En mitad del campo de asteroides del gigante gaseoso SV-2802, el navío descontrolado seguía el vector que se dirigía hacia su monstruosa tumba, con un aspecto poco reconocible ya de su antiguo lujo y sus estilizadas formas. Surgiendo de él, como un apéndice alargado, la estela de la cápsula de escape se alejaba en dirección contraria con la esperanza de no caer en el letal pozo gravítico que destruiría para siempre a su nave nodriza.
En el interior, el arrepentido capitán jugaba su última baza para salvar su nave...
-¿Una copa? -dice con incredulidad marcada por el estado nervioso que reina en todos los que os habéis quedado-. No me lo puedo creer...
Se gira alejándose de tí, y añade antes de marcharse por la puerta:
-Vaya al bar y mire en qué estado se encuentra. Espero que disfrute del amasijo de hierros mientras morimos todos sepultados en este cascarón. Voy a ver si puedo hacer algo útil y puedo ayudar a los técnicos.
Cuando uno ha hecho lo que puede puede esperar tranquilo a la muerte. Le respondo cuando se marcha, y medirijo hacia el bar a esperar el desenlace.
Entráis en la sala de ingeniería y el Capitán empieza a conectar los sistemas de control auxiliares para derivar el timón del destrozado puente a aquí.
Tras comprobar varios de los monitores (los que aún permanecen intactos y encendidos sin estática), su rostro se tensa:
-Mierda, mierda, mierda...
Ya empezamos. Sólo falta que se me colapse otro más.
¿Qué ocurre John? En la situación que estamos, casi cualquier cosa puede ser una mejora.
Me acerco a los monitores que está mirando, para ver si identifico el problema.
-El sistema de refrigeración de los motores -masculla sin dejar de mirar los monitores-. Como no haya alguien que se ocupe del mismo, va a reventar en minutos, convirtiendo toda la nave en una sauna de fuego...
Se para a pensar unos segundos y te consulta:
-Necesito a alguien aquí, pero también alguien con nociones de mecánica para que solucione eso mientras intentamos variar el rumbo hacia el satélite -y entonces queda patente la expresión de duda en su rostro.
En efecto, ves como hay una fuga en el sistema y empieza a escaparse el contenido hacia el resto de compartimentos.
La solución es fácil. Mis nociones de mecánica son mayores que mis nociones de pilotaje, que seguro que son inferiores a las suyas.
¿Por qué me meteré en estos berenjenales?
Yo me ocuparé de la refrigeración de los motores. ¿Qué tengo que hacer?
-Maldita sea, está bien, pero necesitaría... -duda unos momentos-. ¿Dónde está el resto de personal de esta nave?
Se revuelve en el asiento de ingeniero haciendo una mueca de dolor, y te dice:
-Vaya a reparar la fuga, pero necesito alguien aquí para que me ayude. En este estado veo difícil que yo solo pueda manejarlo todo.
Y finalmente, añade con pesar:
- Y gracias.
Si encuentro a alguien por el camino, lo enviaré para aquí.
Me dirijo hacia la salida.
Si funcionan las comunicaciones, intente que venga alguien de la enfermería a ayudarle.
Salgo y avanzo en dirección a la zona de motores.
Oyendo las murmuraciones de los tripulantes que empiezan a abandonar la bodega de salvamento, te diriges hacia la sala de fiestas, viendo el terrible estado de los pasillos, con planchas sueltas, herramientas y objetos desperdigados, la mayoría de las luces inservibles y el eco de los ruidos del casco haciéndose pedazos.
Mientras vas por el pasillo, los angustiosos sonidos de impactos en el casco se acrecientan, y notas como el calor en el ambiente se está empezando a hacer agobiante.
Curiosamente, pasas por la sala de fiestas y te ha parecido ver a alguien sentado de espaldas cerca de la barra del bar...
¿Hay alguien todavía por aquí? Quizás pueda ayudar.
Me acerco hacia la barra del bar.
Hola. ¿Necesita ayuda? ¿Por qué no ha evacuado la nave?
Al acercarte ves a tu compañero Hans, al cual viste por última vez cuando fue a mediar para la evacuación en los botes. Su ropa cara y elegante presenta un aspecto lamentable, y parece estar ensimismado mirando su copa de licor.
Diablos, pensaba que ya estaría fuera de la nave.
¿Qué ha ocurrido Hans? Ya le hacía fuera de la nave.
Mi conciencia no me permitía, abandonar el barco :), estamos en esto juntos y acabaremos juntos se cual sea el final señor Jeremy. digo mientras me sirvo para mí y para el señor Jeremy un vaso de lo mejor que quede.
Esa actitud le honra, señor Hohenhaim.
Bebo el licor y lo saboreo. Quizás sea el último trago.
Pues si no le importa, el capitán está en el puente y le iría bien un poco de ayuda, aunque sea apoyo moral.
Yo tengo que ir a reparar una fuga en los motores. O no tendremos que preocuparnos del impacto con el planeta.
Le hago un gesto y me dirijo al pasillo por el que se llega a la zona de motores.
De acuerdo iré a amargarle los últimos instantes de su vida y su nave. Digo giñandole un ojo, tomando la botella, mi vaso y otro vaso limpio, y me encamino al puente.
Al llegar a la sala de ingeniería ves al capitán sentado (o más bien dejado caer debido a su precario estado de salud tras el impacto) en el puesto de pilotaje auxiliar.
-¿Señor Jeremy? -dice a un rudimentario comunicador (el sistema de emergencia, supones)-. ¿Me copia?
Bueno capitán, aquí me tiene de nuevo la cápsula de salvamento ha partido y mi misión ha terminado, así pues y como es malo estar ocioso, el Sr Jeremy me ha sugerido sutilmente que viniera ha hacerle compañía. Digo en tono jocoso como si no estuviéramos en una situación de desastre total.