Partida Rol por web

Esquivas propiciamente todos los ataques cuerpo a cuerpo, pero un inesperado disparo de un blaster te alerta de que a unos seis metros, otro muchacho de la banda te apunta y acierta dándote levemente en el hombro.

Tras esquivar los primeros ataques y recibir el blasterazo, sigo completamente concentrado en mi anhelo, la carnicerìa!

Ràpidamente elijo mi blanco, pensando en que el de la cadena podrìa inmobilizarme por lo que le imparto un golpe descendente.

El golpe descendente impacta en el torso de tu adversario y cae al suelo en un ruido sordo.

Alguno del resto de la pandilla parece pensárselo antes de volver a actuar, y finalmente tira su vibrocuchillo y se monta en una de las speeder, arrancándola. Al advertir el gesto, el de la daga sale corriendo y se sienta detrás, en un salto acrobático.

El de la porra magnética, algo perplejo por la actitud de los otros, se lanza ciegamente a por el sith, y la pistola blaster vuelve a escucharse.

Los otros motoqueros parten a toda velocidad Puede que traigan refuerzos Pienso un instante para propinar un sanguinario y mortal golpe al restante.

Luego de que atiendo al de la porra y hablo al del blaster No tienes por què morir muchacho, suelta el arma y puedes ganarte unos crèditos fàcil...

Comienzo a caminar para acercàrmele, ganando la distancia que nos separa.

¡¡¡Rraaaaah!!! - El asesino Sith apenas esboza una siniestra sonrisa y la empuñadura de su sable láser vuela hasta su mano, activándose con un sonido eléctrico y reflejando su fulgor carmesí en las sombras del lugar.

La Fuerza comienza a ondear el espacio y el Lado Oscuro envuelve a Darth Larius, otorgándole un poder ilimitado. Éste percibe su temible presencia y un pequeño estallido envuelve el lugar. Atónitos, los asaltantes empuñan sus armas con la vana esperanza de hacer frente a tan formidable enemigo.

En un movimiento grácil y sencillo, el haz de luz golpea el pecho de su contrincante más cercano, cayendo al suelo en un golpe brusco y seco contra el cemento pedregoso. Sus compañeros, boquiabiertos ante tal destreza, se abalanzan sobre el ser tenebroso, pero éste huele su miedo y sonríe sarcásticamente.

Darth Larius esquiva fácilmente las estocadas de los vibrocuchillos, pero no puede evitar, en un giro asombroso, el roce del blasterazo que le propina uno de ellos, situado a cierta distancia. Apenas gira sobre sí mismo, el asesino del Sith esboza una terrible mueca que infunde horror en otra de las victimas, que cae al suelo junto a su larga cadena. Sumidos en el miedo, dos de ellos saltan a una de las speeder y se alejan como alma que lleva el diablo, sin siquiera mirar hacia atrás.

De nuevo, una porra magnética intenta golpear al Sith que se agacha rápidamente y vuelve a levantarse arqueando su sable carmesí en un giro de noventa grados ascendente, cortando desde el estómago hasta la barbilla del mutilado pandillero. Sin apenas tiempo de reacción, Darth Larius se coloca frente al chico que quedaba, apuntando su sable de luz al suelo, rozando su punta contra el asfalto produciendo un chirrido energético.

- No tienes porqué morir muchacho, suelta el arma y puedes ganarte unos crèditos fàcil... - Dice el Sith, con una voz y una mirada plena de ira. De repente vuelve a sentir el miedo escénico sobre el muchacho, y sonríe para sí.

Dejando caer el arma al suelo y levantando ambas manos, el chico parecía a punto de romper a llorar, sus temblores e inmovilidad así lo delataban.

- Lo... lo que.. qui... quiera, por favor... no me ma... no me mate... - El sudor, más que caer, le chorreaba por todo su cuerpo.

Muy bien. Necesito ir a los pisos superiores. Toma tu blaster y guiame allí. Busco a un tipo, un arqueologo, puede que corra más sangre.

Mirando las dos motos y los muertos enarco una ceja

Iremos en los dos speeders y cuando no te necesite más, si me has servido bien, te dará 500 créditos y hasta la posibilidad de decir a tus colegas que acabaste conmigo... Si no, correras peor suerte que ellos digo indicando con el sable a sus difuntos camaradas No imaginas las torturas que puedo causarte si intentas algo que no corresponda.

Montando en el speeder libre y poniendolo en marcha, ordeno al tipejo

Vamos a la par, tu a mi derecha, a baja velocidad y muy pegados, andando, a los barrios altos.

El joven pandillero ataviado con ropas oscuras y un simbolo de su banda, no puede evitar el resonar de una voz en su mente que dice lo mismo una y otra vez, mientras se esfuerza por mantenerse equilibrado en la speeder y no separarse demasiado del asesino...

No imaginas las torturas que puedo causarte si intentas algo que no corresponda.

Sin duda pensaba que sería su terrible destino, y no quinientos créditos, como le había prometido. Al menos, pensó, si le guiaba a los pisos superiores le daría una muerte rápida.

Ambos llegan a la parte superior de la ciudad bajo la oscura noche y la tenue llovizna que aún caía sobre Larssis, y paran sus speeders.

- Esto... dice que busca a un arqueólogo - dice con voz temblorosa - hay una biblioteca aquí cerca - dice señalando hacia un edficio co ngrandex cristaleras - tal vez lo encuentre ahí señor.

Bajo del speeder y sonrìo al muchacho con cara siniestra y cargada de intenciòn.

Buen trabajo. Esperame a que salga, aùn tenemos mucho por hacer esta noche...

Observo el edificio y busco la entrada para igresar en el mismo. Quizà el motoquero tenga razòn al respecto.

Entras por una puerta doble y accedes a una especie de recepción ampliamente iluminada y decorada. Al fondo, una rubia humana hce de secretaria tras una mesa ataviada de papeles y cableados de bases de datos, te observa de arriba a abajo y no parece muy entusiasmada por tu visita.

- Desea alguna cosa - su voz es suave y despectiva.

De manera poco convincente, aùn con la adrenalina corriendo por mis venas, potenciado levemente por aquel impulso de la Fuerza, trato de hacerle creer a la humana una mentira varata y mal elaborada... Durante algunos instantes, creo que se lo comerà, pero algo me dice que ni un gamorreano se lo tragarìa viendome atabiado con estos harapos...

Busco a un viejo amigo... Emm...Tim Rossdren... El arqueòlogo... No sè si busco en el lugar indicado...

La humana te mira dubitativa, extrañada. Será porque el tal Rossdren no tenga viejos amigos ?

- Me temo que no será suficiente. Espere un momento. - La chica se levanta de su sitio y se dirige a una puerta que daba a su espalda, desapareciendo tras ella.

Veo a la muchacha marchar y trato de captar algún detalle, ya más apaciguado tras tanto guerrear.

Qué se trae la muy zorra... mantenerme en las sombras... Mantenerme en las sombras hasta que sea el momento.

Que el emperador no se entere de mi presencia... Terrible espada cuelga sobre mi cabeza... En planetas algo más civilizados habré de cuidar el no llamar la atención.

¿Por qué se tarda? Rodsstrem... ¿Cómo era el nombre del tipo? Bah... No importa.

Sumido en mis propios pensamientos, me cuesta un poco concentrarme en las minucias de aquel sitio.

La chica vuelve a donde te encuentras con aire sombrío, y sin sentarse comieza a hablar contigo.

- Lo siento señor, voy a tener que pedirle que se marche. El señor Rossdren no se encuentra en la biblioteca en estos momentos. - El rictus de la mujer no muestra un gran aprecio por tu vestimenta, quemada, desgarrada y muy sucia, por no decir humedecida y salpicada en sangre.

Veo como me observa la mujer y me enfurece, pero me mantengo dentro de mis cabales, todo sea por la misión... Antes de iniciarla, nunca habría imaginado cuan sediento de sangre podría estar... Acobachado, metido en medio de mis estudios sin más. Ahora lo sé, y esa sensación parece asquearme de empalagoza.

Apoyo ambas manos en el escritorio y acerco mi cara un palmo a la mujer

Escuchame bien, insignificante escoria: O me llevas ante el arqueólogo o tendran que juntar su humeantes y carbonizados pedazos... He tenido un mal día, trata de no tener que decir lo mismo agregando "un último" al inicio.

Mi tono de voz es monótono y frío, como si hablara de matar una cucaracha o algo así.

Sin embargo, no escapa a mi saber que pudiera activar una alarma o algo por el estilo, por ello mismo, me preparo activar mi sable y amputar la mano delatora.

Observas como la mujer se acongoja ante tu intimidación, llegando a retroceder unos pasos mientras se lleva la mano a la boca.

- Está ahí dentro, pero no le espera... - su voz suena temblorosa y desconfiada.

La humana señala la puerta por la que instantes antes apareció.

Como un felino que camina en pos de su presa, me dirijo a la puerta mirando de reojo a la mujer...

Cuando paso a su lado le dejo ver una mueca a mitad de camino entre un gruñido y una sonrisa.

...Ha sido muy amable jovencita...

Luego activo la puerta, simpre listo para una resepciòn hostil

El tal Tim debe saber que vengo a por él... Espero que no se ponga dificil o tendrè que ponerme en duro.

Una vez atravezado el umbral lo busco con la mirada

Señor Rodstren, ¿se encuentra aquí? He venido a platicar con usted...

Bajo la manga derecha, holgada pero chamuscada, mi mano aferra mi poderoso sable.

Accedes a través de la puerta a un largo pasillo que acaba en una puerta mediana. Entras por ella y ves a un humano con sombrero y ropas cómodas. El despacho resulta amplio y revuelto, lleno de objetos extraños y pequeñas estatuas; los papeles deambulan por todo el lugar y multitud de armarios rebosan repletos de libros, cosa poco común en la mayoría de los sistemas del Imperio, ya que suelen usar la holored.

Sentado encima de la mesa, con gesto paciente, el individuo te observa, al parecer te estaba esperando.

- Hola extranjero. Creo que esto es allanamiento, será mejor que desaloje el lugar de inmediato. - su voz resuena tranquila, como si tuviera el control ó quisiera aparentarlo.

El ver el entorno trato de evaluar al hombre con la mirada.

...No. No se trata de un allanamiento Señor Rossdren, simplemente tengo que hacerle unas preguntas.

Hago un impàs, manteniendome a cierta distancia para no preocuparlo màs de la cuenta y ponerlo en actitud hostìl.

...Antes me conteste las preguntas, antes me iré sin volver a molestarlo. Nunca. ¿Què me dice? ¿Dialogaremos civilizadamente?

Observo atentamente que no trate de presionar algùn tipo de alarma o de utilizar algùn tipo de arma. De momento, no aparenta tener la intenciòn, pero no me fìo.

Tim se mece la barbilla interesantemente, y cabila sobre tu proposición con aire ausente pero mirándote fijamente. Tras unos segundos de sopesar la oferta, finalmente se levanta de la mesa animadamente y vuelve a la silla que hay tras ella.

- Está bien, señor... ? - deja una cola silenciosa...

Larius. Mi nombre es Larius Señor Rossdren.

Digo caminando al lado de su escritorio

Verá, me han dicho que hace poco lo vino a visitar, un individuo con tùnica negra... Miro mis ropas

Similares quizá a las que ahora visto, pero en mejor estado, me temo.

Hago un pequeño parate

Rossdren, ando tras de ese personaje y espero que usted me diga adonde encontrarlo y por supuesto, què ruinas eran las que buscaba... Lo que pueda decirme, será muy útil para mí...