Partida Rol por web

La sala común es un caos. Los camareros van y vienen para atender a los pasajeros más afectados, aunque algunos presentan también los signos de la Enfermedad del Salto. Varios vasos han caído, llenando de diminutas perlas de cristal el suelo y la música de fondo que hace un rato proporcionaba un clima agradable, ahora solo contribuye a empeorar la sensación de náusea.

Vayamos a hablar con el capitán. - digo mientras ya estábamos caminando hacia él -

El capitán se intenta mantener de pie agarrándose a una de las mesas levanta una de las manos a los que se aproximan a él como señal para que esperen, y alzando la voz, se dirige a toda la sala:

-Por favor, mantengan la calma. Cuando les avisemos diríjanse a sus camarotes ordenadamente. No hay nada que preocuparse.

Dicho esto, se dirije tambaleante hacia la puerta que conduce al puente, pero antes de que pueda llegar a ella, se produce una sacudida que hace temblar toda la nave, haciendo que muchos caigan al suelo.

En escasos segundos, una atronadora alarma inunda vuestros oídos con su aullar.

Mierda de nave, parece que vaya a explotar pienso mientras intento sujetarme a una mesa

Ante el tambaleo reacciono estirando mi brazo derecho hasta tocar la pared, para así conseguir no caer estrepitosamente al suelo.

Mi cuerpo deja de pertenecerme y caigo sin control al suelo.

El contenido de vuestros estómagos pugna por salir, mientras que la ensordecedora alarma penetra como un taladro por vuestros oídos aumentando la terrible sensación vertiginosa que, unida al zarandeo de la nave, se traduce en una pérdida del equilibrio total.

Lo único que podéis ver a través del telo borroso que cubre vuestros ojos es a otros pasajeros que ya han caído al suelo o intentan levantarse de él.

A pesar de cierto mareo, te sobrepones a las náuseas y te equilibras con tu agarre. La situación de la sala es dantesca. Ves que los compañeros con los que hablabas están en el suelo caídos o encorvados, algunos vomitando y especialmente molestos por la alarma. Alarma que, por cierto, temes reconocer: la señal de descompresión. Y eso, para una nave que está en Espacio de Salto solo puede significar una cosa: el campo de Salto ha fallado y el Espacio de Salto ha penetrado en la nave.

Las cosas, al parecer, no pueden ir peor.

A tu lado, una de las encargadas del servicio (o eso crees), se sujeta firmemente contra una de las rejillas de las paredes. Al abrir sus ojos que ha mantenido fuertemente apretados, te mira y al ver que todavía permaneces en pie como ella, intenta sonreirte con complicidad, quizá para aliviar la situación.

A tu lado, tirado en el suelo puedes entrever a uno de los pasajeros que quizá esté llevando peor el fallo en el salto. Se trata del señor mayor cubierto de antiguas heridas y que siempre estaba relatando aventuras al resto de pasajeros.

Ahora se encuentra con los ojos casi en blanco y de su boja surje un hilillo de baba (o quizá algo más espeso y no tan incoloro).

A través de tu vista entornada, puedes ver que una de las oficiales que estaba postrada a tu lado, consigue sobreponerse y se levanta en cuclillas, atendiendo un poco más allá a uno de los pasajeros vargh. Al percatarse que el capitán abandona la sala, ella misma se dirige con prisa a la salida.

Al fallarte las piernas, pronto te das cuenta que tu caída no ha sido todo lo dura que esperabas, y pronto te das cuenta del porqué. Bajo tu torso, has caído sobre otro cuerpo que ya se encontraba en el suelo.

A través de tu visión nublada, puedes ver el jovencísimo rostro de una de las pasajeras, que no puede reprimir su rostro de pánico mientras intenta volver a tomar pie y liberarse del peso de tu cuerpo.

Perdón digo entre dientes, mientras intento rodar sobre mí mismo para dejar de aplastarla lo más rápido posible.

Una vez me aparto, intento incorporarme y le pregunto:

¿Te encuentras bien? ¿Te he hecho daño?

Intento atenderle lo mejor que puedo, arrastrándome para llegar a el y por lo menos levantare la cabeza para que no se ahogue con sus fluidos

Me agarro fuertemente a un saliente de la pared, mientras escucho la alarma no puedo evitar buscar con la mirada al capitán de la nave, pero me encuentro con la mirada de Janice y una sonrisa.

¿Está bien señorita? Creo que esto es muy grave - le digo bastante fuerte debido a la alarma y alboroto que se ha formado - ¿Sabe dónde está la sala de mandos? Tenemos que llegar allí.

Mientras espero que me conteste miro la situación de Jason, espero que esté bien.

Con lividez en su rostro, intenta calmarte:

-Sí, sí, gracias -afirma-. Será mejor que nos quedemos aquí y luego nos dirijamos a los camarotes siguiendo el procedimiento de seguridad.

Tras un fallo en sus rodillas, continúa:

-Además, he visto cómo los ingenieros se dirigían ya allí, así que supongo que estarán controlando la situación.

A duras penas te arrastras y compruebas que, si bien su estado es de semiinconsciencia, no presenta signos críticos de salud (a excepción de la Fiebre del Salto exhacerbada por la edad).

Con la dificultad que te produce el encontrarte tú también indispuesto, le colocas como buenamente puedes en posición de seguridad.

Al oir tus palabras, y darse cuenta de las causas del susto que se llevó cuando caíste encima, parece que su rostro se relaja y te dedica una amarga media sonrisa.

- Estoy bien, gracias. Solo quiero saber qué está pasando -y dicho esto su mirada vuelve a reflejar una profunda preocupación.

A esto puedo contestar, de algo tiene que servir haber estado tantos años viajando

Me levanto, con cuidado y le ofrezco la mano para ayudarla.

Lo que ha pasado es un error en el cálculo del salto hiperespacial. En mi carrera me he encontrado más de uno. No suelen ser habituales y seguro que no es dramático. Mientras lo digo, voy pensando en todo lo "dramático" que puede llegar a ser.