Partida Rol por web

Vampiro EO Malaqa 1487

Prólogo: Estado de Sitio.

Cargando editor
16/07/2014, 23:35

El rostro de Adnan comienza a iluminarse al oír las palabras de la dama, y más aún al oír las del encapuchado.

-Gracias señores, Al-ha es grande, Al-ha es justo- dijo Adnan visiblemente complacido por vuestras palabras, que pronto fueron seguidas por algunas de las personas que os rodean.

-¡¡Al-ha es grande, Al-ha es justo!!- corearon algunas personas, en su mayoría ancianos y mujeres rodeando a los vástagos como si se tratasen de celebridades.

Alrededor de unas diez personas rodeándoos  en la estrecha calle por ambos lados os impiden avanzar o retroceder, las personas que os cortan el paso se muestran amigables, en sus rostros podéis ver la llama de la desesperación apagada por la desbordante esperanza que provocan vuestras palabras, insuflando en los oyentes admiración por vosotros.

Comenzáis a ver como pétalos de rosas blancas comienzan a caer sobre vuestros cuerpos, si miráis hacia arriba, podréis ver como una anciana con un rostro adorable os hace una improvisada ofrenda floral, con aquellos pétalos, con una sonrisa inmensa desde su ventana.

Adnan sonríe al ver los pétalos caer sobre vuestros cuerpos.

-Estoy seguro de que hará todo lo posible, tenemos su palabra noble dama, acompáñenos y vean ustedes mismos que no es mentira lo que les digo- dijo Adnan de buena gana, invitando a los curiosos (los que hay a vuestras espaldas) que hiciesen hueco para dejaros pasar con un gesto de su brazo alzado, a la vez que os invitaba a seguirle.

-Dejad paso por favor- dijo el hombre del turbante y la barba canosa.

Por otra parte, os fijáis como Muhamad se acerca a vosotros apartando a algunas personas en pos de seguir a Adnan, podéis percibir ese fuego como una amenaza involuntaria, pero no deja de ser una desagradable amenaza que empieza a revolver vuestro cuerpo.

Notas de juego

Para evitar el Rötschreck (antorcha de fuego), Layla y Al Shalif deben hacer una tirada de Coraje; con dificultad 4

Se requieren cinco éxitos para calmar por completo a la Bestia, y menos éxitos permiten al Cainita resistir durante un periodo de tiempo. Cada éxito contiene el Miedo Rojo durante un turno, pero cada turno de aplazamiento reduce el número neto de éxitos en uno. Si el total cae a cero, el Cainita es presa del Rötschreck. Un fracaso durante este periodo incrementa el “coste” de postergar los efectos a dos éxitos por turno, pero si el personaje consigue cinco éxitos sin usar, el riesgo de Rötschreck desaparece.

Cargando editor
17/07/2014, 09:32
Qasim ben Alí al-Sami

«¡¡Maldición, maldición, maldición, si acabo con esa maldita harpía puede que pierda a mi vástago!!»

Puede que Karima sea una amenaza para la ciudad, es más, estoy casi seguro de que es así, pero no por ello deja de ser una amenaza no inmediata. Kadîn, por su lado, corre peligro ahora. No sé quién ha mandado o por qué a aquellos soldados, pero han ignorado a la mujer, como posiblemente hagan también con la niña. Kadîn es otro asunto. Confío en que al menos tenga el acierto de colocarse la máscara antes de que le descubran o las cosas podrían ir muy, pero que muy mal antes de siquiera intentar una salida diplomática.

«Testarudo cabezota, si ahora pudiera fundirse con las sombras, no habría ningún problema, pero no, no quiso, prefirió la compañía de sus animales y la potencia de sus músculos antes que eso. Y yo, tonto de mi, se lo permití»

Por bueno que fuera con las armas, Kadîn necesitaría una distracción, que los números no le fueran tan desfavorables. Me colocaría a un flanco del hombre montado, tan cerca como me fuera posible sin alterar al animal. Y actuaría según las circunstancias.

Al menos podíamos dar gracias a Alá que ninguno de los soldados parecía llevar una ballesta...

Notas de juego

Dejo que Karima salga de escena, me concentro en los soldados...

Cargando editor
17/07/2014, 16:01
Al Shalif

La gente a nuestro alrededor me pone nervioso. Soy un hijo de la sombra, una criatura de la noche. Míos son el silencio y la oscuridad, no busco ni me convienen los ojos de mortales ni inmortales. El ganado que se me acerca eriza el bello de mi nuca, agita la bestia en mi interior. Son un peligro que me acosa, que me exige una defensa que no me conviene.

Y de repente, veo la llama acercarse. Siento un deseo irrefrenable de salir corriendo, de alejarme de ese fuego sin más discernimiento que la distancia entre él y yo. Apenas logro contenerme, y ante la cercanía de la gente llego incluso a agarrar la empuñadura de mi espada.

Pero es mi otra mano la que actúa con más celeridad. Tiro de las ropas de Adnan, atrayéndolo hacia mí hasta mostrarle la dura mirada bajo mi capucha.

Discreción -Le exijo- Nadie sabe que estamos aquí, y nadie debe saberlo. La luz y el tumulto sobran aquí.

Giro la cabeza bruscamente hacia Muhamad y su antorcha.

¡Aléjate! -Le ordeno, haciendo uso de la voluntad de la sangre- ¡Aleja esa luz de nuestros rostros, la noche tiene demasiados ojos!

- Tiradas (2)
Cargando editor
19/07/2014, 18:44
Kadîn al-Salâh

La tensa situación poseía demasiadas aristas que no controlaba. Karima, la cobarde que le daría la espalda a su pueblo. y fue extrañamente ignorada. Bilha, el enigma de la noche. ¿Sus intereses partirán de la supervivencia de nuestras gentes? Qasim, del cual no podía depender mientras no supiera de su existencia. Los soldados, de los cuales esperaba que sólo cumplieran su trabajo y no tuvieran malas intenciones... o no podría reparar en mis acciones. No era su culpa, pero no podía permitir que se revelarán mis designios. Pero vayamos por partes.

Me obligo a relajarme. Mi tensos músculos eran fácilmente ocultados por las ropas que ondeaban al viento. Dejo ver, sin muestras de amenaza, mis armas, de forma casual y simple. Sonrío con gracia, inútilmente, debido a que la máscara se encontraba en mi rostro y porque, sin ella, "gracia" no sería el mejor calificativo para mi faz. Antes de abrir los brazos, en gesto de bienvenida para los soldados, un rápido y sutil movimiento de mis manos pidió a Bilha que se acercara a mi, con presteza. - Ven conmigo, niña. - Dijo, con una tenue y reservado tono.

- Amigos, disculpen si los he alejado de sus quehaceres. - La voz, ahogada por la máscara, pretende ser accesible para la voluntad de un soldado que ha trabajado toda la noche en las guardias nocturnas... si ese era el caso, obviamente. - Ya nos retiramos. - Finalizo acuclillándome hacia Bilha, con unos últimos ademanes obvios, como si buscara protegerla con mis brazos, y engañar a los soldados. Que no haya violencia innecesaria está noche. Más de la que habrá en el campamento cristiano, al menos.

Notas de juego

La máscara la tiene hace un par de turnos ya. ;)

Cargando editor
20/07/2014, 16:12

Mientras Qasim se coloca en una posición más cercana a la del jinete, su montura comienza a percibir cierto peligro, poniendo al animal alerta, de forma que el caballo retrocede unos pasos hasta que el jinete corrige con las riendas su postura, deteniendo con aquel gesto al equino.

Los tres soldados siguen acercándose, siguiendo las indicaciones de su compañero a caballo, pocos segundos después de percatan de la presencia del enmascarado en las gradas del teatro acompañado de la niña.

Los tres miran con expectación al vástago enmascarado mientras que guardan sus armas en sus cintos.

Uno de ellos reclama la atención de la niña.-¿Ven aquí pequeña, que haces aquí a estas horas?-

Otro de los soldados avanza con precaución por el lateral de la grada, Kadin apenas puede ver su rostro cubierto, velado por un turbante de color rojizo, propio de la milicia de la ciudad. -¿Qué han sido esos gritos?, ¿Qué estás haciendo aquí?-preguntó el soldado mientras se aproximaba a Kadin.

Bilha permanece en silencio mirando de reojo a Kadin, como intentando transmitirle algo con la mirada, para después acudir a la llamada de aquel miliciano que la esperaba en el lateral de la grada. Ni siquiera emitió algún sonido o miró al otro miliciano que reclamaba la atención de Kadin aproximándose a la posición del vástago al cruzarse con el.

El soldado más próximo a Kadin se detiene a un par de metros del vástago, frunciendo el ceño mientras miraba su máscara de color oscuro. –Descúbrete ahora mismo, responde, ¿Qué haces aquí y que son esos gritos amigo?- dijo de una forma cercana sin dejar de ser por un ápice de forma impositiva.

Notas de juego

Situación: a dos metros de Kadin un miliciano, que el vástago reconoce como soldado. (En medio de la gradas)

Junto a Bilha los otros dos milicianos que esperan a la pequeña en un extremo de las gradas.

Cargando editor
21/07/2014, 02:52
Kadîn al-Salâh

Reprimo mi cuerpo ante las palabras de los hombres armados, fingiendo congoja. Busco el momento preciso para comenzar un patético discurso. Debería sobrexigirme. Mostrar debilidad no es uno de mis mayores fuertes, pero la situación lo requería: no era de mi placer lastimar a simples hombres, más si eran quienes protegían a nuestro amado pueblo, resguardado tras las murallas y escudos.

- Dis... disculpen, mis señores. Pero se me prohíbe exhibir mi piel. Verán, soy un hijo de la baras. Me veo sometido a los padecimientos de la lepra. - Retrocedo aparentando miedo al notar las armas de los hombres, que continuaban acercarse. - Sólo estaba buscando a la hija de mi señor. Suele jugar en el anfiteatro. - Digo, apuntando a Bilha, buscando su complicidad. Sólo esperaba que la acepte, si realmente deseaba mi ayuda para atacar a las fuerzas cristianas. - Se escapo a mitad de la noche con su perro. - Y como respondiendo a esto último, un fuerte silbido resuena, estruendosamente debido a la construcción que nos rodea. - Espero no importunar con sus tareas. Sé que con el asedio hay suficientes problemas. Pero no he podido evitar el escape de la traviesa niña. - Procuro suavizar los guturales sonidos generados por la máscara como puedo, serenando mi voz hasta convertirla en un fino arrullo.

Notas de juego

Para llamar a Adham sólo silbo con fuerza. Si vez necesaria una tirada de Animalismo, sólo pídela. :)

Cargando editor
21/07/2014, 10:00
Qasim ben Alí al-Sami

«Bien, bien, buen truco, Kadîn»

Con un poco de suerte, los guardias le creerán. Los leprosos son un colectivo al que la gente no quiere ni acercarse, mucho menos tocar. Claro que las cosas al respecto de la susodicha enfermedad, por lo que me han contado, están mucho más controladas en el lado musulmán que en el lado cristiano, pero pese a todo los leprosos siguen siendo parias, lo más bajo de lo más bajo, sin apenas importar su condición social previa, salvo que su familia se apiadara de él. En este caso estaba jugando la baza de ser el siervo de un hombre poderoso y piadoso, lo que no estaba nada mal. Ahora había que ver la reacción de los soldados. La excusa, además, era buena, aunque no perfecta. El toque de queda es para todos, sin excepción. Tal vez algo de dinero pudiera ayudar, y yo lo ofrecería, si tuviera oportunidad, pero simplemente no podía aparecer allí de repente, no sin causar revuelo y generar más suspicacias. No, permanecería allí, oculto entre las sombras y lugares oscuros, ajeno a la visión de aquellos hombres... a menos que iniciaran las hostilidades. En ese caso nuestra mayor preocupación tendría que ser la de no dejar testigos. No podían saber de nuestra existencia, simplemente no debía conocerse o todo se haría muy complicado y peligroso.

Cargando editor
21/07/2014, 11:22
Layla bint Nasr

Toda la sutileza y las intrigas se vienen abajo cuando veo la luz tan cerca y siento el calor a poca distancia de mi piel. ¡Fuego! ¡Enemigo eterno de mi Sangre! ¡Han pasado ciertamente siglos desde que necesitaba llamas para calentarme! la Bestia que llevo en mí ruge furiosa, amenaza con lanzarse a una huida precipitada. Mi mente se rompe como una botella de cristal al chocar contra el suelo. Sólo existe el fuego y el peligro.

Doy unos pasos instintivos hacia atrás, asustada por instinto y por raciocinio. Si alguien me mirara ahora a los ojos sin duda podría percibir al animal rabioso retorciéndose de miedo en las profundidades de mis pupilas, al monstruo nocturno que teme la luz. "Después de todo" pienso "los vampiros realmente somos como lampreas y murciélagos".

Me doy cuenta de que me he aferrado a los pliegues de mi vestido amenazando con romperlo, que he hecho un gesto demasiado extravagante. Me recompongo ligeramente. Al Shalif ha sabido controlarse mucho mejor que yo. Estoy furiosa conmigo misma, pero al mismo tiempo, muy orgullosa de él. Es más valiente que yo, y mucho más soldado.

- Disculpad - digo haciendo un esfuerzo por aparentar la turbación de una noble -. Pero no deseo ser vista en demasía

Pero Al Shalif ha sabido manejar la situación usando su poder mucho mejor que yo. Chiquillo mío, eres una maldita bendición.

- No es necesario motín alguno - digo, aún intentando enfrentarme al miedo -. Yo...yo puedo hablar con los señores de la ciudad...puedo daros apoyo de los nobles para dentro de una noche o unas pocas. No será necesario llevar sangre a las calles

- Tiradas (1)
Cargando editor
21/07/2014, 16:16

El soldado se detiene al oír las palabras del enmascarado para a continuación escuchar la advertencia del soldado montado a caballo.

-No os acerquéis, mejor ni los toquéis- dijo el jinete advirtiendo al resto de sus compañeros.

Los soldados retroceden al ver como Bilha se aproxima a ellos en silencio, posiblemente asqueados al pensar que la pequeña pueda ser también una leprosa.

El soldado que hay más próximo a Kadin, en mitad de las gradas, sube unos cuantos peldaños de la gradas dejando paso a Kadin para después hacer un gesto con el brazo indicando al vástago que  circulase.

-Muévete, lleva a esta niña a su casa con su padre y procura no tocarla, ¿entendido?-  dijo el soldado como si estuviese tratando con un animal de granja, haciendo un gesto con cierto desdén con su mano.

-Venga niña, a casa, ya encontraras a tu perro mañana- dijo uno de los soldados situado junto a Bilha, ayudándola a salir de las gradas con sus indicaciones, y con el brazo extendido.

-Ten cuidado, a ver si te vas a caer- dijo el otro soldado siguiendo los pasos de la niña.

Bilha abandona el teatro cabizbaja y con los labios en forma de pucherito, aparentemente descontenta con las palabras e indicaciones de los soldados, interpretando de forma sencilla la actitud de una mortal con su edad aparente.

La vampiresa espera pacientemente, a que el enmascarado acuda a ella en el camino de tierra, enfrente del teatro, muy cerca del jinete, tanto que el animal debe ser corregido por el soldado nuevamente.

-¿Por qué tienes esa cara niña?, mañana tendrás a tu perro, ya verás cómo vuelve- dijo el jinete intentando consolar a la niña.-Venga, llévatela-  dijo el soldado montado a caballo al enmascarado leproso, instándolo a darse prisa.

Cargando editor
21/07/2014, 17:04

Muhamad, como si se tratase de una marioneta movida por los hilos de la dominación que ejerce el encapuchado sobre él, retrocede torpemente, a punto de quemar a alguien con la antorcha al girase para alejarse.

Un par de mujeres se apartan de su camino, frunciendo el ceño, e instándole a tener un poco más de cuidado con la entorcha puesto que ha estado a punto de quemar con ella a una de ellas.

Tras las palabras y el tono utilizado por el vástago encapuchado, veis como prácticamente se hace el silencio a vuestro alrededor,  algunos ancianos y mujeres que os rodean comienzan a haceros paso colocándose junto a las paredes de la calle empedrada. Para vosotros es evidente que nadie esperaba una reacción como esa por parte de Al-Shalif.

-¡Oh!, de acuerdo, perdonen mi torpeza- dijo Adnan algo sobresaltado y avergonzado mientras recolocaba su turbante.

-Está bien, está bien, ya habéis oído, cada mochuelo a su olivo, aquí no habéis oído nada- Dijo Adnan con cierta ansiedad, buscando agradaros, para después echar a los curiosos con  un gesto de sus manos, haciéndolas revolotear como lo haría un pato moviendo sus alas.

Tras aquel gesto podéis ver como los curiosos con cierto descontento en sus rostros vuelven por donde vinieron, algunas mujeres vuelven a sus casas, la anciana deja de asomarse por la ventana, y los ancianos van calle abajo conversando como si nada hubiese pasado.

-Perdónenme, no ha sido mi intención molestarle- dijo Adnan con la cabeza baja a la dama en forma de susurro.

-Espero que así sea, cuento con ustedes, ojalá encontremos una forma pacífica de arreglar esto, pero dense prisa, mañana por la mañana seguro que los ánimos estarán caldeados en la Mezquita Mayor, si cree que podrá encontrar la forma de que el Alfaquí reparta alimento, le ayudaremos en todo lo que esté en nuestras manos, pero insisto, la paciencia de nuestro pueblo se agota en la medida en que crece el hambre de nuestros familiares. Rezaré por ello.- Dijo Adnan para finalmente llevarse sus manos entrelazadas a su pecho, haciendo una especie de reverencia poco practicada, para después seguir los pasos del grandullón calvo de Muhamad.

Cargando editor
22/07/2014, 21:25
Qasim ben Alí al-Sami

Un viejo truco, uno que no le había enseñado a mi chiquillo, es el que ha salvado la situación. Pronto le deberé dejar volar libre, si es lo que desea. Él es capaz por sí solo y es algo que me demuestra noche tras noche. Me preocupa, no obstante, su actitud. Es bueno tener metas, pero no es bueno estar obsesionado, tan marcado por ellas que no se entiende tu persona sin ellas. Mi mayor logro ha sido conservar en buen estado, próspera como una perla entre el barro, mi ciudad, la que me vio nacer y morir, pero me temo que tarde o temprano, tal vez más temprano que tarde, deberé abandonarla. Soy acaso buen ejemplo quedándome a defenderla a ultranza, o tal vez fuera mejor enseñarle a mi chiquillo que no hay nada que dura para siempre. Podría ser una buena enseñanza, aunque dura, tal vez la más dura de todas. Ni siquiera nosotros podemos vivir para siempre, en especial si nos dejamos llevar por nuestras pasiones. ¿Qué es mejor? ¿Y cuándo he dejado tan de lado el presente para ponerme a filosofar en medio de la noche? Este no es el momento ni lugar. Esta noche está para otras actividades, actividades a las que debo contribuir…

Notas de juego

Les sigo, después de echar un último vistazo en busca de Karima.

Cargando editor
24/07/2014, 03:46
Kadîn al-Salâh

Con una retahíla de gestos y ademanes condescendientes agradezco a los soldados, manteniendo la distancia que tanto desean. Una actitud sosegada y juiciosa predomina en la postura, mientras me retiro del teatro, como si realmente fuera un frágil y débil hombrecillo. No reparaba en mirar a mis espaldas. No era de mi interés levantar sospechas, sabiendo que se habían creído la sarta de embustes. Era mejor así.

Tampoco notaba en esos hombres una verdadera amenaza. Mi inseguridad se centraba en la diminuta criatura que caminaba con pasos, cortos pero veloces, frente a mí. Los segundos que permaneció delante de mi fueron impenetrables. Sentía como si un abismo engullera la esencia de mi ser. Un arcano mal se concentraba en unos pocos pies de altura. Pero tal vez podría ser el instrumento que salvará a nuestra gente. Sentimientos encontrados se abalanzaron sobre mi cordura, nublando mi juicio.

Ya en la explanada de tierra, me coloco a su par, aunque distante, para guardar las apariencias. Finalmente solos, procurando mantener un discurso reservado, comienzo a hablar sin mirar a la niña. - Vayamos al parque. Ahí podremos hablar sin molestias... espero - Con cierta duda, y rematando la situación, cierno una pesada mirada sobre la niña. - A menos que tengas una idea mejor. -

Cargando editor
28/07/2014, 04:19
Bilha

Bilha se adelanta cruzando la explanada de tierra en dirección a la entrada del parque, todo parece tranquilo en el edificio de la Aduna. Los soldados vuelven sobre sus pasos hacia la Aduana mientras cruzáis la explanada, finalmente, el enmascarado y la pequeña pueden comprobar como todos los soldados se introducen dentro del edificio, excepto el jinete que desmota del animal para atarlo a un poste de madera.

En la oscuridad del parque solo puede apreciarse algunos claros iluminados por la luz de la luna, Kadin puede apreciar como la pequeña evita las zonas más claras, buscando un sitio más íntimo, oculto entre la vegetación, aparentemente lejos de los ojos de los curiosos.

Kadin no percibe apenas más que el ruido propio de la noche, con el sonido de la brisa meciendo las ramas y las hojas, y el sonido característico de los grillos. Puede observar como la niña no camina en línea recta, más bien evita con gracia pisar las hojas secas que hay esparcidas por la hierba del suelo.

El vástago sigue a Bilha hasta un lugar apartado del camino, guarecido por arboles altos y rodeado por matorrales frondosos. La pequeña se cuela con facilidad entre las ramas de los matorrales que enmarcan aquel diminuto claro en la espesura.

Bilha se gira para apoyar su pequeña espalda contra un tronco de un árbol centenario a la vez que mira directamente a la máscara del vástago con un gesto serio. Conforme Kadin avanza, puede apreciar como la niña le invita a tomar asiento sobre una roca grisácea de aproximadamente medio metro de alto por uno de ancho con un gesto simple de su mano izquierda.

-Bien, ya estamos solos otra vez, espero que no vuelva a vociferar como un animal salvaje en mi presencia… lo que menos necesito en este momento es darle una excusa a Aswad para que ponga mi cabeza clavada en una pica- Dijo la pequeña empezando con un tono firme que acabó en otro más retraído a la vez que se cruzada de brazos mirando al enmascarado.

-No tenemos mucho tiempo, debemos actuar deprisa si queremos llegar a buen puerto con esto- dijo la pequeña de forma pausada y pensativa.

-¿Sabe?... Esto le parecerá una locura, pero no pienso resignarme a perderlo todo cruzada de brazos… esperaba encontrar más apoyos en esta noche tan decisiva, pero, ¿Por qué no me sorprende?  Nunca he sido demasiado popular en esta ciudad… No importa, los dos juntos podremos hacerlo. Tenemos que encontrar la forma de salir de las murallas y llegar sin ser vistos a lo alto del cerro.- Dijo Bilha notándose poco a poco la determinación en sus palabras, demasiada determinación para una voz tan infantil.

-Sucios cristianos- dijo la pequeña en voz baja, perdiendo el hilo de su discurso, aparentemente por el enfado que le provocaba la situación mientras apretaba con fuerza sus propios bracitos con sus manos y tensaba su pequeña dentadura.

Notas de juego

Tanto Kadin como Qasim han perdido el efecto de los puntos aumentados con sangre.

Cargando editor
30/07/2014, 09:03
Qasim ben Alí al-Sami

Sigo, como si se tratara de un juego, las pisadas de la niña inmortal, consciente de que cada movimiento mal calculado puede delatarme en ese entorno. Pero hace mucho que aprendí a ocultar el sonido de mis pasos, a como pisar, a como desplazar el peso de mi cuerpo sin delatar mi posición, mi presencia siquiera. Ella tiene la ventaja de su ligereza, yo tengo la ventaja de la experiencia. Aunque, bien pensado, ella bien puede tenerla también...

Sonrío cuando ella demuestra creerse a solas con mi vástago, el buen Kadîn. Sé que el gesto pasa inadvertido y que mis labios deformes y mis colmillos hubieran matado de todas maneras el gesto, pero no por ello dejo de hacerlo. Es una costumbre que me humaniza, una costumbre que no quiero perder.

-Estoy de acuerdo, no podemos dejar que los cristianos hagan una matanza en la ciudad –digo repentinamente en tono grave, bajo pero curiosamente resonante en el entorno acolchado por las plantas en el que estamos; me desvelo a sus ojos, como si siempre hubiera estado allí, cosa que en realidad, así era- Soy Qasim ben Alí al-Sami, padre en inmortalidad de Kadîn, aquí presente. No tienes nada que temer de mi, no así los cristianos. En general no tengo nada en contra de ellos, pero este sitio y las consecuencias que puede tener que se salgan con la suya no son nada halagüeñas. Vamos a detener el ataque. Necesitáis una persona que pueda llegar hasta allí. Yo puedo hacerlo. Incluso creo que os podría ayudar a pasar el muro, aunque hubiera sido más fácil si mi vástago hubiera aprendido lo que yo quería enseñarle... Y si voy a intervenir en una guerra, será mejor que me alimente antes de empezar. Necesitaremos cuerda, Kadîn, ¿podrás conseguirla?

Cargando editor
30/07/2014, 17:00
Kadîn al-Salâh

Aliviado, y extrañamente con la guardia baja, sigo los pasos de la niña por el parque, hasta que tomo asiento, con reasumida tranquilidad, haciendo caso de su seria invitación. Suspiro con profundidad, agotado mentalmente. Escucho con pesadumbre la situación, arrinconado y escaso de respuestas complacientes.

Pasan unos momentos del susurro maldiciendo a los cristianos. Miro hacia mi alrededor, como buscando una salida física a todo esto. El deseo de correr pesa sobre mi mente pero las piernas no responden. Cuando me digno a responder con un balbuceo insondable, mi señor, mi buen señor, me interrumpe con la soltura que lo caracteriza.

Suspiro. Un ronco jadeo muestra abiertamente mi necesidad de un descanso. Escucho atentamente a los expertos y procuro, ya calmo, poner a su servicio mis conocimientos de la ciudad. - Creo que no tendré problemas en... apropiarme de cuerda en la judería. Es más, deberemos pasar por este mismo barrio para salir y llegar a la colina de San Cristóbal. - Alejo la mirada, como si todo estuviese dicho.

Una sensación de palpitaciones me vuelve la razón, como si desconfiara del mundo entero. - A menos que pretendas pasar por la mismísima Puerta de Granada. ¿Cuál es tú plan, mi señor? - 

Cargando editor
31/07/2014, 11:40
Qasim ben Alí al-Sami

-No, mi buen Kadîn, no mi plan, más bien el suyo -digo señalando con un ademán cortés a la niña- Bilha, antes de proceder deberíamos saber a qué nos enfrentamos y cuál es tu plan. Cuanto más sepamos más eficientes podremos ser... -sugiero en tono tranquilo, un tono que me está costando un poco retener. No suelo mostrarme, mucho menos como soy en realidad y hace años, sino decenios que no salgo de la ciudad. Me cuesta admitirlo, pero las murallas de la ciudad causan en mi un efecto tranquilizador, aparentemente inmutables como son, y la sola idea de atravesarlas me inquieta.

Cargando editor
01/08/2014, 07:05
Bilha

El tono grave de la voz del inesperado vástago sorprende a Bilha sin llegar a sobresaltarla, solo unos ojos muy abiertos buscando a Qasim entre la oscuridad hacen suponer que la pequeña posiblemente ignoraba al nuevo nosferatu. La postura de la niña cambia conforme escucha la intervención de Qasim, colocando sus manos en la cadera y asintiendo con una ligera sonrisa al oír el nombre de la propia boca de aquella horripilante aparición.

Por la expresión facial de la pequeña, mientras los vástagos hablan, se puede advertir que esta satisfecha, parece disfrutar con lo que esta escuchando, la sonrisa de la pequeña se ensancha poco a poco con cada palabra dicha, hasta el punto de elevar en su rostro los mofletes, un gesto que la humaniza hasta hacerla adorable, adorable hasta que se observan unos pequeños colmillos en su boca mientras arquea una ceja cuando Quasim, señalándola con un ademán cortés, le cede la palabra.

-Por lo que veo salir de las murallas no será un problema, si ha sido capaz de ocultarse sabiondamente de la vista de Karima, traspasar la muralla sin ser visto no le supondrá un problema.

Ha estado observando entre las sombras todo el tiempo, ¿me equivoco?.- dijo Bilha con una voz infantil.

-Nos enfrentamos a los peligros que alberga la noche fuera de la seguridad de las murallas, sofisticada artillería que podría arrojar bolas de fuego sobre nuestras cabezas, un ejercito bien armado rodeando la ciudad, y otro apostado en las murallas y Gibralfaro. Pero, no es eso lo que me preocupa.- Dijo Bilha en un tono mas serio y preocupado.

-Nuestro principal problema sería volver al interior de las murallas, y... nuestro principal enemigo es el tiempo en nuestra contra.- dijo la niña para después guardar silencio con un aire pensativo.

La pequeña rompió el silencio con un pequeño bufido.

-Parece complicado, ¿verdad?- dijo mirando a ambos vástagos a los ojos.

-Por fortuna cuento con un habitáculo bajo los escombros del arrabal, debería permanecer allí oculto, es algo estrecho, pero nos serviría como refugio ante cualquier contratiempo.- Dijo la pequeña con convicción.

-Parece problemático, ¿verdad?- dijo con un tono franco.

-Os ofrezco una alternativa, estoy segura de que no deseáis perder la ciudad en manos de esos sucios mortales, puede que no os deis cuenta de la gravedad de la situación, pero os arriesgáis a perderlo todo si ellos toman la ciudad, me niego a salir huyendo y resignarme como otros, o a quedarme de brazos cruzados mientras Aswad no mueve un dedo por nosotros. Es inevitable, debemos hacer algo. Si no actuamos rápido, antes de que nos demos cuenta ya será tarde.- Dijo la pequeña en un tono serio y casi dramático.

-Invoco en esta noche la voluntad del guerrero- dijo mirando a Kadin con frialdad.

-Invoco en esta noche a el sabio, que sepa elegir un mal menor y que pueda sacar de el todo el bien que pueda contener.- dijo mirando a Qasim con bravura infantil.

Cargando editor
03/08/2014, 08:52
Qasim ben Alí al-Sami

-No necesito palabras grandilocuentes para saber lo que debo y lo que no debo hacer, Bilha. No me agrada en absoluto la idea de guarecernos en tu refugio del Arrabal, pero supongo que llegada la necesidad, será más que bienvenido. De momento deberíamos alimentarnos para tener el máximo de posibilidades. Luego iremos a las murallas, yo os despejaré el camino y descenderemos con una cuerda. Deberíamos recuperarla de alguna manera o hacernos con otra a la vuelta. Exploraremos el campamento cristiano y sabotearemos su artillería, tal vez volando el polvorín. Finalmente regresaremos. Si las cosas han ido bien todavía estaré lo suficientemente fuerte como para trepar las murallas y granjearos el paso. En el peor de los casos recurriríamos a ese refugio tuyo. ¿Estamos de acuerdo? –pregunto finalmente, mi tono apenas mostrando la inquietud e impaciencia que empiezan a embargar mi alma. Si ha de ser así, ya pasa de medianoche y las horas transcurren con premura. No quisiera verme sorprendido por el amanecer sin tener asegurado mi descanso diurno…

Cargando editor
06/08/2014, 01:07
Kadîn al-Salâh

Sonrío, cobijado por la máscara, sintiendo la seguridad de la misma, y la proveída por mi señor. Los detalles y jaleos eran de nimia importancia. Nuestro pueblo nos necesitaba para, al menos, intentar salvar su tradicional modo de vida. Con un rápido movimiento de mis manos, cubro mi cuerpo con la kisa, incluso la cimitarra. Un aire pasivo y reflexivo cayo sobre mi postura, como si pretendiera generar candor.

Atesorando un atisbo de emoción, doy un paso adelante, haciendo caso omiso de la prudencia necesaria. - En ese caso me dirigiré a la judería. Yo le esperaré allí, señor. - Con ahínco, aunque rectando los movimientos para mantener en su sitio a la kisa, concluyo, presto a retirarme. - Esperaré su señal para acabar con las posibilidades de los cristianos. Debemos lograrlo. -