Partida Rol por web

Asiento mientras me pongo en mi lugar. NO me gusta tener que dar una orden, es algo que no va con mi caracter, pero en este momento es lo que necesitamo

Estemos preparados posiblemente nos mande mas regalos.

Evadne otea los altos riscos que bordean el camino por el que desaparecen los zombies, pero no encuentra nada sospechoso, por lo que por ahora solo os queda el enfrentamiento con los zombies como marca de que hay alguien más en la isla. El viento ulula como si llevase gritos con él de una forma que encontrais verdaderamente ominosa, sin duda el lugar esta tan corrupto como los zombies que se pudren a vuestros pies. Borguia enfunda el cuchillo al ver que estais dispuestos a marchar camino a traves a investigar esta pelada isla donde según los libros de Ismael debe estar el monasterio donde guardan el arma maldita y os dice:- Voy a enterrar estos restos aqui mismo, es más de lo que hubiesen tenido en otros casos.- Antes de que os marcheis os indica:- Os esperare aqui durante unas horas, sino volveis vendre al dia siguiente y esperare otro tanto, asi hare hasta que llegue el tercer dia...- Imaginais que al tercer dia llevara la mala noticia de vuestra muerte a los oidos de Ismael.

Al alejaros de la costa por el intrincado camino, podeis ver restos de las ropas putridas de los zombies que se les han caido con el traqueteo de sus miembros dejando un rastro bastante evidente. Entre las dos paredes de acantilados que guardan el camino de vez en cuando cae alguna piedrecilla, como si alguien o algo os siguiera desde arriba. Y no podeis más que reafirmaros cuando escuchais el ulular de un aullador a lo lejos contestado por otros de su misma ralea. Al final uno de los riscos termina para dejar pasar a un barranco y teneis que apretaros a la pared de la derecha para no caer, como le ha sucedido a varios de los zombies que todavia ranquean con sus piernas rotas abajo del barranco que tendra unos 5 metros. Al fondo tambien podeis ver los huesos de un animal de carga con lo que parecen unas alforjas, en tanto delante vuestro hay una pequeña torre derruida construida al lado del barranco, por la base tiene un agujero del que parece florecer una extraña variedad de flores. Más alla prosigue el camino hacia su destino que no se deja entrever por la geografia de alrededor.

-Harías mejor en quemarlos, pero no se si habrá madera seca para tantos.-Respondió Arthur al barquero.

Avanzaron pisando restos de zombies y otras cosas que era mejor no pensar, hasta que se encontraron recorriendo el acantilado.

Arthur miró con atención el animal muerto y las alforjas cinco metros más abajo.

-¿Alguno ha traído una cuerda? Me da la impresión de que cualquier cosa que encontremos nos será útil.

¿Vas a bajar allí abajo por unas alforjas? dijo Evadne asomando su cabeza con temor hacia el acantilado escarpado. No creo que contengan nada de valor Arthur... Y además nos pondrás en peligro. Si bajas estaremos a merced de un ataque.

Yo creo que deberiamos seguir y aumentar el paso hasta el torreón. justo en ese momento el cielo crujió con el quejido de uno de esos aulladores.

No olvidemos que es un lugar muy peligroso y que muchos otros antes han perecido aquí. Cuanta más prisa nos demos mejor.

Si nos paramos aquí ahora, tardaremos más de lo que estamos tardando ahora en llegar al lugar. Es mejor que sigamos avanzando como dice Evadne, ya hemos tenido suficiente antes con esos zombies como ahora cruzarnos con alguna sorpresa porque quieres bajar allí abajo. Dijo mientras se paraba y se ponía justo al lado de Arthur y Evadne.

Ya me acuerdo de la razón por al cual me largué y les dejé a todos lejos. A mi me gusta hacer las cosas a mi manera, y cuando me dicen "no hagas algo"... me entran unas ganas locas de hacerlo, un picor que no se me quita.

-Sí, Evadne, voy a bajar a por las alforjas, tengo curiosidad. Todo lo que sepamos, todo lo que obtengamos, nos ayudará en esta locura.

-Y para no poneros en peligro... sólo tenéis que seguir avanzando, no hay problema, adelante...-el rubio hombretón hizo un gesto señalando el camino.

-Yo voy a bajar. Vosotros podéis explorar esa torre o seguid avanzando. Ya os alcanzaré.

Arthur se empezó a quitar la cota de mallas. No podría trepar bien con ella. el resto del equipo no le molestaba tanto.

Respiro hondo y niego.

Creo que no deberiamos separarnos y creo que tengo yo una cuerda en mi bolsa. rebusco con cuidado en el bolso y saco una cuerda para tenderla.

No voy a dejar que te quedes aqui solo, necesitaras que te curen si te haces una pequeña herida.

Es una idea estupida. No puedo creer que seas tan cabezón de bajar por no reconocerlo. dijo Evadne viendo como el idiota de Arthur se quitaba la cota de mallas.

Pero lo peor es que le des la razón Alyanna. lanzó una mirada de reproche a la sacerdote. A Arthur hacia tiempo que le suponía como algo corto pero esperaba algo más de la humana. Algo más de sentiso común al menos. En fin.. ¿Qué se podia esperar de un par de humanos?

¿Que hacemos? ¿Avanzamos o nos quedamos aqui? preguntó a los demás

Arthur se fija en las plantas que crecen en la base de la torre, que recuerda ligeramente a los hongos que has visto en las grutas menos profundas, todavia con color por que algún rayo entra en el interior, pero su olor previene que se han criado de la humedad y putrefación. Cerca tiene que haber por tanto mucha humedad y restos descompuestos.

Tampoco encuentra ningún peligro, los no muertos caidos no se moverian mucho más que unos metros y no serian ni siquiera peligro en caso de rodearte, son apenas cinco y todos muy maltrechos. Podrias bajar en un momento y volver a subir, aunque la peña es complicada de descender sin una cuerda, por los alrededores nadie se ha dado cuenta de vuestra presencia incluso con vuestra discusión.

-Gracias Alyanna.- Dijo Arthur acabando de quitarse la armadura y tomando la cuerda que le ofrecía la clériga.

-Y Evadne, no se que pasa, cada palabra que sale de tu boca me hace tener más interés en bajar a por esas alforjas.- La sonrisa del guerrero era provocadora y maliciosa. Como si disfrutara en hacer lo contrario de lo que le decían.-Debe haber algo roto aquí.- se señaló la cabeza.

Instantes después descendía con agilidad por al cuerda, como si fuera lo más fácil del mundo.- Alyanna si que me entiende ¡Su dios le habrá dicho que cuide de los niños y de los locos!-comentó desde abajo mientras registraba las alforjas.

Me quedé con el resto, hasta que Arthur bajara y viera lo que había allí abajo y luego seguir el camino.

Me acerqué para mirar abajo, por donde estaba bajando con ayuda de una cuerda. Y le dije.

Ten cuidado Arthur, estaremos aquí para ayudarte.

Mi dios me dice tantas cosas, algun dia en privado te las cuento replico guiñandole un ojo y sujetando la cuerda tras asegurarlas a un sito para que no tuviera problemas para subir despues.

Evadne hay cosas que no comprenderias y si se nos ha  cruzado algo simplemente es para que lo tomemos, siempre nos pueden venir bien unas alforjas o lo que contengan imagina que son pociones de curacion o un pergamino con un mapa del monasterio.

Si, si claro. Pociones de curación, un mapa... ¿Y por que no un puñado de diamantes  o unas esmeraldas del tamaño de puños? Ya puestos a pedir ¿no? Pero como bien dices si no hay nada siempre nos vendrán bien un buen par de alforjas. Podremos guardar un monton de cosas dentro. respondió Evadne con sarcasmo.

-Por pedir... ¡Yo quiero que haya un libro con imágenes de ninfas desnudas!, aunque con mi suerte habrá un enjambre de bichos...

Dejaros de tonterías y acabemos con todo esto de una vez. Lo mismo no hay nada y habremos perdido el tiempo con esto. Dijo mirando a todos.

Arthur estoy tentada de cortar la cuerda y dejarte ahí abajo hasta que regresemos asi que date prisa. dijo Evadne tras la gracieta del guerrero. Puede que de un momento a otro lo haga si no dejas de decir chorradas. la semielfa se acercó al precipicio para observar bien lo que hacia el maloliente del humano.