Partida Rol por web

Unidos

Capítulo 3.2: Cuatro horas

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24/02/2015, 17:58
Clive Owens

Clive se coloca junto a Raf tras la puerta, asiendo el arma improvisada con ambas manos. Justo en el momento en que Smith dispara, el escritor se encontraba ya balanceando la rama de izquierda a derecha, ensayando el golpe. En su mente visualizaba el momento que se acercaba y las mil razones por las que podría salir mal. Tan solo esperaba que ninguna de ellas se materializara, y pudieran deshacerse de ambos hombres. "Si es que no hay un tercero y Smith no lo ha visto", piensa, añadiendo otro posible fracaso.

Cuando escucha los pasos en el interior, trata de despejar su cabeza, mientras la adrenalina corre por sus venas, inundándole de una euforia desconocida. Alza el objeto por encima de su cabeza, coge aire y contiene la respiración en cuanto la cerradura se abre. Cuando los dos hombres salen como centellas, no duda un segundo y hace descender la rama con todas sus fuerzas.

- ¡AHHHHHH! - grita mientras golpea, debido a la tensión acumulada, dejando escapar todo el aire que hasta ahora contenía.

Aunque el grito podría haber puesto sobre aviso a la víctima, la rama acierta de lleno a su objetivo con fuerza. Sin embargo, Clive ve como su compañero yerra el golpe, dando una oportunidad al rival.

- Tiradas (1)

Motivo: Noqueo

Tirada: 1d100

Dificultad: 25-

Resultado: 16 (Exito)

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02/03/2015, 20:41
Mr. Smith

Todo ocurre en cuestión de segundos.

Raf reacciona rápido, pero el hombre es más experimentado y veloz que el científico. Mientras su compañero cae abatido al suelo por el golpe de Clive, el hombre se gira hacia el indio con la experiencia de un entrenamiento para el combate. Desde la distancia, Terence solo ve una opción.

Raf se dispone a presentar batalla, asiendo con fuerza su rudimentaria arma. El desconocido, todavía algo aturdido por la situación, no cuenta con la ventaja de que dispondría de haber salido preparado. Hacerse con su arma le va a llevar unas décimas de segundo que pueden ser oro para Shauri. Pero Smith sigue pensando por delante de ellos, y cuenta con la ventaja de que nadie le ha visto.

No le daría tiempo a llegar hasta el hombre antes de que la mano de este alcance el arma que lleva a la cintura. Puede ser un cuchillo, una navaja, una pistola... Smith no debe perder tiempo, ni la oportunidad que la fortuna le brinda.

Aprieta el gatillo, y nuevamente acierta en el blanco. Pero quien no estaba preparado para esto era Raf.

La bala acierta en el pecho del hombre, que muestra durante unos instantes una expresión de sorpresa en su rostro. Pero solo unos instantes. Es un tiro limpio, pero no evita que unas gotas de sangre salten desde el punto del impacto.

El indio nota como el líquido caliente golpea su rostro, sintiendo la fuerza del impacto, viendo como frente a él, el desconocido pierde la vida y se desploma inerte en el frío suelo.

Clive tarda unos segundos más en percatarse, pero cuando gira la cabeza la escena se graba con fuerza en sus retinas. En las últimas horas, es la segunda vez que ve a alguien morir frente a sus ojos.

Y Smith, impertérrito, observa la escena desde la distancia.

- Tiradas (1)

Motivo: Arma corta

Tirada: 1d100

Dificultad: 80-

Resultado: 21 (Exito)

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09/03/2015, 18:07
Shauri Ravmanujan, "Raf"

En unos instantes, sin apenas tiempo para otra cosa que mantenerse aferrado firmemente al palo que tenía entre manos, los acontecimientos se precipitaron. Pudo ver de reojo cómo Clive acertaba de lleno en la cabeza del adversario, al mismo tiempo que veía como el suyo acercaba su mano al cinto con clara intención de sacar algo.

El sudor frío se intensificó por un instante, el que apenas transcurrió antes de que sonara un disparo, sintiese el calor de algo húmedo salpicando su rostro y su adversario se desplomase delante de él.

Se llevó instintivamente la mano a la cara y luego la observó, estupefacto, manchada de un rojo pegajoso.

Levantó la vista y miró a Clive, con el rostro desencajado. Luego la volvió hacia Smith, a quien todo aquello no parecía haberle afectado lo más mínimo.

- Bien… supongo que debo darle las gracias, Smith. -le dijo en cuanto se acercó, aún confuso por todo lo acontecido.

Poco a poco fue recuperando la calma, lo suficiente para atreverse a sugerir al cabo de unos momentos:

- Deberíamos maniatar al otro pobre diablo, y meterlo dentro, ¿no les parece?

Ahora deberían darse prisa, pensó. Entrar dentro de la casa a ver qué averiguaban, avisar a Helen,... y encontrar un lavabo con agua en el interior para quitarse esa desagradable sensación que sentía en la piel, con la sangre que comenzaba a secarse poco a poco.

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17/03/2015, 19:06
Director

No es necesario que nadie replique a Raf; la idea de atar al otro hombre es demasiado obvia como para discutirla. Entre los tres no encontráis problemas en amarrarle, y con una seña avisáis a Helen, que desde la distancia no ha sido capaz de observar con detalle lo ocurrido. Al echar un vistazo al interior, os encontráis con una habitación amplia, de pocos muebles y bastante poco habitable. Lo único que podría hacer la estancia aquí confortable son cuatro sillas en torno a una mesa, sobre la que descansan un puñado de cartas que presumiblemente estaban utilizando los dos hombres hasta hace unos instantes. Raf se dirige directamente hacia lo que parece la cocina del lugar: una repisa llena de comida enlatada, frutos secos y una pequeña pila llena de platos y vasos sucios. Tras comprobar que del grifo que hay sobre la montaña de vajilla usada funciona, se quita la sangre que cubre su rostro y manos mientras Clive y Terence registran el lugar.

En una de las paredes veis seis pantallas, de las cuales una parece apagada a primera vista. El resto muestra en blanco y negro distintas ubicaciones de lo que parece este bosque, y una de ellas captura en la distancia la vivienda hacia la que os dirigís, difícil de distinguir en tonalidades de gris.

Tras unos segundos, escucháis en el exterior el vehículo que Helen conduce acercarse hasta la entrada. Sin embargo, y siempre atenta a lo que ocurre, por si tuviera que escapar con el cubo, la mujer no abandona su asiento.

Os fijáis con atención en las pantallas: tres de ellas muestran cruces de caminos, en los que no hay nadie. Otra muestra un lugar que conocéis: como si observaseis todavía la superficie del cubo, veis con claridad el lugar en el que horas antes os visteis morir. El camino está flanqueado por altos arbustos, en los que veis las figuras de varias personas aguardando la llegada de vuestro vehículo.

El laboratorio de Helen ardiendo, el camino atestado de hombres esperando vuestra llegada... Es la segunda vez que el misterioso objeto se adelanta a vosotros y os muestra vuestro destino, y la segunda vez que os salva la vida.

La última pantalla, la que muestra el lugar hacia el que os dirigís, pone a vuestra disposición una ventaja estratégica más: podéis ver que os aguarda allí sin necesidad de la habilidad del cubo.

Smith manipula el teclado, y rápidamente comprende el funcionamiento del sistema de seguridad. Manipula la cámara para centrarla en el edificio y aumenta el aumento de esta hasta el máximo que permite, enfocando en primer plano la vivienda. Las luces del interior están encendidas, y al igual que este lugar, no parece afectado por la oscuridad que engulle el resto del mundo. No parece especialmente protegido, pero su interior se encuentra atestado, ya que en todo momento veis movimiento a través de los amplios ventanales. Observando los exteriores, podéis intuir un pequeño camino que atraviesa el lugar, siempre a la orilla del lago, hasta un saliente rocoso en la distancia, desde el que cae una amplia y caudalosa cascada.

Por lo que veis, parece que podríais acercaros hasta el lugar sin ser vistos. Entrar en la mansión o registrarla sería un acto suicida, pues parece imposible moverse por allí sin ser localizados. Sin embargo, llegar al lago y la cascada no parece muy difícil, salvo un pequeño tramo que cruza justo por debajo de las grandes ventanas que arrojan la luz del interior del edificio hacia el lago.

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24/03/2015, 21:36
Clive Owens

La sangre del hombre muerto salpica a Raf, tan cerca que puede escuchar su último aliento abandonar sus pulmones. El cuerpo cae inerte sobre el suelo, extendiendo un charco de líquido carmesí. El aliento agitado del indio denota su nerviosismo, pero rápidamente parece recomponerse y agradece a Smith su intervención. Sorprendido, Clive no se siente afectado con toda esta visión. Quizá sea el hecho de que eran ellos o él, pero la visión del hombre muriendo parece quedar relegada a un rincón de su cerebro, de forma que no le impida concentrarse en lo que viene a continuación.

Ayuda a sus compañeros a amarrar al otro hombre, inconsciente en el suelo por el fuerte golpe. En cuestión de segundos, las cuerdas sujetan los miembros del guarda, y Clive sigue a Raf y Smith al interior del edificio.

Un rápido vistazo a las cámaras de seguridad le indica que no les espera un camino de rosas. Sin embargo, parece plausible. Tan solo tienen que abrirse camino hasta la mansión, como el objeto les mostró, y llegar al lugar que Raf les dijo haber visto al tocar el poliedro en la casa de Helen. "Eso, sigue los caminos trazados por un objeto inanimado que parece empeñado en llegar ahí". En un recóndito rincón de su cabeza, una voz clama ser escuchada. "¿Seguro que estás haciendo lo correcto? ¿Por qué ese objeto está empeñado en llegar allí?". Los temores, sin embargo, deben seguir encerrados: un paso en falso, y estarán acabados. "Nuestros rivales no se andan con chiquitas, Clive. Y si no fuera por esas visiones, ahora estarías en el otro barrio".

- Chicos, yo lo veo claro. Lleguemos cuanto antes a ese lugar y tratemos de pasar desapercibidos. El sitio que buscamos debe estar bajo esa cascada de agua, así que intentemos acercarnos allí sin que nos vean desde el interior. Una vez allí... - "¿Qué? Una vez allí qué? ¿Esperamos?" -. Smith: ¿puedes enviar la imagen de las cámaras a tu ordenador? Así podríamos controlar dónde están y qué vigilan - pregunta, dejando la frase anterior evidentemente inconclusa.

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27/03/2015, 12:45
Shauri Ravmanujan, "Raf"

Una vez libre de las manchas de sangre que le hacían sentir molesto, Raf se acerca a la pantalla apagada y pulsa el botón unas cuantas veces. -Esta debe ser la que ha inutilizado Smith...- piensa.

Después centra su atención en las demás y se muestra de acuerdo con Clive. Parece factible, si no encuentran ninguna sorpresa inesperada por el camino.

"Una vez allí...". Raf recoge el testigo de la frase inconclusa de Clive y la completa para sus adentros: "...esperemos que todo sea tan fácil como reunir a los tres cubos..."

Y eso le hace recordar que no han podido contactar con quien debería aportar la tercera parte y que todos sus esfuerzos pueden resultar inútiles si sólo consiguen reunir a dos tercios de la Tríada.

Prefiere no decir nada respecto a sus temores -al fin y al cabo, ¿qué otra opción les queda salvo seguir adelante?- y se apunta mentalmente el preguntarle a Helen si es posible otro intento de comunicación con su contacto, mientras Smith les cuenta si es técnicamente posible hacer lo que propone Clive.

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31/03/2015, 19:21
Mr. Smith

Smith contempla las cámaras en silencio, mientras sus compañeros están igualmente inmersos en sus pensamientos, tratando de ocultar los temores. Trata de captar en el menor tiempo posible todas las posibles rutas, teniendo en cuenta lo que muestran las cámaras. El hombre parece de acuerdo con sus compañeros en la opción menos peligrosa, e igualmente prefiere no comentar sobre las opciones una vez lleguen a su destino.

Tras la pregunta de Clive, se toma unos segundos en responder.

- Bueno... Técnicamente es posible. El sistema está conectado a un ordenador central que envía la información a estas pantallas, y la recepción de la señal parece hacerse a través de ese cable. Podría tratar de puentear el sistema y enviarlo a un enrutador al que pueda conectar desde mi portátil. Todo depende de la seguridad que hayan instalado en el servidor.

Acto seguido, y sin esperar a ver si sus compañeros han entendido algún tecnicismo, busca en sus bolsillos y extrae una pequeña caja de color negro con varias entradas para cables. Tantea detrás de las pantallas y extrae el cable de señal, eliminando la conexión y dejando todos los monitores en negro. Conecta el cable a la caja negra, y una luz verde se enciende.

- Este enlace tiene una batería que dura entre ocho y doce horas, lo cual debería ser suficiente. Si la señal que llega a través del cable no está codificada, no habrá problema en visualizarlo desde mi ordenador. Una vez retomemos el camino comprobaré si funciona.

El hombre oculta la caja detrás de la mesa y echa un rápido vistazo a la habitación.

- Por mi parte, no encuentro nada más que pueda sernos de utilidad, así que cuando estéis listos deberíamos volver con Helen y ponernos en marcha cuanto antes.

- Tiradas (1)

Motivo: Descubrir

Tirada: 1d100

Dificultad: 80-

Resultado: 90 (Fracaso)

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06/04/2015, 07:22
Shauri Ravmanujan, "Raf"

Tras escuchar las explicaciones de Smith y ver como éste manipulaba los monitores e instalaba el aparato que robaría la señal de las cámaras para enviarla a su ordenador portátil, Raf estuvo de acuerdo en que poco más se podía sacar de allí.

Echó un ligero vistazo por la habitación y nada le llamó especialmente la atención. Nada, excepto algo que reposaba junto a la pila de platos sucios. Se dirigió allí y, ni corto ni perezoso, tomó una de aquellas bolsas de frutos secos.

- ¿Quieren? -les ofreció cuando hubo abierto la bolsa de pistachos, a la par que se encaminaba hacia la puerta de salida. Llevaban ya muchas horas sin comer, y el científico indio no pudo resistir la tentación.

- Tiradas (1)

Motivo: Descubrir

Tirada: 1d100

Dificultad: 80-

Resultado: 98 (Fracaso)

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07/04/2015, 17:56
Clive Owens

Clive se muestra visiblemente satisfecho con el aparente éxito de Smith. Dado que van a tener que enfrentarse a una situación bastante compleja para al menos dos de los presentes, qué mejor que al menos tener a mano todos los recursos posibles. Tan solo esperaba que no aparecieran más complicaciones y todo funcionara como el agente dice que debería, ya no ha entendido muy bien sus tecnicismos y no podría asegurar si tiene todo bajo control o les espera una sorpresa cuando traten de conectar con las cámaras.

Al igual que sus compañeros, echa un último vistazo a la habitación. No cree que vaya a pisar este lugar nunca más, así que cualquier detalle es importante. Y al igual que sus compañeros, lo más interesante que parecía haber en aquel lugar era la comida que Raf había atrapado cual rapaz lanzándose sobre su presa. El estómago de Clive rugió con solo imaginar el sabor de esos pistachos, después de lo que parecían semanas sin llevarse nada a la boca.

- Raf, ahora mismo ese es el manjar más delicioso que hay sobre la Tierra - dice contagiado por el humor del hombre, que a pesar de todo lo ocurrido es capaz de mantener esa aparente tranquilidad y buen estar. Clive es el último en abandonar el lugar. Echa la vista atrás, observando al hombre inconsciente y atado, esperando que sus compañeros no le echen de menos demasiado rápido, o su incursión sorpresa podría verse amenazada. Al cerrar la puerta, se encamina lo más rápidamente posible al vehículo de Helen.

- Tiradas (1)

Motivo: Descubrir

Tirada: 1d100

Dificultad: 35-

Resultado: 69 (Fracaso)

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12/04/2015, 16:06
Director

Abandonáis el edificio con rapidez, dejando atrás al hombre atado. Sin tiempo para una búsqueda exhaustiva, os lleváis algo de comida para apaciguar vuestros estómagos y cerráis la puerta del edificio. Dado que la sangre del hombre muerto baña la entrada del edificio, no tiene sentido perder tiempo ocultando pruebas. 

Detrás de Smith, ambos llegáis al vehículo, donde Helen esperaba impaciente. En cuanto os ve acercaros, arranca el motor y se dispone a salir a toda prisa. Los tres saltáis al interior, y mientras la mujer se pone en movimiento, le explicáis rápidamente lo ocurrido.

El agente, nada más entrar, se deja de explicaciones y se lanza a su ordenador para comprobar que tiene acceso al sistema de cámaras. Una sonrisa en su rostro os da la respuesta: en la pantalla del portátil veis el edificio del que acabáis de salir, al que os dirigís, y los caminos que lo rodean. Satisfecho, el hombre cierra la pantalla para ahorrar la batería hasta que sea necesario.

La mujer escucha con atención vuestro relato, y lamenta el hecho de que alguien haya tenido que morir para que vuestro objetivo no se viera amenazado, pero todos sois conscientes de lo que os estáis jugando. Su rostro impasible no muestra dolor por ese hecho, y su mirada se centra en el complicado camino que os separa del lago. Una vez concluís con los detalles, ella toma el teléfono y, siguiendo la idea de Raf, trata de contactar con el hombre que debería ocuparse del tercer cubo, la pieza perdida en vuestro puzzle y en vuestra única baza. El teléfono suena, pero nadie responde a la llamada. Helen, hastiada, deja caer el terminal mientras controla con brusquedad el vehículo. Podéis sentir los nervios: todas vuestras esperanzas dependen de una posibilidad, y la persona en que ella ha depositado la confianza parece haber fallado.

Poco a poco, los árboles se encuentran más separados entre sí, y terminan abriéndose a lo que al principio os parece una enorme y oscura planicie. Helen detiene el vehículo y baja la ventana, con lo que descubrís que el viento que parece azotar el resto del mundo también da un descanso a este lugar. Vuestros ojos se posan sobre la superficie descubierta para descubrir el reflejo de la luna en la superficie del agua: no es una llanura, sino el lago. Su superficie se encuentra tan en calma que no es perceptible a primera vista, si no fuera por el reflejo del astro.

El camino que debéis seguir continúa bordeando el lago, entre los árboles y el agua, por lo que vuestro automóvil sería fácilmente visible si llevase las luces encendidas. Es curioso como la oscuridad que durante horas os ha atormentado, ahora os resultaría práctica. Pero no, este lugar perdido en mitad del bosque parece ajeno a los horrores que se abaten sobre el resto del mundo. Helen echa un vistazo a su reloj. Han pasado cuatro horas desde que os pusisteis en marcha, y todo parece apuntar a que el final está cerca. La noche que parece eterna cubre toda la superficie, y el silencio mezclado con el viento parece lo único que queda sobre este planeta. La mujer suspira, apaga las luces del vehículo y se dispone a ponerse en marcha de nuevo cuando un sonido parecido a un rayo os hace saltar sobre vuestros asientos.

Cerca del lago un destello cae del cielo contra el suelo, aunque no puede haber sido un relámpago, puesto que ninguna nube cubre el cielo aquí. La luz que durante un instante ha iluminado el cielo se desvanece, y nada queda salvo el eco del sonido producido. El aire parece haber sido rasgado en este lugar, y una extraña sensación os invade. No sabríais describirla, pero lo que acaba de ocurrir frente a vuestros ojos, a pesar de los símiles con el rayo, os resulta sobrecogedor y a la vez siniestro, como si todo lo ocurrido en los últimos días no fuese nada comparado con lo que acabáis de ver. Sentís el aire cargado, pero no de electricidad, sino de algo pesado, como si desde el aire llegaran ondas que agitan la realidad a vuestro alrededor y el propio tejido de la existencia hubiera sido rasgado y cosido en décimas de segundo. Allí donde la luz ha golpeado no parece haber ocurrido nada: el suelo está donde debe estar, no hay restos de humo, ni fuego... Hasta que vuestros ojos perciben algo que se recorta contra la luz de la luna: varias figuras, de tamaño humano, parecen moverse torpemente en el suelo, tanteando y tratando de ponerse en pie, como si no fueran capaces de ubicarse adecuadamente o estuvieran totalmente aturdidos.

Notas de juego

La escena ya está llegando a su fin. A no ser que quede algún fleco suelto, hay espacio para vuestros mensajes, descripciones de lo que vayáis a hacer, etc. y un último mensaje por mi parte para cerrar. Dado que vamos ligeramente por delante del resto, no hay demasiada prisa y podemos entretenernos si queréis o hay conversación suficiente. Después, comenzaremos la última escena de la partida.

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20/04/2015, 19:28
Clive Owens

Un trayecto más largo de lo esperado, pero finalmente estaban frente a su destino. Clive, nervioso, se acariciaba el dedo índice de la mano izquierda. Una imagen de la última vez que hizo eso se le presentó en la cabeza: sentado frente a su editor, esperaba el veredicto sobre su última novela. En esta ocasión, lo que se jugaba era mucho más importante que unos cuantos miles de dólares...

La mente de Clive divagaba a lo largo de los últimos acontecimientos. Sabía que al principio Raf no había conectado con él. A pesar de la cordialidad del indio, podía leer en su rostro las reservas que tenía con respecto a él. Al fin y al cabo, ¿qué iba a poder hacer un escritor que un eminente científico de su nivel no pudiera? Clive tampoco tenía muy claro por qué Helen había aparecido en la puerta de su casa y le había solicitado formar parte de esta Odisea. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaban juntos, más unido se sentía a esos dispares compañeros de aventuras. Y ahora, horas (¿o días?) después de haberse conocido, eran las personas en las que más confiaba.

Smith con sus estrambóticos términos y conocimientos de informática, sus habilidades sacadas de una novela policiaca y su rapidez a la hora de proteger a sus compañeros; Helen con su liderazgo, sus contactos y su melena roja; Raf con su conocimiento y su imprudencia a la hora de investigar... No podría estar mejor acompañado en esas horas de incertidumbre.

Y con su destino frente a ellos, la amistad debía ser ahora inquebrantable. Clive sonríe a Raf involuntariamente, inmerso en sus pensamientos, cuando súbitamente algo le hace saltar en su asiento. Un destello que cruza el cielo, la sensación que deja en el cuerpo un rayo repentino, y un instante de confusión. "¿Qué demonios ha sido eso? ¿Qué sorpresa nos depara ahora?"

Clive, tratando de mostrarse más sereno de lo que realmente está, trata de descubrir si sus compañeros han visto y sentido lo mismo que él, o si simplemente ha sido un rayo, y la falta de sueño le ha jugado una mala pasada:

- ¿Habéis visto eso? - pregunta, con una voz más aguda de lo que esperaba, delatando su nerviosismo -. ¿Ha sido un rayo o...? - se detiene en mitad de la pregunta cuando sus ojos se posan en lo que parecen personas que hasta hace un momento no estaban allí -. Esto... no sé vosotros, pero yo no esperaría nada bueno después de todo lo que nos ha pasado. Quizá deberíamos evitar a esa gente y tratar de llegar a nuestro destino cuanto antes, ¿no?

Su curiosidad le mata. Ahora mismo se debate entre el terror que le despiertan esas figuras desconocidas y la necesidad de saber qué o quienes son. Pero no le gustaría poner a sus amigos en peligro por satisfacer su interés personal, así que espera a ver qué tienen que decir ellos.

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22/04/2015, 23:34
Shauri Ravmanujan, "Raf"

A pesar de haberse limpiado meticulosamente, sentado en el asiento trasero de la furgoneta, a Raf aún le parecía notar la molestia de la sangre seca en su rostro. Y el horror de ver morir a un hombre a dos palmos de sus narices no se le iba de la cabeza; aún recordaba la mirada asombrada de su adversario al oír el ruido y darse cuenta, en apenas el instante que tardó en morir, que la vida se le escapaba con el disparo certero de Smith.

Intentó sin éxito distraerse mirando por la ventanilla, pero el monótono paisaje azotado por el viento le devolvía irremisiblemente a sus más oscuros pensamientos.

El viento. Y su ausencia. Era algo que traía de cabeza al pobre indio, que se desgañitaba por encontrar una explicación lógica al asunto. La primera vez que recordaba había sido en el refugio del bosque a donde Helen les había llevado. Una calma extraña en un mundo que parecía abatido por el vendaval. Y, justo al salir, con la amenaza de aquellas luces naranjas en la lejanía, el vendaval había vuelto.

En varias ocasiones miró hacia atrás, al maletero. Su amigo parecía descansar plácidamente, sin tener nada de que advertirles. Y eso podía ser una buena señal, pues, hasta ahora, sus visionarias manifestaciones les habían salvado la vida varias veces.

Y, tras esas fugaces miradas, otra vez a sus pensamientos. Dándole vueltas al asunto, afianzando en su consciencia la más que probable teoría de que una raza alienígena pretendiese acabar con la vida del planeta mientras otra intentaba impedirlo con sus advertencias. Y, en medio de todo eso, una secta desconocida cuya misión era preparar el camino para la conquista. Tratando de evitar perder la cordura, se decía a sí mismo que, al fin y al cabo, nada tenía de extraño que en el vasto universo hubieran otras formas de vida que nada tuviesen que ver con la raza humana. Era científicamente compatible.

 

Y, mientras recapitulaba, la furgoneta conducida por Helen llegó a otro de aquellos extraños remansos de paz: delante de su mirada, una estampa de la casa acristalada y del lago que el cubo les había mostrado.

- Aquí estamos, ¿eh? -comentó al llegar- ¿Recuerdan? Es exactamente como el cubo nos lo mostró. -la vista real de la masión y el recuerdo de ellos mismos contemplándola reflejados en el cubo se confundían ante los ojos de Raf.

Helen detuvo el vehículo, apagó las luces y parecía dispuesta a retomar la marcha cuando un destello de luz les sobresaltó a todos, haciendo dar un respingo al científico indio.

Raf se quedó helado, observando de lejos aquellas figuras humanoides que trataban de erguirse torpemente. ¿Les habrían visto?, se preguntó.

- Sí. -asintió a lo dicho por Clive- Intentemos llegar a nuestro destino cuanto antes… -repitió las últimas palabras del escritor, mientras desviaba instintivamente la mirada de las figuras a la parte trasera de la furgoneta, con la convicción de que aquello habría despertado al cubo de su letargo.

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27/04/2015, 20:50
Director

Desviando la atención de las figuras, seguros de que no van a traer nada bueno, todos coincidís que lo mejor es centraros en vuestro objetivo. Helen reanuda la marcha en silencio y con las luces del vehículo apagadas, con la esperanza de que sean quienes sean, no os vean.

Y no pasan más de unos segundos hasta que Raf, al echar la vista atrás, se da cuenta de que, en algún momento que os ha pasado desapercibido, el cubo ha dejado de permanecer a oscuras. Quizá sea por la cercanía a vuestro objetivo o quizá por el inesperado destello, pero la superficie del objeto ha vuelto a reflejar colores azulados, pequeños destellos que absorben vuestra mirada. Vuestros ojos se reflejan entonces en la superficie de colores, para después reflejaros vosotros completamente, y una vez más, no sabéis si la superficie os muestra una visión o a vosotros mismos.

El destello parece que tampoco ha pasado desapercibido a otra gente, dado que en la casa parece haberse levantado revuelo. De un lado y otro sale gente, cada uno con su tarea perfectamente asignada. Unos hombres se dirigen a cubrir las puertas, mientras otros van hacia varios vehículos aparcados bajo un balcón acristalado. Mientras los coches se ponen en marcha, tres personas salen por una puerta trasera, cargando con el cubo.

Los vehículos se dirigen a toda velocidad hacia el lugar donde ha caído lo que fuera que ha llegado del cielo, mientras que los tres hombres con el cubo se dirigen a la base de la cascada.

La visión parece entonces olvidarse de los tres hombres que van hacia el extremo del lago, y a pesar de que el destino del objeto que llevan os atrae irremediablemente, se alejan cada vez más de vuestra visión. 

Los vehículos llegan en pocos minutos hasta las figuras aturdidas, tres hombres que parecen no saber donde se encuentran. Los tres parecen agotados, y con síntomas de haber combatido. Uno de ellos pregunta con acento ruso, de forma evidentemente hosca, a los hombres que descienden de los vehículos. El otro, un hombre delgado y alto, niega con la cabeza y trata de advertir a su compañero mientras de los coches sacan armas de asalto.

Lo último que oís es una ráfaga de disparos y un insulto en ruso.

Notas de juego

Y aquí acaba la escena. Nos vemos en la última!