su plan.

Ford guardó el revolver en uno de los bolsillos y sin desanclar su cable de seguridad, se lanzó contra el cuerpo de Wurst que parecía taponar la salida al exterior a través de Cupola.

Su intención sería utilizar el impacto contra el cuerpo de Wurst para acabar de romper el cristal de cupola y abrir paso al exterior de la ISS. En su teatralizado final Ford pretendería lanzarse contra el espacio abierto pero el piloto sabía que el cable de seguridad lo frenaría, una vez fuera se movería hasta los laterales de la ISS para desplazarse hasta la entrada a Zvezda por la grieta causada por "el objeto".

Una vez allí, usando la red (o sábana/tela) que había cogido previamente en la ISS, envolvería "el objeto" para llevarlo a la Soyuz de la Zvezda y abandonar la ISS de vuelta a casa dejando a todos los astronautas atrás en aquel cementerio flotante.

Evidentemente todos tus compañeros se habían vuelto locos. Así que para un grupo de locos, qué mejor que un poco de teatro a su estilo. Sonriendo para tus adentros - dentro de poco serás un héroe en la Tierra -, te impulsas hacia el cadáver de Wurst. No te cuesta acabar de destrozar el cristal, con lo que te ves en el exterior, y el inerte cuerpo del alemán se aleja de ti y la ISS, hacia el más absoluto olvido...

Deben estar locos, todos. Muy locos. Y su locura debe haberte afectado en cierta forma. Es la única explicación que encuentras a lo que ahora ves. Sus miedos han debido de alguna forma hacer mella en tu percepción... ¿o acaso tenían razón?

A poca distancia de la estación, justo frente a ti, hay una especie de sombra moviéndose entre los restos de cristal. Despacio, pero sin pausa, se acerca hacia la Cupola y vosotros. Su cuerpo es alargado, de unos cinco metros o incluso más. Parece hecha de una materia pegajosa y tan negra como el espacio, que cuelga en jirones oscuros que amenazan con desprenderse de su cuerpo.

La sombra no es completamente negra. Pequeñas manchas de un color anaranjado cubren toda su longitud. Manchas que giran. No son manchas, descubres, sino ojos. Diminutos ojos esparcidos a lo largo de ese deforme cuerpo alargado como un gusano, que parecen observar todo lo que rodea a esa sombra. Además de esos puntos de color anaranjado, hay otro matiz de color. Pequeños alfileres blanquecinos, agrupados en lo que parecen ser bocas, de un tamaño suficiente como para engullir en pocos bocados un cuerpo humano.

¿Acaso tú también has enloquecido? ¿Es posible que estar rodeado de todos esos lunáticos haya sido la causa? No estás seguro, pero eso se acerca cada vez más hacia Cupola, y hacia ti.

En su camino se cruza con el cuerpo de Wurst, que flotaba sin rumbo. De repente, observas paralizado como una de las bocas se abre, deformando el cuerpo de la criatura a su alrededor, hasta alcanzar una anchura de más de un metro. Los dientes se cierran con fuerza en torno al alemán, partiendo sin esfuerzo su cuerpo. La mitad inferior del científico queda durante un momento flotando junto al oscuro ser, y otra de sus bocas, rápidamente, se abre y lo engulle.

Ford frunce el ceño mientras intenta adivinar qué es aquella cosa - Magnífico - dice en voz alta - ahora un puto experimento fallido ruso o algo peor, seguro que fue esto lo que escapó de Zvezda.

Ford maniobra ligeramente ayudándose del cable de seguridad que aún tiene anclado intentando quedar de espaldas completamente al módulo Zvezda y en una última acción "heroica" (¿?) echa mano del revolver. Dispararía contra aquella criatura aprovechando los segundos de distracción que el cuerpo del astronauta Austríaco le había otorgado.

- A esto es  a lo que yo llamo un Home run - piensa para sus adentros mientras intenta acertar a la criatura teniendo en cuenta que el retroceso le lanzará en dirección opuesta hacia la Zvezda - dos pájaros de un tiro. Nunca mejor dicho.

Antes de salir al exterior, escuchas el discurso de Ford a través de la radio de tu casco, y a continuación el piloto se lanza hacia el espacio. Golpea a Wurst, con lo que rompe del todo el cristal, y ves como el cuerpo inerte del alemán se aleja de la estación hacia el vacío espacial. El cable de Ford se tensa y lo detiene pocos metros después de salir al espacio.

Con cuidado te acercas al agujero que es ahora Cupola, y observas la situación en el exterior. Wurst ya está a cierta distancia de la estación, y se sigue alejando de vosotros. Ford flota inmóvil a unos dos metros, sujeto por su cable. Y más allá de Ford y Wurst está esa sombra, esa criatura. Sus ojos observan los restos de cristal que hay esparcidos por el espacio que rodea la ISS, y algunos de ellos miran hacia vosotros. Despacio, pero sin pausa, se acerca hacia vuestra posición.

En su camino se cruza con el cuerpo de Wurst. De repente, observas paralizado como una de las bocas se abre, deformando el cuerpo de la criatura a su alrededor, hasta alcanzar una anchura de más de un metro. Los dientes se cierran con fuerza en torno al alemán, partiendo sin esfuerzo su cuerpo. La mitad inferior del científico queda durante un momento flotando junto al oscuro ser, y otra de sus bocas, rápidamente, se abre y lo engulle.

Un escalofrío recorre tu cuerpo y te impide pensar con claridad. Al parecer, Ford también se ha quedado completamente paralizado con lo que acaba de ver.

No había otra solución, la oscuridad le otorgaba poder por encima de aquella criatura que parecía no poder expulsar de su interior, parecía que la luz le otorgaba fuerzas para controlarle y la oscuridad se las restaba así que Ford haría un último gesto. - La oscuridad infinita - dijo en voz baja mientras vislumbraba el espacio abierto delante suyo a través de la destrozada Cupola - te llevaré a la oscuridad infinita.

Y Ford hizo un movimiento hacia ella a través de Cupola.

Ford se impulsó contra lo que quedaba de Cupola, lo único que le separaba de aquella oscuridad infinita, lo único que podía impedir que alejara "aquello" que llevaba dentro de la ISS. El cuerpo del piloto golpeó contra la estructura de Cupola que cedió, siendo lanzado hacia el infinito espacio abierto sin remedio.

Pasaron los minutos en silencio, Ford flotaba irremediablemente a la deriva en mitad del espacio, rodeado de oscuridad. La radio crujió una última vez y se escuchó la voz del piloto a lo lejos entremezclada con el ruido de estática.

- Born down in a dead man town... - canturreaba, era irónico que todo fuera a terminar de la misma manera que había comenzado. - Sent me off to a foreign land. - continuó

A sus espaldas adivinaba como la ISS se alejaba. Pensó en su familia y amigos antes de notar el peso de aquel objeto metálico que llevaba en el bolsillo.

- Born in the USA. I was, born in the USA... - fueron sus últimas palabras antes de apretar el gatillo del arma.

Georgi no perdió el tiempo. Ford les había dejado un regalo precioso. Inmediatamente le dijo a Paolo, al tiempo que trataba de apagar las luces:

-Paolo, ponte casco como yo, con ventilación abierta, y no uses las luces de traje. Recuerda entrenamiento. Podemos movernos a oscuras aquí.-

Luego abrió el intercomunicador general...

-A todos los que puedan escucharme.- sonó la nerviosa voz de Georgi un tanto deformada por los altavoces -Apagar TODAS las luces. Incluso la de trajes. Los de dentro trataremos de alcanzar módulo Soyuz. Raf. Asegura si Soyuz "ruso" funciona para los de fuera. Es importante evitar la luz!-

Al escuchar las palabras del médico, Raf cerró la luz de la cabina y la de su propio traje. Asimismo, apagó los interruptores de las luces exteriores.

Inmerso en la negra oscuridad, ni siquiera rota por el inerte cubo, el científico seguía en un estado de tensión extrema, rezando para que aquello no le diese alcance.

La voz de Georgi te llega entrecortada, llena de estática. Estás cada vez más lejos de la estación, y es muy probable que ese sea el último mensaje que recibes de tus compañeros. Su destino está ya separado del tuyo, y lo único que puedes hacer para ayudarles es rezar por ellos. Y como nunca has sido muy creyente, tampoco crees que eso les vaya a ayudar realmente.

Sin embargo, puede que el ruso te haya dado un buen consejo. Siguiendo sus indicaciones, desconectas todas las luces del interior de la nave, incluidas las de tu propio traje. En el pequeño habitáculo ahora reina la oscuridad. La misma oscuridad que al otro lado de las paredes de metal de la Soyuz. Miras de reojo el cubo, pensando que quizá él se haya adelantado a Georgi, y percibes un ligero destello en su superficie. Ya no dudas que, sea lo que sea el objeto, es capaz de percibir su entorno y reaccionar en consonancia. Y ese destello, para ti, ha significado "Gracias".

Tras apagar todas las luces, tratas de buscar a la criatura a través de la ventana. Sin embargo, parece que ya no la ves. Quizá, como ha dicho Ford, la luz sea la clave. O quizá no, y el ladino ser simplemente se esté ocultando de ti saliendo de tu ángulo de visión.