Partida Rol por web

Arthur sacó cuatro viales de su bolsa, y repartió uno a cada uno de los compañeros, expecto a Alek, quedándose el mismo con uno.

- ¡Bueno mozas! Ahí fuera hay unos hijosputas pequeñísimos que quieren chuparnos la sangre, así que tomad estos Fuegos de Alquimista y en cuanto aparezcan... ¡BOMBARDEO MASIVO! Se los tiramos todos a ver como arden y prenden y salimos a toda velocidad. Tu Alek, haz alguna magia contra ellas. ¿De acuerdo? ¡VAMOS!

Y dicho esto pateó la puerta y avanzó dispuesto a complir su plan.

Seguí caminando con el grupo, para poder salir de este lugar cuanto antes, como habíamos dicho todos. Ninguno quería estar más tiempo en este lugar.

Cuando nos acercábamos por dónde habíamos entrado, la puerta no estaba como la dejamos. Parecía que la hubieran reventado...

Entonces Arthur nos repatio unas cosas que sacó de su bolsa, y nos dijo que lo lanzáramos todos juntos y a la vez. Y entonces salir corriendo. Agarre con mi mano lo que nos entregaba y dije.

De acuerdo, vamos.

El hechicero continuaba andando detrás del grupo. No le gustaba nada haber dejado tras de sí aquella inmensa criatura. Y mucho menos sin saber a ciencia cierta si volvería tras ellos o no.

Pero Arthur tenia razón en que había algo alli delante, tras la puerta que ellos habían dejado cerrada. ¿Murcielagos? Esos malditos chupasangre podian hacerte pasar un mal rato. Asintió a su compañero y se preparó para el combate.

Al entrar en la biblioteca os percatáis de los desperfectos en la misma, parece que una gran criatura ha corrido entre los estrechos pasillos y se ha hecho paso a la fuerza. Grandes agujeros y fragmentos de mueble que han salido despedidos de su empuje evidencian su presencia. En tanto la algarabía alada que producen las extrañas criaturas os llegan a los oidos, por suerte parecen haber perseguido a la criatura y están al otro lado de la gran habitación. Si no haceis ruido quizás y solo quizás llegueis hasta el agujero de la salida, sin que esa pequeña horda de pelo y alas sepan de vuestra presencia...

-¡Qué cantidad de destrozos... y lo peor es que no los he causado yo!- dijo Arthur, pero no muy alto. Tampoco era cuestión de atraer a los monstruos.

- Venga... ¡Todos a correr hacia el agujero de la salida!!!

Y uniendo la acción a la palabra encabezó el camino. Era imposible que no hicieran ruido... pero podrían darse prisa. Igual con eso solucionaban la papeleta.

Tan solo seguía caminando y siguiendo en este caso las palabras del guerrero. Parecía como que en este caso, a la vuelta de huir para ir a casa, pensaba con la cabeza y no con estupideces.

Me limité a seguir corriendo para entrar cuanto antes por aquel agujero.

Podriamos haber sacado tantas cosas de esa biblioteca. Tendremos que esperar a otro momento. 
Solo asiento y sigo a Arthur hacia la salida todo lo rapido que puedo sin soltar el arma que tengo, intentando no hacer ningun ruido mas alla del necesario

Sin hacer nada por ocultaros, corréis hacia la grieta por la que entrasteis hace tan solo unas horas. Los restos caídos os molestan en vuestra huida además de que hacen bastante ruido al pisar sobre ellos. O al menos lo suficiente para que las alimañas se percaten de vuestra huida y como una turba de oscuridad se abate hacía vosotros con el peligro de que os rodeen...

Mientras huíamos hacia la salida, volvimos a pasar por aquel lugar donde habíamos dejado algunos caídos en el suelo. Y que ahora que teníamos que volver a pasar, nos era un estorbo para seguir avanzando.

Si los quitábamos del medio, perdíamos tiempo, y si los movemos nosotros mismos, nos escucharían y vendrían a por nosotros más.

Me paré en seco y miré a Alek y Alyanna.

¿Ahora qué?, no podemos hacer más ruido del que estamos haciendo...

Algun hechizo nos vendria bien... Evadne apuntó con la mirada directamente a Alek y luego a la marabunta que se dirigía hacia ellos. No se fiaba de los magos y menos de los que visten de negro pero de vez en cuando se tenía que recurrir a ellos y esta sin duda le parecía un buen momento.

Arthur vio como los iban a pillar.

Joder que rápidos son estos bichos...

- Bueno pues a la de tres... ¡A arrojar los viales! ¡Uno! ¡Dos!... - espero a que estuvieran a la distancia óptima. - ¡Tres!

Me parece que no puedo usar ninguno de mis hechizos contra las alimañas.Confirmamelo.  Si fuera asi, ¿podria usar el cinturón de bolas de fuego?

Sopeso el vial en mi mano y luego la distancia, no soy nada buena pero la lanzare un poco despues de la de Arthur intentando dar a unos pocos. 

Tenemos que salir de aqui, si llegamos al exterior no creo que salgan y tal vez un poco de fuego magico tambien ayude Alek